La dirección de la economía, en el punto de mira
| Por Cecilia Prieto | 0 Comentarios

La Casa Blanca tiene un nuevo inquilino y tanto el Senado como la Cámara de Representantes un nuevo partido con mayoría. La victoria de cualquiera de los dos partidos en las elecciones estadounidenses probablemente iba a ser inflacionista a la vista de los planes de gasto que se manejaban. El mercado ha interpretado que las políticas de Trump son más expansivas y tienen más probabilidades de generar un entorno más negativo para los mercados de renta fija.
Me inclino a pensar que el problema del déficit se postergará de nuevo y eso podría provocar una sacudida en los mercados de deuda. No está claro si este hecho finalmente hará que el mercado se cuestione la calidad crediticia del Tesoro estadounidense, pero este año ya hemos visto cómo los mercados reaccionaban bruscamente ante inquietudes relacionadas con la oferta.
El presidente Trump ha apuntado que quiere un dólar débil, algo a lo que habría que prestar atención. Estamos en un periodo de cambios en los diferenciales de tipos de interés, pero los movimientos en los aranceles comerciales pueden ejercer más presión sobre los flujos entre las economías. Los aranceles también elevan los riesgos a largo plazo para el crecimiento, lo que podría dar pie a escenarios de estanflación con el paso del tiempo.
Es probable que unos aranceles elevados aumenten los precios en un momento en el que la Reserva Federal está recortando los tipos de interés, lo que complica la situación de la política monetaria. El mercado ha modificado ligeramente sus perspectivas de tipos y ahora espera 100 pb de recortes hasta junio de 2025, mientras que justo antes de las elecciones esperaba que fuera hasta mayo. Eso podría cambiar a medida que los sucesos se vayan digiriendo.
Sin embargo, en lugar de poner el foco en los movimientos de los tipos de referencia a corto plazo, tenemos una guía más instructiva en el tipo terminal que prevé el mercado, es decir, el tipo en el que la economía está en equilibrio, con precios estables y pleno empleo. El mercado espera actualmente que este tipo ronde el 3,5% (aunque eso podría cambiar durante las próximas semanas).
Son unas perspectivas halagüeñas que apuntan a un escenario de aterrizaje suave o ausencia de aterrizaje, dado que la Fed está bajando tipos, el crecimiento estadounidense se mantiene sólido, el desempleo es bajo y la inflación está acercándose a su objetivo. Sin embargo, estos datos son retrospectivos y algunas cifras relevantes, como las del mercado laboral, podrían ocultar grietas.
Para los inversores, lo importante es dónde llega la economía, no el viaje; de hecho, el camino hacia la recesión se parece a un aterrizaje suave mientras se recorre. Cualquier cosa que ponga en tela de juicio la idea de solidez de la economía que maneja el mercado podría provocar movimientos bruscos en los precios de los activos.
El nuevo gobierno estadounidense todavía tiene que dar detalles sobre sus políticas, pero existe el riesgo de que el endurecimiento monetario desarrollado hasta la fecha haya puesto los cimientos de una desaceleración. Si la Fed se ve obligada a mantener los tipos en niveles elevados, la situación podría agravarse.
La exposición a la duración estadounidense podría proteger a los inversores frente a un deterioro de la economía. En deuda corporativa, los inversores deberían ser selectivos y dar preferencia a los títulos de mayor calidad. Las áreas que pueden beneficiarse de la debilidad del dólar, como la duración de los mercados emergentes en moneda nacional, ofrecen oportunidades, pero los inversores deberían estar preparados para ser flexibles en caso de que los riesgos recesionistas propicien una huida hacia la seguridad y tiren al alza del dólar.
Tribuna de Steve Ellis, CIO global del área de Renta Fija de Fidelity International