CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Winky. Lyxor lanza los primeros ETFs que replican las expectativas de inflación
Lyxor anuncia el lanzamiento de Lyxor USD 10Y Inflation BreakevenUCITS y Lyxor EUR 2-10Y Inflation Breakeven UCITS ETF, los primeros ETFs en ofrecer al inversor exposición a las crecientes expectativas de inflación eliminando el riesgo de una subida de tipos de interés.
Mientras la inflación está cerca de niveles históricamente bajos en Europa y Estados Unidos, hay cada vez más evidencia de que la inflación podría incrementar más rápido de lo esperado, lo que impulsaría a los inversores en bonos a proteger sus carteras frente a las consecuencias. El objetivo de los nuevos ETFs de Lyxor es ofrecer exposición a cambios en las expectativas de inflación a través del spread entre el rendimiento de bonos nominales y el de bonos ligados a inflación, por tanto, dejando al inversor en una postura neutral ante cambios en tipos de interés. Hay diferencias frente a los Treasury Inflation Protected Securities (TIPS), que proporcionan una cobertura frente a la inflación, pero que, como cualquier bono, puede disminuir su valor si los incrementos de inflación se traducen en mayores tipos de interés.
Ambos ETFs cuentan con unas comisiones de gestión de tan solo 0,25%, ofreciendo una exposición simple y de bajo coste a las expectativas de inflación. Francois Millet, director de ETF and Index Product Development en Lyxor: “Los ETFs Lyxor’s Breakeven UCITS ofrecen a los inversores exposición a la tasa de inflación de equilibrio con el beneficio de la transparencia y liquidez, convirtiéndola así en una clase de activo adecuada e invertible”.
Joel Rubenstein, Senior Portfolio Manager del fondo New Capital US Growth, y Donald Klotter, Client Portfolio Manager. Fotos cedidas. Por qué al estilo growth aún le quedan muchos años de supremacía en la bolsa estadounidense
El mercado está demasiado volcado en las cosas que pueden ir mal, como la posibilidad de una desaceleración económica, el impacto negativo de un petróleo muy bajo en las firmas energéticas, el Brexit, las subidas de tipos en Estados Unidos… Pero la perspectiva de Joel Rubenstein, Senior Portfolio Manager del fondo New Capital US Growth, y Donald Klotter, Client Portfolio Manager, se centra más en lo que puede ir bien en los mercados… y, a parte de tener una visión macroeconómica moderadamente optimista en EE.UU., encuentran los mejores motivos para ser positivos en las oportunidades que ofrecen algunas de las compañías que analizan, capaces de crecer y de ganar cuota de mercado en un entorno de modesto crecimiento.
Porque el foco de estos dos expertos de la gestora New Capital –marca de EFG Asset Management, el brazo de inversión del grupo de banca privada global EFG International- son las empresas estadounidenses de mayor calidad, que ofrecen un potencial de crecimiento superior y con modelos de negocio escalables y más rentables; y con esa perspectiva construyen la cartera de su fondo, que invierte en acciones de unas 70 compañías estadounidense con un sesgo puramente growth.
Porque este estilo tiene un gran potencial de ser más rentable que otro tipo de inversiones (como el value) en los próximos años, según defendieron Rubenstein y Klotter en una entrevista con Funds Society recientemente en Madrid. “Es cierto que de 2000 a 2007 el value batió al growth y desde 2007 hasta ahora ha sido al contrario, pero no fue hasta 2013 cuando el estilo de crecimiento -y sectores como el consumo discrecional o la tecnología- realmente empezó a tomar el liderazgo, de forma que aún estamos en una fase temprana del ciclo en el que el estilo growth bate a otros”, explica Klotter.
Y no solo eso: también ofrece valoraciones más atractivas que el value. Así, el experto responde a la “acusación” de que el activo está caro con dos ideas: “En primer lugar, en la cartera invertimos solo en 70 nombres, de forma que nos concentramos en aquellos con mejores valoraciones de acuerdo con nuestras estimaciones; y en segundo término, actualmente los sectores growth, como el de tecnología, telecomunicaciones o salud, cotizan a un PER más bajo comparado con la media de 15 años que otros sectores más value, como energía, utilities o consumo básico, más caros”.
El experto explica que, en un escenario de bajos tipos de interés y volatilidad, los inversores buscan rentas y nombres que ofrezcan dividendos, aunque no crezcan, lo que ha encarecido estos activos más value. “Son las inversiones más populares, pero esa parte de mercado es cara y tiene mayor riesgo”, añade Rubenstein.
Así, es la combinación de la búsqueda de compañías capaces de crecer y ganar cuota de mercado en un entorno de bajo crecimiento en EE.UU., y las atractivas valoraciones, lo que explica sus fuertes posiciones en sectores como la tecnología o el consumo discrecional, sobreponderados en su cartera; o en compañías archiconocidas como Alphabet, Facebook, Amazon.com, VISA, Northrop Grumman, Priceline o Nike (todas en su top 10), complementadas con empresas emergentes en temáticas atractivas como Under Armour o Lululmon.
En general, y pese a los recientes rallies en la bolsa estadounidense, los expertos confían en que el ciclo alcista tienen aún varios años por delante: si la duración de los ciclos bursátiles suele ser de unos 16-18 años, consideran que el verdadero ciclo alcista en el activo comenzó en 2013, por lo que aún hay mucho recorrido por delante.
La macro también apoya
Aunque se trata de inversores puramente bottom-up y activos (el active share en el fondo es superior al 60%), los expertos creen que la macro también apoya a las bolsas. Hablan de un crecimiento económico sostenible en el país, en un entorno de subidas de tipos que responden a esa situación positiva y que debería apoyar los precios de las acciones, como ha ocurrido históricamente, “especialmente cuando los ciclos de subidas de tipos parten de bases muy bajas”.
Los expertos hablan de una o dos subidas más de tasas este año, aunque no muestran preocupación por ello, también porque las compañías en las que invierten, según indica Rubenstein, tienen poca deuda y se verán poco impactadas.
Tampoco están preocupados por el impacto que las potenciales quiebras en las firmas energéticas, debido al bajo precio del petróleo, pueda tener en otros sectores, ni por el horizonte político del país, ante las elecciones de otoño. Rubenstein apunta a que podría haber reformas fiscales para impulsar la economía tras las elecciones, algo positivo, y apunta a un posible aumento en el gasto en sectores como el de defensa tanto si gana el candidato demócrata como el republicano. También apunta que el sector farmacéutico podría verse afectado de manera distinta dependiendo de quién sea el futuro presidente.
Foto: DanNguyen, Flickr, Creative Commons. ¿Una subida de los tipos de interés a la vista?
Si los tipos de interés son bajos, ¿es razonable imaginar que oscilarán de forma indefinida en torno a los mínimos históricos que hemos constatado desde hace siglos? A menos que sea partidario del estancamiento secular, estoy convencido de que éste no será el caso.
A excepción del declive durante la crisis de la deuda soberana en los países periféricos, los tipos de interés están a la baja desde la implantación del euro, incluso desde principios de los años 80. Esta caída de los tipos de interés refleja fundamentalmente un contexto deflacionista y de recesión causado por una serie de factores como el envejecimiento de la población, la falta de demanda y de inversión, el bloqueo de los circuitos de créditos bancarios, etc. Evidentemente, la espiral deflacionista se ha visto acentuada por la política de un euro fuerte llevada a cabo entre 2008 y 2015 y cuyo objetivo era garantizar una credibilidad internacional al tiempo que la crisis griega evidenciaba la vulnerabilidad del plan monetario. Lo mismo ocurre con las políticas de austeridad presupuestaria decretadas a destiempo y cuya cristalización, en forma de pacto de estabilidad y crecimiento, es sin duda un error histórico comparable a aquellos que se cometieron en los años 30.
No obstante, si los tipos de interés son bajos, ¿es razonable imaginar que oscilarán de forma indefinida en torno a los mínimos históricos (¡desde hace siglos!) que hemos constatado? A menos que sea partidario del estancamiento secular, estoy convencido de que este no será el caso, ya que las medidas monetarias tienen por objeto volver a impulsar una inflación que tendrá como consecuencia inevitable un aumento de los tipos de interés a largo plazo. No se trataría de un incremento de los tipos de interés reales (que corresponden a los tipos de crecimiento de la economía), sino más bien de una subida asociada al riesgo crediticio y la vuelta de la inflación.
Sin embargo, hay otro factor absolutamente esencial que inevitablemente va a provocar un aumento de los tipos; se trata de la deuda pública. A día de hoy la deuda alcanza cotas inauditas en tiempos de paz y, tanto en términos relativos como absolutos, se encuentra como mínimo al nivel más elevado desde la II Guerra Mundial. Ahora bien, el riesgo asociado a la importancia de esta deuda pública no se refleja en los tipos de interés. Para convencerse de ello, basta con pensar en el hecho de que el estado belga ha emitido un bono con un vencimiento de un siglo a un interés nominal del 2,3%. Si se cumple el objetivo del Banco Central Europeo de alcanzar una tasa de inflación del 2% (y se cumplirá tras las políticas de flexibilidad monetaria), esto significa que el riesgo asociado al estado belga y la remuneración real de los acreedores (es decir, su remuneración mediante la retirada del ahorro) es del 0,3%. Por intuición, este importe es insuficiente. Por tanto es probable, si no es prácticamente cierto, que va a aumentar la prima de riesgo soberano, es decir, la exigencia de remuneración para prestar a los estados cuyo endeudamiento aumenta de forma estructural.
Por otra parte, existe una constante económica: es imposible mantener la intangibilidad de una moneda cuando están en vías de cambio las fuerzas y las contingencias con las que debe garantizar un equilibrio. El desequilibrio de las finanzas públicas siempre (y es una ley universal) acaba por corromper y degradar una moneda. Esto significa que un exceso de deuda pública provoca irremediablemente un ajuste monetario, así como su desaparición dentro de la inflación a través de su monetización (práctica llevada a cabo por el Banco Central Europeo) o mediante su reducción autoritaria (como fue el caso en muchos países, entre ellos Chipre). Sin estos dos casos (reducción autoritaria o inflación), se produce un incremento del precio de la moneda, es decir, el tipo de interés, ya que la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda no está garantizada y el riesgo de los emisores públicos aumenta. En este sentido, hay un dato revelador: la deuda pública en la zona Euro prácticamente ha aumentado un 50% en diez años, lo que equivale a un tipo muy por encima del objetivo de inflación del 2%. Ha habido por tanto un aumento real de dicha deuda a un ritmo que excede la depreciación de la moneda mientras que los tipos de interés caían. Esto es una contradicción.
Por el contrario, se podría argumentar que los tipos de interés deben permanecer bajos porque los Estados, que están limitados por el presupuesto, no se pueden permitir tal aumento. Por lo demás, es esta perspectiva la que ha llevado al Banco Central Europeo a crear dinero tomando en garantía las obligaciones del Estado, es decir, monetizándolas. Sin embargo, las leyes del mercado tienen su propia dinámica: los programas de monetización tendrán un plazo y el riesgo no se puede ocultar indefinidamente por medio de inyecciones monetarias. El único recurso que tendrán los Estados para asegurarse una financiación a un tipo de interés bajo implica obligar, a través de diversas medidas reguladoras ya aplicadas, a los bancos y las compañías de seguros a suscribir sus obligaciones. Por lo tanto las deudas del Estado se consideran ejemplos de riesgo y no requieren ninguna garantía de capital propio para las entidades financieras, a diferencia de cualquier otra contrapartida privada. Pero en este aspecto también hay una restricción: sin asumir riesgos, las entidades financieras no pueden ofrecer un rendimiento satisfactorio a sus depositantes, titulares de seguros de vida y accionistas, salvo considerar una nacionalización sutil de todos los circuitos financieros.
Dicho esto, ¿hay que temer este aumento de los tipos de interés? La respuesta debe ser matizada. Un aumento brusco de los tipos es poco probable, ya que se vería contrarrestado por los bancos centrales. Por otra parte, este aumento podría tener un efecto devastador en los mercados de activos. Sobre la base de los datos promedio, el valor de los mercados de acciones y obligaciones podría caer en torno al 10% si se produjera un improbable aumento brusco de los tipos de interés a largo plazo del uno por ciento. Por el contrario, un aumento gradual de los tipos de interés sería el anuncio de una normalización monetaria y, por tanto, una señal positiva de que se está saliendo de una situación extremadamente singular. En este último supuesto, los tipos aumentarían progresivamente por un efecto alcista sobre los tipos a corto plazo, que se propagarían gradualmente a los tipos de interés a largo plazo. Si este aumento de los tipos de interés correspondiera a una presión inflacionista, el impacto negativo sería mitigado.
En definitiva, independientemente del enfoque, el rigor intelectual provoca una necesidad de contemplar un posible aumento de los tipos de interés a largo plazo. Por tanto, no parece razonable considerar que la situación actual pueda continuar así.
Columna de Bruno Colmant, responsable de investigación macroeconómica en el Banco Degroof Petercam.
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Woodley Wonder Works. European Equities: Politics Versus Progress
Los mercados europeos de renta variable han experimentado unos tórridos 12 meses. Se suponía que todo iba a ser diferente. La flexibilización cuantitativa (QE), lanzada en marzo de 2015, aceleraría la recuperación ―utilicé la expresión “QE con esteroides” unas cuantas veces el año pasado― dado el fuerte punto de partida para el crecimiento en ese momento. El crecimiento mejoraría en todo el mundo, y las ganancias comenzarían a remontar.
La realidad ha sido bastante diferente. El dólar estadounidense se ha debilitado, cuando debería haber estado fortaleciéndose, partiendo de la hipótesis de que la Reserva Federal de Estados Unidos iba a estrechar los tipos, mientras que se suponía que el euro iba a mantenerse en niveles bajos, altamente competitivos para los exportadores. Tampoco se esperaba que la política fuese a destacar hasta 2017, pero ni siquiera la perspectiva de que Trump lidere el bando republicano en EE.UU. ha desviado la atención de las incertidumbres políticas de Europa. Como preocupación política más inmediata, es probable que el referéndum en el Reino Unido sobre su pertenencia a la UE esté mucho más cerca de lo que muchos habían pensado nunca.
Dadas estas incertidumbres, no es de extrañar que el mercado de renta variable haya tenido dificultades para negociar a lo que algunos pensaban que era un nivel alto. Tras cinco años de crecimiento escaso o nulo de las ganancias a nivel agregado, las previsiones para 2016 se han revisado constantemente a la baja (una vez más) desde un punto de partida en torno al 8% hasta un nivel más reciente cercano al 1%.
Progreso a pesar de las bravatas
Todo ello podría ser un motivo para considerar el vaso medio vacío. Pero a continuación se exponen algunas de las razones para considerar que en realidad está aún medio lleno: el crecimiento del producto interior bruto (PIB) en Europa este año se espera que alcance una cifra en torno al 1,5%. Se espera que la inflación comience a remontar aunque lentamente, y quizá por ello el rendimiento de los bonos alemanes a 10 años ha aumentado desde 0,09% en su reciente mínimo del 7 de abril al 0,15% el 13 de mayo ―obviamente los números minúsculos ayudan a exagerar la escala del movimiento–. El desempleo está disminuyendo, la demanda del consumidor está mejorando y las finanzas públicas ya no se están deteriorando. Puede que esto no suene muy emocionante, pero igualmente tampoco estamos en la zona catastrófica que quien escuche los disparates del (ahora) exalcalde de Londres, Boris Johnson, podría llegar a creer.
En el mundo “real” de los resultados empresariales, el primer trimestre ha estado, en general, a la altura de las expectativas. Una o dos agencias han señalado que el viento de cola de un euro más débil ha terminado, pero esto no es más que un efecto de traslación en la mayoría de los casos. Muchas empresas han recordado a quien haya estado durmiendo profundamente durante los seis últimos meses que el crecimiento a nivel mundial es muy tenue y la presión de los precios sigue siendo intensa. Aquellas empresas de calidad que esperábamos que crecieran en la cartera, tales como ARM, Fresenius, Essilor, Infineon Technologies y Valeo, así lo han hecho. Sin embargo, en lo que llevamos de 2016, el llamado “dinero rápido” ha venido jugando un juego de rotación ―comprar rezagados, vender ganadores. Como muestra el gráfico siguiente, los sectores más débiles desde 2015 ―energía y materiales― han rebotado con fuerza, a costa de las áreas previamente fuertes, tales como TI y atención sanitaria:
Puedo entender gran parte de esto ―los temores sobre China fueron sin duda exagerados― pero también la esperanza de que el gigante asiático se esté recuperando rápidamente y regrese a un alto crecimiento. La realidad probable es que estamos en un mundo de crecimiento lento, donde conseguir un crecimiento de las ganancias entre el 5% y el 10% de manera sostenible es un buen logro. Este no es un mal ambiente para la renta variable, pero podría resultar un poco aburrido para algunos.
“Brexit”: improbable pero inquietante
En el momento de redactar estas líneas, solo quedan unas pocas semanas para el referéndum británico. Las apuestas actuales se inclinan a que el Reino Unido seguirá formando parte de Europa, pero las encuestas generales siguen siendo muy apretadas. Puede sonar extraordinario para muchos, desde el presidente de Estados Unidos al director del FMI, pero hay una gran cantidad de residentes británicos ―en particular los votantes de mayor edad― que creen que el Reino Unido estaría mejor fuera de Europa.
Aunque no tengo duda de que el Reino Unido sobrevivirá cualquiera que sea el resultado, si ganase el voto de salida de la UE, ello nos obligaría a reevaluar nuestra visión razonablemente optimista de la renta variable europea. Entre los posibles riesgos a corto plazo, preveo una fuerte caída de la libra esterlina, una disminución del PIB (que conduciría a una recesión potencial), pérdidas en el FTSE y un importante aumento de la incertidumbre en toda Europa. Aunque aún creemos que un resultado de la votación a favor del ‘Brexit’ sigue siendo poco probable, la política puede eclipsar los por otra parte sólidos elementos fundamentales de Europa durante unas cuantas semanas más.
Tim Stevenson es director de renta variable europea en Henderson Global Investors.
Foto: Cuellar, Flickr, Creative Commons. Nordea celebra su segundo aniversario en España
La gestora Nordea les invita a participar en el afterwork del día 9 de junio a las 18.30 horas con motivo del aniversario de la oficina en España.
“Es un placer para el equipo Nordea invitarle a un cocktail para celebrar el segundo aniversario de nuestra oficina en España, que tendrá lugar el 9 de junio a las 18:30 horas en el Hotel Meliá, Plaza Santa Ana 14. Aprovecharemos la oportunidad para agradecerle por su apoyo, brindando en un ambiente relajado”, dicen en la gestora.
Para la inscripción, se ruega envíen un email con sus datos (nombre, apellidos, DNI y empresa) a la siguiente dirección raul.marti@nordea.lu antes del lunes 6 de junio.
. Mónica Sada se incorpora al negocio de Key Clients España de Deutsche Bank Wealth Management
El área de gestión de patrimonios de Deutsche Bank ha reforzado su negocio de Key Clients España con la incorporación de Mónica Sada. Sada pasa a formar parte del equipo liderado por Iñigo Calderón, que está especializado en la gestión de clientes con patrimonios superiores a los 250 millones de euros, los cuales requieren soluciones de inversión con un mayor grado de sofisticación.
En 2013 Sada se incorporó se unió a la división de Key Clients de Deutsche Bank en Nueva York, desde donde desarrollaba estrategias de inversión y asesoramiento financiero a los clientes del banco de este segmento patrimonial.
Previamente, desde 2011, desarrolló su trayectoria profesional como analista en el área de banca privada de JP Morgan Chase en Nueva York, dando soporte en la captación y desarrollo del negocio del mercado mexicano y con anterioridad trabajó como asesora legal en Asjusa Letramed en Madrid y en la división de Private Wealth Management de Iadvise Partners (EAFI).
Para Iñigo Calderón, responsable de Key Clients de Deutsche Bank, “la incorporación de Mónica Sada refuerza nuestra apuesta de crecimiento en el segmento de grandes clientes y nos permite fortalecer nuestro equipo con el objetivo de seguir mejorando el servicio de asesoramiento y gestión patrimonial que ofrecemos en España”.
Mónica Sada es licenciada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE).
Foto: Andosplcs, Flickr, Creative Commons. 40 inversores institucionales norteamericanos se reunirán con empresas españolas en Nueva York y Chicago
Mañana, 7 de junio, tendrá lugar en Nueva York la quinta edición del “Spanish Small & Midcaps Conference”, organizada por BME, JB Capital Markets y Auerbach Grayson. El encuentro reunirá a 40 inversores institucionales norteamericanos con los equipos directivos de 14 compañías cotizadas españolas de mediana capitalización.
A través de los 150 encuentros privados previstos, inversores de primer nivel internacional tendrán la oportunidad de conocer y ampliar información sobre estas empresas españolas.
Las compañías asistentes son: Axiare, BME, CAF, DIA, Ebro Foods, Europac, Hispania, Indra, LAR, Merlin Properties, NH Hotel Group, Pharma Mar, Prisa y Sacyr. Entre todas suman un valor de mercado cercano a los 22.000 millones de euros.
Este encuentro se ha consolidado como la referencia anual entre inversores americanos y empresas españolas de mediana capitalización.
BME, JB Capital Markets y Auerbach Grayson pretenden con esta iniciativa impulsar la liquidez y capacidad de financiación de estas compañías mediante el incremento de la transparencia y las relaciones con inversores internacionales.
Foto: Digital Canvas, Flickr, Creative Commons. Santander España intensifica su apuesta por los fondos mixtos con el lanzamiento de dos nuevas gamas: Evolución y Generación
Santander España renueva su apuesta por los fondos de inversión con el lanzamiento de la Estrategia Fondos Valor para el cliente, que incluirá la comercialización de dos nuevas gamas de fondos mixtos a partir del 13 de junio: Santander Evolución y Santander Generación.
Refuerza, así, la actual oferta del banco, integrada por los fondos perfilados, mixtos, renta variable, carteras perfiladas y carteras de gestión discrecional. Además, permitirá a los clientes acceder a otras soluciones de inversión con diferentes niveles de riesgo para obtener una mayor rentabilidad en un entorno económico como el actual con los tipos de interés en mínimos. Tanto Santander Evolución como Santander Generación cuentan con las ventajas de la estrategia Mundo 1|2|3, ya que la inversión en estos productos lleva asociada la entrega de acciones del banco.
La gama Santander Evolución
Santander Evolución es una gama pionera en España, compuesta por tres fondos mixtos que aumentan la exposición a la renta variable de manera progresiva, suavizando las fluctuaciones del mercado. Para llevar a cabo este plan sistemático de inversión, los tres productos tienen dos fases de gestión muy diferenciadas. La primera de acumulación, donde los fondos comienzan a construir su cartera con un porcentaje de inversión en renta variable prefijado que va aumentando progresivamente cada dos meses hasta alcanzar su exposición habitual a los 20 meses. Y la segunda fase de gestión activa propiamente dicha, tanto de la renta fija como de la renta variable, utilizando bandas reducidas de +/-10% en la renta variable. Los fondos Evolución y sus porcentajes de incremento en renta variable son los siguientes:
-Santander Evolución 20 aumentará un 2% cada dos meses la inversión en renta variable, hasta alcanzar un 20% en renta variable y un 80% en renta fija
-Santander Evolución 40 aumentará un 4% cada dos meses la inversión en renta variable, hasta alcanzar un 40% en renta variable y un 60% en renta fija
-Santander Evolución 60 aumentará un 6% cada dos meses la inversión en renta variable, hasta alcanzar un 60% en renta variable y un 40% en renta fija
Estos fondos inician su comercialización con comisiones de gestión más reducidas durante la fase de acumulación, que se mantienen estables una vez alcanzada la exposición definitiva en renta variable.
Gama Santander Generación
Santander Generación es una gama compuesta de tres fondos mixtos que se diferencian entre sí por el porcentaje de inversión en renta variable y cuyo objetivo es la generación de rentabilidad vía dividendos, cupones y estrategias de inversión en derivados, gestionando cada porción de la cartera el gestor especializado en ese activo. La oferta está integrada por:
-Santander Generación 1: invertirá un 85% en renta fija y un 15% en renta variable
-Santander Generación 2: invertirá un 70% en renta fija y un 30% en renta variable
-Santander Generación 3: invertirá un 40% en renta fija y un 60% en renta variable
Cada uno de estos fondos cuenta con tres clases de participaciones: clase A, clase B (ambas de acumulación) y clase R o de reparto. Un valor adicional de estos fondos reside en esta última clase R o de desacumulación, ya que permite recibir reembolsos de participaciones trimestralmente, que serán diferentes en función del fondo ya que a mayor riesgo mayor será el reembolso obtenido.
Santander Asset Management ha liderado las captaciones de patrimonio en España en lo que va de año, con entradas netas de 756 millones de euros. Además, se encuentra entre las gestoras que mejor han sabido capear la tormenta que estalló el pasado noviembre en los mercados, gracias a la rápida adaptación a este entorno volátil y a la capacidad para adecuar su gama de productos a las necesidades de los clientes, dice la entidad en un comunicado.
De izquierda a derecha, Ana Jordán, Javier Rincón y Álvaro Flórez. . BNP Paribas Wealth Management refuerza su equipo de banca privada en España con Ana Jordán, Álvaro Flórez y Javier Rincón
BNP Paribas Wealth Management sigue reforzando su equipo de banca privada en España con la incorporación de dos nuevos banqueros privados y un nuevo miembro al equipo de asesoramiento. Así, recientemente se han incorporado a BNP Paribas Wealth Management tres nuevos profesionales: Ana Jordán, Álvaro Flórez y Javier Rincón.
Los dos primeros, como banqueros privados, trabajarán en el equipo de BNP Paribas Wealth Management en Madrid, bajo la responsabilidad de Marco San Martín. Rincón trabajará en el equipo de asesoramiento de BNP Paribas Wealth Management como responsable de renta variable.
Ana Jordán procede de Popular Banca Privada, donde ha desarrollado su carrera en los últimos ocho años como banquera privada senior. Anteriormente trabajó en Credit Suisse en las oficinas de Madrid, París y Zúrich, contando en total con más 16 años de experiencia en el sector financiero. Es licenciada en ciencias económicas por la Universidad Autónoma de Madrid. Cuenta con la acreditación EFA (European Financial Advisor) y la certificación CEFA (European Financial Analyst).
Por su parte, Álvaro Flórez se incorpora también desde Popular Banca Privada donde ha trabajado como banquero privado senior. Cuenta con más de 10 años de experiencia profesional en el área de banca privada en entidades como Pastor Banca Privada, Banco Urquijo y UBS España. Es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con la acreditación EFA (European Financial Advisor).
En cuanto a Javier Rincón, ha desarrollado su carrera su carrera profesional en el multifamily JB Gestión Patrimonial donde se incorporó en 2007. Cuenta con más de ocho años de experiencia en el sector financiero. Es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Carlos III de Madrid. Cuenta con la acreditación EFA (European Financial Advisor), además de la certificación CEVE (Certificación de Experto en Valoración de Empresas) y un programa superior en gestión patrimonial por la Fundación de Estudios Financieros de Madrid. Trabajará en el equipo de asesoramiento de BNP Paribas Wealth Management como responsable de renta variable.
“Estas nuevas contrataciones se enmarcan dentro del plan estratégico de nuestra entidad, en fuerte apuesta por el mercado español”, comenta Luis Hernández, consejero delegado de BNP Paribas Wealth Management España.
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Susanne Nilsson. The Case for Small Caps in a World of Deflation and Disruption
Durante los últimos 30 años, la inversión en valores de pequeña capitalización ha generado un amplio debate. Las estadísticas a largo plazo sugieren que las empresas más pequeñas evolucionan mejor que las compañías más grandes. El consenso en el mercado es menor cuando se habla sobre las razones de esto. Las explicaciones van desde la afirmación de que las pequeñas empresas ofrecen una prima de riesgo a cambio de una menor liquidez, a que la escasez de research sobre este tipo de empresas significa que cualquier nueva información tiene un mayor impacto en las acciones, pasando por el argumento de que las pequeñas empresas, en conjunto, tienden a crecer más rápido que las grandes.
Cualquiera que sea el caso, a pesar de que las ‘small caps’ en Estados Unidos han tenido un comportamiento un 10% por debajo de las grandes compañías en los últimos dos años, si nos fijamos en un periodo más largo de tiempo, sus cifras de rentabilidad son mucho mejores. Entonces, ¿qué podemos esperar de cara al futuro?
En realidad, las perspectivas para todos los inversores son turbias, estiman los expertos de Schroders. Desde la tecnología punta más disruptiva, al persistentemente bajo crecimiento, están haciendo que sea más fácil detectar a los perdedores y a los ganadores. Los retos abarcan todo, desde las preocupaciones medioambientales que abren multitud de preguntas sobre el futuro de la economía basada en el carbono, a los avances de la inteligencia artificial que podrían reemplazar a más de 230 millones de trabajadores en todo el mundo.
En estas circunstancias, y contrariamente a lo que suele pensarse, la firma estima que puede encontrar a los ganadores entre el universo de empresas más pequeñas, menos conocidas e investigadas que entre sus hermanos mayores. “En vista de que la innovación y los avances tecnológicos avanzan a un ritmo sin precedentes, las empresas que son ágiles están mejor equipadas para mantenerse al día con estos cambios. En este entorno, tener una marca fuerte, una gran base instalada y una amplia red de distribución no son necesariamente los activos más importantes”, dicen.
Sin embargo, los períodos de innovación disruptiva inevitablemente crean perdedores y ganadores. Schroders pone como ejemplo la burbuja punto com. Durante la mayor parte de este tiempo, el índice de empresas de pequeña capitalización de Estados Unidos obtuvo un rendimiento inferior al índice de compañías de gran capitalización (Gráfico 2, izquierda). “Sin embargo, cuando dividimos el universo de las ‘small caps’ en varios sectores, la historia es muy diferente. Las pequeñas empresas farmacéuticas, de biotecnología y software superaron al S&P 500, el índice donde cotizan las empresas más grandes. Mientras que las industrias tradicionales, tales como la banca y el comercio minorista, se quedaron rezagadas (Gráfico 2, derecha). Esto demuestra lo importante que es ser capaz de elegir de forma activa a los ganadores cuando se produce la disrupción”, cuenta.
Para Schroders, lo que a menudo deja a las empresas tradicionales en desventajas cuando se trata de desarrollar o adoptar una innovación es el temor a canibalizar sus ingresos actuales. Por el contrario, las empresas más pequeñas y más nuevas que no están vinculadas a un producto establecido tienen más incentivos para canalizar los recursos hacia la siguiente innovación disruptiva.
La tecnología médica es un buen ejemplo de esto, pero hay más. Entre ellos podemos citar a los grandes proveedores de tecnología que operan en los mercados en donde el «ganador se lleva todo». Aquí las denominadas empresas FANG que tienen la tecnología dominante (Facebook, Amazon, Netflix y Google) a menudo utilizan sus sustanciales reservas de efectivo para comprar pequeños competidores. Para los inversores en las acciones de estas ‘small caps’ que cotizan en bolsa, esto es claramente una buena noticia, aunque puede limitar sus oportunidades de obtener ganancias aún mayores.
“Por supuesto, no todas las pequeñas empresas de tecnología cotizan en bolsa. Dado que cuentan con perspectivas de rendimiento bajo, la financiación de capital de riesgo es muy popular y, a menudo es más fácil de conseguir que otras fuentes de financiación (Gráfico 3). En este entorno, las empresas innovadoras pueden seguir sin salir a bolsa mucho después de la etapa de desarrollo, lo que niega a los inversores la oportunidad de invertir en la empresa cuando está en la fase de crecimiento rápido”, escribe la gestora en uno de sus últimos análisis de mercado.
Por ejemplo, el fabricante de coches eléctricos Tesla empezó a cotizar cuando estaba valorado en más de 2.000 millones de dólares, mientras que Uber sigue siendo una compañía que no cotiza en bolsa pese a estar valorada en 50.000 millones de dólares. Sin embargo, esta claro que entre el universo de empresas que cotiza en bolsa ofrece una granoportunidad para encontrar las empresas destinadas a lograr la próxima tecnología disruptiva. Por ejemplo, a finales de febrero, el sector de la tecnología representaba el 3,8% del índice FTSE SmallCap, más del doble que en el FTSE All-Share o el FTSE 100. Aproximadamente el 65% de las empresas que cotizan en el Nasdaq estadounidense están valoradas en 500 millones de dólares o menos.
Más allá de estas características generales, Schroders identifica una serie de áreas específicas donde las empresas más pequeñas gozan de ventajas no necesariamente compartidas por sus rivales más grandes:
Nichos de mercado sin cubrir
Poder de fijación de precios
Mejores balances
Inversiones socialmente responsables
Perfil más bajo
“Teniendo en cuenta las perspectivas de bajo crecimiento económico y el aumento de problemas tecnológicos, creemos que los inversores deben prestar especial atención a las empresas de pequeña capitalización. Este entorno hará la vida más difícil para las grandes empresas, mientras que las empresas más pequeñas tienen la oportunidad de ganar cuota de mercado y crecer más rápido que el mercado. En un momento de cambio tecnológico, social y regulatorio sin precedentes, las pequeñas empresas pueden ser capaces de operar «por debajo del radar» y dominar los nichos que pueden crecer a la luz de estos cambios. Los inversores tendrán que evaluar cada empresa en particular y no deben basarse en la suposición de que la prima que ofrecen las pequeña empresas funcionará de forma general. Hay que ser capaz de separar el grano de la paja y esto, será de vital importancia para el éxito de un portfolio de small caps”, concluye la firma.