Nace la Barcelona Finance School, el nuevo centro internacional de formación en finanzas

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Foto cedidaBarcelona Finance School, nuevo centro internacional de formación en finanzas

La Barcelona Finance School es el nuevo centro internacional de formación en finanzas, dirigido a un alumnado de perfil local y extranjero, creado por el Instituto de Estudios Financieros (IEF).

La Barcelona Finance School ofrece formación de primer nivel para postgraduados y profesionales a través de másteres, postgrados y cursos de especialización, los cuáles permitirán al alumnado obtener una acreditación universitaria, que se impartirán de manera presencial, híbrida y online. En este sentido, el claustro de profesores estará constituido por profesionales expertos en el ámbito financiero.

Las nuevas tendencias del sector, como por ejemplo la tecnología aplicada a las finanzas, las finanzas sostenibles, las finanzas conductuales y la economía circular son algunas de las temáticas que se abordarán en la Barcelona Finance School.

A través de una metodología práctica y aplicada, los estudiantes podrán diseñar su propio plan de carrera (itinerarios) para poder extraer el máximo potencial al aprendizaje activo que propone el nuevo centro. Por ello, la Barcelona Finance School da un nuevo impulso al conocimiento y a la experiencia en finanzas, contando con el soporte del Instituto de Estudios Financieros.

El centro desarrollará sus programas formativos basándose en tres pilares: learnability, la capacidad para aprender y formarse de manera continua, ocupability, la formación enfocada a conseguir un buen nivel de profesionalización, y glocality, internacionalización de la escuela, siendo Barcelona como centro de referencia educacional en finanzas.

Ferran Teixes, nuevo director general

Ferran Teixes es el nuevo director general del Instituto de Estudios Financieros y de la Barcelona Finance School. Teixes es economista y tiene una larga experiencia profesional en el mundo de la consultoría multinacional y en organizaciones relacionadas con la formación y la educación.

De izquierda a derecha: Josep Soler, presidente del Consejo Asesor del IEF y Ferran Teixes, director general del IEF y de la Barcelona Finance School

De izquierda a derecha: Josep Soler, presidente del Consejo Asesor del IEF y Ferran Teixes, director general del IEF y de la Barcelona Finance School

La llegada de Teixes como director general da respuesta a los importantes cambios que se están produciendo en el mundo de la formación, en el mercado financiero y en sus canales. Concretamente, el IEF, con la Barcelona Finance School, quiere hacer llegar su conocimiento en finanzas a los profesionales financieros y a los postgraduados que quieren hacer carrera en finanzas, poniendo énfasis en las nuevas tendencias financieras.

Un escenario diferente en la próxima era de crecimiento

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Durante aproximadamente las dos últimas décadas, la globalización ―alentada por el aumento de la cooperación comercial mundial y la apertura de grandes mercados antes cerrados, como China― ha dado lugar a una mano de obra barata y abundante, a la integración de las cadenas de suministro mundiales en aras de la eficiencia y a la externalización de la producción. Esos días parecen ahora estar llegando a su fin.

La globalización tuvo efectos sumamente deflacionistas, lo que produjo una bajada constante de los tipos de interés, ya que los bancos centrales aplicaron una política monetaria laxa para estimular el crecimiento. A su vez, los tipos más bajos alentaron el aumento de los precios de los activos, desde la renta variable hasta los bienes inmobiliarios y otros activos.

Sin embargo, al subir los precios de los activos, la riqueza generada se distribuyó de manera desigual. Por ejemplo, mientras que las clases baja y media registraron un crecimiento de la riqueza de en torno al 3% anual desde 1995, el 0,001% más rico alcanzó una media anual de entre el 5% y el 9%, y el 1% más rico acaparó el 38% del crecimiento total de la riqueza. El populismo cobró impulso cuando algunos atribuyeron esta creciente desigualdad a los efectos de la globalización, promoviendo cambios en la mano de obra que han ejercido presiones salariales al alza.

Mientras que el populismo latente supuso una sacudida para la desglobalización, la COVID-19 la aceleró, ya que las complejas e integradas cadenas de suministro globales quedaron expuestas y fallaron. Desde los medicamentos genéricos fabricados en la India hasta los equipos de protección individual de China, pasando por la ropa y el calzado de Vietnam, así como gran cantidad de insumos, muchos bienes resultaron difíciles de adquirir durante la pandemia. Desde entonces, algunas empresas han diversificado sus proveedores y han sobreabastecido sus existencias para compensar, y el refuerzo de las cadenas de suministro también ha alentado un movimiento para deslocalizar las operaciones a nivel nacional.

El sector de la fabricación ha sufrido un declive secular en EE. UU., con una reducción de 6,5 millones de puestos de trabajo desde 1979 hasta 2019. Sin embargo, en los dos últimos años hemos asistido a los mayores aumentos anuales de empleos en el sector en más de 25 años. Un análisis reciente del McKinsey Global Institute estima que EE. UU. podría sumar entre 275.000 y 460.000 millones de dólares a su producto interior bruto (PIB) y hasta 1,5 millones de puestos de trabajo de aquí 2030 debido a la continua transformación del sector de la fabricación nacional.

Hay algunos aspectos positivos de los factores inflacionistas alentados por la desglobalización, que podrían ser beneficiosos para determinadas industrias y sectores de la población activa y contribuir al crecimiento económico nacional. Sin embargo, también esperamos que el resultado general de la desglobalización sea una inflación estructuralmente más alta y, por tanto, unos tipos de interés más elevados. Las empresas que ahora se ven obligadas a renunciar a la mano de obra barata, a las cadenas de suministro hipereficientes y a la producción deslocalizada podrían no lograr el mismo nivel de beneficios y tener que promover el crecimiento de otras formas. Y lo mismo vale para todas las empresas que intentan crecer en un entorno de precios más altos y mayor coste del capital.

Por tanto, creemos que es especialmente importante seguir centrándonos en empresas con modelos de negocio sólidos en mercados finales saludables y en crecimiento, con potencial para prosperar independientemente de la coyuntura económica. En cualquier entorno, consideramos crucial que las empresas tengan una ventaja competitiva sostenible, es decir, que sean las mejores en algo.

Esa ventaja competitiva puede adoptar distintas formas: una tecnología única, una marca fuerte, efectos de red, una estructura de costes favorable o una distribución superior son características potenciales que pueden mejorar las perspectivas de crecimiento de una empresa. Por ejemplo, las empresas que apliquen eficazmente la tecnología podrían lograr mejorar la productividad laboral y la eficiencia de la cadena de suministro mediante la automatización, el software y las aplicaciones de inteligencia artificial (IA), contrarrestando así las presiones salariales y de otros costes. Y aunque la desglobalización podría ralentizar el movimiento de bienes físicos y de la mano de obra por todo el mundo, creemos que el flujo de información intangible y digital seguirá aumentando en los próximos años.

El antiguo mundo de tipos bajos y globalización propiciaba estímulos universales que respaldaban ampliamente el crecimiento; el nuevo entorno puede hacer que la senda hacia el crecimiento resulte más complicada. Por tanto, creemos que entender a fondo los fundamentos de una empresa y su potencial de flujos de caja futuros será clave para invertir con éxito.

 

 

Tribuna de Doug Rao, Nick Schommer y Brian Recht, gestores de cartera de Janus Henderson Investors. 

La importancia de volver a la renta fija básica ante un mercado bajista

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Desde Goldman Sachs Asset Management (GSAM) consideran que en el último ciclo de mercado, un régimen de «Goldilocks» de crecimiento e inflación ni demasiado altos ni demasiado bajos hizo que los bancos centrales mantuvieran políticas acomodaticias que apoyaron la economía y los mercados financieros. Los rendimientos bajos o negativos de la renta fija básica de alta calidad llevaron a los inversores a explorar activos de menor calidad y a salir del espectro de vencimientos en busca de rendimientos positivos.

Algunos inversores abandonaron por completo la renta fija en favor de la renta variable y otros activos de riesgo, algo que parecía lógico cuando las carteras estaban respaldadas por una macroeconomía benigna y unas condiciones financieras ultra laxas, señala un análisis firmado por Simon Dangoor, jefe de estrategias macro de renta fija, Sophia Ferguson, gestora principal de cartera en el equipo de Renta Fija Global Multisectorial y Gurpreet Gill, estratega macro de renta fija y soluciones de liquidez.

“Pero la naturaleza de los ciclos y los mercados financieros está cambiando. Cambios estructurales como la descarbonización, la desglobalización y la inestabilidad geopolítica sugieren que la volatilidad -antes episódica- se ha convertido en endémica. Además, aunque los inversores suelen ver los mercados bajistas y las recesiones como acontecimientos binarios, en realidad tienen formas y tamaños diferentes. En la era post-pandémica, esperamos que los cambios en la economía generen más factores desencadenantes de volatilidad y sentimiento bajista, aunque esos episodios no desemboquen en un mercado bajista o una recesión propiamente dichos”, escriben.

Por ejemplo, los riesgos climáticos y las tensiones geopolíticas pueden provocar interrupciones del suministro en materias primas de la «vieja economía» concentradas geográficamente que son fundamentales para las tecnologías limpias de la «nueva economía». Un ejemplo de ello es el litio, que es crucial para el rendimiento de las baterías: más del 50% del mineral se concentra en zonas con altos niveles de estrés hídrico y las tres principales naciones productoras del mundo -incluida China- controlan más de tres cuartas partes de la producción mundial.

También las tensiones en el sector bancario en marzo de 2023 demostraron que el sentimiento de riesgo puede cambiar rápidamente bajo condiciones financieras más estrictas y en una era de redes sociales y transacciones digitales. “Creemos que restablecer las asignaciones a la renta fija básica puede ayudar a equilibrar las carteras en episodios bajistas. De hecho, esto es lo que vimos en marzo, cuando los bonos de alta calidad generaron rentabilidades positivas, compensando parcialmente la debilidad experimentada en otros ámbitos”, destacan los expertos.

El poder protector de la renta fija básica

“Los activos de renta fija básicos, como la deuda pública de alta calidad, han equilibrado históricamente las carteras de renta fija multiactivos o multisectoriales debido a su menor volatilidad en relación con los activos cíclicos. En el caso de los activos de riesgo, incluida la renta variable, existen importantes posibilidades de ganancias, pero también un mayor potencial de pérdidas debido a la evolución de empresas o sectores específicos, así como a las condiciones económicas”, destaca el análisis.

Por el contrario, el potencial alcista de los bonos de alta calidad se limita en gran medida a los pagos de cupón y principal, y el rendimiento a la baja depende en gran medida de los movimientos de los tipos de interés, a diferencia de los riesgos crediticios, que son más elevados en los segmentos de mayor riesgo de la renta fija, como el alto rendimiento (HY) y la deuda de mercados emergentes. Además, añaden Dangoor, Ferguson y Gill, “los bonos básicos han tendido a tener una correlación baja o negativa con la renta variable y otros activos de riesgo, lo que genera beneficios potenciales de diversificación. Por ejemplo, los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años tienen una beta negativa con respecto al crecimiento y una beta positiva con respecto a la volatilidad del mercado de renta variable. En otras palabras, cuando el crecimiento es débil o la volatilidad de la renta variable aumenta, los bonos del Tesoro a 10 años tienden a obtener buenos resultados, mientras que los activos de riesgo se debilitan”.

Ambas propiedades de la cartera de bonos básicos -baja volatilidad y correlaciones negativas- se vieron alteradas en 2022, cuando el agresivo endurecimiento monetario para controlar la elevada inflación provocó un repunte de la volatilidad del mercado de bonos, una experiencia que ha provocado, comprensiblemente, dudas sobre el valor de las carteras equilibradas y el papel de la renta fija básica. Desde la gestora creen sin embargo que 2022 fue un acontecimiento excepcional que no es indicativo del potencial a largo plazo. “Por el contrario, pensamos que el poder protector de los bonos básicos se ha reforzado. Debido a una subida significativa desde el comienzo de 2022, los rendimientos más altos están creando ahora más espacio para que los bonos básicos amortigüen potencialmente las caídas de los activos cíclicos durante las perturbaciones negativas del crecimiento”, señalan.

Los beneficios potenciales de la renta fija básica

“Una de las ventajas de la transición a un régimen de tipos más altos es que el potencial de ingresos futuros y de rentabilidad total de los bonos básicos ha mejorado significativamente. El ciclo de subidas de tipos de la Reserva Federal estadounidense más pronunciado desde la década de 1980 ha elevado los rendimientos del Tesoro de EE.UU. mucho más allá de los límites inferiores, con el rendimiento a un año aumentando desde el 0,4% a principios de 2022 hasta el 4,6% a finales del primer trimestre de 2023”, indican desde la gestora. Como resultado, la brecha con el rendimiento de los beneficios del índice S&P 500 se ha reducido.

“En pocas palabras, dado que los bonos de alta calidad vuelven a generar rentas atractivas, creemos que la era de ‘No hay alternativa’ a la renta variable u otros activos de riesgo ha llegado a su fin. Pero las afirmaciones simplistas no son adecuadas para el complejo mundo actual. Los tipos de interés más altos, los mercados impredecibles y la elevada incertidumbre económica exigen un enfoque activo de la asignación de activos, la selección de valores y la construcción de carteras”, añaden.

La dirección de la política monetaria ha estado bastante sincronizada entre los bancos centrales de los mercados desarrollados, pero desde GSAM esperan que el final del ciclo de subidas sea más escalonado y la próxima fase de formulación de políticas sea más variada.

“Creemos que otros segmentos de la renta fija básica, como el crédito con grado de inversión y los valores respaldados por hipotecas de agencias, también ofrecen un atractivo potencial de ingresos e inversión. Por ejemplo, el crédito estadounidense con grado de inversión rinde más del 5% y conlleva un riesgo cíclico y de refinanciación limitado, ya que sólo el 16% de los bonos del mercado vencen en 2023 y 2024”, destacan.

Además, unos rendimientos más elevados reducen el riesgo de duración, ya que unos mayores ingresos ayudan a compensar la depreciación del capital en caso de que los tipos sigan subiendo. “En términos generales, a medida que resurjan los episodios de volatilidad del crecimiento, esperamos que los activos cíclicos se enfrenten a mayores vientos en contra que los bonos básicos. Y, afortunadamente para los inversores en activos múltiples, los mayores rendimientos de los bonos de alta calidad alivian la necesidad de descender en el espectro de calidad o de salirse de la curva de rendimientos para obtener ingresos en un momento en el que podríamos encontrarnos con más frecuencia con perturbaciones negativas”.

Restablecer las asignaciones a la renta fija

Los expertos reconocen que incluso cuando superemos las peculiaridades económicas causadas por la pandemia y la guerra de Ucrania, las condiciones de inversión del régimen post-pandémico serán probablemente menos favorables que las de la era de la Gran Moderación iniciada en los años ochenta. Esperan menos estabilidad y previsibilidad, y más volatilidad episódica. “Creemos que el restablecimiento de la asignación a la renta fija básica puede ayudar a equilibrar las carteras durante estos episodios”, resumen.

La pandemia también ha cambiado las prioridades políticas, con un mayor compromiso con la descarbonización, así como una renovada urgencia por lograr la seguridad energética, especialmente en Europa. Por ello, añaden que “la financiación de la transición energética requerirá grandes cantidades de capital y el mercado mundial de bonos será una importante fuente de financiación. A medida que empresas de más sectores y gobiernos de más regiones emitan bonos verdes, esperamos que aumenten las oportunidades para que los inversores sustituyan una parte de sus tenencias de renta fija básica por bonos verdes (…). Pero creemos también que la evolución del entorno macroeconómico y de mercado exige un enfoque de construcción de carteras basado en la gestión activa”.

Puede leer el análisis completo en inglés en este enlace.

¿Está cambiando la marea para la economía americana?

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Persiste el reto de reducir la inflación. Los costes de ese esfuerzo se han tornado más evidentes, al quebrar First Republic seguido por Silicon Valley Bank y la consiguiente administración por la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation). Aunque la Reserva Federal elevó los tipos otros 25 puntos básicos (pb) en mayo, puso de manifiesto que las subidas de tipos futuras dependerían de los datos, lo cual apunta a una alta probabilidad de una pausa en su ciclo de alzas, a pesar de que la inflación subyacente continúa muy por encima de lo deseado y tan solo muestra signos heterogéneos de mejora.  Incluso el Banco Central Europeo (BCE) ralentizó sus incrementos de tipos en 25 pb en mayo, reflejando su creencia de que las alzas de los tipos hasta la fecha se están transmitiendo «de forma forzosa» a los mercados financieros y a la economía.

Aunque todavía está por ver la magnitud de los daños al sistema bancario, no hay duda de que la economía se está ralentizando, lo cual plantea a los bancos centrales más dificultades al tratar de dar con un equilibrio entre la estabilidad de los mercados financieros y un contundente compromiso con reducir la inflación.  De qué manera afectarán los problemas bancarios a la capacidad de los bancos centrales para reducir la inflación es una cuestión siempre presente en las mentes de los inversores en bonos. En vista de la incertidumbre, recomendamos seguir siendo flexibles. Los mercados tienden a reaccionar en exceso, pero también por defecto. Esperamos aprovechar este extremo a medida que avance el año.

A pesar de los problemas actuales del sector bancario y unos datos más débiles de lo previsto (en términos generales), los precios de los activos financieros más allá de la banca mostraron una calma sorprendente. Resulta prácticamente increíble que, en un mes con el segundo mayor número de quiebras bancarias de la historia, los precios de los activos globales hayan registrado el menor nivel de volatilidad desde el comienzo de la pandemia, según el porcentaje de activos con una variación inferior al 3%, en cualquier dirección, y el VIX, que mide la volatilidad del mercado bursátil y que regresó a niveles no vistos desde finales de 2021.

La Reserva Federal se encuentra en este momento en modo «esperar y ver» y no ha formulado indicaciones de que se disponga a ni siquiera pensar en bajar los tipos; el mercado, sin embargo, tiene otras ideas. Los contratos de futuros de los mercados financieros prevén unos 100 pb de rebajas de los tipos para el segundo semestre de 2023. No sería una sorpresa que, dados los 500 pb de subidas de los tipos que se han registrado en poco más de un año, diversos modelos de negocio apalancados, como el de los bancos, puedan verse sometidos a presión, incluso aunque el endurecimiento de la política monetaria se haya llevado a cabo de manera adecuada. Sin embargo, podría empeorar y es probable que el combate contra la inflación se cobre más víctimas. Esto no significa que vaya a producirse otra crisis, sino más bien debilidad económica y esperemos que un descenso más rápido de la inflación, lo cual permitiría a la Reserva Federal revertir parte de sus subidas de los tipos en 2024.

Un factor fundamental para comprender qué sucederá en Estados Unidos será medir lo restrictivas que se han tornado las condiciones monetarias/financieras. Fijándonos en los tipos cortos, se encuentran en un nivel moderadamente restringido o significativamente restringido si utilizamos una tasa de inflación a largo plazo del 2% para calcular el tipo real de los fondos federales. Las condiciones del crédito bancario se encuentran claramente en una trayectoria de endurecimiento, aunque todavía desconocemos hasta qué medida.  Sin embargo, si evaluamos las tires de la deuda pública, los diferenciales de crédito, el índice S&P 500 y los precios de la energía, la situación apunta hacia arriba, es decir, que la variación de estas variables NO sugiere que las condiciones financieras se estén endureciendo.

La incapacidad de las tires de los bonos gubernamentales para caer en abril, tras la favorable evolución de marzo, sugiere que la próxima evolución de las tires indicará que suceda uno de los siguientes acontecimientos:

  1. que se dé una crisis, la Reserva Federal reduzca los tipos y las tires caigan; o
  2. que se evite una crisis, con una caída o no significativa de la inflación, pero que las tires de los bonos suban.

El segundo supuesto es bajista para los bonos «libres de riesgo», pero favorable para unos diferenciales, entre estables y más estrechos, de los bonos corporativos y las titulizaciones, y no esperaríamos un retroceso significativo de las tires de los bonos del Tesoro estadounidense más allá de sus rangos recientes. Por ejemplo, las tires de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años llevan un tiempo en un rango amplio de entre el 3,3% y el 3,7%; es improbable que se rompa esta tendencia, salvo que se materialice el supuesto número uno. Las tires de la deuda pública alemana también están explorando la parte baja de las bandas recientes, en un mercado en que la inflación está en peor forma que en el Reino Unido. Se debe tener en cuenta que, en el supuesto uno, el mercado ya ha descontado 100 pb de rebajas de los tipos para este año y otros 100 pb para el próximo. Las expectativas puede que tengan que superar esta cifra para lograr que las rentabilidades de los bonos desciendan sustancialmente.

¿En qué situación nos deja esta circunstancia?  Nos preocupa la economía global. Aunque parecía que el crecimiento se estaba acelerando en el primer trimestre, se desaceleró hacia finales de ese periodo, lo cual sugiere que, en conjunción con las turbulencias del sector bancario y lo que el BCE ha caracterizado como una transmisión «a la fuerza» del alza de los tipos a la economía, el crecimiento en el segundo trimestre podría ser débil. Además, no tenemos duda de que el crecimiento del empleo se está ralentizando en Estados Unidos (no tanto fuera de ese país) y la inflación general está cayendo, lo cual podría ser augurio de que la Reserva Federal no vuelva a subir los tipos.

Sin embargo, la inflación no ha sido doblegada, ni en Estados Unidos ni en la mayoría de los demás países.  Aunque los bancos centrales se encuentren en sus tipos terminales máximos o próximos a ellos, serán reacios a reducir los tipos de interés solo porque suban las tasas de desempleo. La Reserva Federal y la mayoría de los demás bancos centrales deben asistir a un incremento sustancial de esas tasas para detener las alzas de tipos. Sin embargo, para complicar más las cosas, los bancos centrales también deben asegurar la estabilidad de los mercados financieros, lo cual podría restringir su capacidad para mantener condiciones monetarias moderadamente restrictivas durante un periodo prolongado y, por ende, aplazar el logro del control de la inflación. De hecho, un riesgo al que los inversores deben prestar atención es la posibilidad de que la preocupación por un posible contagio financiero y los riesgos sistémicos para el sector financiero aplacen la consecución de los objetivos sobre la inflación a largo plazo.  De ser este el caso, con independencia de que sea por accidente o a propósito, las curvas de tires se pronunciarían y se añadiría a los bonos con vencimientos más largos una prima por el riesgo de inflación.

En términos de estrategia, mantenemos una duración más larga que antes de la quiebra de Silicon Valley Bank y seguimos adquiriendo más duración ante los movimientos que se puedan dar para las tires.  Buscamos maneras de mejorar de forma inteligente la calidad crediticia, procurando no renunciar a los rendimientos previstos. Creemos que los mercados de crédito se muestran moderadamente infravalorados, pero, en el ámbito de los activos investment grade, dicha circunstancia se da principalmente en bonos emitidos por instituciones financieras.  Los diferenciales se encuentran por encima de la media, pero no de un modo sustancial, lo que hace del crédito una apuesta de carry con oportunidades limitadas para la compresión de los diferenciales.

Dado que prevemos una ralentización económica, que no una gran recesión, para este año, parece que los bonos high yield con vencimientos más cortos presentan valoraciones adecuadas que, si se eligen detenidamente, podrían generar una atractiva rentabilidad. El crédito titulizado sigue mostrándose más atractivo que cualquier otro sector.  Pensamos que el riesgo de crédito de las titulizaciones hipotecarias sobre inmuebles residenciales y determinados inmuebles comerciales, como los edificios plurifamiliares, es atractivo en vista del sólido punto desde el que parten los balances de los hogares y de las empresas, así como del robusto crecimiento de los ingresos de los hogares.

Nuestra categoría favorita de crédito titulizado sigue siendo las hipotecas sobre inmuebles residenciales no respaldados por agencia a pesar de las expectativas de que los precios de la vivienda en Estados Unidos posiblemente caigan en 2023.

Seguimos decantándonos por infraponderarnos en el dólar frente a una cesta de monedas de mercados desarrollados y emergentes. Nos sigue gustando la deuda pública denominada en moneda local de mercados emergentes frente a la deuda denominada en monedas fuertes.

 

 

 

Tribuna de opinión de Eric Stein, director de inversiones del equipo de renta fija de Morgan Stanley IM.

 

 

Conozca más sobre Morgan Stanley Investment Management. 

¿Siguen intactos los argumentos a favor de una inflación estructuralmente más alta?

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Los bancos centrales pueden ganar la lucha a corto plazo contra la rápida subida de los precios, pero a largo plazo creemos que la inflación será un rival más fuerte de lo que algunos esperan. Teniendo esto en cuenta, los inversores deberían buscar oportunidades para reforzar sus defensas contra la inflación.

Inflación flexible frente a inflación rígida

Es probable que en los próximos meses la inflación se modere con respecto a los elevadísimos niveles del año pasado, como consecuencia del efecto retardado del endurecimiento de la política monetaria y de un entorno más difícil para el crédito, dadas las preocupaciones sobre los préstamos bancarios y la liquidez. Ya hemos visto descender la inflación en algunas de las áreas más variables del IPC, medidas por el IPC de precios flexibles del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, un índice que incluye los precios de los alimentos, los automóviles, la ropa y otros bienes y servicios que responden más inmediatamente a los cambios en el entorno económico actual o al nivel de holgura económica (línea azul claro en el gráfico 1).

Pero si miramos más allá, esperamos que la inflación sea más alta en la próxima década que en la anterior. De hecho, aunque la inflación flexible ha disminuido un poco, parece haberse afianzado la «inflación rígida», basada en el denominado IPC de precios rígidos (línea azul oscuro del gráfico 1), que incluye muchas categorías basadas en los servicios, como los servicios médicos, la educación y los servicios de atención personal, así como la mayoría de las categorías de vivienda, es decir, categorías del IPC que tienden a cambiar más lentamente con el tiempo.

Gráfico 1

Qué impulsa el cambio

Vemos varias razones para esperar una inflación estructuralmente más alta:

Menos respaldo de la mano de obra barata – En el ciclo anterior, el crecimiento de los salarios se vio limitado en parte por la enorme expansión de la mano de obra a nivel global, especialmente en China. Esa tendencia se ha agotado en gran medida, sin que exista un sustituto claro para los trabajadores chinos con salarios relativamente bajos.

Desglobalización y aumento de la deslocalización – A medida que los países se replantean sus cadenas de suministro en un esfuerzo por reducir la exposición a los problemas de escasez y el riesgo geopolítico, habrá casos en los que las empresas estén dispuestas a producir en lugares donde sea menos eficiente hacerlo, actividad que es inherentemente inflacionista.

Más gasto fiscal – La pandemia marcó el inicio de un enorme de gasto fiscal, que probablemente no se pueda retirar de golpe y que, a menos que se compense, aumentará la presión inflacionista.

Escasa oferta de materias primas – La escasa inversión en materias primas de la última década parece destinada a continuar, ya que los inversores se preocupan por la transición a una economía con menos emisiones de carbono y la incertidumbre que genera sobre la futura demanda de energía y otras materias primas.

La transición energética – El paso a una economía menos intensiva en carbono exigirá importantes inversiones en nuevas fuentes de energía.

Consecuencias para la inversión

Para los inversores que estén de acuerdo con nuestras perspectivas sobre la inflación, creemos que hay una serie de ideas de inversión que merece la pena considerar, entre ellas:

Activos reales – Las materias primas han tenido históricamente una beta elevada frente a la inflación, lo que las convierte en una cobertura potencialmente atractiva. Quienes no se sientan cómodos invirtiendo directamente en materias primas podrían optar por una cartera de activos reales diversificada que incluya, por ejemplo, materias primas, acciones de recursos naturales y TIPS.

Inclinación hacia sectores sensibles a la inflación – Dentro de una asignación de renta variable, puede haber oportunidades de invertir en acciones de recursos naturales, así como en otras acciones sensibles a la inflación, como las infraestructuras cotizadas (donde las empresas a menudo pueden repercutir la inflación directamente en sus contribuyentes). Además, las acciones value, dada su menor sensibilidad a los tipos de interés, pueden comportarse mejor que las acciones growth en un mundo inflacionista.

Gestión del riesgo a nivel de construcción de carteras – Si asumimos una inflación más alta en el futuro, y por lo tanto tipos de interés más altos, entonces los inversores podrían no ser capaces de confiar en los bonos para una diversificación consistente – es decir, podríamos ver más periodos en los que los bonos y las acciones están correlacionados positivamente como lo estuvieron en 2022. Esto puede requerir nuevas fuentes de diversificación, incluido el uso de determinados hedge funds como complemento de la renta fija (un tema que nuestros compañeros tratan con más detalle aquí).

Para saber más sobre Wellington Management visite su página web.

Las gestoras de fondos alternativos se muestran optimistas: esperan un aumento de capital y lanzamientos de fondos en los próximos 18 meses.

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Nueva investigación de Ocorian, un proveedor especialista en servicios de fondos alternativos y líder en entidades administrativas, servicios corporativos y fiduciarios, muestra que los administradores de fondos alternativos son optimistas sobre los lanzamientos y recaudación de fondos previstos para el próximo año y medio. Entrevistaron a 100 gestores de fondos alternativos sobre bienes raíces, deuda privada, capital privado e infraestructura, que residen en el Reino Unido, EE. UU., Francia, Alemania, Países Bajos, Suecia, Suiza, Finlandia y Noruega durante abril de 2023.

Más de ocho de cada diez (81%) dicen que los niveles de recaudación de fondos serán más altos durante los próximos 18 meses en comparación con el período anterior de 18 meses. El 69% de los administradores de fondos son cautelosamente optimistas y afirman que esperan ver un nivel ligeramente más alto de recaudación de fondos, mientras que el 12% cree que será dramáticamente más alto. Solo el 18% dice que será más o menos igual y el 1% dice que será menor.

Estos resultados se reflejan en la confianza de los gestores de fondos para lanzar nuevos fondos. Casi todos (98%) tienen confianza en la capacidad de los administradores de fondos alternativos para lanzar con éxito nuevos fondos en los próximos 18 meses, con un 52% muy confiado y un 46% bastante confiado.

La investigación del equipo de Ocorian Fund Services, que se especializa en la administración de activos alternativos fondos a nivel mundial, muestra que el 91% de los administradores de fondos alternativos predicen que habrá más lanzamientos de activos alternativos de fondos en comparación con 2022. De estos, el 28% predice que habrá significativamente más alternativas de lanzamientos de fondos de activos, mientras que el 63% predice que los lanzamientos serán ligeramente más altos. Alrededor de uno de cada 12 (8%) predice que lo hará será más o menos igual, y solo el 1% piensa que será menor.

No se trata simplemente de un aumento de confianza para lanzar exitosamente nuevos fondos, las estadísticas se reflejan en la capacidad de recaudar capital, con un 96% prediciendo que se recaudará más capital en 2023 en comparación con el último año.

Cuando se les pide que elijan las cinco clases de activos principales que los administradores de fondos alternativos esperan que se beneficien más de la recaudación de fondos durante los siguientes 18 meses, el 73 % seleccionó capital privado, seguido de infraestructura (68 %), bienes raíces (65%), deuda privada (59%) y fondos de cobertura (49%).

Cuando se le preguntó específicamente cómo cambiará la recaudación de fondos en los próximos 18 meses para ciertas clases de activos alternativos  en comparación con los últimos 18 meses, se espera que los bienes raíces, el capital privado y la deuda privada aumenten al máximo

Paul Spendiff, Jefe de Desarrollo de Negocios, Servicios de Fondos en Ocorian, finalizó: “2022 fue un año difícil para la industria de gestión de fondos, con todo el número de fondos lanzados y la cantidad de capital recaudado alcanzando los niveles más bajos que hemos visto durante muchos años. Si bien todavía es un entorno económico desafiante y con un número de problemas geopolíticos que dificultan la recaudación de fondos en algunos mercados, es alentador ver qué tan positivos se sienten los administradores de fondos alternativos sobre el próximo año, prediciendo niveles más altos de lanzamientos de fondos y más capital recaudado en general. A pesar de no estar fuera de peligro todavía, esperamos ver gestores de fondos de alto rendimiento con la estrategia correcta, buen gobierno y un enfoque transparente en torno a los objetivos ESG, esto mejorará el sentimiento actual en el mercado».

La recesión se demora pero parece cada vez más inevitable

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Foto de Jeremy Beadle en Unsplash

La semana pasada comenzamos a identificar los primeros indicios de relajación en el mercado laboral que no obstante sigue caliente. Esto impulsa al alza los salarios reales, mejora el poder adquisitivo y permite a las familias preservar un mínimo de ahorro y mantener un nivel de gasto desahogado a pesar del encarecimiento del dinero.

El informe sobre la situación del empleo de mayo, aunque en la superficie contradictorio (los payrolls crecieron en 339.000 empleados, mientras que la encuesta de hogares mostraba que 310.000 personas habían perdido sus trabajos), ilustra el progresivo enfriamiento del mercado de trabajo en Estados Unidos. La encuesta de hogares (household survey), a diferencia de la de payrolls, no hace doble conteo de pluriempleados, pero incluye a autónomos y a los que están de baja sin sueldo. Por lo tanto, es a priori una foto más nítida de la situación laboral.

Asimismo, los ingresos semanales subieron de media solamente un 0,04% con respecto a abril. Como es el sondeo de households el que se utiliza como base de cálculo de la tasa de paro, el desempleo (U3) se vio incrementado en 0,3%, hasta el máximo de los últimos 7 meses, cuando los economistas proyectaban un repunte en el índice U3 desde 3,4% a 3,5%.

La resiliencia del consumidor y la recuperación en el índice de sorpresas macro favorecido por la reapertura china –que está perdiendo fuelle– y la caída en precios de energía en Europa, probablemente retrasen el inicio de la recesión que, no obstante, parece cada vez más inevitable. La disminución en el impulso fiscal tras el reciente acuerdo entre demócratas y republicanos para elevar el techo de la deuda es otra noticia negativa más.

En entregas anteriores hemos mencionado la evolución del índice de indicadores económicos adelantados (LEI), el porcentaje de tramos de la curva invertidos y modelos propios y de terceros para ilustrar el riesgo de caer en números rojos de PIB.

Esta semana me he topado con otro índice realmente interesante que apunta en la misma dirección. En la web de Philly Fed se publican dos cálculos alternativos al del PIB USA: uno de ellos diseñado por los economistas de Filadelfia (GDP Plus). El GDP Plus se anticipa entre uno y dos trimestres al PIB oficial y, como se observa en la gráfica, sitúa a la economía estadounidense en recesión (leve) en el cuarto trimestre.

El GDP Plus combina el cálculo tradicional del PIB con las partidas de ingresos del GDI  (BEA) para llegar a un índice que refleje mejor aspectos relevantes del crecimiento económico, que no están adecuadamente representados en el PIB tradicional (wp13-16.pdf philadelphiafed.org).

Los datos de empleo del pasado viernes –y la revisión sobre los de abril– fueron sorprendentemente fuertes. No obstante, históricamente la economía estadounidense está en cifras en el rango de 90.000 a 200.000 nuevas nóminas (payrolls) cuando el NBER oficializa el inicio de una recesión. La encuesta de proyecciones entre profesionales que realiza la Fed también pone el inicio de la recesión en el cuarto trimestre con probabilidades bastante repartidas, pero sesgadas hacia los números rojos.

Y en Europa las cosas no pintan mucho mejor. Alemania ya está en recesión técnica y la situación no parece mejorar en el país germano, donde la publicación de los pedidos de fábrica alemanes del martes fue decepcionante. Aunque la inercia negativa en el indicador se redujo del -10,9% al -0,4% (intermensual) en abril, el dato quedó por debajo de las expectativas (+2,8%).

Con el PMI global por debajo del umbral de 50 y teniendo en cuenta que Alemania es una de las economías más abiertas –y expuestas al ciclo industrial– en Europa, esta situación no debería sorprendernos. Sin embargo, en contra de lo que implícitamente apuntan las últimas subidas en bolsa, puede merecer la pena continuar siendo conservador.

El PMI manufacturero sueco cayó a 40,6 en mayo, el nivel más bajo desde junio de 2020. Por las capacidades productivas del país, este índice es un excelente termómetro de la demanda global de bienes industriales. Además, se adelanta en unos meses a la intensidad de contrataciones en Europa y a la evolución de las encuestas de manufacturas europeas y globales.

Aunque el PMI sueco se ve afectado por factores intrínsecos (confianza del consumidor o situación política, por ejemplo), es especialmente sensible al ciclo de producción industrial global. Con el endurecimiento en las condiciones de crédito, que muestra la encuesta de préstamo bancario del BCE, la situación puede seguir complicándose.

Por eso, llama la atención el reajuste de carteras del que hemos sido testigos esta semana, con la toma de beneficios en temáticas de crecimiento y el sector tecnológico incrementando la participación en industrias con mayor sensibilidad al ciclo económico. La sorprendente subida de tipos anunciada por el Banco de Canadá (BoC), siguiendo los pasos del Banco de la Reserva de Australia (RBA) de principios de esta semana, y la cifra de importaciones de China son posiblemente las mejores explicaciones a esta rotación que está ayudando a comprimir el diferencial entre el S&P 500 y el S&P equiponderado.

El pesimismo y el mercado lejos aún de la sobrecompra técnica, la recuperación en crecimientos de BPA y la finalización del ciclo de subidas de tipos son algunos de los factores que los alcistas en bolsa han venido esgrimiendo para alzar al índice estadounidense hasta las puertas de un bull market. Asimismo, estos factores se encuentran ahora con la barrera que supone una valoración exigente incluso en base a asunciones de beneficios optimistas, la desaparición de impulsos de corto plazo que han aportado positivamente a la facturación de los últimos trimestres (la normalización de las cadenas de suministros) y una desinflación que puede acabar pesando más sobre el desempeño de las empresas que el beneficio derivado de unos tipos de descuento menos onerosos. Por otra parte, en un aterrizaje suave, la inflación cae, pero también se modera el crecimiento, haciendo más difícil trasladar al cliente el incremento de los costes de producción más pegajosos, como la mano de obra.

Después de las subidas en empresas ligadas a la temática de inteligencia artificial generativa, con ondas expansivas hacia todo el sector tecnológico, el rebalanceo hacia sectores más cíclicos puede tener algo de recorrido.

Tras las subidas del BOC y del RBA, el mercado estadounidense descuenta con un 87% de probabilidades una subida de 0,25% en la reunión de la Fed del 26 de julio.

Históricamente el pico en TIR ha coincidido aproximadamente con el del ciclo de subidas de tipos. No obstante, existe el riesgo de que los rendimientos experimenten un último repunte, si la inflación se mantiene persistente y la Fed no recorta los tipos en los próximos meses. Aprovecharíamos a incrementar gradualmente la duración de las carteras ante caídas puntuales en el precio de la deuda soberana.

El T-Bond está cerca de los mismos niveles de rentabilidad real hoy que en marzo (TIPS en 1,57% vs. 1,66% entonces –frente a 4,1% en octubre 2022-), pero el componente de inflación (breakeven) ha caído significativamente (2,23% vs. 2,52%). Aunque a corto plazo, y hasta que la recesión sea más visible, la volatilidad del activo será elevada, su valoración es atractiva y la historia nos demuestra que es el activo para tener (deuda pública) en los próximos meses.

Evli destaca las ventajas de la inversión “crossover” nórdica en renta fija

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Foto de Julius Jansson en Unsplash

La boutique nórdica Evli Fund Management celebró un encuentro en Madrid con la presencia de su CEO, Kim Pessala, y el CIO de la firma y cogestor del fondo Evli Corporate Bond, Mikael Lundström, en el que reflexionaron acerca de la filosofía de la gestora finlandesa y las oportunidades que observan en renta fija corporativa.

Evli, creada en 1985, con clientes principalmente institucionales y unos 16.700 millones de euros bajo gestión (a cierre de marzo), tiene presencia en España desde 2016 en cooperación con Selinca.

Pessala destacó en primer lugar el papel de la renta fija como un activo muy presente en la actualidad entre los inversores institucionales, cautos ante la incertidumbre en los mercados, si bien desde la gestora también observan oportunidades en inversión alternativa y en concreto en private equity.

También recordó la extensa trayectoria en materia ESG de Evli, cuyos fondos son artículo 8 o 9 del SFDR, y las profundas raíces que la inversión en base a criterios medioambientales, sociales y de gobernanza tiene en los países nórdicos, donde incluso el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, surgido en su día a partir de la riqueza petrolera del país, se ha comprometido a alcanzar el cero neto en 2050, al igual que todas las compañías incluidas en su cartera.

“Para una parte de la cultura inversora y de los propietarios, se está produciendo un cambio conceptual, de shareholders (accionistas)  a stakeholders (partes interesadas), en el que la inversión sostenible no se considera una alternativa a la inversión tradicional, en la que solo importan los grandes rendimientos, sino un factor de apoyo que realmente permite la creación de valor a largo plazo”, comentó por su parte la gestora de carteras Anna-Liisa Rissanen.

Renta fija corporativa crossover

A continuación, Mikael Lundström presentó el fondo Evli Corporate Bond, que invierte en bonos corporativos europeos con una duración que puede variar hasta tres años respecto del índice, y que proporciona acceso a los mercados nórdicos con modalidad crossover. Es decir, una estrategia que incluye tanto bonos con grado de inversión (IG) como de alto rendimiento (HY), aunque no inferior a la calificación B+, y que admite además un máximo de 20% de bonos sin rating, habitualmente nórdicos.

Con activos bajo gestión de 143 millones de euros, Lundström destacó que el fondo “puede permitir superar el comportamiento de los bonos de grado de inversión europeos al invertir en este espacio crossover, añadiendo una cantidad moderada de high yield a la cartera”. Uno de los motivos es que el IG suele estar más correlacionado con los bonos gubernamentales, mientras que el HY lo está más con la renta variable, un elemento que aporta diversificación en un entorno normal de mercado como el actual, con los mayores rendimientos positivos en una década.

El proceso de inversión es bottom up, centrado en la calidad crediticia, aunque puede gestionar activamente la duración. Las compañías se eligen teniendo en cuenta que presenten un flujo de caja libre creciente, apalacamiento financiero decreciente y cobertura creciente de la deuda, con un precio atractivo. Luego los bonos filtrados que cumplen con estas características pasan a ser analizados y se seleccionan aquellos que permiten forjar una cartera diversificada de unos 100 nombres, con un porcentaje mínimo del 50% de bonos grado de inversión y máximo del 40% en bonos high yield.

Lundström destacó que un equipo de 11 expertos sigue de cerca tanto la evolución del IG europeo como del HY y el mercado nórdico. “Yo diría que somos únicos en el sentido de que somos capaces de combinar estos tres en varias estructuras muy interesantes. En resumen, creemos que el momento de invertir en crossover es ahora más interesante de lo que había sido durante mucho tiempo”, añadió, sobre todo porque tras las intensas subidas los tipos de interés se sitúan ya entre el 80% y el 90% de su nivel final.

Aunque la curva de rendimiento de la deuda alemana sigue invertida, muchas otras ya muestran pendiente positiva, como la deuda pública española. Sin embargo, el roll down es inferior a lo normal. Lundström consideró por tanto que para aquellos inversores que esperan tipos más bajos es interesante pasar a duraciones más largas en crédito, mientras que para aquellos que consideran que se van a mantener estables es mejor estar en plazos cortos.

La zona euro entra en recesión técnica: ¿cómo influirá en el BCE?

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La revisión a la baja de los datos del PIB de la eurozona muestra que ha entrado en recesión técnica, puesto que el PIB del primer trimestre del año se contrajo un 0,1%, lo que se suma a la caída del cuarto trimestre del 0,1%. Ante este panorama económico, según Karsten Junius, economista jefe de J. Safra Sarasin Sustainable AM, “cambia la narrativa para el BCE”, ya que, a juicio del experto, “tiene que reconocer que ha subido los tipos de interés de forma masiva en medio de una recesión”.

Junius no descarta que esto “podría reforzar la posición de los miembros más pesimistas del Consejo de Gobierno del BCE, de tal forma, que aumenten la presión para impedir subir los tipos de interés por encima del 3,75%”. Esta cifra es el nivel al que ahora apunta el consenso de mercado para la reunión de julio.

El experto detalla algunas curiosidades relacionadas con la actualidad económica y financiera, puesto que “curiosamente, los datos trimestrales negativos del PIB se registraron en los Países Bajos y Alemania, que en el pasado solían tener los gobernadores más restrictivos, mientras que, en Portugal, España e Italia, que solían inclinarse por políticas más expansivas, se registró un fuerte crecimiento”. El patrón de crecimiento regional en la eurozona también podría explicar por qué los diferenciales de los bonos de los países periféricos del sur frente al Bund fueron tan reducidos en los últimos meses a pesar de las fuertes subidas de los tipos de interés oficiales.

Vincent Chaigneau, analista jefe en Generali Investments, tiene un punto de vista diferente con respecto a las consecuencias del último dato de PIB en la zona euro. En primer lugar, porque cree que la recesión técnica es “poco profunda” y, aunque reconoce que el dato es “decepcionante”, quita hierro a la situación al recordar “las sacudidas experimentadas el año pasado”, especialmente la subida de los precios de la energía en el verano de 2022.

De cara al futuro, Chaigneau espera un cierto repunte en los dos próximos trimestres, pero no descarta que “la ralentización mundial y las estrictas condiciones de los préstamos mantengan el crecimiento por debajo de la tendencia hasta finales de año”. Asimismo, ve al BCE aún centrado en la inflación, por lo que ve probable una subida de los tipos de interés la semana que viene. “Esperamos una última subida en julio o septiembre, y la debilidad del crecimiento sólo aumenta marginalmente la posibilidad de un final más temprano del ciclo de subidas de tipos, sentencia Chaigneau.

Eso sí, coincide con Junior en resaltar “la importante dispersión geográfica, puesto que Alemania quedó de nuevo rezagada (-0,3% trimestral), mientras que Italia (+0,6%) y España (+0,4%) mostraron resistencia”. Como consecuencia, “los persistentes malos resultados alemanes han contribuido al reciente estrechamiento de los diferenciales periféricos”.

Rubén Segura-Cayuela, economista jefe para Europa de Bank of America, también avisa de que habrá “sorpresas al alza en términos de PIB”. Aunque admite que la economía de la zona euro «es débil y seguirá siéndolo durante varios trimestres, también puntualiza que los ‘datos duros’ recientes han seguido siendo más resistentes de lo que implicarían los ‘datos blandos’. «Incluso en el maltrecho sector industrial alemán, los datos de producción de esta semana mostraron una pequeña mejora», afirma Segura-Cayuela.

Este escenario de debilidad económica, según Segura-Cayuela, no impedirá una nueva subida de tipos del BCE, que será «de 25 puntos básicos, con un mensaje de que habrá más». Eso sí, también ve probable que el BCE se muestre impreciso sobre si eso significa una o varias subidas adicionales» y que «las previsiones sigan alimentando las divisiones, con una inflación subyacente más alta a corto plazo, pero a medio plazo en el objetivo”.

EFPA Europa apuesta por desarrollar certificaciones comunes europeas para los asesores financieros

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Foto cedidaMariola Szymanska, presidenta de EFPA Polonia; Vania Franceschelli, presidenta de FECIF; Salvatore Gnoni. Head of Investor Protection and Intermediaries Unit de ESMA; Josep Soler, delegado ejecutivo de EFPA España y consejero EFPA Europa; Marta Gellová, presidenta de EFPA Rep. Checa; Emanuele Maria Carluccio, presidente de EFPA Europa y David Charlet, presidente de ANACOFI y miembro del Consejo de Administración de FECIF, respectivamente

EFPA Europa apuesta por desarrollar certificaciones comunes a nivel comunitario para los asesores financieros como una de las claves para abordar las deficiencias existentes en la implementación de la directiva MiFID II. Esta normativa ha mostrado grandes diferencias en la implementación de los requisitos y estándares de cualificación en los distintos países de la Unión Europea.

EFPA, European Financial Planning Association, ha celebrado esta semana en París una reunión con reputados profesionales del ámbito de la planificación y el asesoramiento financiero de todo el continente europeo, y con representantes de todas las entidades nacionales de EFPA, para debatir temas de actualidad e interés para toda la comunidad europea de asesores financieros. Esta reunión ha servido para presentar al sector los resultados del estudio llevado a cabo por EFPA, ¨Improving Qualifications for Financial Advisors in the EU – Policy Proposals¨ (mejora de las certificaciones de los asesores financieros en la UE – Propuestas políticas), que trata de esclarecer los desafíos a los que se enfrenta la profesión del asesor financiero en Europa, destacando la problemática de cómo lograr la armonización y unas normas mínimas comunes entre todos los países.

En relación a este estudio, se trataron dos grandes temas de máxima relevancia para la industria: la necesidad de certificaciones comunes europeas para contrarrestar la deficiente implementación de MiFID, la cual cuenta con grandes diferencias según países, y el análisis de las medidas propuestas en la Estrategia de Inversión Minorista de la Comisión Europea.

Certificaciones comunes en toda Europa 

EFPA destaca los argumentos a favor de establecer una etiqueta paneuropea para los asesores financieros, basados en las necesidades percibidas por los asesores de la región. Entre los beneficios destaca el hecho de que, además de proporcionar calidad, experiencia y reconocimiento mutuo a escala europea, fortalecería las prácticas de mercado de la UE y nivelaría las condiciones en todos los países, lo que permitiría una mayor visibilidad sobre la calidad del servicio al cliente y elevaría la calidad del asesoramiento financiero en general, generando un entorno competitivo y mayor igualdad de condiciones.

Además, al establecer criterios comunes, garantizaría que todos los asesores cumplan las mismas normas y requisitos en toda Europa, lo que aumentaría la confianza de los consumidores y facilitaría el negocio transfronterizo para los asesores que operan en diferentes países de la UE.

Según EFPA, la certificación común europea debería fundamentarse en los principios comunes extraídos de MiFID II e IDD (Directiva de Distribución de Seguros), que incluyen la cualificación profesional, que contempla los resultados del aprendizaje, el nivel y las normas de validación.

Asimismo, se propone la regla de proporcionalidad, que establece que se requiere una cualificación adecuada para desempeñar una función específica, como un nivel superior para el asesoramiento. Además, se destaca la importancia del cumplimiento de normas de ética empresarial, como parte integral de la cualificación, y se enfatiza la necesidad de una formación estructurada basada en los resultados del aprendizaje requeridos para la cualificación. Por último, se propone un desarrollo profesional continuo y validado que respalde la actualización constante de los conocimientos y competencias del titular de la certificación.

Por ello, EFPA Europa afirma que, si se desean alcanzar los ambiciosos objetivos de la Estrategia de Inversión Minorista de la Comisión Europea, es necesario y plausible avanzar hacia una mayor armonización de las certificaciones de los asesores financieros en la Unión Europea.

Análisis de la Estrategia de Inversión Minorista

Durante la reunión de EFPA Europa celebrada en París, los expertos también han analizado en profundidad la nueva Estrategia de Inversión Minorista de la Comisión Europea, que aborda los problemas existentes en los mercados financieros para mejorar la participación de los inversores minoristas y responder a sus principales desafíos, que incluyen la asimetría de información o la falta de educación financiera, entre otros.

EFPA, FECIF (The European Federation of Financial Advisers and Financial Intermediaries), de la que forma parte EFPA España, EFAMA (patronal de las gestoras de fondos) y ESMA, el supervisor europeo de mercados, junto a un representante de la Comisión Europea participaron en una reunión en el contexto del evento de Paris. El hecho de que la Comisión, en respuesta a la solicitud de la industria en su conjunto, haya abandonado la idea de prohibir por completo las comisiones beneficia a los consumidores.

La Comisión se ha centrado en proponer medidas para proteger a los ahorradores y solo impone una prohibición de incentivos para los servicios de ejecución directa. Los expertos están de acuerdo en el hecho de que una prohibición general de las comisiones desestabilizaría los canales actuales de distribución de productos de ahorro y obstaculizaría la provisión de asesoramiento a los perfiles que más lo necesitan, limitando además la diversidad de elección. Sin embargo, los profesionales se mostraron críticos con el resto de medidas propuestas y plantearon serias dudas sobre si iban a lograr avanzar hacia los objetivos propuestos.

Estas organizaciones debatieron sobre las medidas para aumentar la transparencia y garantizar la rentabilidad en los mercados financieros, abordando diferentes enfoques de la Estrategia, relativos a cómo mejorar la regulación, armonizar el acceso a los productos de inversión, impulsar la digitalización y promover la relación calidad-precio. Sin embargo, reconocieron que existen preocupaciones en torno a la falta de una definición clara de ciertos conceptos y a la excesiva referencia a los costes, sin considerar otros factores como los rendimientos o las finanzas sostenibles.

Además, los expertos se plantean inquietudes sobre el impacto en las pequeñas y medianas empresas de asesoramiento y la necesidad de que de todo este debate surja realmente un marco regulatorio claro para atraer inversiones de los inversores particulares.