Por segundo mes consecutivo y a pesar de las caídas en el mercado que redujeron los activos bajo administración del sector, durante marzo, los inversores fueron compradores netos de activos de fondos mutuos, inyectando 283.700 millones de dólares al negocio de fondos convencionales y 5.800 millones al de ETFs, según datos de Refinitiv Lipper.
Por decimocuarto mes consecutivo, los fondos de acciones y activos mixtos fueron testigos de salidas netas (- 132.600 millones, sus mayores salidas netas mensuales desde al menos 2008). Los inversores se volvieron más reacios al riesgo durante el mes, cuestionando la calidad crediticia de los activos de riesgo y haciendo que los diferenciales de crédito se ampliaran significativamente. Los fondos de renta fija tuvieron su primer mes de salidas netas en 15 meses, al ver salir 265.000 millones.
Los fondos del mercado monetario con flujos positivos por 681.3000 millones, un récord, fueron testigos de entradas netas por segundo mes consecutivo.
Por séptimo mes consecutivo, los ETF fueron testigos de entradas netas, obteniendo 5.800 millones de dólares en marzo. Los participantes autorizados (AP, aquellos inversores que realmente crean y canjean acciones de ETF) fueron compradores netos de ETFs de acciones y activos mixtos, por sexto mes en siete, inyectando 25.500 millones en las arcas de ETFs de renta variable. Sin embargo, durante el primer mes en 17, los ETF de bonos, vieron salidas por 19.700 millones en marzo, sus mayores salidas netas registradas.
Los AP fueron canjeadores netos de tres de las cinco macroclasificaciones de ETF basadas en acciones, retirando dinero de los ETF de World Equity (- 11.600 millones), ETF sectoriales en renta variable (- 2.100 millones) y ETFs de activos mixtos (- 756 millones), mientras inyectaban dinero nuevo neto en ETF de USDE (+36.900 millones, sus mayores entradas netas mensuales desde diciembre de 2016) y ETFs alternativos (+ 3.100 millones).
Para descargar el Informe Insight FundFlows de marzo de 2020: los flujos récord abundan en marzo a medida que los inversores del Fondo y el ETF reaccionan ante COVID-19 y las crisis relacionadas con el petróleo, siga este link.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuánto tiempo podrá mantener Italia la categoría de grado de inversión?
Ahora que el coronavirus se ha propagado por toda Italia, y teniendo en cuenta que el país ya presentaba un perfil de deuda preocupante, Nick Chatters, gestor de renta fija en Kames Capital, se pregunta qué opinarán las agencias de calificación sobre la deuda soberana del país transalpino, que se acerca peligrosamente al estatus de bono basura.
“El crecimiento del PIB de Italia ha seguido básicamente una trayectoria descendente desde principios de 2018. El país registró crecimiento negativo a finales de 2019 y tanto el sector manufacturero como el de servicios han seguido la tendencia bajista de la eurozona durante los últimos dos años, aunque, recientemente, han mostrado signos de estabilización”, subraya Chatters.
“Pero Italia se diferencia del promedio de la eurozona por su posición de deuda, que actualmente supera el 135% del PIB. Este nivel, aunque elevado en términos relativos, es más grave en el caso de Italia que en el de otros países endeudados como Grecia o Portugal, dados los diferenciales que debe pagar el gobierno para refinanciarse y la gran cantidad nominal de deuda. Aun así, el perfil de vencimientos de la deuda es lo suficientemente alargado como para que las necesidades de refinanciación se repartan a lo largo del tiempo”.
Chatters destaca que gran parte de la volatilidad que ha experimentado Italia en los últimos años puede atribuirse a la situación política, ya que ha ido pasando por gobiernos populistas, nacionalistas y socialistas apoyados por una mezcla de partidos políticos regionales y nacionales.
“En general, la ampliación de los diferenciales está relacionada con el éxito de la Liga y el Movimiento 5 Estrellas, dos partidos que han intentado enfrentarse a la UE y aplicar una política fiscal más expansionista de lo que permite el pacto de estabilidad y crecimiento”, explica el gestor.
Esta tensión se ha reducido recientemente, ya que la cuestión de confianza promovida por Matteo Salvini acabó dejando a su partido (la Liga) fuera de una nueva coalición de gobierno, por lo que el tema se ha aparcado. Pero, dado que la epidemia de coronavirus ha empeorado la posición fiscal del país, la posibilidad de que la deuda italiana pueda ser degradada a bono basura vuelve a estar sobre la mesa.
El problema con la respuesta fiscal de la eurozona es que Italia no se lo puede permitir, afirma Chatters, “a pesar de que, este año, el BCE ha inyectado más de un billón de euros en los mercados de bonos de la eurozona, como parte de su programa de expansión cuantitativa. Desde el punto de vista fiscal, el gobierno actual es más sensato que los anteriores y también es consciente de que el mercado lo castigará si intenta imponer planes de gasto irresponsables; sin embargo, los datos macroeconómicos se verán muy afectados por el virus”.
El gobierno italiano también ha anunciado importantes medidas fiscales y de liquidez, en línea con otros gobiernos de la eurozona. Aunque el paquete de medidas fiscales para combatir la pandemia no estará sujeto a las reglas del pacto de estabilidad y crecimiento, eso no significa que Italia, con una deuda sobre PIB del 135%, pueda permitírselo.
Como apunta Chatters, “la sostenibilidad de la deuda no es el problema, dado el perfil de vencimientos del país, sino que se trata más bien de un problema de confianza por parte del mercado”.
“Por el lado positivo, el programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) del BCE es muy amplio y permite que el banco central apoye a los Estados miembros como estime oportuno, sin temor a superar los límites de exposición de cada país. Además, el BCE ha dejado claro, dentro del programa PEPP y a través de sus comunicaciones externas, que no permitirá que la situación particular de Italia se contagie al resto de la eurozona”.
Chatters señala que el precio de la deuda italiana ya descuenta las medidas del BCE, pese a su magnitud. El gestor opina que, a corto plazo, la revisión de la calificación de deuda que llevará a cabo S&P el próximo 24 de abril será el primer indicador significativo, puesto que la agencia ya le asigna al país transalpino una calificación de BBB con perspectiva negativa. La revisión de Moody’s está programada para el 8 de mayo.
“A medio plazo, los factores determinantes serán el terrible crecimiento y la trayectoria de la deuda, por lo que parece cada vez más probable que las agencias de calificación decidirán rebajar la calificación de la deuda soberana de Italia”, concluye Chatters.
Tribuna de Nick Chatters, gestor de renta fija en Kames Capital
En este momento crítico para el sector, aunque de crecimiento entre aquellas entidades que siguen adelante con su negocio, ¿cómo puede afectar la crisis del coronavirus? ¿Dará la puntilla a la industria o por el contrario mostrará la importancia de un asesoramiento independiente y de calidad en momentos tan complejos?
Guillermo Santos, socio de la EAF iCapital, explica bien la disyuntiva: “Por un lado es muy negativo pues el movimiento de mercado está haciendo caer las valoraciones de la mayoría de clientes lo que, aunque sea de forma transitoria, comportará una reducción de ingresos”. Pero, dice, por otro es favorable, “dado que fases de caídas como la presente ponen en valor la calidad del asesoramiento de muchas EAFs que saben aportar diversificación y carteras realmente adecuadas al riesgo de cada inversor con productos de máxima calidad y mantener en todo momento una cercanía al cliente que las grandes bancas privadas no pueden muchas veces asumir”.
También ven una doble cara en la EAF Cross Capital: “Las EAFs (y resto de ESIs) ya venían sufriendo la presión de márgenes derivada de la adaptación a la MiFID II y de la competencia con la banca. En el caso de las unipersonales y firmas pequeñas monoservicio, esta situación les añade más presión”, dice Munesh Melwani, socio fundador-director general de Cross Capital EAF.Pero, por otro lado, hay una cara positiva: «Como se suele decir, en toda crisis, se originan oportunidades; en esta ocasión no iba a ser distinto, una vez más, a la gestión pasiva se le está viendo los colores, al igual que a los fondos y planes de pensiones bancarizados”.
Un refuerzo al modelo
En positivo se pronunciaCarlos Farrás Fernández, socio director y CIO de DPM Finanzas EAF: “Esta crisis sin precedentes intensifica nuestra relación de confianza con los clientes y pone en valor la importancia de contar con un asesor profesional que le ayude a tomar las mejores decisiones a través de recomendaciones construidas pensando únicamente en el interés de cada cliente. En nuestro caso esta situación refuerza nuestro modelo de asesoramiento independiente y a medida. Nuestra independencia nos permite tomar decisiones libremente pensando en el único interés de nuestros clientes y el contar un servicio a medida nos permite adecuar perfectamente la cartera a la situación particular de cada uno de nuestros clientes”.
También lo cree Iker Barrón, socio director de la EAF Portocolom: “Históricamente la gente se acuerda del asesoramiento cuando hay problemas con lo que creemos que momentos como éste son los que definen a los auténticos asesores, que son los que están alineados y en perfecta sintonía con sus clientes independientemente del entorno”, dice. “Aquellos clientes que estén fuera de su perfil sufrirán sobremanera y buscarán respuestas”.
Por otro lado, explica, “consideramos que los modelos de negocio que apuestan por un futuro más sostenible tienen un mayor valor intrínseco y son las empresas que tendrán mayor capacidad de adaptación a la situación a la que nos enfrentamos”.
“Siguiendo la lógica, esta crisis tendría que poner en valor el asesoramiento de calidad, pero cualquiera sabe ya que, como dijo Aristóteles, la duda es el principio de la sabiduría», añade Araceli de Frutos.
“En estos momentos, la situación puede ser positiva para poner en valor el asesoramiento de calidad. Tal vez los inversores se planteen buscar e investigar las diferencias entre un asesoramiento independiente a través de una EAF, frente al asesoramiento de las bancas privadas. Ser asesorado por una EAF es ser asesorado de una forma más personal y más alineada con los intereses del cliente, fundamentalmente porque las EAFs no tenemos producto propio. Y muchas de nosotras tenemos una política de honorarios basada en el cobro exclusivo del cliente para evitar cualquier conflicto de interés”, explica Ana Fernández Sánchez de la Morena, fundadora de AFS Finance Advisors EAF.
“Personalmente, creo que esta situación para dar una mayor visibilidad a las finanzas conductuales. Nosotros somos pioneros en utilizar herramientas de coaching y psicología a la hora de tomar decisiones de inversión. Y esta forma de asesorar permite que el inversor se conozca mejor y entienda el porqué y el para qué de sus decisiones patrimoniales”, añade.
Mayor presión
Más pesimista es Cristóbal Amorós, de Amorós Arbaiza Inversiones EAF: “Esto puede ser la puntilla para muchas empresas de asesoramiento financiero, que ya vienen (venimos) sufriendo desde hace tiempo una situación complicada”.
Pixabay CC0 Public Domain. Recesión económica global: ¿un camino inevitable?
Tras diez años de ciclo, los inversores comienzan a ver en la pandemia del coronavirus el cisne negro que le pondrá fin y dejará paso una recesión. Esta crisis sanitaria ha golpeado las bolsas de los principales países del mundo, así como sus perspectivas de crecimiento para el primer trimestre del año, pero también para todo el 2020. La pregunta es inevitable: ¿Acabará este virus dejando una recesión global? Y, según las gestoras, la respuesta también es inevitable.
Durante las primeras semanas del coronavirus, la mayoría de las firmas de inversión se mostraban cautas e insistían en que habría que esperar para ver el impacto del COVID-19 en las economías. Lo único que desde un primer momento todas han sostenido es que el impacto se notará en el primer y segundo trimestre del año, pero casi más motivado por las medidas de confinamiento y parón de la actividad económica que han impuesto los gobiernos para frenar el avance de la pandemia. “Con unas economías que seguían en proceso de recuperación, el brote generalizado del COVID-19 pone la economía mundial en stand by. El impacto económico de este brote sigue siendo difícil de medir. La actividad de sectores como viajes, restaurantes y ocio será muy difícil, por no decir imposible, de compensar. En otros sectores, como la industria de bienes duraderos, la recuperación será posible cuando la situación vuelva a la normalidad”, señala Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Fréres Gestión.
En un contexto de mercados perdiendo más del 20% de su valor, Nouen se muestra más optimista, no cree que estamos entrando ahora mismo en recesión económica. Explica que, “la economía se verá afectada a corto plazo y, sin duda, el PIB caerá en algunos países. ¿Pero es esto una verdadera recesión? La respuesta es no, si acordamos que el término recesión significa una caída marcada y sostenida de la demanda final. Paradójicamente, la crisis actual probablemente se convierta principalmente en un aplazamiento de cualquier ajuste de combinación de políticas, que tiende a ser el principal desencadenante de la recesión. Si bien las perspectivas son buenas para los activos de riesgo, podemos esperar que la volatilidad permanezca en el centro del escenario en las próximas semanas, hasta que los países que se enfrentan a la epidemia muestren señales de tenerla bajo control”.
Desde Unigestion, al principio de esta crisis evitaban la palabra recesión, pero llegados al segundo trimestre, lo ven claro. «En términos trimestrales, una cuarentena que durase dos meses, como en China, con el 90% de la población cumpliendo y reduciendo el consumo en un 70%, resultaría provocaría unos efectos en el crecimiento del -5% trimestral. Esto se traduciría en que el crecimiento de 2020 en Estados Unidos fuese del -2,9% y el de la Eurozona del -3,6% interanual, lo que representa la normalización del crecimiento en la segunda mitad del año», apunta Salman Baig, gestor de Unigestion. Así, de acuerdo con el escenario central de la gestora, 2020 debería ver “la primera recesión global desde la Gran Crisis Financiera”.
Desde AXA IM, directamente, señalan una contracción del 4,6% en la eurozona para 2020. Según Gilles Moëc, Chief Group Economist en Axa Investment Managers, “el impacto de los confinamientos en la actividad es profundo y probablemente durará más de lo esperado inicialmente”. Esto ha llevado a AXA IM a anticipar que “el PIB de la eurozona se contraerá un 4,6% en el promedio anual de 2020”. Esta contracción tendrá un impacto automático en los déficit públicos. “Sin ni siquiera contar con los planes de estímulos fiscales discrecionales ofrecidos por los Gobiernos esto implicaría un automáticamente elevar los déficit de la eurozona a un promedio del 2,6% del PIB, frente a la proyección inicial de la Comisión Europea, que era del 0,9%”, añade el experto de AXA IM.
“La normalización va a ser gradual, sector por sector, con una división nítida del año en dos mitades, una profunda recesión en los dos primeros trimestres, que daría paso a un rebote en el tercer y cuarto trimestre. Creemos que lo está haciendo el mercado ahora es centrarse en la recuperación del segundo semestre y mostrarse menos sensible a la profundidad de la contracción del primer semestre, a medida que los inversores se están preparando para una algunas cifras realmente horribles. En nuestra opinión, el mercado se ve impulsado por el arsenal de políticas monetarias, como por ejemplo los últimos anuncios de la Fed; el acuerdo en relación al suministro del petróleo y, más fundamentalmente una creciente confianza en una relajación gradual del confinamiento, aunque eso dependerá mucho también de la capacidad para realizar pruebas que permitan un regreso generalizado al trabajo y controlar la pandemia al mismo tiempo”, , explica Gilles Moëc.
La evolución de la pandemia, las bolsas y las medidas anunciadas por los diferentes bancos centrales han ido cambiando la valoración de las firmas sobre una posible recesión. Por ejemplo desde Bank Degroof Peterca señalaban que estábamos ante un «choque severo», pero «muy probablemente temporal». Ahora pone el acento en el efecto que las medidas anunciadas tengan. «Una fuerte conmoción está dañando el crecimiento mundial, tanto desde el punto de vista de la demanda como de la oferta. Es un impacto a la confianza, y la creciente incertidumbre que genera, conducirá a la reducción o el retraso del consumo de bienes y servicios, pero también a la interrupción o incluso a la pérdida de inversiones. Además, la fuerte caída de los precios de la energía y los metales significa que la inflación general disminuirá sustancialmente debido a la aparición de efectos de base. Y, por supuesto, también afectará a la inversión”, explica Hans Bevers, economista jefe de Bank Degroof Petercam.
FMI: la recesión ha llegado
Como una verdad que todo el mundo sabe, pero que da miedo decir en voz alta, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ha cogido el toro por los cuernos y ha sido muy clara: «El mundo se enfrenta a una crisis como ninguna otra”. En su opinión, la pandemia del coronavirus ha alterado el «orden económico y social a la velocidad de un rayo» y provocará un impacto en la economía global que será el mayor desde la Gran Depresión de los años treinta.
Ayer, la institución internacional presentaba sus previsiones de primavera y el mensaje fue claro: como resultado de la pandemia, se proyecta que la economía mundial sufra una brusca contracción del 3% en 2020, mucho peor que la registrada durante la crisis financiera de 2008–2009. «En el escenario base, en el que se supone que la pandemia se disipa en el segundo semestre de 2020 y que las medidas de contención pueden ser replegadas gradualmente, se proyecta que la economía mundial crezca 5,8% en 2021, conforme la actividad económica se normalice gracias al apoyo brindado por las política», apunta en el informe presentado.
El FMI defiende que el pronóstico de crecimiento mundial está sujeto a una gran incertidumbre y muy vinculado a la evolución de la pandemia, así como de las medidas que gobiernos e instituciones internacionales están lanzando. «Muchos países se enfrentan a una crisis con múltiples aristas, que comprenden un shock sanitario, perturbaciones económicas internas, derrumbe de la demanda externa, cambios de sentido de los flujos de capital y colapso de los precios de las materias primas. Predominan los riesgos de que los resultados sean peores. Para evitar tal desenlace resulta crucial adoptar políticas eficaces. Las medidas necesarias para reducir el contagio y proteger vidas harán mella a corto plazo en la actividad económica, pero también deben ser consideradas como una inversión importante para la salud humana y económica a largo plazo», insistió.
Y recordó que no se puede abandonar la senda de las reformas fiscales: «La respuesta fiscal en los países afectados ha sido rápida y considerable en muchas economías avanzadas (como Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido). Muchas economías de mercados emergentes y en desarrollo (como China, Indonesia, Sudáfrica) también han empezado a proporcionar o han anunciado importantes medidas de apoyo fiscal a favor de los sectores y trabajadores duramente afectados. Será necesario reforzar las medidas fiscales si persisten las paralizaciones de la actividad económica, o si el repunte de la actividad cuando se levanten las restricciones es demasiado flojo».
Valoraciones
Esta misma visión tiene Nick Maroutsos, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson. Según explica el gestor, el riesgo de recesión está aumentando: “La reducción de los precios de los activos con más riesgo también refleja la perspectiva de un crecimiento económico muy inferior en EE. UU. y el resto del mundo. No podemos apagar el motor del consumo, que representa el 70% de la economía estadounidense, y esperar que no se produzca un impacto de grandes dimensiones en el crecimiento de los ingresos. Por ende, el riesgo de recesión ha aumentado notablemente, en nuestra opinión. A escala mundial, el bloqueo prácticamente total de Italia y España —por no mencionar la drástica reducción de la actividad económica de China en fechas anteriores— también acabará reflejándose en los datos de crecimiento de 2020. Una actividad económica inferior lleva aparejado un descenso de los precios de los activos con mayor riesgo, tanto en renta fija como en renta variable”.
El último informe del Instituto Flossbach von Storch va un paso más allá y sostiene que es probable que la pandemia del coronavirus cause una recesión global. “Italia es uno de los países más expuestos, si no el más, tanto a la pandemia como a la recesión. La crisis del coronavirus provocará grandes estragos financieros”, señala el documento. En cambio, Keith Wade, economista jefe de Schroders, apunta que el caer o no en una recesión dependerá de lo efectivo que sean las medidas que Europa y Estados Unidos vayan tomando. En su opinión, la situación en Europa podría empeorar, pero EE.UU. es “el mayor factor de oscilación dado su tamaño y su papel como impulsor de la demanda mundial”.
Según explica, “nuestras expectativas de crecimiento en EE.UU. ya son bajas, con un 1,6% para 2020, pero la recesión en los EE.UU. significaría una recesión mundial. Los bancos centrales se han movido rápidamente y deberían ser capaces de proporcionar la base para una recuperación durante 2020. En muchos sentidos, la economía mundial está mejor situada para hacer frente a estas perturbaciones que en 2008: los bancos centrales han desarrollado nuevas herramientas y el sistema bancario está bien capitalizado. Los inversores buscan ahora medidas en el frente fiscal”.
La gestora que más contundente se muestra sobre la llegada de una recesión es Fidelity International, a quien le preocupa cómo de grave será. Según Anna Stupnytska, responsable de macroeconomía de Fidelity, la economía mundial se encuentra en una situación precaria. «No importa qué definición se utilice del término recesión: estamos sumidos en una. La pregunta no es si habrá una recesión mundial, sino lo profunda y larga que será. Para impedir que ésta derive en una depresión, los gobiernos deben ser audaces y creativos a la hora de lanzar instrumentos fiscales novedosos, amplios y a gran escala que aborden específicamente la crisis actual, en lugar de confiar únicamente en las herramientas existentes, que se diseñaron para anteriores crisis. La multiplicidad de medidas anunciadas en las grandes economías durante los últimos días son ciertamente alentadoras, pero habrá que hacer más para ayudar a los países, y a sus gentes, a sobrellevarlo», explica.
En opinión de Stupnytska está recesión de 2020 será la debilidad de 2021. «Esperamos que el PIB se contraiga en la mayor parte de los países desarrollados en 2020, con dos o tres trimestres de crecimiento muy negativo. La contracción del segundo trimestre probablemente sea de una magnitud nunca vista hasta ahora. Las regiones empezarán a mostrar los primeros atisbos de crecimiento en la segunda mitad de 2020, pero la recuperación probablemente sea débil. No esperamos que sea en forma de V», concluye.
Esta visión, de estar ya viviendo una recesión, ha sido reafirmado por Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional. Ayer advertía que el coronavirus causará una recesión tan mala o incluso pero que la de 2008. En un comunicado emitido por el organismo, tras la videoconferencia de ministro de Finanzas y banqueros centrales de los países de G20, el FMI indicó que espera un crecimiento negativo de la actividad económica para el ejercicio 2020, pero con recuperación en el 2021 y apuntó que cuanto antes se frene la propagación del virus, más fuerte será la recuperación. «En el comunicado, Georgieva mostró su apoyo a las medidas fiscales tomadas hasta el momento, valoró de forma positiva la decisión de relajar la política monetaria por parte de los bancos centrales y aprovechó para recordar que en esta situación son los mercados emergentes los que se enfrentan a desafíos más significativos», apuntan los analistas de Banca March.
¿Qué dice el PMI europeo?
Sin dejar de lado la visión de las gestoras, esta semana conocíamos en europa el índice de confianza de los gestores de compras, el PMI compuesto, que cayó en marzo hasta niveles de 31,4 desde los 51,6 de febrero, el mayor retroceso mensual desde que la serie comenzó a publicarse en 1998. Según los analistas de BancaMarch, esta caída del PMI compuesto estaría señalando una contracción de la actividad del orden del 2% trimestral.
«Los retrocesos de la confianza estuvieron liderados por el sector de los servicios con el PMI cayendo hasta niveles de 28,4 desde el 52,6 de febrero y muy por debajo del 39,2 que fue el mínimo registrado en febrero de 2009. Por su parte, el sector manufacturero registró una caída de la confianza algo más contenida, con el PMI manufacturero retrocediendo en marzo hasta 39,5 desde el 48,7 anterior. Además, los sub-índices muestran una fuerte caída de los nuevos pedidos y también que el empleo estaría ya registrando una fuerte contracción. Estos son datos de confianza que suelen adelantar la actividad y que advierten de una profunda caída de la actividad en estos meses», apuntan en su último análisis de mercado.
Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, se muestra algo más negativo al valorar este indicador en Europa. «Es probable que el PIB europeo se vea afectado en al menos un 3% en el primer trimestre y la situación empeorará antes de mejorar. Los estímulos monetarios y fiscales anunciados por el BCE y los gobiernos son muy necesarios. Llevará tiempo alimentar el sistema y que pueda tener un efecto, pero al final se requerirá una mayor relajación de las políticas y el gasto», afirma.
Pixabay CC0 Public Domain. El “pesimismo extremo” pesa en los gestores y rotan las carteras hacia el cash y los activos defensivos
La encuesta de abril de BofAML muestra pesimismo entre los inversores. Según sus resultados, los gestores tienen ahora mismo una visión muy negativa de las inversiones, tanto es así que se observa una fuerte tendencia por buscar liquidez. El cash se ha situado en los mismo niveles que se marcaron tras el 11-S, lo que muestra un pico de pesimismo en el ánimo de los inversores.
Además de ir hacia posiciones de liquidez, la encuesta de este mes también señala que el 93% de los gestores espera una recesión en 2020 y que los inversores piensan que el PIB global sufrirá un gran retroceso. Tan solo un 7% aún no ve que vayamos de cabeza a una recesión. Fruto de esta visión tan negativa es que tampoco hay consenso sobre cómo saldremos de esto: el 52% cree que la recuperación económica tras el COVID-19 tendrá forma U, mientras que un 22% apunta que será de tipo W y un 19% piensa que seguirá el patrón de la V. Igualmente, los gestores consideran que el mayor riesgo que deja la actual es crisis es una nueva oleada de esta pandemia y, en segundo lugar, que se desencadene un evento sistémico en el mercado de crédito y se disparen los impagos.
El sentimiento de los gestores también se nota en la asignación de activos que están haciendo, donde se ve una rotación hacia activos defensivos para proteger el capital invertido de sus clientes. Como es lógico, la renta variable pierde atractivo y la exposición de las carteras cae a los mínimos que se marcaron en marzo de 2009, cuando S&P tocó suelo en lo peor de la gran crisis financiera.
Según los datos de la encuesta, las carteras de los inversores buscan estar largos en cash y prefieren activos vinculados con la salud, bienes básicos, utilities, tecnología, valores estadounidenses y bonos. Y se posicionan cortos en activos relacionados con la energía, la renta variable, materiales, sectores industriales y bancos. Por áreas geográficas, los gestores optan por estar cortos en Europa y Reino Unido.
Pixabay CC0 Public Domain. Diversificación, fundamentales y gestión activa: cómo hallar oportunidades en renta variable europea, según ODDO BHF AM y Amiral Gestión
La Comisión Europea sigue trabajando, ahora más que nunca, en afianzar y desarrollar su estrategia sobre finanzas sostenibles. Por ello, acaba de lanzar una consulta sobre su renovación con la intención de generar una hoja de ruta con nuevas medidas para aumentar la inversión privada en proyectos y actividad sostenibles.
De esta forma, la Comisión Europa logrará el caudal de financiación necesario para apoyar las medidas propuestas en el Pacto Verde Europeo, que adoptó en diciembre de 2019, y gestionar e integrar los riesgos climáticos y ambientales en el sistema financiero. Según destacan desde finReg360, la pandemia provocada por el COVID-19 ha demostrado la necesidad “crítica” de fortalecer los objetivos de sostenibilidad. “En este sentido, un sistema financiero más sostenible debería contribuir a mitigar los riesgos medioambientales, así como a apoyar la prevención de este tipo de pandemias”, señala la firma.
La consulta estará abierta hasta el 15 de julio de 2020 y, como ocurre con otras consultas, solo se analizarán las respuestas recibidas a tiempo a través del cuestionario en línea. La UE quiere prioriza el desarrollo de una normativa que facilite el cambio hacia unas finanzas cada vez más sostenibles, por ello en esta consulta pretende, con la opinión de ciudadanos e instituciones, reforzar y seguir desarrollando la normativa aprobada y en tramitación relacionada con las finanzas sostenibles.
La nueva estrategia se basará en las diez acciones propuestas en el Plan de Acción de la Comisión Europea de 2018 sobre finanzas sostenibles y, en especial, en los siguientes tres pilares fundamentales:
Fortalecer las bases de la inversión sostenible mediante la creación de un marco propicio, con instrumentos y estructuras adecuados. Muchas empresas financieras y no financieras se centran excesivamente en los resultados financieros a corto plazo en lugar de en los problemas y oportunidades relacionados con el desarrollo y la sostenibilidad a largo plazo.
Aumentar las oportunidades de influir positivamente en la sostenibilidad para los ciudadanos, las instituciones financieras y las empresas. Este segundo pilar tiene por objeto maximizar el impacto de los marcos e instrumentos para financiar lo verde
Integrar los riesgos climáticos y ambientales. Estos riesgos deben gestionarse plenamente e integrarse en las instituciones financieras y en el sistema financiero en su conjunto, al mismo tiempo que se consideran debidamente los riesgos sociales cuando proceda. La reducción de la exposición a los riesgos climáticos y ambientales contribuirá aún más a la financiación ecológica.
“El objetivo de la consulta pública es recoger los puntos de vista y opiniones de las partes interesadas para desarrollar la nueva estrategia. Por tanto, la Comisión Europea invita a todos los ciudadanos, autoridades públicas —incluidos los Estados miembros— y organizaciones privadas a contribuir a ello. La consulta contiene un total de 102 preguntas sobre una gran variedad de temas relacionados con las finanzas sostenibles, como la promoción de inversiones sostenibles entre clientes minoristas y la posibilidad de establecer una categoría marrón dentro la taxonomía”, explican desde finReg360.
Proyecto ESCALAR
Casi a la vez, la Comisión Europea ha presentado un nuevo proyecto que ha desarrolla junto con el Fondo Europeo de Inversiones para fomentar la inversión y apoyar el capital riesgo y la financiación del crecimiento. Se trata de ESCALAR, un nuevo instrumento para fomentar las inversiones que pretende impulsar la financiación de las empresas de rápido crecimiento y, además, contribuir al crecimiento económico y tecnológico de Europa tras la crisis sanitaria del COVID-19.
Con la puesta en marcha de ESCALAR, la CE pretende cumplir una de las acciones anunciadas en la nueva estrategia europea para las pymes con el fin de mejorar su acceso a la financiación, además de apoyar a las empresas innovadoras durante y después de la crisis del COVID-19, para ayudar a que “Europa esté al frente de los desarrollos tecnológicos mundiales”, según han asegurado. Asimismo, a través de esta iniciativa se busca desbloquear inversiones privadas, y fortalecer la disponibilidad de capital riesgo y la financiación del capital riesgo en Europa.
En su programa piloto, que se iniciará en 2020, ESCALAR proporcionará hasta 300 millones de euros para aumentar la capacidad de los fondos de capital riesgo (venture capital y private equity), lo que dará lugar a inversiones por importe de hasta 1.200 millones de euros; es decir, cuatro veces los fondos del plan. “Está previsto que sobre la base de este programa piloto, ESCALAR se convierta en un instrumento financiero europeo de referencia dentro del marco plurianual 2021-2027”, subrayan desde la CE.
Pixabay CC0 Public Domain. Paralelismos con la crisis financiera: ¿será diferente esta vez? (Parte II)
Las caídas que han sufrido los mercados de renta variable en las últimas semanas por el impacto del coronavirus han llevado a comparar la situación actual con la crisis financiera mundial del 2008. Tras estudiar las similitudes, la deuda de los hogares y las condiciones de los préstamos bancarios, esta segunda parte del análisis se centra en el mercado laboral y la respuesta de autoridades políticas y monetarias.
Patrimonio: ¿fuerza o debilidad?
Así como clasificamos el exceso de deuda como un factor negativo para el consumo, tendemos a tratar la riqueza como un motor positivo. Sin embargo, como aprendimos durante la crisis financiera, cuando hay una sobrevaloración de los activos (y por lo tanto una sobreestimación de la riqueza), este catalizador positivo puede convertirse rápidamente en una vulnerabilidad.
De hecho, la posición de riqueza de los hogares era en general mejor antes de la crisis del coronavirus que antes de la gran crisis financiera. Esto es evidente tanto en términos de la tasa de crecimiento de la riqueza como de la relación entre riqueza y producción económica.
La reciente caída en los precios de los activos cambiará fundamentalmente ese panorama en los próximos meses, en particular en países como Estados Unidos y el Reino Unido, donde la exposición al mercado de renta variable es especialmente elevada.
Tiempos más difíciles para el mercado laboral
A pesar de las tasas de desempleo históricamente bajas de las economías desarrolladas, el crecimiento del empleo y los salarios ya era más moderado en el primer trimestre de 2020 que en 2007. Aunque todavía es pronto, los datos recientes apuntan a un aumento del desempleo en las economías en las que es más fácil prescindir de los trabajados (por lo general, los países de habla inglesa).
Sin embargo, la duración de la actual crisis y sus efectos más duraderos determinarán en qué medida dicho aumento del desempleo se revertirá y con qué rapidez. Incluso aunque sea posible retirar de forma rápida las medidas de contención, la reactivación del mercado laboral puede llevar algún tiempo. Además, es posible que muchos de los que recuperen el empleo no lo hagan con el salario que ganaban antes de la crisis.
En muchos países europeos (incluida Alemania), los esquemas de trabajo temporal facilitan a las empresas la absorción de las disrupciones de corta duración de la actividad sin necesidad de despedir a los trabajadores. Sin embargo, estos esquemas son más difíciles de mantener durante períodos de tiempo más largos. El desempleo también puede aumentar dado que las tasas de vacantes y de contratación también están descendiendo. Por lo tanto, parece poco probable que se vaya a producir un rápido regreso a los bajos niveles de desempleo de los últimos años.
Los bancos centrales, con menos arsenal
Otra diferencia llamativa entre los dos episodios es la política monetaria de los bancos centrales. Antes de la gran crisis financiera mundial, los tipos de interés reales (es decir, después de tener en cuenta la inflación) estaban en niveles restrictivos. Cuando ha surgido la actual crisis, la postura de los bancos centrales era bastante más neutral.
Pero, incluso con el paquete de medidas monetarias no convencionales que se está poniendo en marcha y que cada vez es más amplio, la capacidad de los bancos centrales para amortiguar la crisis del COVID-19 se verá muy limitada. Con los tipos de interés mundiales ya en niveles muy bajos (negativos en algunos países), la munición restante es escasa.
Salvavidas procedentes de los gobiernos
Todo esto sirve para subrayar la importancia de los programas fiscales que los gobiernos y las autoridades están poniendo en práctica con el fin de atenuar el impacto de las medidas de contención. Estos van desde inyecciones de efectivo, ampliación de las prestaciones por desempleo y subsidios salariales hasta moratorias en las deudas para los ciudadanos. El objetivo es mantener a flote a las empresas y los hogares mientras duren las disrupciones en el mercado de trabajo, para que puedan reanudar fácilmente la actividad una vez que se levante el confinamiento.
Es probable que los países que más intensifiquen estas políticas y que las mantengan en vigor el tiempo necesario salgan de la crisis actual más fuertes en términos relativos, especialmente en los casos en que el sector doméstico ya era fuerte antes de la crisis.
Tribuna de Sree Kochugovindan, economista senior de Aberdeen Standard Investments
Foto cedida. HSBC retrasa los recortes de personal ante el coronavirus
HSBC pausa sus planes de reestructuración de personal. Según un memorándum del banco al que ha tenido acceso Reuters, la entidad ha trasladado a sus trabajadores que retrasa “la gran mayoría” de los despidos que tenía previstos, así como las nuevas incorporaciones.
“Debido al extraordinario impacto de la pandemia de COVID-19, hemos decidido detener, por el momento, la gran mayoría de los despidos asociados a nuestro programa y que todavía no han sido notificados”, señala Noel Quinn, CEO de HSBC.
En el mismo documento interno, el CEO explica que también harán “una pausa” las contrataciones de personal externo, “excepto para un pequeño número de puestos de primera línea y críticos para la empresa y los que ya tienen ofertas por escrito», matiza.
Estos recortes de personal están dentro del plan de reestructuración del negocio, por la que agrupará sus unidades de banca minorista, gestión de patrimonios y banca privada en una sola entidad, que presentó en febrero de este año. Según estiman los medios internacionales, este recorte de personal sería de unos 35.000 puestos de trabajo en todo el mundo, frente a las 235.000 personas que ahora mismo emplea la entidad.
Pixabay CC0 Public Domain. Eurizon dona 100.000 euros para la emergencia del Coronavirus a los hospitales Fatebenefratelli Sacco de Milán y Papa Giovanni XXIII de Bérgamo
Eurizon, la sociedad de gestión de activos del Grupo Intesa Sanpaolo, ha querido volcarse con Italia y demostrar que es un inversor activo y responsable. Por ello, la firma ha anunciado que donará 100.000 euros para la emergencia sanitaria del coronavirus a los hospitales Fatebenefratelli Sacco de Milán y Papa Giovanni XXIII de Bérgamo.
Según ha explicado la firma, ante el enorme esfuerzo que se está realizando a nivel nacional y mundial para hacer frente a la emergencia del coronavirus, ha decidido realizar ahora sus donaciones anuales, seleccionando a los hospitales Fatebenefratelli Sacco de Milán y Papa Giovanni XXIII de Bérgamo como beneficiarios de una contribución total de 100.000 euros, que ayudarán a apoyar a dos de los muchos hospitales con mayor número de pacientes con Covid-19.
De hecho, desde 1996, cada año ha donado una parte de las comisiones de gestión obtenidas por los tres fondos éticos a iniciativas y proyectos humanitarios. “Esta decisión, que confirma los valores compartidos por Eurizon y su plantilla, es otra de las iniciativas que el Grupo Intesa Sanpaolo puso en marcha hace varias semanas en todo el país para apoyar al sector sanitario, en colaboración con el Departamento de Protección Civil”, explica en un comunicado.
Saverio Perissinotto, CEO de Eurizon, ha querido señalar que “el respeto por las personas y el apoyo a la sociedad en la que operamos siempre han sido parte integral de los valores compartidos por Eurizon y sus empleados. Por eso decidimos actuar rápidamente, asignando ahora la contribución prevista para 2020, con el fin de prestar apoyo inmediato para la compra de equipo esencial en dos de las zonas más afectadas por esta pandemia». Nuestro país -dijo Saverio Perissinotto- está demostrando una gran fuerza y unidad ante esta emergencia, pero en un contexto globalizado como el actual, se requiere más que nunca una acción coordinada y rápida».
Foto cedidaBenjamin Souza, Latin America Fixed Income Strategist de BlackRock
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En medio de las turbulencias financieras causadas por la crisis del COVID-19, algunos analistas han anunciado el declive – o al menos el final del boom – de la industria ETF. Y ciertamente, algunos estudios muestran que los selectores de fondos están volviendo a la gestión activa. Sin embargo, Benjamin Souza, Director, Latin America Fixed Income Strategistde BlackRock, detecta un interés creciente por los ETFs de renta fija como consecuencia de la demanda de liquidez.
Souza acaba de terminar una ronda virtual de contactos con selectores de fondos de Latinoamérica y el mercado US offshore y compartió sus conclusiones en una entrevista a Funds Society.
¿Cómo están volviendo los inversores del mercado US offshore y Latinoamérica a los ETFs?
Hemos visto un gran interés en los ETF después de que los inversores vieron cómo se comportaron durante la peor parte de la crisis que hemos vivido recientemente. Durante todo el período, los inversores observaron que la liquidez aumentó, ya que el volumen negociado estableció nuevos récords en la mayoría de los sectores, incluso en la parte más líquida del mercado de renta fija: los bonos del tesoro. Además, durante ese período, los ETFs demostraron que continuaron brindando un acceso eficiente al mercado con ofertas-solicitudes que se ampliaron significativamente menos que en los mercados de bonos subyacentes. Por ejemplo, el ETF iShares 20+ Treasury se amplió un par de puntos básicos en comparación con los tresauries subyacentes que se ampliaron más de 100 puntos básicos.
El interés que hemos visto en los inversores de Latinoamérica y del mercado offshore comenzó con los ETF de deuda. Hemos estado hablando con inversores en la región sobre deuda de corta duración e investment grade durante un par de semanas y recientemente el interés se ha expandido en el espectro crediticio con interés en Fallen Angels y High Yield. La deuda de los mercados emergentes también ha sido un tema de interés.
¿Qué tipo de inversor está actualmente más interesado en reposicionarse en ETFs y por qué?
La parte más interesante de la prueba a la que ha sido sometida recientemente la estructura de los ETFs fue que los nuevos inversores utilizaron los ETF de bonos por primera vez como una forma eficiente y rápida de acceder al mercado.
Estamos viendo nuevos inversores institucionales en Latinoamérica, como fondos de pensiones, que han estado utilizando ETFs de renta variable durante más de una década pero que todavía no los han utilizado para sus carteras de renta fija. Es una historia que se está replicando en todo el mundo. Los inversores de renta fija que utilizan ETFs por primera vez en este momento en los Estados Unidos y Europa. Muchos inversores de renta fija se están dando cuenta de que los ETFs no son solo una parte del ecosistema de renta fija, sino que tienen un atributo valioso, la liquidez en estos tiempos inciertos.
El último estudio de carteras de Natixis muestra que la mayoría de los selectores de fondos anticiparon en sus carteras un evento disruptivo en 2020 y decidieron apostar por la gestión activa. Aún así, las salidas masivas en los ETFs terminaron afectando a todo el universo de la renta fija, algo totalmente nuevo en los mercados. ¿Cómo evalúan lo sucedido desde BlackRock y qué piensan que va a cambiar en el futuro?
En mi opinión, hubo salidas en todos los ámbitos y no fue una historia de gestión activa vs pasiva lo que afectó al mercado. El mercado estaba luchando por la liquidez, tratando de digerir lo que significaba el brote de coronavirus y las medidas para contenerlo. Hubo ciertas partes del mercado que mostraron más estrés que otras, como el commercial paper market (deuda corporativa a muy corto plazo) que es escollo necesario en la estructura de crédito.
Los ETFs proporcionaron liquidez, lo que fue muy valioso en ese entorno. Entonces, sí, vimos volúmenes récord, pero no todas las operaciones significaron una salida. La mayor parte de ese valor negociado representaba el riesgo de intercambiar. Las salidas de ETFs de EE. UU., en las semanas entre el 17 de febrero y el 20 de marzo, fueron de 21.800 millones de dólares. Ese número no es muy significativo en comparación con las salidas de Morningstar en todos los fondos mutuos activos y ETF en los EE. UU., que fueron de 96.700 millones de dólares.
Si los inversores activos posicionaron sus carteras para algún evento disruptivo, deberían haberlo hecho bien en el evento más disruptivo de la historia moderna.
Los ETF no tuvieron nada que ver con las circunstancias que llevaron al shock de liquidez. Sin embargo, creemos que, en el futuro, los ETF serán otra herramienta para los inversores activos si valoran la liquidez. Eso es precisamente lo que representan todos estos nuevos inversores en el segmento.
Los bancos centrales, y en particular la Reserva Federal, han mostrado un fuerte apoyo a la hora de sostener los mercados. ¿Cómo están reaccionado las empresas estadounidenses a estos estímulos?
Las empresas, y el mercado están luchando en este nuevo entorno. La producción, los modelos de distribución y el acceso a los consumidores se han visto afectados por todas las medidas de distanciamiento social. Las prioridades para los consumidores también han cambiado drásticamente porque el empleo y los ingresos se han visto afectados por esta crisis.
Sin embargo, lo que nos da esperanza es que la respuesta de los responsables políticos no solo haya sido rápida, sino de tamaño considerable. El impacto de COVID19 es masivo, pero también temporal. Como China está demostrando ahora, la economía está volviendo a la vida en serio. Sin embargo, debe abordarse la pérdida de ventas para las empresas y los ingresos (y empleos) para los consumidores.
Por ello, la política de estímulo monetario, combinada con la efectividad de las medidas fiscales, está intentando salvar este choque masivo. Proporcionará un puente tanto para las empresas como para los consumidores. Si el shock del COVID-19 es temporal, todas las líneas de crédito, las intervenciones directas en varias partes del mercado, incluidos los bonos corporativos, deberían ayudar a aliviar la mayor parte del impacto. Habrá perdedores, pero la economía se recuperará gracias a la respuesta política masiva.
En Latinoamérica, varios países están viendo cómo bajan sus ratings debido a una combinación entre sus problemas económicos de 2019 y la nueva crisis que supone este año el COVID-19. ¿Estamos ante una pérdida general de valor en las economías latinoamericanas? ¿Cómo debe actuar el inversor ante esta situación?
Como mencioné en la pregunta anterior, la respuesta política rápida y masiva ha sido clave para los Estados Unidos. En América Latina, somos testigos de la falta de capacidad para brindar una respuesta que coincida con la del mundo desarrollado. Tal vez con algunas excepciones, los países latinoamericanos tendrán que lidiar con el impacto de COVID-19 con un saldo fiscal significativamente menor. Además, en el aspecto monetario, hemos visto y probablemente continuaremos presenciando la reducción de tasas de los bancos centrales, pero no esperemos que ningún banco central de la región alivie al sector corporativo como lo hace la FED y el BCE, con toda una serie de programas.
La calificación crediticia simplemente responde al deterioro de los fundamentos crediticios, que, como mencionó, algunos radican en los problemas y las demandas sociales de 2019. Además, ya estamos observando incumplimientos de pagos en la región con Ecuador y Argentina, reestructurando sus deudas.
Los inversores deben estar preparados para gestionar todo esto. Todas las economías, desarrolladas y emergentes, sufrirán el impacto de COVID-19 y las consecuencias económicas de las medidas para suprimir el contagio. Sin embargo, parece que al mundo desarrollado le va a ir mejor. Sobre una base relativa, los diferenciales de los mercados emergentes, particularmente aquellos en América Latina, probablemente les irá peor que al Investment Grade y al High Yield, y los inversores están comenzando a actuar en consecuencia.
Brasil ha experimentado una fuerte salida de capitales que ya se venía registrando desde 2019: ¿podrá el país recuperarse o la gestión del gobierno Bolsonaro durante la crisis del coronavirus pasará factura a Brasil?
Nuevamente, todos los países de América Latina están experimentando las consecuencias de las medidas de contención. La capacidad de ciertas economías para salir con el menor daño económico posible a largo plazo depende completamente de la respuesta de la política.
Brasil ha tomado algunas medidas que rondan 7,8% del PIB, principalmente reasignando recursos en el presupuesto 2020 y elevando el objetivo de saldo primario para el año. La mayor parte de las medidas son para abordar específicamente la pérdida de ingresos para los trabajadores y para las empresas, algunas desgravaciones fiscales temporales y líneas de crédito. Sin embargo, solo el tiempo dirá si la respuesta es suficiente, ciertamente es menor que la de otros países de la región y particularmente a la respuesta de Estados Unidos.
La ventaja que tiene Brasil es que a través del programa Bolsa Familia tiene la red de seguridad más sofisticada de la región para dirigir los recursos a los más necesitados. También está agregando un millón extra al programa.