La gripe de 1918, el SARS en 2003, el colapso de 2008 o el coronavirus de 2020: no hay dos crisis iguales

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Pixabay CC0 Public Domain. Del SARS en 2003 al colapso de 2008 y al coronavirus: no hay dos crisis exactamente iguales

Son muchos los analistas que durante la última década han advertido de que estamos ante el mayor experimento económico de la historia, refiriéndose a la intervención de los bancos centrales y al entorno de bajos tipos de interés que se ha instaurado en la economía global. Pues bien, este experimento se enfrenta a una nueva prueba: cómo esquivar una recesión. 

Muchos analistas han tomado como referencia crisis sanitarias pasadas, comenzando por la más próxima y parecida, el brote de SARS de 2003. Al inicio de este brote, en enero de 2020, la mayoría de las firmas de inversión cuantificaban el impacto del coronavirus en el crecimiento económico a raíz de las cifras que dejó el SARS entre 2002 y 2003. Incluso, se ha usado este marco para anticipar la trayectoria del coronavirus. Pero, ante el desarrollo de los acontecimientos, las gestoras avisan que hace falta ajustar las previsiones tras el fracaso de las autoridades para contener los contagios. 

“En el caso del virus del SARS, transcurrieron aproximadamente seis semanas desde que la OMS dio la alerta mundial por primera vez hasta que se recabaron datos suficientes para llevar a los inversores a considerar que lo peor había quedado atrás”, recuerda Andrew Graham, responsable de Asia de Martin Currie, filial de renta variable de Legg Mason.

Sin embargo, aquel 2003 no es este 2020. Según destaca Graham, en la actualidad, las valoraciones se sitúan en niveles más elevados que en 2003. “El ratio precio/beneficio para el ejercicio completo del índice MSCI AC Asia (excl. Japón) es de 15 veces, frente a las 11,6 veces de febrero de 2003, y el ratio precio/valor contable es de 1,56 veces, frente a 1,23 veces en 2003. No tenemos claro que esta brecha de valoración se vaya a cerrar por completo durante esta fase de aversión al riesgo, puesto que los tipos de interés se sitúan en niveles más bajos en la actualidad y los Gobiernos se muestran hoy más preparados para responder a la volatilidad del mercado que en 2003”, explica.

Y es que el 2020 ya había empezado con la sombra del fin de ciclo mundial, lo que lleva a muchos otros analistas a comparar lo que están viviendo en los mercados con la última crisis vivida, y viva aún en el subconsciente de los inversores: la crisis de 2008. “Históricamente, el problema se localizaba en un área o país y luego se extendía según su peso en la economía global. Por lo tanto, durante la última crisis económica de 2008, las economías emergentes se vieron menos afectadas porque estaban menos vinculadas a los mercados inmobiliarios estadounidenses y porque los respectivos sistemas financieros estaban menos integrados. Sin embargo, el presente caso no tiene precedentes porque la marcada desaceleración de la actividad se está produciendo de manera global y simultánea debido al bloqueo y las medidas de cuarentena aplicadas en países clave”, explican desde Unigestion

Muy diferente a 2008

Richard Woolnough, gestor del equipo de renta fija de M&G, considera que estamos ante un evento de mercado diferente al que provocó el colapso de 2008. En su opinión, veremos una recesión relámpago en forma de T provocada por las políticas de confinamiento. “Esta recesión es diferente. Sabemos por qué está ocurriendo, tenemos una idea mucho más clara de lo habitual sobre su duración y podemos trazar hipótesis de gran solidez sobre cómo terminará. Por tanto, los distintos Gobiernos y bancos centrales están trabajando en medidas para poder capear el colapso relámpago (flash crash) del PIB a corto plazo. Ello ha permitido a las autoridades actuar de forma audaz, contundente y diferente a las intervenciones previas”. En este sentido, Woolnough, no descarta que los paquetes de estímulos sin precedentes que se están aprobando, probablemente, se mantenga después del colapso de cara a garantizar que la economía pueda situarse lo más cerca posible de sus niveles anteriores.

“En los 37 años que he pasado como inversor profesional en Capital Group, he vivido en varias ocasiones inestabilidad en los mercados, como la crisis de ahorros y préstamos a finales de la década de 1980, la burbuja tecnológica y de telecomunicaciones que terminó en marzo de 2000 y la crisis financiera mundial de 2008 y 2009. Cada una de estas crisis fue muy diferente y presentaba condiciones subyacentes muy distintas. Pero en todos los casos, los mercados se recuperaron. Creo que los mercados y las grandes empresas sobrevivirán al descenso y el repunte actuales del mercado”, afirma Tim Armour, presidente y CEO de Capital Group.

Misma opinión comparten desde BlackRock, que también defiende que esta crisis no tiene nada que ver con la de 2008. “Es probable que el impacto del choque del virus sea grande y agudo, pero creemos que los inversores deben ser sensatos, adoptar una perspectiva a largo plazo y seguir invirtiendo. La economía está en una base más sólida y, lo que es importante, el sistema financiero es mucho más robusto hoy en día que al entrar en la crisis de 2008”, argumenta. 

Sobre esta misma crisis, Evan Brown, responsable de estrategias en UBS AM, recuerda que la profundidad de cualquier recesión depende del aumento del apalancamiento previo a esa recesión. “En 2008 los hogares estaban muy endeudados y los bancos muy poco capitalizados. Hoy en día los hogares y los bancos están en una situación mucho más saneada. No cabe duda de que, tras el ciclo económico más largo de la historia, se ha producido una excesiva asunción de riesgos, una reducción de la calidad del crédito y un aumento del apalancamiento en el sector empresarial, pero la necesidad actual de desapalancamiento no es ni parecida a la sufrida en la última recesión”, explica. 

En este sentido, Brown destaca que la deuda de las empresas no financieras con respecto al PIB es mucho menor que la de los hogares, que a nivel macroeconómico significan ahorros preventivos para amortiguar el golpe de la falta de ingresos. “Además, en última instancia, los precios del petróleo y los tipos de interés bajos proporcionarán un impulso a los consumidores cuando las tensiones sanitarias y económicas se alivien”, espera.

Según los expertos, el contexto actual también puede remitir nuestro imaginario a la pandemia de gripe de 1918. «Por muy grave que resulte esta crisis, no es la Gran Crisis Financiera. La Gran Crisis Financiera fue una recesión de balances provocada por el hundimiento del mercado de la vivienda y la falta de confianza en los bancos», señala Aditya Khowala, gestor de fondos de Fidelity International, para explicar por qué la crisis COVID-19 se parece más a la de 1918. 

En su opinión, en lugar de remontarnos doce años, deberíamos estudiar los acontecimientos ocurridos hace 102 años. «Ello es debido a que la crisis del covid-19 viene dada por un suceso y, en algunos aspectos, es comparable a la pandemia de gripe de 1918-1919. Entonces, la recesión duró tan solo siete meses, a pesar de que la segunda oleada de infecciones en el otoño de 1918 fue más mortífera que la primera. Durante la pandemia de 1918-1919, el 5% de la población murió y un tercio se infectó en un mundo que padecía todavía los efectos de una Guerra Mundial. Estamos ya en el segundo mes de este suceso de ámbito mundial y nuestros sistemas de salud están mucho más preparados que en 1918, pero no se sabe cómo va a evolucionar el virus ni lo pronto que se contendrá», argumenta Khowala

Otros momentos históricos

Los analistas también diferencian esta crisis del coronavirus con el 11S en 2001. Sobre ello desde Mapfre señalan que lo que ambos momentos tienen en común es el “miedo desenfrenado”. Según explica en su último informe, “nuestros recuerdos de la gravedad de aquel tiempo podrían haberse desvanecido con los años, pero hoy nos encontramos en medio de niveles similares de miedo e incertidumbre. Hoy la economía es significativamente más fuerte que en 2001, pero el miedo a lo desconocido, en particular a lo que vendrá después, está sembrando el terror en los corazones de los ciudadanos medios, así como en la comunidad financiera. Los índices han bajado significativamente desde sus máximos históricos, pero hasta ahora solo han vuelto a donde estaban en 2018”.

Lo mismo ocurre al comparar la crisis del coronavirus con los momentos de guerra que han vivido las economías de los países a lo largo de la historia. En este sentido, desde el multifamily office EFE & ENE señalan que la principal diferencia de una situación de guerra es que ahora mismo «la seguridad jurídica permite el funcionamiento institucional y empresarial con garantías, y facilitará la recuperación». E insiste: «La liquidez garantizada es fruto de habernos inmunizado de otra «enfermedad»: el sistema financiero aprendió la importancia de mantener la liquidez a toda costa tras la crisis financiera, y se nota». En su opinión, lo que diferencia esta crisis de las demás es que, en general, las crisis tienen una causa endógena que puede ser cíclica (enfriamiento, recesión) o más súbita (pinchazo de una burbuja). «No es el caso. Esta crisis tiene una causa exógena, como una guerra mundial. Empezó paralizando las cadenas de suministro que empezaban o pasaban por China y después se ha extendido sin fronteras, en tiempo récord y a todos los sectores», apuntan. 

Reflexiones sobre un par de semanas de locura

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Matteo Fusco. Foto: Matteo Fusco

Ante el empeoramiento de una crisis de salud pública que está teniendo un enorme impacto en las familias, las comunidades y los mercados, he aquí unas cuantas reflexiones que espero resulten de utilidad. Muchos inversores se centran en el potencial de revalorización cuando los mercados tienden al alza y en el riesgo bajista cuando los mercados descienden. No obstante, su enfoque debería ser justo el contrario.

En los últimos años, nos hemos centrado en la errónea asignación del capital realizada de forma casi sistemática por compañías obcecadas en aumentar las cotizaciones y devolver el capital a los inversores por medio de recompras de acciones y mayores dividendos (lo que se ha financiado con unos tipos de interés en niveles históricamente reducidos y unos estrechos diferenciales de crédito), al tiempo que evitaban la realización de inversiones de capital productivas a largo plazo.

Esta asignación errónea desembocó en beneficios y márgenes sin precedentes, así como en valoraciones que rozaban niveles récord. Ahora bien, las empresas habían sido diseñadas para ganar un sprint, no para vencer en una maratón. Bastó que llegara el COVID-19 para desvelar la fragilidad de esos exagerados beneficios y la economía mundial. En estos momentos, la atención debería concentrase en las oportunidades. ¿Qué empresas sobrevivirán y cuáles estarán mejor posicionadas una vez finalizada la crisis si se reduce el número competidores a la mitad? En nuestra opinión, las compañías que producen bienes o servicios que las personas necesitan o quieren, que no dependen de la financiación a corto plazo y cuyas cotizaciones se han visto diezmadas de forma arbitraria resultarán interesantes en retrospectiva, cuando dejemos la crisis atrás. Este es nuestro foco de atención.

La liquidez se mantiene en cotas decepcionantes, pero debería mejorar

Los inversores podrían atravesar dificultades para sacar partido de las oportunidades hasta que mejore la liquidez, ya que resulta difícil comprar o vender en el entorno actual. Las medidas adoptadas estos últimos días por la Reserva Federal estadounidense comienzan a aliviar las tensiones en los mercados monetarios. La salud de los mercados de financiación a corto plazo cobra vital importancia para el buen funcionamiento de los demás mercados financieros.

Una actividad eficiente de estos mercados constituye la máxima prioridad. Los bancos centrales no pueden dar solución a una pandemia o a una crisis del petróleo, pero sí pueden asegurarse de que el entramado del sistema financiero funciona correctamente.

Desde un punto de vista operativo, las firmas de Wall Street han trasladado sus actividades al mundo virtual, al solicitar a sus mesas de negociación y sus equipos de gestión de carteras que trabajen en centros de operaciones de emergencia o desde casa. En MFS, nuestros equipos de inversión pueden celebrar reuniones por videoconferencia, y las visitas a los equipos directivos de las empresas se están realizando de forma digital, al igual que las presentaciones itinerantes («roadshows»). Pese a la distancia, estas reuniones se están desarrollando, más o menos, como de costumbre. Hemos aumentado la frecuencia de nuestras evaluaciones de riesgo durante este periodo de mayor volatilidad.

Una bola de cristal poco transparente

La formulación de previsiones de beneficios cuando gran parte del mundo desarrollado se halla en aislamiento resulta, de por sí, una ardua tarea. Ahora bien, hemos de añadir otra variable a la ecuación: las perturbaciones en la oferta del petróleo. Los mercados se están viendo obligados a absorber dos perturbaciones al mismo tiempo, en un contexto en el que los inflados beneficios caen desde niveles máximos y los bancos centrales disponen de escasas herramientas monetarias en la recámara.

En mi opinión, las repercusiones de la guerra de los precios del petróleo, aunadas a las de la crisis del coronavirus, no describirán una trayectoria lineal. El impacto combinado de ambos acontecimientos será más significativo que el de cualquiera de los dos de manera aislada. De ahí que resulte especialmente complicada la formulación de previsiones de beneficios para 2020 en relación con los índices, aunque realizamos constantemente análisis fundamentales a nivel de las empresas, en busca de oportunidades a largo plazo entre los activos de elevada calidad.

Triaje de la cartera

Desde el punto de vista de la inversión, los inversores están efectuando una suerte de «triaje» cuando organizan sus carteras y se preguntan si determinadas empresas son capaces de sobrevivir a una escasez mundial de liquidez, una profunda recesión y unos precios del petróleo por debajo de los 30 dólares, por citar tan solo unas pocas de las nuevas realidades. En el caso de las firmas que se mantendrán en pie, ¿durante cuánto tiempo atravesarán dificultades?¿Necesitarán ampliar capital, con el consiguiente riesgo de dilución del capital para los accionistas? ¿Se deteriorarán los BPA en los próximos años? ¿Se está generando una nueva generación de empresas «zombis»?

La realización de evaluaciones de este tipo revestirá una importancia crucial en los próximos meses: nos centraremos en las firmas que, a nuestro parecer, sobrevivirán y, a continuación, llevaremos a cabo los análisis necesarios para sacar partido de las oportunidades. 

China encabezará la recuperación económica ante el COVID-19

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Pixabay CC0 Public Domain. China encabezará la recuperación económica ante el COVID-19

Las empresas chinas parecen las mejor posicionadas para dejar atrás, es decir antes y en mejores condiciones, la pandemia del coronavirus. Esta es la principal conclusión que arroja el último sondeo de opinión realizado por Fidelity International, en el que han participado 152 analistas de renta variable y renta fija.

Los encuestados aseguran que la crisis del coronavirus recortará los beneficios de las empresas que normalmente cubren. En concreto, el 85% de los analistas de China prevén que el impacto se limite al primer semestre del año. En otras regiones, el 42% de los encuestados espera que los efectos del COVID-19 se prolonguen también durante la segunda mitad de 2020.

No obstante, pese a que el 87% de los analistas de China prevé que el virus afecte a los beneficios, el porcentaje más alto en todas las regiones, también esperan que su magnitud sea menor que en otras áreas geográficas. Así China sería la zona que antes se recuperará, pero donde el impacto en los beneficios de sus empresas será mayor.

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“Dado que China fue el primer país aquejado por el virus, parece lógico que sea el primero en recuperarse, pero el tiempo necesario para reactivar la actividad empresarial en países que están luchando con el virus también dependerá en gran parte de las medidas de contención que adopte cada gobierno”, señala Fiona O’Neill, directora adjunta del departamento de Análisis de Renta Variable de Fidelity International.

En este sentido, las medidas de restricción de los desplazamientos en las áreas afectadas, impuestas por el gobierno chino en una fase relativamente temprana del brote, provocaron un bajón generalizado en el sistema, pero también han hecho posible “una recuperación relativamente rápida y con un impacto menor en el conjunto de los beneficios, siempre que no se produzca una segunda oleada del virus”, subraya O’Neill.

Mientras, en los países occidentales, los esfuerzos se han centrado en ralentizar la propagación, pero evitando los cierres económicos durante el mayor tiempo posible. O’Neill asegura que la diferencia entre los enfoques es difícil de predecir en estos momentos.

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El sector tecnológico: en condiciones de gestionar las perturbaciones causadas por el virus

Otra área del mercado que parece estar en mejor situación que otras para gestionar las perturbaciones provocadas por el virus es el sector tecnológico. En este sector, los analistas esperan que el golpe a los beneficios sea más leve que en otros sectores.

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“El sector tecnológico cuenta con ingresos más recurrentes que atenuarán los posibles problemas de liquidez, mientras que los subsectores como los videojuegos y el teletrabajo recibirán un impulso mientras los países intentan limitar los viajes y los contactos sociales”, añade O’Neill.

Además, la experta también señala que estas empresas se encuentran entre las más preparadas para un posible aumento del brote: ya existe una cultura de teletrabajo y cuenta con la tecnología necesaria para trabajar a distancia con normalidad.

Los fondos de pensiones de empleo de los 22 mayores mercados del mundo alcanzaron los 47 billones de dólares en activos en 2019

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Pixabay CC0 Public Domain. Los fondos de pensiones de empleo de los 22 mayores mercados del mundo alcanzaron los 47 billones de dólares en activos en 2019

Ahora puede parecer lejano, pero 2019 fue un buen año en términos de rentabilidad y así lo experimentaron también los fondos de pensiones de empleo. Según un estudio de Thinking Ahead Institute, de Willis Towers Watson, los activos de los fondos de pensiones de empleo de los 22 mayores mercados del mundo (P22) experimentaron una recuperación del 15% en 2019, alcanzando los 46,7 billones de dólares.

Según explica la firma, este dato supone un cambio significativo frente a la disminución del 3,3% que el sector sufrió en 2018. El informe Global Pensión Assets Study indica que la recuperación de la senda de crecimiento fue impulsada, en gran parte, por las fuertes ganancias que se produjeron durante el año en los mercados, con México (22,2%), Canadá (18,9%) y Estados Unidos (17,8%) a la cabeza.

Según el informe, los 7 mayores mercados de activos de pensiones (P7) -Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Países Bajos, Reino Unido y Suiza- han llegado a constituir el 92% del total del P22 en 2019, por encima del peso que tuvieron en el ejercicio de 2018. Estados Unidos mantiene el liderazgo del P7, representando el 62% de los activos de pensiones a escala mundial. Le siguen, de lejos, Reino Unido (7,4%) y Japón (7,2%).

El estudio del Thinking Ahead Institute también muestra que la tendencia hacia activos alternativos continúa a buen ritmo y marca dos décadas de cambios considerables en la asignación de activos de fondos de pensiones a nivel mundial. En este sentido, solo el 6% de los activos de los fondos de pensiones del P7 estaban invertidos en mercados privados u otros activos alternativos. En cambio, la cifra en 2019 se situó en el 23%, casi una cuarta parte del total. Este movimiento ha sido el contrario para la renta variable y los bonos, que descienden un 16% y un 1% respectivamente, en este periodo, si bien ambos activos siguen manteniendo el liderazgo en cuanto a inversiones del P7 en 2019: renta variable (45%), bonos (29%), alternativos (23%) y liquidez (3%)”.

Una cuestión de interés que también se desprende de este estudio radica en que los activos totales de los fondos de pensiones de aportación definida han continuado creciendo, y representan ya algo más del 50% del total de los activos de fondos de pensiones del P7. De hecho, en 2019, este tipo de activo superó a los de prestación definida por primera vez, tras diez años observando la situación contraria, lo que refleja una mayor cobertura de los miembros y, en algunos mercados, mayores aportaciones.

Ante las pérdidas: ¿Cambiar de Afore? ¿Resignarse? ¡Ahorro Voluntario! ¡Invertir!

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Pixabay CC0 Public Domain. Columna de Arturo Rueda

La idea de cambiar de Afore tienta al afiliado del SAR para tratar de aminorar el ritmo de disminución de su saldo. No lo piensa porque sepa que es efectiva sino por sentir que es lo único que le queda. ¿Qué se puede hacer en pleno colapso para que a mediano plazo los ahorros sean mayores?

Debido a que todos los instrumentos o mecanismos contienen riesgo, unos más, otros menos, y a que ni el dinero invertido ni los rendimientos están garantizados, los ahorros de toda clase han perdido valor por la pandemia. Y como hacia fines de marzo no había visos de solución, contención o vuelta a la normalidad, cabe esperar que en el siguiente estado de cuenta se refleje la minusvalía, pérdida o reducción del saldo (minusvalía y pérdida son sinónimos. Es ocioso darle vueltas). De hecho, quien tenga la aplicación de Afore Móvil puede percatarse ya de la merma al comparar su saldo actual contra el del estado de cuenta previo.    

¿Tiene sentido cambiar ahora de Afore?

Cambiarse puede ser inútil o incluso lamentable. No es la solución. Primero, porque no revertiría las pérdidas pasadas ni significa certeza de que a partir del cambio se perderá menos que en la Afore actual. En caso de que el descalabro generalizado siga, no será posible saber si la gestora que genere menores pérdidas al corte de abril seguirá siendo la menos perjudicada. Segundo: las Afores menos perdedoras serán las que hayan invertido menos en productos más riesgosos. Las que asumen riesgos menores de forma consistente aspiran a generar rentabilidad más baja, de modo que pasarse a alguna de ellas en la fase crítica significa restar (por no decir descartar) posibilidades de recuperar el cien por ciento de lo perdido cuando los mercados suban. Tercero: como el traspaso de saldo no es de un día para otro, pudiera ser que cuando el trabajador lograra el cambio los mercados estuvieran ya en otra dinámica, o que las Afores hubieran cambiado sus proporciones de inversión. Como todo esto no se sabe, cambiarse es aventurado.

¿Se recuperará lo perdido?

La historia nos dice que a cada crisis sobrevino la recuperación. Claro que no con la misma celeridad de la baja, sino pausada. Así, cuando la pandemia se controle o se cuente con vacuna o fórmula para curarla, puede que para ver la regeneración del dinero haya que esperar muchos meses, como luego de la crisis de 2008-2009; o incluso algunos años, como después de la recesión estadounidense de 2000-2003.

Todo depende de la profundidad del daño a la economía global, y a la local en particular, y de lo que hagan el gobierno, banco central y empresas para regresarla a las condiciones y números que tenía a inicios de año.

Es verdad que desde 1945 las crisis se originaron por disfunciones económicas o por otras guerras, que esta es la primera que se deriva de una pandemia y que por eso la solución no depende solo de medidas monetarias o fiscales. El antecedente de la gripe española, que mató a millones y retardó la recuperación, ha de verse aparte, no como antecedente, porque la economía de Europa ya estaba devastada por el desastre de la primera guerra mundial, y porque los mercados financieros, las alternativas de ahorro y el mismo concepto del dinero, no eran como son ahora.

Ante la pandemia: saber ser paciente y hacer aportaciones voluntarias

Hay que asimilar que las pérdidas son generalizadas, en México y el mundo, para todo tipo de ahorradores, inversionistas, empresarios, empleados, y esperar a que la contención de la pandemia permita volver a la normalidad. ¿Queda algo aparte de resignarse? Sí, y es crucial, pues cada ocasión negativa puede ser una oportunidad.

Al paso del tiempo, quien sabe ser paciente, recupera lo perdido. Los que aprovechan las crisis financieras para invertir, suelen ganar mucho. Ahorrar o inyectar dinero ahora significa comprar valores muy baratos, con alto potencial de alza. Un ejemplo fresco: los grandes rendimientos de 2019 se dieron por comprar o mantener instrumentos durante la caída estrepitosa de septiembre-noviembre de 2018.

Quien tenga algo disponible bien podría considerar esta debacle histórica para hacer aportaciones voluntarias. O cualquier tipo de ahorro, no solo para el retiro.

Columna de Arturo Rueda

 

El pico en el número de contagios y las medidas de bancos centrales y gobiernos: la esperanza para ver la luz al final del túnel podría estar cerca

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Foto cedidaSebastián Redondo es director de Inversiones de Bankia AM.. sebastianredondo

La crisis del coronavirus está suponiendo fuertes retos sociales, sanitarios, económicos y financieros, pero en algún momento veremos la luz al final del túnel. En los mercados, esa luz podría empezar a verse no muy tarde, según explica Sebastián Redondo, director de Inversiones de Bankia AM.

Para el experto, al igual que ha ocurrido en China, “los mercados empezarán a recuperarse cuando veamos el pico en el número de contagios”. Según el siguiente gráfico, los aumentos diarios en el resto del mundo el día 17 de marzo ya disminuyeron con respecto al día anterior, lo que supone “una buena noticia que ha de consolidarse en los próximos días”.

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Con todo, explica, los mercados siguen inestables, con caídas similares, históricamente, a las vividas en fuertes crisis como la de 2002 (la de las puntocom), 2009 (la crisis financiera) y 2012 (cuando España estuvo a punto de ser intervenida).

Para Redondo, esto “parece exagerado cuando la situación en España de las empresas y bancos a día de hoy es más favorable que entonces”. En Europa, el Eurostoxx 50 está lejos de los mínimos de 2009 pero la caída del 25% en las últimas semanas parece exagerada, dice el experto, mientras el S&P 500 ha sufrido una caída menor.

Los motivos del cambio

Pero, ¿cuáles serán los motivos para que la situación cambie?, se pregunta Redondo, y habla de dos en concreto: el primero, que se alcance el pico en número de contagios diarios y, el segundo, que empiecen a surtir efecto las medidas que los bancos centrales y gobiernos han establecido en los últimos días.

“Pensamos que todo esto es un shock temporal, menos grave que la crisis financiera de 2008, y que, más pronto que tarde, los mercados se deberían recuperar por varias razones: la caída de los tipos abaratará las hipotecas en Estados Unidos, liberando recursos para que las familias puedan consumir más; la caída del precio del petróleo -para países dependientes como los de Europa, India o China- supone una rebaja de impuestos tácita y siempre que ha ocurrido el crecimiento se ha acelerado; y, en tercer lugar, porque los bancos centrales inyectan liquidez para sostener a las empresas, sobre todo a las pequeñas”, explica el director de Inversiones de Bankia AM.

“Por ahora, el mercado no está teniendo en cuenta estos factores, pero en el futuro próximo debería empezar a hacerlo”, apostilla Redondo.

¿Cómo evolucionan los agentes en las agencias y sociedades de valores, EAFs y gestoras?

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CC-BY-SA-2.0, Flickr. madrid

El número de agencias y sociedades de valores continúa creciendo. Mientras que en febrero de 2019 el número era de 91, un año después suman un total de 94, algunas de ellas son transición de ser EAFs.

Durante el año 2018, estas entidades sufrieron un año de incertidumbre ante la implantación de MiFID II, registrando un beneficio neto conjunto de 99,23 millones de euros, lo que supuso un 41,27% menos que en 2017. Pero tras esta bajada en 2018, el mercado se ha recuperado y en 2019 ha vuelto a aumentar, siendo una de las personas jurídicas con más futuro en el sector financiero.

De las 94 agencias y sociedades de valores, 33 cuentan con agentes financieros dentro de su estructura comercial, lo cual supone más del 35% del total, un porcentaje que no para de crecer año tras año. La suma del total de agentes entre agencias y sociedades de valores es de 2.321, si bien tiene gran peso los agentes de Mapfre y Catalana Occidente.

El pasado año, el total de AV y SV que contaban con agentes eran 20, por lo tanto, hay 13 nuevas AV y SV que han incorporado esta figura, dándose cuenta de su importancia. Dichas entidades son Corecapital Finanzas, A.V, Solventis, A.V, Ursus-3 Capital, A.V., Abante, Value Tree A.V., Intermoney Valores Sv, Norwealth Capital, A.V., Arfina Capital A.V., Fundslink Capital A.V., Globalfinanzas Investment Group, A.V., Inbestme Europe, A.V, New Momentum, A.V, Renta Markets, S.V.

Mapfre Gestión Patrimonial, que ha superado los 500 millones de euros en activos bajo gestión procedentes de unos 4.500 clientes, cuenta con 1.699 agentes financieros. Mapfre apuesta fuertemente por esta figura, potenciando al máximo su red de agentes.

En segundo lugar, se encuentra Catalana Occidente, que el pasado año contaba con 209 agentes y ha seguido creciendo hasta los 235. En tercer lugar, GVC Gaesco se mantiene con un alto número, 142, a pesar de tener 14 agentes menos que hace un año.

Destaca el caso de Caser, que ha pasado en un año de 5 a 15 agentes, ya que “realmente sí le aporta mucho valor y mucha tranquilidad al cliente, su modelo de negocio, y más ahora que ya tiene una entidad internacional muy solida que compró la aseguradora y apuesta claramente por este proyecto de agentes de banca privada”.

El resto de entidades como Tressis, Esfera Capital en proceso compra, Talenta Gestión, Alantra, Dux Inversores Capital o Gestión De Patrimonios Mobiliarios también han continuado aumentando su red de agentes financieros, y son modelos con alto futuro al tener un nivel de agentes de alto perfil.

Con respecto a las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAF), desde el pasado 17 de abril de 2019 pueden inscribir agentes en el registro de la CNMV. La figura, que fue muy demandada por el sector de las EAF, en este primer año  tan solo tres EAFs han inscrito un total de cinco agentes. Las razones del escaso número de agentes de EAFs hay que buscarlas en su limitada capacidad de actuación versus control que ejerce el regulador sobre ellas, ya que su papel es mas de prescriptor o presentador que de asesor, una fórmula intermedia que no acaba de satisfacer al mercado de asesores independientes.

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Agentes en gestoras

Mientras que el número de gestoras registradas no para de aumentar, pasando de las 121 hace un año a las 129 gestoras registradas actualmente en la CNMV, también lo hacen los agentes financieros que trabajan dentro de ellas.

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Esta entrada de la figura del agente financiero en las gestoras se debe en parte a la transformación creciente de empresas de asesoramiento financiero (EAF) en gestoras. Una situación que se une al hecho de que, según los expertos, con la nueva normativa las gestoras se convierten en la figura más potente para prestar asesoramiento financiero.

De las 129 gestoras registradas en la CNMV, sólo 16 de ellas cuentan actualmente con agentes, lo cual representa el 12% del total. Este número se mantiene desde el año pasado, y destacamos realmente el proyecto de Orienta Capital como el referente en las gestoras como un proyecto solido y de crecimiento, y del nivel equivalente a los mejores proyectos agenciales de agencias de valores, señalando que en 2019 era la primera en número de agentes (19) y que actualmente ocupa el segundo puesto, con un total de 22 agentes.

Destaca el caso de Santalucía Asset Management, que en el año 2019 fusionó las dos gestoras del Grupo Santalucía —Santalucía Gestión y Alpha Plus Gestora Santalucía AM – gestionando más de 5.000 millones de euros de activos en fondos de inversión (1.850 millones de euros) y mandatos de planes de pensiones (3.000 millones de euros). Ha crecido desde en mayo de 2019, cuando tenía 14 agentes, hasta los 36 registrados actualmente, si bien su perfil no es de banca privada.

En tercer lugar, se sitúa la valenciana Egeria, que tras la compra por parte de la madrileña gestora Welzia en octubre de 2019, se sitúan en los más de 1.000 millones de euros gestionados, y suman 4 agentes.

Mientras que estas entidades crecen en número de agentes, Acci Capital Investments ha reducido su número con respecto al pasado año, pasando de 9 agentes a uno.

Tribuna de Santiago Diez Rubio, socio de IntelectSearch.

Así se prepara IPG para las nuevas generaciones: entrevista a los socios de la firma y sus respectivos hijos

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Funds Society. ,,

Les invitamos a leer la entrevista que realizamos a dos generaciones de administradores de patrimonio de IPG, la firma con sede en San Diego y oficinas en Miami y Tucson, enfocada a clientes latinoamericanos.

Adolfo Gozález-Rubio Beckman, Alberto Berney, Alfonso Aldrete y sus respectivos hijos están preparados para atender a las nuevas generaciones porque lo experimentan en el día a día de su empresa. 

En nuestra revista Américas 22 publicamos las miradas cruzadas entre la OldGen y la NertGen. En realidad, son diferentes, pero no tan distintos…

Para acceder puede hacer click aquí

 

 

 

Untitled lanza sus “Webimar Series” con una charla sobre “Planificación patrimonial en tiempos turbulentos”

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Foto cedida. ,,

El CEO de Untitled, Martín Litwak, ofrecerá el viernes 27 de marzo una charla sobre “Planificación patrimonial en tiempos turbulentos”. Se trata de una serie de seminarios online dictados por el jurista y otros profesionales, no necesariamente de Untitled, con el objetivo de proveer instancias de análisis y capacitación totalmente gratuitas mientras dure la crisis del Covid-19.

La primera conferencia abordará temas como:

. Pasado, presente y futuro de la planificación patrimonial internacional

. Transparencia fiscal e intercambio de información

. Substancia Económica

. Voracidad fiscal y Competencia Fiscal

 

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Invertir en renta variable sostenible: cinco claves para el éxito

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Invertir en renta variable sostenible: cinco claves para el éxito
Pixabay CC0 Public Domain. Invertir en renta variable sostenible: cinco claves para el éxito

La estrategia europea de renta variable sostenible de NN Investment Partners, el NN (L) European Sustainable Equity, registró una rentabilidad absoluta del 36% y una rentabilidad relativa del 10% respecto a su índice (MSCI Europe Net) en 2019. En un artículo publicado en su página web, el responsable de inversión sostenible y renta variable de impacto de la gestora, Hendrik-Jan Boer, destaca este “logro que demuestra la calidad del enfoque de la inversión” e identifica cinco factores clave que contribuyeron a este éxito, entre ellos, el fuerte énfasis en el trabajo en equipo.

Lanzado en diciembre de 2013, el fondo invierte en una cartera diversificada de acciones europeas y combina los riesgos y oportunidades vinculados a factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) con un análisis financiero exhaustivo de las empresas. De este modo, se tienen en cuenta factores que a menudo quedan fuera del alcance del análisis financiero tradicional, pero que pueden tener un impacto significativo en el rendimiento a largo plazo.

1. Un esfuerzo de equipo

Incluso antes de 2019, la estrategia tenía un historial sólido de resistencia y de numerosos períodos de rendimiento superior, a pesar de las tensiones mundiales como la crisis financiera, el Brexit y la elección de Trump. “Aunque los mercados se pusieron de nuestro lado el año pasado, ya que las acciones en general registraron un buen rendimiento, para mí, las razones están más cerca de casa”, dice Boer.

En gran medida, atribuye el éxito a los esfuerzos combinados del equipo. “Todos tenemos la misma mentalidad, los mismos criterios y objetivos, y eso nos lleva a un alto nivel de convicción en nuestra cartera”. El éxito de la estrategia se basa en el análisis profundo y colaborativo: antes de invertir en cualquier empresa, todo el equipo discute los factores positivos y los posibles escollos a los que se enfrenta. “El objetivo final es crear una cartera con la que todo el equipo se sienta realmente cómodo”, añade Boer.

2. Una perspectiva a largo plazo

En opinión de NN IP, adoptar una perspectiva a largo plazo en las inversiones de renta variable es la mejor manera de generar retornos superiores a la media. Para contribuir a ello, el equipo utiliza HOLT, un sistema exhaustivo de comparación de empresas que se centra en la contabilidad y las métricas de valoración, para construir su universo de inversión elegible. Según Boer, utilizan un modelo de flujo de fondos descontados que supone “un lente poderoso para mirar a largo plazo”.

El equipo evalúa el rendimiento del flujo de caja de la inversión y el crecimiento de los activos, con lo que determina los cambios en el beneficio económico de las empresas. “En última instancia, preferimos un horizonte a largo plazo, digamos de cinco años. Entonces se pueden evaluar grandes cambios sociales como la transición energética o las nuevas tendencias en el consumo y las comunicaciones, e identificar las principales desviaciones entre nuestras expectativas y la percepción del mercado”, aclara Boer.

3. La materialidad importa

Cuando se trata de la sostenibilidad, NN IP considera que los factores materiales son primordiales. Estos pueden diferir significativamente entre sectores. Por ejemplo, para las empresas del área de la salud, los temas importantes tienen que ver más con la privacidad de los datos de los clientes, la fiabilidad, el acceso a una atención sanitaria asequible, o trabajar por el bien de la sociedad.

Por el contrario, para las empresas que se dedican a la producción de nuevas energías o tecnologías, el medioambiente es una preocupación crucial. Firmas como Microsoft utilizan cantidades masivas de energía, pero, según Boer, al trasladar todo a los servidores en la nube, el almacenamiento puede llegar a ser muy eficiente. “Combinándolo con la ambición de abastecer todas sus necesidades energéticas de forma sostenible en unos pocos años, esto representa un enorme paso hacia una menor huella de carbono”.

4. Más allá de calificaciones ASG

Cuando se evalúa la sostenibilidad, también es crucial mirar más allá de las calificaciones de ASG de proveedores externos. “Proporcionan muy poco alfa porque el resto del mercado también tiene acceso a ellas. Además, suelen estar orientadas hacia el pasado y a menudo no existe un vínculo lógico o material entre estas calificaciones y el modelo de negocio de una empresa”, destaca Boer. En cambio, mirar de cerca a una empresa y comprometerse con la dirección puede conducir a nuevas percepciones de las que el mercado en general no es consciente.

Las puntuaciones ASG también tienen un sesgo de capitalización de mercado, ya que las empresas más grandes tienen más recursos para producir informes anuales. Sin embargo, advierte Boer, a menudo son las más pequeñas las que están haciendo grandes avances en materia de sostenibilidad. “SolarEdge, un productor de optimizadores e inversores solares, es un buen ejemplo. Pero debido a que es una empresa pequeña sin capacidad de crear un extenso informe anual de ASG, recibe una calificación más baja de los proveedores externos”.

5. La calidad es clave

En última instancia, NN IP cree que es la calidad a largo plazo de los retornos y el crecimiento empresarial lo que impulsa el rendimiento. “A lo largo de décadas, los inversores más exitosos son aquellos, como nosotros, que se centran en la calidad a largo plazo”, insiste Boer. Esto incluye la calidad económica de las empresas, pero también la calidad vinculada a las preocupaciones u oportunidades materiales de ASG.

A su juicio, la mayoría de los inversores todavía no prestan atención a esto, sino que quieren algo que funcione bien inmediatamente. Pero la alta calidad conduce a una corriente de ganancias subyacentes más fuerte y, a su vez, a un éxito bursátil a largo plazo. “Si tienes una empresa que puede financiar internamente su alto crecimiento y continúa generando excelentes rendimientos de flujos de caja, obtienes un buen efecto compuesto en las ganancias”.