Mercados al alza pero impactos en el horizonte: los expertos analizan la victoria de Trump
| Por Alicia Miguel | 0 Comentarios
Bolsas al alza, fortaleza del dólar, subida de rendimientos en renta fija, criptoactivos disparados… así están reaccionando los mercados a la arrolladora victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos. Los expertos en España vaticinan futuras políticas centradas en los recortes de impuestos y la imposición de aranceles que tendrán consecuencias negativas en las cuentas públicas y el déficit del país, así como en la moderación de la inflación –lo que podría hacer a la Fed replantear sus futuros recortes-, sin olvidar el impacto en el comercio mundial y también en la economía europea, algo que se está reflejando en el cruce euro-dólar.
No obstante, de momento el tono en los mercados es positivo, tanto por el fin de la incertidumbre como por la orientación pro-crecimiento de Trump: “Parece que los mercados internacionales han interpretado la victoria de Trump como una buena noticia. Primero, es una cuestión que se repite cuando hay eventos importantes de este tipo: se despeja la incertidumbre. Conforme se acerca el evento hay más volatilidad, y la celebración del evento ayuda. Por otra parte, el hecho de que gane Trump se recibe positivamente porque sus medidas son pro crecimiento y eso se pone en precio”, explica Alberto Matellán, economista jefe de Mapfre Inversión. «El hecho de que la victoria sea clara apunta a que se podrían evitar semanas de disputas e incertidumbre lo que ha contribuido a reducir la volatilidad», añaden, en la misma línea, en A&G.
“Trump será el próximo inquilino de la Casa Blanca. Recuperado el control del Senado, si se mantiene el de la Cámara de Representantes, como parece probable, Trump además tendrá manga ancha para ejecutar todo su programa electoral. Para los mercados, las implicaciones son múltiples. Lo más relevante sean, tal vez, las rebajas impositivas que se han prometido, que deberían impulsar de inicio al crecimiento económico, las bolsas y al dólar”, añade David Macià, director de Inversiones y Estrategia de Mercados de Creand Asset Management en Andorra. “Pensamos que es probable que las bolsas prosigan la senda alcista”, añade. “La economía americana sigue siendo inusitadamente fuerte y, a diferencia de cuando ganó en 2016, ahora los mercados saben exactamente qué esperar. El punto de partida es el único obstáculo, ya que las valoraciones son elevadas, pero lo anterior tiene poca correlación con el comportamiento de las cotizaciones a corto plazo”, asegura.
“En el corto plazo, los inminentes ganadores de estas elecciones serían la renta variable americana –tecnología, financieros, defensa y empresas con sesgo doméstico, como mediana y pequeña capitalización– y dólar. En renta fija, continuamos a la espera de oportunidades en la parte larga de la curva, con la reciente caída en los precios de los bonos y a medida que la prima de plazo sigue aumentando”, explican en Banca March. Las divisas también dan prácticamente por sentado la victoria de Trump: el dólar vuelve a niveles no vistos desde julio, mientras el oro y el petróleo retroceden.
Sobre el impacto en los mercados financieros, Gustavo Martínez, profesor de Finanzas de la Universidad Francisco Marroquín y analista de Mercados, habla también de la apreciación del dólar, que ha subido con fuerza. “Esta tendencia se atribuye a las expectativas de políticas fiscales expansivas y a posibles recortes de impuestos que podrían estimular la economía de EE.UU., atrayendo inversiones extranjeras y fortaleciendo la moneda”. Las bolsas también cotizan a alza ante las futuras políticas ultra expansivas de Trump y menor intervencionismo. También los criptoactivos han reaccionado al alza, con el bitcoin muy alcista: “Trump prometió convertir a Estados Unidos en «la capital cripto del planeta» y crear una reserva estratégica de Bitcoin”, explica el profesor.
“Las políticas hay que analizarlas cuando se aplican, pero estas políticas que espera el mercado son pro crecimiento nominal. Por un lado, ayudan al crecimiento estadounidense, y por otro, probablemente las políticas de aranceles hagan a las empresas más competitivas. Un mejor crecimiento una mejor actividad fortalece al dólar de forma clara, y eso arrastra también a los bonos”, añaden en Mapfre Inversión.
Las dudas: renta fija y oro
En renta fija hay más dudas, debido a unas políticas inflacionistas que podrían hacer a la Fed replantearse los próximos recortes, aunque el de esta semana parece seguro. “Las políticas de Trump son netamente inflacionistas y expanden el déficit, ya de por sí elevado, por lo que es de esperar también que suban los tipos de interés cotizados por los mercados”, dicen en Creand AM. “La Fed probablemente deba replantearse las rebajas de tipos de interés que tenía previstas, con las consecuencias que ello conlleva en el mercado de divisas (el dólar muy probablemente se mantenga muy fuerte) y de renta fija (repunte de las curvas). El principal riesgo es que los inversores se empiecen a preocupar seriamente por la trayectoria de las cuentas públicas americanas, lo que sería sumamente desestabilizador para los mercados”, añade el experto de la entidad andorrana. “Los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU. han aumentado, reflejando anticipaciones de mayores déficits fiscales y una posible aceleración de la inflación bajo la nueva administración”, añade Martínez, mientras en el oro se han visto ligeros recortes.
Y es que, a pesar del buen tono de mercado inicial, hay riesgos en el horizonte: más allá de la deuda, el freno de recortes de tipos de la Fed también podría acabar afectando a la renta variable: «Con la victoria de Trump y un Senado republicano, las expectativas de mayor deuda pública, impulso fiscal y presión inflacionaria se han materializado. Esto ha elevado los rendimientos de los bonos del Tesoro y ha fortalecido al dólar. En el corto plazo, las acciones estadounidenses podrían beneficiarse de las expectativas de reducción de la carga tributaria empresarial. Sin embargo, la Reserva Federal podría ajustar su postura ante estos nuevos riesgos, centrando su atención en la inflación», explica Pablo Duarte, analista senior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch.
«La inflación esperada a 10 años en los mercados de bonos subió al 2,4% desde el 2% en septiembre. Si la inflación repunta, la Fed podría frenar la reducción de tasas o incluso aumentarlas y ello impactaría al mercado de acciones: sectores como tecnología podrían desacelerarse, mientras que energía podría beneficiarse. El sector de bienes de consumo básico, por su parte, suele mantenerse estable», añade. Y resume: «La Reserva Federal ahora enfrentará la tarea de evaluar la presión inflacionaria que pueda traer este nuevo gobierno. Los mercados ya anticipan un repunte de la inflación y menos recortes de tasas el próximo año. A largo plazo, cualquier intento de debilitar la independencia del banco central podría debilitar la confianza en el dólar y cambiar el panorama».
«Los mercados, como suele ser habitual en eventos políticos, están sobre reaccionando a los resultados de las elecciones americanas, ampliando los impactos que teóricamente se producirán en el próximo mandato de Trump. Las rentabilidades de la deuda soberana han saltado especialmente en la parte larga de la curva. Lo paradójico es que esa subida de la rentabilidad de la deuda puede tener una lectura positiva y negativa al mismo tiempo: la positiva es que las políticas de Trump se asimilan a mejoras para las empresas y la economía, y la negativa se justifica en posible crecimiento de déficit público, debido a los recortes de impuestos», explica Víctor Peiro, director general de análisis de GVC Gaesco. «En general, las bolsas están reaccionando positivamente, aunque el Ibex está tomando beneficios, ya que además de estar entre los que más habían subido en Europa, tiene varios valores importantes, más sensibles a esa subida de tipos, como las eléctricas e infraestructuras y además afectados por una economía mexicana y latina, que puede sufrir sus diferencias con EE.UU. (inmigración y aranceles)», añade.
«En general, pienso que entre las medias que se están discutiendo como potenciales movimientos de Trump hay algunas favorecedoras de las empresas (como menores o estables impuestos) o negativas (reducción de la inmigración y por tanto mayores costes laborales) y neutras (como los aranceles, que protegen a algunos sectores penalizando a consumidores). Un punto que puede ser positivo para los mercados es la voluntad declarada por Trump de acabar la guerra en Ucrania, aunque habrá que ver si lo consigue y de qué forma. Por ello creo, que la dirección de los mercados, pasados los primeros días, seguirá respondiendo a las dinámicas más largoplacistas y a los fundamentales de cada empresa y los tipos de interés, incluyendo los oficiales, seguirán dependientes de la evolución macro. Los movimientos fuertes en la valoración de activos, producidos por las típicas obviedades (como por ejemplo el de empresas de defensa y petroleras favorecidas y renovables y medios perjudicados), tendrán una vida corta y por ello los excesos pueden dar oportunidades de arbitraje», asegura.
«La nueva política de Trump será positiva para algunos sectores y mala para otros. Por ejemplo, es el empuje final de los criptoactivos, que se van a beneficiar considerablemente», comenta José Manuel Marín Cebrían, analista de mercado y fundador de Fortuna SFP. Al otro lado, «podemos intuir posibles amenazas para las tecnológicas que se podrían ver perjudicadas por cualquier declaración desafortunada de Trump».
El impacto negativo en Europa
Los expertos coinciden en que las políticas de Trump tendrán también impacto en Europa, en sus empresas y sus mercados cotizados, ante la imposición de fuertes aranceles. “Las agresivas subidas de aranceles que promete el candidato republicano deberían pesar sobre las compañías que exportan a EE.UU., sobre todo si no tienen fábricas en territorio americano (muchas compañías europeas pueden sufrir de inicio). El peso que estas tienen en los índices europeos hace pensar que estos se quedarán otra vez atrás”, explica Macià.
Según Duarte, para la eurozona, las condiciones actuales implican un euro débil que, aunque podría dar un leve impulso a las exportaciones, también incrementará la presión inflacionaria al encarecer los bienes importados, especialmente energía y materias primas, profundizando así la estanflación en la región. «Sin reformas que impulsen la productividad y el crecimiento, la Eurozona tendrá dificultades para seguirle el paso a una economía estadounidense que continúa expandiéndose y aprovechando las innovaciones tecnológicas de sus empresas, independientemente de quien esté en la Casa Blanca», explica.
“Una política comercial más agresiva por parte de EE.UU. podría afectar negativamente a la economía de la eurozona, con estimaciones de una reducción del PIB en torno al 1%, especialmente en países con alta dependencia de las exportaciones, como Alemania e Italia. Por eso el euro está cayendo”, añade Martínez. Con respecto a otros mercados, menciona a China: “Trump ha propuesto imponer aranceles del 10% a todas las importaciones y hasta un 60% a productos chinos, lo que podría desencadenar tensiones comerciales y afectar a las cadenas de suministro globales”.
Aplicación de sus políticas
Trump controlará Presidencia, las dos cámaras y el poder judicial, previsiblemente, pero este poder máximo no le dará viabilidad para implementar todas sus políticas, dicen los expertos, sujetas a la madurez del ciclo y la debilidad de las cuentas públicas. “El anuncio del red sweep es inminente y el control total del Congreso abre el camino para que el nuevo presidente aplique los cinco pilares principales prometidos en campaña de una manera más rápida: (I) bajada del tipo máximo corporativo, (II) desregulación, (III) déficit fiscal, (IV) aranceles y (V) reducción de la inmigración. No obstante, la capacidad para implementar estas medidas económicas se encontrará limitada por la debilidad de las cuentas públicas y la madurez del ciclo”, dicen en Banca March.
“Es interesante tener en cuenta que Trump asumió la presidencia en 2016 con una deuda del 76% sobre el PIB y un déficit de tan solo 2,9%, niveles considerablemente más manejables que el 99% actual y el 7%, respectivamente. Además, tendrá que manejar un desafío adicional, la madurez de un ciclo económico que ha experimentado ya su primera bajada de tipos de interés, aunque en niveles considerablemente más elevados que en aquella época», añaden.
En Mapfre Inversión matizan que los programas de ambos partidos no eran tan diferentes en los económico y explican que las políticas que realmente se implementan suelen ser más suaves de lo que se anuncia. “Básicamente, las políticas económicas de Trump se basan en cuatro pilares: impuestos, aranceles, déficit y regulación. Parece que las políticas que va a aplicar pueden ayudar al crecimiento de Estados Unidos. También podrían perjudicar al resto, pero hay dos matices: algo que ya vimos entre 2016 y 2020 es la diferencia entre las políticas económicas anunciadas y las que finalmente se han ido implementando. La realidad es que han acabado siendo más suaves”, dice Matellán.
“Por otro lado, se le viene pidiendo al gobierno de EE.UU., sea del color que sea, una reindustrialización del país desde hace al menos 15 años. Es una tendencia a la que se puede responder de muchas formas, y no va a cambiar ni con Trump ni con ningún otro presidente. Sí creo que algunas medidas pueden tener un análisis interesante, pero la tendencia global de reindustrialización no va a cambiar mucho”.
Independencia de la Fed
Algunos expertos también hablan de posibles injerencias en la Fed, aunque es poco probable. «A largo plazo, el riesgo estructural sería un cambio en la autonomía de la Reserva Federal. Trump ha insinuado querer influir en la política monetaria, lo cual rompería con lecciones aprendidas de crisis inflacionarias previas. Un banco central independiente sostiene el valor de la moneda en un sistema donde ésta carece de valor intrínseco, pues genera confianza. La historia muestra que permitir al gobierno financiarse con emisión monetaria tiende a desatar inflación. Por ello, cualquier señal de un cambio en esta dirección podría impulsar alternativas que no dependan del control estatal como el oro. Sin embargo, un cambio en esta dirección es poco probable», dice Duarte. «Trump tiene opciones limitadas: puede presionar públicamente a la Fed y nominar miembros al comité, pero su margen de maniobra sobre la estructura institucional es mínimo. Alterar esta estructura requeriría al menos un 60% de votos en el Senado, un objetivo difícil de alcanzar. Para que este escenario siga siendo improbable, la Reserva Federal debe mantener su reputación y controlar la inflación, asegurando así la confianza en el sistema actual».