Los mercados emergentes y la escasez de financiación para el clima: cómo cubrir el déficit

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Foto cedidaPaul Greer, gestor de fondos en la división de renta fija de Fidelity, especializado en deuda de mercados emergentes.

Los mercados emergentes están atrapados en un círculo vicioso: están entre las naciones más expuestas a la crisis medioambiental, pero son las que menos recursos tienen para adaptarse. Los mercados de deuda sostenible podrían desempeñar un papel importante a la hora de cubrir sus necesidades de financiación climática.

Las Seychelles están saturadas de color: los mares cerúleos y los cielos azules chocan en el horizonte; las copas esmeralda envuelven las islas como si fueran musgo. El color impregna incluso el sistema financiero del país. En 2018, las Seychelles emitieron el primer bono soberano «azul» del mundo, una de las varias nuevas estrategias de financiación que el país y otros mercados emergentes están utilizando para fortalecer sus economías contra el impacto físico del cambio climático. Hacerlo no es tarea fácil: se necesitan unos 2.000 millones de dólares de inversión al año.

Los bonos azules canalizan los fondos obtenidos de los inversores hacia proyectos marinos sostenibles, del mismo modo que los ingresos obtenidos por sus homólogos de «bonos verdes» se filtran hacia inversiones en la naturaleza terrestre. Los mercados de deuda sostenible como éstos están triunfando donde los mercados tradicionales han fracasado hasta ahora. Los mercados emergentes suelen tener dificultades para atraer la inversión internacional debido al mayor riesgo percibido, lo que aumenta su coste de capital. Vehículos de inversión innovadores como el bono azul de las Seychelles están abriendo las puertas a la financiación privada, deseosa de aprovechar otra fuente de inversión sostenible.

Pero aunque el apetito de los inversores por estos bonos ha sido notable, su popularidad viene acompañada de inconvenientes. La demanda supera a la oferta en algunas partes del mercado, lo que obliga a los inversores sostenibles a pagar una prima verde sobre la deuda convencional de un estado. India, por ejemplo, emitió sus primeros bonos verdes a principios de este año, con una rentabilidad entre cinco y seis puntos básicos inferior a la de los bonos del estado correspondientes en ese momento. Pero el apetito de los inversores por pagar «primas verdes» tiene un límite: en septiembre, un funcionario del gobierno sugirió que la India no emitiría más bonos verdes este año fiscal porque los inversores no estaban dispuestos a pagar más por la deuda sostenible. La popularidad de los bonos verdes también ha hecho que los inversores tiendan a acapararlos, lo que reduce la liquidez del mercado secundario.

Al mismo tiempo, las economías desarrolladas han estado a la cabeza del crecimiento del mercado, desviando capitales de los mercados emergentes. La deuda sostenible sigue representando una parte mucho menor del PIB en los mercados emergentes que en los desarrollados. En los casos en que los soberanos de los mercados emergentes han emitido bonos verdes, la emisión se ha concentrado en el grado de inversión asiático.

Si miramos más abajo en la escala de calificaciones, veremos que los países más expuestos a la crisis climática verán cómo se amplían sus propias brechas de financiación climática a medida que los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del riesgo dificultan su capacidad para obtener deuda.

No es fácil ser verde

Estas naciones necesitan más apoyo para acceder al capital, sobre todo en el caso de los bonos azules emitidos por los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID), que carecen de los recursos necesarios para realizar emisiones a gran escala. Un bono azul de Bahamas de 2022 es un ejemplo prometedor de alianza público-privada. El bono estaba respaldado por una garantía basada en políticas (PBG) de 200 millones de dólares aprobada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La PBG no sólo hizo más atractivo el bono (con 385 millones de dólares, se beneficia de una mayor liquidez en el mercado secundario), sino que también ayudó a reducir el riesgo, proporcionando a la operación una calificación de triple A.

Una emisión realizada por Ecuador a principios de este año fue un paso más allá. Este «canje de deuda por naturaleza» supuso la recompra de 1.630 millones de dólares de la deuda del país con un descuento cercano al 60% y su canje por un préstamo de 656 millones de dólares a tipos más bajos. Los ahorros generados por este acuerdo se utilizarán para financiar 323 millones de dólares en actividades de conservación en las Islas Galápagos durante los próximos 15 años. Mientras tanto, una garantía de 85 millones de dólares proporcionada por el BID y un seguro adicional de riesgo político de 656 millones de dólares de la Corporación Financiera de Desarrollo de Estados Unidos contribuyen a reducir el riesgo.

Organismos supranacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) también pueden ayudar a los países en desarrollo. El Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad, dotado con 45.000 millones de dólares y puesto en marcha el año pasado, ayuda a los países de renta baja y a los países vulnerables de renta media a reforzar su resiliencia frente a perturbaciones externas como el cambio climático. Este mecanismo ha empezado a prestar a países como Ruanda y Costa Rica mediante financiación a largo plazo en condiciones favorables. Pero, como se puso de relieve en los debates de la última reunión anual del FMI, aún se necesitan mayores niveles de inversión para colmar el déficit de financiación de la lucha contra el cambio climático.

Enredados en azul

Los inversores en deuda sostenible necesitan saber que su capital se destina a un buen uso. Y aunque hay muchas directrices a disposición de los países que desean emitir deuda sostenible, la variación en las normas de información y las taxonomías competidoras dificultan la coherencia para quienes invierten en varias jurisdicciones. Los principios de los bonos verdes y azules elaborados por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales han contribuido a reforzar la confianza de los inversores en los mercados de deuda sostenible, mientras que algunos mercados emergentes, como Indonesia y Sudáfrica, han desarrollado sus propios marcos de clasificación para definir las inversiones sostenibles desde el punto de vista medioambiental.

Uno de los obstáculos es que resulta sorprendentemente difícil definir lo que constituye progreso en determinadas áreas del mercado. Mientras que los emisores de bonos verdes tienden a utilizar una métrica (toneladas de carbono emitidas), no existe un método universal para medir la salud marina, por ejemplo.

Resulta prometedor que los países desarrollados estén tomando conciencia del problema, lo que abre la posibilidad de una mayor colaboración internacional. El acuerdo de un fondo para pérdidas y daños en la COP27 del año pasado, por ejemplo, supone un esfuerzo para ayudar a lo que denominan «países en desarrollo especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático».

Además, dada la demanda de emisiones de deuda de los mercados emergentes vinculadas a la sostenibilidad, unida a la ambición del mundo en desarrollo por financiar el creciente déficit de financiación de la lucha contra el cambio climático, es probable que veamos más innovación por parte de los propios mercados de capitales.

Esto redunda en interés de todos. No pasará mucho tiempo antes de que el riesgo climático se traduzca en riesgo soberano y tenga una incidencia material en los perfiles de riesgo/rentabilidad. Los inversores se verán obligados a cambiar su forma de ver los mercados emergentes. Los mercados maduros de deuda sostenible ofrecen una forma de evitar algunos de estos problemas. Para los emisores, pueden proporcionar financiación a bajo coste y a largo plazo destinada a mejorar la resistencia al cambio climático, los indicadores de sostenibilidad y las balanzas fiscales en un momento en el que el coste global del capital ha impedido a muchos países acceder a la financiación tradicional. Para los inversores, ofrecen nuevas vías de acceso a mercados que a menudo quedan fuera de su alcance.

Al gris mundo de la renta fija le vendría bien un toque de color.

 

La economía en 2024: algo cederá

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Gran parte de lo que ha sorprendido a los responsables de los bancos centrales y a los mercados financieros en 2023 estriba en nuestra falta de comprensión sobre los efectos económicos profundos de los últimos 15 años —incluida la pandemia— en los hogares y las empresas. Durante los próximos meses veremos las cosas más claras en lo que respecta a la inflación, el nivel óptimo de los tipos de interés o la tenaz resistencia del mercado laboral estadounidense. Sin embargo, a los inversores les inquieta, y con razón, que la próxima fase de este ciclo traiga más volatilidad.

   

Los mercados, donde ya se pillaron los dedos una vez aquellos que apostaron por una contracción, se han alineado ahora con la tesis del “aterrizaje suave”, en la que las subidas de los tipos y el endurecimiento de los dos últimos años afectarán lo justo para devolver el equilibrio a la economía y al mercado laboral. Nosotros manejamos otra visión.

La resistencia que han propiciado unos consumidores y unas empresas que han contado con estímulos presupuestarios ha sido la mayor sorpresa de 2023 pero el próximo año, salvo que ocurra algo extraordinario, esperamos que la economía hinque finalmente la rodilla. Se observan señales de que ya lo está haciendo. El colchón de ahorro acumulado por los hogares y el sector empresarial durante la pandemia prácticamente está agotado, el gasto público debería reducirse y probablemente se produzca un repunte de las necesidades de refinanciación en un momento de endurecimiento generalizado de la concesión de créditos.

Todos estos elementos convergen hacia nuestra hipótesis de trabajo de la recesión cíclica en 2024; en este sentido, la inflación ya ha comenzado a descender, pero los tipos de interés seguirán altos durante más tiempo hasta que surjan señales claras de que regresa al objetivo. Después, los bancos centrales virarán y recortarán los tipos a medida que el golpe al crecimiento se haga evidente.

En última instancia, seguimos pensando que simplemente existe un retardo entre el endurecimiento de la política monetaria y los efectos sobre la economía real. El canal de transmisión va con retraso pero no se ha cortado, y la persistencia de las lecturas de inflación se topa con unas expectativas que no son acordes con la realidad y que deben corregirse.

Una recesión moderada debería conseguirlo por la vía de la política monetaria restrictiva a medida que los efectos retardados de las ayudas públicas se desvanezcan en el mundo desarrollado. Los mercados laborales se normalizarán y se restaurará la estabilidad de los precios antes de avanzar hacia una recuperación a finales de 2024.

Las señales de recesión ya son evidentes en Europa, donde el canal de transmisión es más eficaz. Este hecho ha llevado al Banco Central Europeo a empezar a poner el foco en el crecimiento, una tendencia que pensamos que se afianzará en EE.UU. el próximo año.

Pensamos que caben otras posibilidades. Junto con una recesión cíclica, a la que otorgamos una probabilidad del 60%, nuestras perspectivas para 2024 tienen en cuenta las implicaciones para la inversión derivadas de una recesión de balance más grave (10% de probabilidad) que imponga recortes generalizados en el gasto, tanto de las empresas como de los consumidores, y desencadene una sacudida en la economía (incluso hasta 2025) provocada por una reacción disruptiva ante unos tipos reales muy elevados.

Consideramos las probabilidades de un aterrizaje suave más benévolo (20%); y una situación sin aterrizaje en absoluto en 2024 (10%), dicho de otro modo, en la que la economía mantiene los niveles actuales de crecimiento e inflación y empuja a los bancos centrales a aplicar otra ronda, aunque gradual, de subidas de los tipos de referencia. La evolución de la política de la Reserva Federal, junto con las trayectorias de la inflación y el crecimiento, serán radicalmente diferentes en cada escenario e inevitablemente están sujetas a un elevado grado de incertidumbre, tanto en los plazos como en los puntos de destino.

En el escenario de aterrizaje suave respaldado por los precios actuales en los mercados, la decisión de mantener los tipos altos durante más tiempo podría reducir aún más la inflación hasta un nivel en el que las autoridades monetarias estén cómodas. Entonces, la Fed y otras entidades responderían relajando la política monetaria, eliminando así la amenaza de aumentos dañinos de los pagos de deuda para los hogares y las empresas. Las presiones para que los salarios registren mayores subidas se reducirían con la caída de las expectativas de inflación y la estabilización del mercado laboral.

Sin embargo, nuestros análisis muestran que este escenario choca con la dinámica actual de la inflación y los mercados laborales. Las encuestas a los analistas de renta variable, renta fija y deuda corporativa no cotizada muestran que la presión sobre los costes laborales de las empresas está muy viva. Las tensiones geopolíticas y las demandas de la transición energética seguirán tirando al alza de los precios de las materias primas. A su vez, eso obligará a los bancos centrales a mantener los tipos de interés elevados y, antes o después, asestar un golpe más fuerte al crecimiento.

Pero no olvidemos los riesgos extremos. Existen otras amenazas reales para el crecimiento. El tan esperado camino hacia la recuperación de China está encontrando más baches de lo esperado. La particular historia del país exige un conjunto de escenarios propios para 2024 y, en conjunto, consideramos que Pekín conseguirá alcanzar sus objetivos de crecimiento este año, pero hará poco más, ya que se impondrá un periodo de estabilización controlada.

En EE.UU. es año electoral y se pondrá de relieve una división entre los partidos que amenazará la capacidad de su gobierno para gastar y podría variar las reglas geopolíticas de forma significativa, tanto en Europa como en Asia.

La guerra entre Rusia y Ucrania continúa calentando los precios de las materias primas en un momento en el que la oferta es escasa. Persisten los riesgos derivados de una escalada de la guerra entre Israel y Hamas hasta un conflicto regional, incluida una subida potencial de los precios del petróleo que provocaría una nueva sacudida en la inflación general.

Esa sacudida podría dar lugar a dañinas subidas de los tipos de interés, así como a un riesgo de estanflación más adelante. Las autoridades seguirán poniendo a prueba los límites del sistema financiero. En un momento en el que el mundo está realizando su primera salida de la QE, hay muchas cosas que no sabemos y no podemos saber. Cabe esperar que los discursos varíen rápidamente.

Conviene prepararse para ciclos más cortos. Mejor estar atentos a los desequilibrios entre la demanda y la oferta y a los efectos retardados de la política monetaria. Un entorno macroeconómico volátil exige vigilancia.

 

 

Tribuna de Salman Ahmed, responsable global de Macroeconomía y Asignación Estratégica de Activos de Fidelity International. 

Nace la Conferencia de Bancoaseguradores Europeos (CEB), con veinte de los principales actores del sector en el continente

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En el marco de la XXI Convención Anual de Amaef, celebrado en noviembre, 20 de los bancoaseguradores europeos más relevantes, con operaciones en más de diez países europeos, se reunieron en Barcelona con el propósito de fundar la Conferencia de Bancaseguradores Europeos (CEB). 

Con el objetivo de “hablar con una sola voz”, este borrador de marco de cooperación pretende facilitar el diálogo con todas las partes interesadas, mostrando el valor que el modelo de bancaseguros proporciona a los consumidores, a la industria aseguradora y a la sociedad en su conjunto.

Según sus promotores, la conferencia se desarrollará en estrecha coordinación con las asociaciones sectoriales de seguros nacionales y europeas. La Conferencia estará presidida por Xavier Larnaudie-Eiffel como presidente, y Javier Valle como Vicepresidente.

“La creación de la CEB supone un paso adelante en las alianzas entre las asociaciones y empresas del sector bancaseguros en Europa. Nace para mejorar el servicio que ofrecemos a nuestros clientes, avanzar en el desarrollo del sector y aprovechar juntos las oportunidades que ofrece el mercado europeo gracias a la experiencia de todos los que formamos parte”, ha señalado Xavier Laurnadie-Eiffel.

El canal bancaseguros europeo

Las compañías involucradas explican que la creación de la CEB se produce en un momento en el que el canal bancaseguros está experimentando un notorio crecimiento en Europa. Ya en 2017, más de la mitad de los seguros de vida contratados en el continente se distribuyeron a través de este canal.

“Nuestro sector está en un buen punto, creciendo año a año. Queremos continuar potenciándolo porque sabemos todo el impacto positivo que puede tener en Europa. La propia EIOPA (Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación) señaló en un informe del pasado año que nuestro sector puede ofrecer muchos beneficios para los bancos, las aseguradoras y los consumidores. CEB nace para mostrarlo”, ha afirmado Laurnadie-Eiffel.

Pictet AA recauda 320 millones en su primer fondo de capital privado temático del sector salud

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Foto cedidaPierre Stadler, director de capital privado temático en Pictet AA.

Pictet Alternative Advisors SA (Pictet AA), filial al 100% del grupo suizo Pictet a cargo de inversiones alternativas, ha anunciado el cierre final de su primer fondo de capital privado temático del sector de la salud, que ha alcanzado 320 millones de dólares, superando su objetivo de 300 millones de dólares.

Esta estrategia, lanzada en 2022, complementa su gama de fondos temáticos de capital privado, que se inició con el lanzamiento de un fondo dedicado a tecnología; cerrado con una recaudación de 350 millones de dólares en septiembre de 2021.

El actual fondo del sector de la salud, gestionado por Yann Mauron y David Braga Malta, doctorados en bioinformática y bioingeniería respectivamente, junto a Chiara Brambillasca, especialista en biotecnología médica, trata de aprovechar las fuertes tendencias macroeconómicas en favor de la mejora de la salud en la sociedad, a lo que Estados, empresas y particulares están dando prioridad.

Según explican, la estrategia selecciona inversiones de alta convicción en cinco segmentos clave: terapéutico, diagnóstico, sanidad digital, tecnología médica y proveedores de servicios de asistencia sanitaria, para una cartera diversificada, incluyendo biotecnológicas. Los gestores ya han empezado a comprometer inversiones globalmente en fondos de capital riesgo y fondos de compra, que a su vez invierten en las mejores empresas del sector. Además, dedicarán una importante a inversiones conjuntas en los cinco segmentos.

“En los últimos años se ha hecho patente la importancia y el potencial del sector de la salud, como se aprecia en el fulgurante desarrollo de vacunas contra la COVID o los tratamientos para la pérdida de peso. Mantenemos excelentes relaciones con socios gestores de los mejores fondos de capital privado del sector y aportamos nuestro saber hacer, para identificar oportunidades extremadamente interesantes. Tras el éxito de esta captación, estamos desplegando el capital de nuestros inversores en esta temática de la salud, de importancia vital y gran crecimiento”, ha señalado Pierre Stadler, director de capital privado temático en Pictet AA.

Por su parte, Yann Mauron y David Braga Malta, dos de los gestores de esta estrategia temática de capital privado del sector de la salud, han añadido: “Hay oportunidades atractivas en empresas capaces de aportar soluciones a necesidades médicas insatisfechas. Además, hay un enorme interés en operaciones de fusión y adquisición de empresas farmacéuticas estratégicas. Ello se ve impulsado por niveles récord en los volúmenes de flujos de caja de que disponen los grandes grupos y el hecho de que en los próximos diez años irán venciendo sus patentes, lo que obligará a adquirir empresas pioneras privadas de mejores perspectivas”.

Hasta el momento, la gama de productos de capital privado temático de Pictet ha recaudado 950 millones de dólares de inversores institucionales y de particulares de elevado patrimonio. Desde su primera inversión en capital privado hace casi treinta años, la firma ha participado en más de 150 fondos en esta clase de activos y más de 300 coinversiones, de las que 141 ya liquidadas multiplicaron por 2,82 el capital invertido.

Tensiones geopolíticas y conflictos armados: ¿qué esperar del mercado y cómo preparar la cartera?

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Durante la presentación de las perspectivas para el próximo año, la mayoría de las gestoras han analizado los potenciales riesgos de mercado, y entre ellos han coincidido en señalar la geopolítica y los conflictos armados. Por ejemplo, Philipp E. Bärtschi, CIO de J. Safra Sarasin Sustainable AM, señalaba recientemente: “El entorno de inversión se ha tensado en las últimas semanas. Además de la guerra entre Ucrania y Rusia, el ataque de Hamás contra Israel ha añadido otro conflicto geopolítico con potencial para una nueva escalada, cuyos efectos son difícilmente previsibles en estos momentos”. 

A su visión se unen otras, como la de Víctor de la Morena, director de inversiones de Amundi Iberia. “Vemos más riesgos geopolíticos en 2024, que además es un año con fuerte carga electoral. Creemos que el conflicto en Oriente Medio quedará circunscrito a un entorno más doméstico, y podría haber tensiones entre China y Taiwán, que celebra sus elecciones en enero. En EE.UU., creemos que la primera mitad del año van a ser más relevantes los factores ligados al crecimiento y en la segunda mitad del año se incrementará el riesgo geopolítico por la cercanía de las elecciones”, señalaba durante la presentación del outlook de la gestora.

Pese a este riesgo, los expertos indican que los mercados financieros han demostrado una notable resistencia frente a las turbulencias. “A lo largo de las últimas cuatro décadas las bolsas han soportado retrocesos de corta duración en respuesta a diversas crisis geopolíticas y lo que resulta aún más sorprendente es la rápida recuperación que suele seguir a estas caídas. Incluso tras incidentes trágicos como el 11-S o en medio de conflictos bélicos como el de Ucrania, los índices europeos han demostrado una notable capacidad de recuperación. En este contexto, el reciente conflicto entre Israel y Hamás plantea interrogantes sobre su posible impacto en la economía y los mercados financieros europeos”, explican los analistas de Freedom Broker.

Según estos analistas, un dato relevante es que la sensibilidad de los índices europeos a una serie de conflictos recientes entre Israel y sus vecinos es relativamente baja, “lo que indica que la actual escalada en la región también tendrá probablemente un efecto muy limitado en la economía y el mercado bursátil de la UE”, afirman.

Al acabar el año, uno de los aspectos que preocupa en el conflicto entre Israel y Hamás es que escale y se extienda por toda la región. Según explica, el riesgo potencial clave para Europa reside en el plano de la interrupción del suministro de petróleo (por ejemplo, si se interrumpiera la circulación en el Estrecho de Ormuz) y, como consecuencia, una subida de los precios del petróleo. Sin embargo, suponemos que tal escenario es poco probable. “En general, no esperamos restricciones en el suministro de petróleo o GNL por parte de los países de Oriente Medio. Un factor de riesgo relacionado sería una mayor presión sobre Irán por parte de EE.UU. y la UE, que podría reducir su producción de petróleo – desde marzo de 2023, Irán ha aumentado la producción en 0,48 millones de barriles diarios* En caso de expansión del conflicto militar -sin restricciones en el suministro de petróleo- las cotizaciones del petróleo podrían tener una prima de precio geopolítica adicional, que a corto plazo podría ejercer una presión al alza sobre la inflación europea. El aumento de la inflación y de los tipos de interés es un factor de vulnerabilidad para la economía europea”, argumentan. 

Frente a este contexto lanzan cuatro ideas para que los inversores preparen sus carteras. En primer lugar, proponen aumentar la proporción de oro en la cartera hasta el 7-10%; así como elevar la proporción de bonos hasta el 25-35% de la cartera. “La distribución de las posiciones entre bonos cortos y largos puede ser equitativa: el aumento de los riesgos geopolíticos y/o el aumento de los riesgos de recesión estimularán un descenso de los rendimientos de los bonos a largo plazo”, señalan.

Por último, los analistas de Freedom Broker añaden que los inversores deberían aumentar  la proporción de sectores defensivos en la cartera hasta el 25%-35%, incluidos los servicios públicos, la atención sanitaria y, en menor medida, el sector del consumo. Su última propuesta pasa por elevar la cuota de empresas del sector de Defensa en la cartera hasta el 10-20%. El sector de defensa puede estar entre los beneficiarios tanto del aumento de las tensiones geopolíticas como, considerando las recientes declaraciones de los líderes políticos, puede recibir un impulso como resultado del aumento de los presupuestos militares de la UE.

Las cinco claves que hacen de India el nuevo «superpoder» económico

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En el mundo actual, donde la economía global está experimentando una desaceleración, India brilla con un impresionante crecimiento de aproximadamente el 6%-6,5%. Algo que es todavía más reseñable si tenemos en cuenta que supera a muchos de sus homólogos asiáticos y globales.

Las empresas indias han experimentado un interesante crecimiento en sus ganancias, lo que se ha traducido en un sólido rendimiento en los mercados. Si bien las valoraciones pueden parecer altas a primera vista, creemos que están justificadas por el excelente avance de los resultados que las compañías del país han demostrado. El índice MSCI India ha experimentado una tasa de crecimiento anual compuesta del 16% en los últimos diez años, hasta septiembre de 2023, superando al MSCI World.

Hemos identificado oportunidades en los sectores financiero, de consumo, de infraestructuras y tecnología. Creemos que muchas empresas dentro de estos sectores tienen el potencial de ofrecer retornos atractivos desde una perspectiva a largo plazo.

Nuestro optimismo por el mercado indio se fundamenta en varios factores:

Estabilidad macroeconómica. A pesar de una recesión global, la salud macroeconómica de India sigue siendo sólida. Aunque la inflación ha aumentado en los últimos meses, aún se encuentra dentro de una zona controlada, con cierto confort. Los tipos de interés, incluso después de las subidas, siguen por debajo de su promedio de diez años, en marcado contraste con el mundo desarrollado que actualmente se enfrenta a esos desafíos de inflación y tipos. El empleo, la fabricación y los servicios están experimentando una fase de crecimiento, lo que ofrece un panorama económico muy interesante.

Estabilidad política y reformas. Un entorno político estable en India ha allanado el camino para importantes reformas en la tributación, la banca y el sector manufacturero. Una mayor y mejorada recaudación de impuestos ha impulsado el gasto en infraestructura. El sector bancario, revitalizado por nuevas leyes de quiebra, está listo para continuar creciendo con abundancia de capital y una drástica reducción en los préstamos no productivos (NPL).

Diversificación respecto a China. A medida que las empresas globales buscan reducir su dependencia de China debido a las disputas comerciales y tecnológicas, India emerge como uno de los principales beneficiarios de esta situación. Con abundantes recursos y mano de obra, se está convirtiendo en uno de los hubs preferidos para las empresas que buscan diversificarse. Las inversiones en sectores como la electrónica, el automovilístico y los textiles están en aumento.

Dividendo demográfico. India, la nación más poblada del mundo actualmente, cuenta con una gran cantidad de población joven, con una edad media de 28 años. Esto significa que India tiene una ventaja demográfica muy interesante para su crecimiento económico. Una clase media en ascenso y un aumento en el ingreso per cápita preparan el escenario para un auge en el consumo y la inversión.

Tribuna de Abhishek Thepade, gestor de fondos en DNB AM y del equipo de Global Emerging Markets.

 

Inversión climática 2.0: la estrategia de Nordea para invertir en empresas que buscan sumarse a la transición energética

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Foto cedidaCarlo Fassinotti, responsable de Advisory Marketing de Nordea

Nordea lanzó en 2008 una estrategia pionera en la lucha contra el cambio climático, Nordea Global Climate & Environment, con el objetivo de invertir en empresas que utilizan su talento e innovación para identificar soluciones a los desafíos climáticos y ambientales, que se localizan primordialmente en las temáticas de recursos eficientes, protección del medioambiente y energías alternativas. Tras más de quince años, hoy en día esta estrategia conforma el mayor fondo artículo 9 por la SFDR.

Sin embargo, existen otras compañías igualmente decisivas que se han quedado rezagadas y en un segundo plano. Nordea identificó esta problemática, y en respuesta lanzó en 2022 la estrategia Global Climate Engagement, que propugna la idea de inversión climática 2.0. “Si nosotros queremos tener de verdad un impacto a largo plazo, tenemos que establecer un diálogo con las empresas que contaminan, que tienen un rol importante en la transición”, resume Carlo Fassinotti, responsable de Advisory Marketing de Nordea y experto en ESG.

Fassinotti explica que identificar a compañías que están al inicio de su proceso de descarbonización genera un impacto más profundo y duradero que limitarse simplemente a aplicar filtros de exclusión: “Resulta de vital importancia colaborar con las compañías que todavía tienen un perfil de emisiones alto, porque también puede desarrollarse el potencial de cambio ahí y por lo tanto podrían existir oportunidades de rentabilidad”. Fassinotti pone un ejemplo real de actuación: la firma convenció a Ultratech (uno de los fabricantes de cemento líderes en India con una cuota de mercado del 22%), de emplear energía solar en vez de combustibles fósiles en la fabricación de cemento, consiguiendo así reducir su huella de carbono y los gastos operacionales de la empresa. “No solo tiene sentido por el planeta, sino que también lo puede tener para las empresas en términos de rendimiento”, recalca.

¿Cómo dialoga Nordea con las compañías?

Nordea cuenta con un largo y reconocido historial de inversión sostenible, por lo que el concepto de inversión climática 2.0 reúne los recursos y capacidades ya existentes del equipo de Nordea Asset Management, como el equipo de inversión responsable de la firma creado en 2009 que cuenta hoy con más de 20 analistas ESG.

Fassinotti explica que la definición de engagement que utiliza la gestora consta de dos elementos, proxy voting y diálogo directo con las empresas. Dentro del ya mencionado equipo de inversión responsable se encuentra otro equipo que se encarga expresamente de esa parte de diálogo, centrándose en temáticas sostenibles (cambio climático, biodiversidad y otros) y el análisis de las empresas.

El experto afirma que, aunque la firma ya lo hacía anteriormente, “desde que entró en vigor la clasificación SFDR, la necesidad de interpretar la información y los datos se ha vuelto aún más importante”. Por eso, además del equipo de inversión, la firma ha mejorado considerablemente su plataforma de datos ASG. La parte más interesante viene al combinar la dimensión cuantitativa con otra más cualitativa: “El sistema nos puede decir que una empresa emite por encima de lo sostenible, pero por el momento no puede decirnos cuál es el plan de transición de esa empresa. Por eso nuestros analistas ESG forman una parte clave a la hora de entender el contexto donde se mueve la compañía”, explica Fassinotti.

Así, el equipo se encarga de analizar los planes de cero neto de las empresas -cuáles son sus objetivos, retos y plazos para bajar sus emisiones- y a partir de esa evaluación llegan a una conclusión sobre si una compañía es o podría llegar a ser sostenible o no, al identificar si está comprometida con el cambio y tiene un plan alineado con el Acuerdo de París. De esta manera, consiguen identificar compañías que consideran fundamentales en la transición hacia una economía verde.

La siguiente fase del proceso consiste en preparar y ejecutar el diálogo con las empresas identificadas. Aquí, el equipo se ha marcado cuatro objetivos, siendo el primero la confrontación de sus expectativas con las de la empresa. “Si no están alineados, no comenzamos el engagement con la empresa”, aclara el representante de Nordea.

El segundo paso consiste en conseguir que la entidad reconozca que tiene que implementar los criterios de Nordea para llegar a su objetivo de bajas emisiones. Dichos criterios van más allá de controlar las emisiones, ya que la firma cuenta con experiencia en temáticas como gestión de la energía, gestión de recursos naturales, modelos de negocio sostenible o contaminación del medio ambiente, entre otros.

El tercer objetivo es monitorizar que la compañía cumpla con el plan en los próximos años. “Somos largoplacistas. Nosotros no invertimos para vender mañana. Y tiene sentido, porque la transición requiere de años. Si vemos oportunidad de rentabilidad es porque pensamos que una empresa concreta tiene un retorno esperado importante a lo largo de un ciclo económico”, insiste el experto, que indica que sucede lo mismo con el engagement, que necesita tiempo para dar sus frutos. “Lo importante es que al tener indicadores medibles podamos controlar lo que sucede en la empresa y ver si en algún momento no se está cumpliendo con lo acordado para escalar el asunto”.

Finalmente, el último hito es que la empresa alcance su objetivo. “En dicho momento, decidimos si merece la pena seguir dialogando con esta empresa si vemos que hay mayor potencial de rentabilidad, o decidimos vender nuestra exposición al dar por concluida nuestra misión”, indica Fassinotti.

Un ejemplo que cita viene a colación del estallido de la guerra de Ucrania, donde la alemana RWE se vio obligada a reabrir una central térmica de carbón para proveer de energía al país, lo cual se reflejó en un incremento de las emisiones en cartera. “Nuestro equipo escaló esta situación y decidió seguir con esta posición al concluir que había sido algo extraordinario y no iba a cambiar el compromiso de RWE con la transición energética”, indica Fassinotti.

Además de estos objetivos, Nordea añade cuatro indicadores para medir la credibilidad de cada empresa en la que invierten (reporting, ambición para conseguir cero emisiones, si tiene objetivos basados en métricas científicas y que la remuneración de los ejecutivos esté ligada a objetivos sostenibles), así como dos indicadores específicos para cada compañía, en función de su actividad y del sector en el que la desarrolle.

Estos y otros movimientos quedan reflejados en un informe sobre el engagement del fondo que Nordea publica anualmente. “Lo importante es transmitir este tipo de información al cliente, explicar por qué en un momento dado pueden subir las emisiones de la cartera y comprender qué hay detrás y si es algo puntual y justificable”, concluye Fassinotti.

Nordea consigue así englobar en una estrategia los recursos y capacidades que han evolucionado estos años para tener presencia en todos los ciclos de inversión necesarios de la inversión climática con la estrategia Global Climate Engagement. El concepto de Inversión Climatica 2.0 abre un universo de inversión completamente distinto al de los líderes climáticos. Mediante la colaboración con empresas dejadas de lado por su alto nivel de emisiones se ocultan compañías con un papel fundamental en la lucha del cambio climático. El valor oculto reside en esperar a que los cambios de adopten y sepan responder fehacientemente a los pasos marcados por el engagement.

Convenio Inserta solidario: Aegon y la Fundación ONCE se unen por la empleabilidad de las personas discapacitadas

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La integración de las personas con discapacidad es un reto social al que fundaciones como la ONCE se enfrentan cada día. Las dificultades de los retos que encaran se difuminan ligeramente con el apoyo de entidades financieras que deciden apostar por inversiones solidarias, como Aegon.

El consejero delegado de Aegon, Tomás Alfaro, y el director general de Fundación ONCE, José Luis Martínez Donoso, firmaron este año el Convenio Inserta para promover la contratación de personas con discapacidad en la compañía de seguros durante los próximos tres años. De esta forma, Aegon se une al Foro Inserta Responsable.

El foro consta de una plataforma de trabajo en red basada en la innovación social que posibilita compartir prácticas, herramientas y experiencias que favorezcan el eficaz desarrollo de las políticas de inserción laboral de talento con discapacidad.

El convenio se enmarca en los programas operativos de Inclusión Social y de la Economía Social (Poises) y de Empleo Juvenil (POEJ), que está desarrollando la Fundación ONCE a través de Inserta, cofinanciados por el Fondo Social Europeo y la Iniciativa Empleo Juvenil para empoderar esfuerzos de formación y empleo de personas con discapacidad.

Puede leer el artículo completo en este enlace.

El riesgo de la exuberancia irracional

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Myriam Zilles - Unsplash

Tras la sorpresa que ha supuesto el giro en el discurso de Jerome Powell y sus implicaciones para el precio de los activos financieros y para las expectativas de recortes en tipos de interés, varios miembros de la Reserva Federal han intentado infructuosamente apaciguar los ánimos.

Mary Daly y Loreta Mester, que tendrán voz y voto en las decisiones de la Fed en 2024, sugirieron en sendas entrevistas el lunes que las perspectivas de recortes a partir de marzo eran prematuras. John Williams y Raphael Bostic lanzaron un mensaje alineado con el de sus colegas en el banco central estadounidense y el presidente de la Fed de Chicago, Austan Goolsbee, se declaró “confundido” ante la reacción del mercado, y anunció que era demasiado pronto para declarar victoria ante la inflación.

El inesperado giro en el seno de la Fed y las declaraciones de Ueda (Banco de Japón) que, a pesar de enfrentar la tasa de inflación más alta en 40 años, fueron favorables para los intereses de los inversores, continúan impulsando las bolsas al alza y el S&P 500 ya se sitúa muy cerca de zona de sobrecompra.

El rally en activos de riesgo que comenzó a finales de octubre, que ha llevado al SPX a subir más de un 13%, y que ha dado renovado impulso a los sectores más cíclicos y a las compañías de pequeña y mediana capitalización, ha sido uno de los más impresionantes de los últimos tiempos, y podría prolongarse hasta principios de enero colocando a los índices principales en terreno de claro exceso desde el punto de vista técnico. La inercia es considerable, como demuestra una de las reacciones alcistas más agresivas que se recuerdan en los últimos años.

 

El ajuste en los mercados de renta variable se justifica, después del cambio de discurso de la Fed, por el reparto de probabilidades de ocurrencia del escenario de aterrizaje suave vs. el de recesión leve, que beneficia al primero. Sin embargo, eso no significa que la renta variable no esté sobrecomprada ni que el sentimiento sea excesivamente complaciente, restando atractivo táctico. En este sentido, la caída del 1,5% del S&P 500 en la sesión del miércoles, que representa la venta más abultada registrada por este índice en los últimos tres meses, responde a una apuesta más conservadora por parte de los traders, que compraron cantidades significativas de opciones put ODTE -que vencen en un plazo de solo 24 horas-, que resultaron en fuertes ventas de futuros a niveles de ~4.775 del índice de referencia estadounidense.

El efecto diferido de las subidas y el endurecimiento en las condiciones de crédito, la desaparición del ahorro extra de las familias (sobre todo en EE.UU.) y del impulso fiscal positivo, el impacto del QT con la disminución en saldos de RRP o los riesgos geopolíticos al alza deberían tener un impacto negativo sobre el crecimiento los próximos meses en un entorno de valoraciones elevadas o incluso excesivas. No obstante, la última reunión de la Fed deja de manifiesto que la política monetaria, que tomará una dirección más favorable para los intereses de los inversores a partir de marzo-junio (la curva de EE.UU. ya descuenta con 100% de probabilidad un recorte de 0,25% en marzo), justifica contemplar un escenario menos pesimista.

En este sentido, y a tenor de la resiliencia del consumo, parece más sencillo a corto plazo defender una tesis de caídas adicionales en inflación que de recesión. Como muestra de ello, el GDPNow de la Fed de Atlanta se ha moderado como era de esperar, pero apunta a un crecimiento trimestral del 2,7%, muy por encima de tendencia.

Aunque varios de los pilares que han soportado la solidez en el gasto de las familias estadounidenses han perdido robustez -exceso de ahorro cerca de extinguirse, efecto riqueza a la baja, normalización en el consumo de servicios y en la demanda en el mercado laboral-, el repunte en la productividad desde niveles muy deprimidos en 2022 podría mantener crecimientos reales en salarios que favorezcan un ritmo de gasto desahogado. Como vemos en la gráfica, la productividad ha revertido a su media y la inercia es positiva en el medio plazo.

A largo plazo, no obstante, la persistencia del déficit por cuenta corriente y su efecto sobre la inversión apuntan a que esta recuperación en productividad puede no ser muy duradera.

Después de más de veinte años durante los que prevaleció la “paradoja de Gibson”, la correlación entre el precio del bono del Tesoro y de la bolsa ha vuelto a ser consistentemente positiva -en media de 9 meses-, regresando a la pauta que prevalecía en 1980-2000. Los 90, utilizando históricos estadounidenses, se asemejan bastante a la situación monetaria y económica actual.

Después de recortar tipos agresivamente para paliar los efectos de la crisis en cajas de ahorro (savings & loans), la Reserva Federal comenzó a subirlos agresivamente con ánimo de normalizar su política monetaria, llevándolos desde el 3% al 6% en 12 meses. A pesar de las subidas, el crecimiento se mantuvo fuerte, y desde 1992 hasta el año 2000, el PIB osciló entre un +2,5% y +4,5%. Durante ese tiempo se fraguó una de las burbujas especulativas más impresionantes de la historia de la bolsa estadounidense.

Si evitamos la recesión y nos quedamos en un par de trimestres de crecimiento próximo a cero y la inflación cae más rápidamente de lo que descuentan los analistas, multiplicando la presión política sobre Powell, el crecimiento en beneficios por acción se ralentizará, pero la rentabilidad de los bonos también caerá dando soporte a múltiplos de valoración más generosos. Si los recortes de tipos acaban siendo en 2024 tan agresivos como descuenta la curva, las mejores condiciones de liquidez en el mercado podrían impulsar a los inversores de vuelta a la exuberancia irracional. El índice de acciones “Meme” y la cotización de Bitcoin apuntan en esta dirección.

De cara al comienzo del año, es recomendable moderar el pesimismo respecto a los activos de riesgo, a pesar de los evidentes peligros macro y geopolíticos : los ataques hutíes yemeníes cerca del mar Rojo que pueden obligar a Estados Unidos a adoptar un rol más activo, o los ciberataques a la red de distribución de combustible en Irán que alertan sobre la posibilidad de escalada en el conflicto Israel–Gaza.

Inversis lanza la aplicación OpenSolution para reforzar los servicios tecnológicos de su filial Openfinance

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Inversis, entidad especializada en la prestación de soluciones globales de distribución de activos financieros dirigidas al cliente institucional, refuerza su oferta de servicios con el lanzamiento de OpenSolution, la nueva aplicación SaaS de Openfinance, plataforma con más de 20 años de experiencia en el desarrollo de herramientas  tecnológicas para la gestión y el asesoramiento, filial 100% de Inversis desde junio de este año. 

Inversis da un paso en la consolidación de su filial Openfinance como líder en la digitalización de servicios de gestión y asesoramiento. Con el lanzamiento de OpenSolution, Inversis refuerza los servicios que ofrece Openfinance en los ámbitos de gestión y asesoramiento patrimonial, reporting integral, gestión discrecional de carteras y operativa de inversión, consolidando así su posición como líder en la industria financiera; y dando respuesta a los desafíos del sector, en constante evolución y adecuación a las exigencias regulatorias. 

El enfoque de esta solución es facilitar al asesor o gestor de patrimonios herramientas más eficientes que contribuyan a reducir su carga administrativa, ahorrar costes y garantizar en todo momento el cumplimiento normativo, ofreciendo así un servicio de alto valor centrado en las necesidades del cliente. Además, esta herramienta, modular y personalizada, permite una integración mucho más fluida entre la entidad y los mercados. 

La nueva aplicación SaaS de Openfinance, basada en tecnologías de servicios en la nube, se caracteriza por su agilidad y escalabilidad, al permitir desplegar aplicaciones de manera más rápida y segura. Asimismo, es compatible tanto con infraestructuras de alojamiento de servicios y aplicaciones en la nube, de proveedores de referencia, como AWS, Microsoft Azure o Google Cloud, como en otras infraestructuras más tradicionales; adaptándose a las necesidades de su base de clientes. 

Ana Lledó, directora de negocio de Inversis, explica: “Nuestro compromiso es seguir invirtiendo en el  permanente desarrollo de los servicios y aplicaciones de Openfinance, que nos permita seguir  adaptándonos a los crecientes requerimientos regulatorios dentro del asesoramiento y fortalecer  el posicionamiento de Openfinance como líder en España en ofrecer soluciones para la gestión  de inversiones, a través de tecnologías innovadoras y un servicio centrado en la excelencia”.