Karen Ward. Foto cedida. JP Morgan AM apuesta por carteras resistentes ante la incertidumbre política
Construir una cartera más resistente. Es la apuesta de JP Morgan Asset Management en un contexto global en el que persisten grandes incertidumbres. “Todavía estamos muy pesimistas sobre la posibilidad de alcanzar una solución completa a la guerra comercial”, aunque “no creemos que vaya a producirse una escalada del conflicto este año”, revela Karen Ward, estratega jefe para Europa, Oriente Medio y África. Por ese motivo, hace hincapié en la necesidad de mantener la cautela y lograr carteras equilibradas, que aprovechen las oportunidades que brinda el escenario de volatilidad.
En un encuentro con la prensa en Madrid, Ward ha presentado el análisis de los mercados globales y las perspectivas de la gestora para este año. Aunque piensan que Estados Unidos experimentará una desaceleración, no creen que la Administración de Donal Trump vaya a cambiar su postura hacia el comercio global. El país norteamericano tiene actualmente tres frentes abiertos en China: los aranceles, la propiedad intelectual y las empresas high tech. En concreto, a Estados Unidos le preocupa que el Gobierno chino favorezca a sus firmas de una forma que sea perjudicial para las high tech estadounidenses. Este último asunto es sobre el que Ward se muestra menos convencida de que pueda alcanzarse un punto de entendimiento. “No creemos que el conflicto vaya a escalar este año, pero para los mercados va a continuar siendo una fuente constante de incertidumbre hasta que se celebren elecciones en 2020 en ambos países”, asegura.
Mientras, en China, Ward ve esfuerzos para promover el crecimiento, en parte desde la política monetaria, pero, sobre todo, desde la fiscal. Actualmente, el país asiático está más centrado en el gasto en infraestructuras, que está incrementándose rápidamente. “China tiene la habilidad para sostener el crecimiento y creo que los números mejorarán”, apunta la estratega jefe.
¿Por qué se ralentizó tanto Europa?, se pregunta Ward antes de señalar que el continente fue “la gran decepción de 2018”, ya que, cuando arrancó el año pasado, había logrado abrirse paso y recuperarse y, sin embargo, la economía comenzó a frenar, lo que generó un gran “desconcierto”. El motivo de lo ocurrido, en su opinión, es que a Europa le afectó la desaceleración tan drástica de China. Además, “las dificultades que tuvieron que enfrentar los mercados emergentes el año pasado supusieron una importante carga para Europa”, destaca Ward.
Aun así, cree que hay señalas positivas para este año, ya que unos precios del petróleo más bajos van a ser un buen soporte para la economía “justo cuando más lo necesitaba” y, además, comienza a verse un crecimiento en los salarios. La pregunta para los inversores globales es, por ende, si pueden mirar más allá de la política.
En ese sentido, Reino Unido va a continuar siendo uno de los protagonistas principales de los próximos meses. Aunque admite que no sabe lo que va a ocurrir, Ward considera que el riesgo de que se cierre un Brexit sin acuerdo es mínimo, ya que existe una proporción muy reducida de diputados y de ciudadanos que se incline por esa opción. Lo más probable, por ende, es que salga adelante un pacto que contemple un escenario más vinculado a Europa.
Mientras, en Italia, es posible que se vea algo de progreso y que la situación con Bruselas esté más relajada que hace unos meses. En cualquier caso, Ward piensa que hay que esperar a que se celebren las elecciones al Parlamento europeo el próximo mayo. Solo a partir de entonces se podrán empezar a superar los riesgos políticos y los inversores internacionales comenzarán a recuperar la confianza.
A la hora de diseñar las carteras, la estratega jefe de la gestora asegura que no va a haber grandes discrepancias entre las ganancias corporativas que se registren en cada región. Por ese motivo, considera importante que los inversores se inclinen por la diversificación regional. “No creemos que vayamos a entrar en una recesión, pero hay un riesgo mayor que hace cuatro o cinco años”, señala. Por eso, insiste, hay que lograr carteras resistentes.
En renta variable, afirma que, históricamente, siempre tiende a desempeñarse mejor el valor que el crecimiento y las large caps frente a las small caps. “Y lo que siempre se sostiene mejor en una recesión son los activos de calidad”, destaca. La mayor vulnerabilidad, a su juicio, se encuentra en el apalancamiento empresarial, por lo que aconseja evitar activos que estén demasiado apalancados e inclinarse por posturas más defensivas.
En renta fija, Ward llama a pensar de forma global y a adoptar un enfoque selectivo, teniendo en cuenta que los bonos gubernamentales estadounidenses pueden aportar diversificación a la cartera.
Foto cedidaAna Guzmán, directora de Impacto de Portocolom EAF, entidad que asesora en la catera del fondo.. Ana Guzmán, directora de Impacto de Portocolom
Aunar filantropía con inversión buscando un retorno con transformación social: ése es el objetivo que persigue Ana Guzmán Quintana con su nuevo proyecto profesional y que dio pie a la decisión de salir de Aberdeen Standard Investments. Desde la empresa de asesoramiento financiero Portocolom Asesores EAF llevará a cabo una idea muy personal, la combinación de inversión y búsqueda de rentabilidades financieras con la obtención de un retorno, o impacto, social.
En su nuevo puesto, será directora de Impacto y se encargará del diseño y la implementación de soluciones de inversión con foco en inversiones socialmenteresponsable (ISR), con criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG/ESG) y de impacto, consistentes estas últimas en la obtención de retorno económico e impacto tangible en la sociedad o el medioambiente. Porque no es lo mismo la ISR que la ESG o el impacto, matiza Guzmán.
Así, se encargará del análisis y la construcción de carteras de forma personalizada para los clientes, en función de sus necesidades y del grado de impacto que cada uno quiera lograr; un proceso que empieza con un análisis macroeconómico que tiene en cuenta factores atípicos, sigue con la construcción de un asset allocation y, en función del mismo, continúa con la selección de fondos con un filtro cuantitativo y cualitativo. Unas carteras que pueden trabajar tanto con activos tradicionales como más ilíquidos (private equity, venture capital, deuda privada, infraestructuras, real estate….) y para cuya construcción se apoyará en los siete integrantes de la empresa. Y sobre las que también hará una medición del impacto que realmente provocan.
“Los clientes demandan este tipo de estrategias de impacto. Para fundaciones, aseguradoras, fondos de pensiones, bancas privadas… tiene mucho sentido”, asegura.
Guzmán también se encargará del diseño y la implementación de la estrategia de marketing, comunicación y digital de Portocolom y será miembro del Consejo de Portocolom Independent Advisors.
Guzmán, que también es coach, vicepresidenta de Woman Forward, miembro del Comité Consultivo de la asociación AIRES y trabaja en el ámbito de la enseñanza en escuelas de negocio del sector financiero, era hasta ahora responsable de Distribución para el sur de Europa de Aberdeen Standard Investments, puesto que ocupó durante el último año, tras casi tres años como Country Head para Iberia y responsable de desarrollo de Negocio de la gestora -liderando la apertura de la oficina en Madrid- y dos más anteriormente como ventas senior. En total, ha trabajado más de cinco años y medio en el grupo.
Antes, trabajó en Dekabank Iberia, como responsable de la oficina de representación de Dekabank para España, Andorra y Portugal y directora de ventas institucionales; en Caja España Fondos como gestora y también en Banca March. Y durante casi siete años fue subdirectora del Máster de Gestión de Carteras del IEB.
Según su perfil de LinkedIn, Guzmán es licenciada en Dirección y Administración de Empresas por CUNEF, tiene el Programa Avanzado de Valoración de Empresas, y el Máster de Gestión de Carteras del IEB, acaba de finalizar el Programa de Desarrollo Directivo en Digital Business en The Valley y cuenta con varias certificaciones de coaching, entre otras titulaciones.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: StockSnap 27598. The EDGE: Automatización/Robótica
La automatización de las fábricas lleva produciéndose desde la aparición de la máquina de hilar mecanizada a finales del siglo XVIII en Gran Bretaña, que puso en marcha la Revolución Industrial. La industria automotriz introdujo los primeros robots en la década de 1960 y, desde entonces, los fabricantes de automóviles y sus proveedores han sido los mayores usuarios comerciales de robots. Sin embargo, en la última década, los avances tecnológicos han permitido a los robots atender nuevas necesidades en un mayor número de sectores.
¿Qué ha cambiado?
Históricamente, los principales problemas con los robots han sido su elevado coste y su falta de flexibilidad para realizar nuevas tareas o adaptarse a las variaciones en las tareas que ejecutan habitualmente. En los últimos 10 años, se han producido tres cambios tecnológicos en el ámbito de la robótica que han aumentado su flexibilidad, reducido su coste y ampliado su mercado objetivo.
En primer lugar, los conjuntos de sensores desarrollados originalmente para los smartphones y los videojuegos se han adaptado a la robótica. La magnitud de estos sectores posibilitó que invirtieran en rápidos avances y redujeran los costes mediante la producción en masa que la industriar obótica más pequeña nunca podríahaber logrado por sí sola.
En general, los precios de los sensores han caído en todos los ámbitos y algunas clases, como los sensores de imágenes, han registrado un descenso del precio de hasta 100 veces (1). Estos sensores de menor coste han posibilitado que los robots perciban lo que tienen alrededor, lo que ha cambiado fundamentalmente la forma en que estos interactúan con el entorno.
Hasta ahora, los robots solo habían sido capaces de realizar tareas simples pero repetitivas que requerían una serie de pasos que se repetían una y otra vez. La percepción que les aporta los sensores permite que los robots realicen ajustes por sí mismos, dinámicamente y en tiempo real, para adaptarse a las desviaciones de su rutina (por ejemplo, si una pieza está desalineada o fuera de lugar). En segundo lugar, la integración, que implica programar y equipar al robot para que pueda realizar la tarea deseada, tiene un coste en términos históricos dos o tres veces superior al del robot en sí, y puede tardar varios meses en completarse (2).
Estos elevados costes de configuración habían limitado la actuación de los robots a la fabricación de productos en grandes volúmenes y ciclos de producto largos donde los costes de configuración podían amortizarse al producir muchas unidades. Las mejoras en el software están cambiando ahora esta ecuación. El software más reciente para robots simplifica de forma sustancial la programación requerida para que un robot pueda realizar una tarea determinada. Si bien en el pasado un ingeniero o un informático habrían tardado un mes para programar un robot, con el nuevo software, una compañía puede usar mano de obra menos cualificada para programar el robot en uno o dos días.
Además, el software, en conjunto con los sensores, puede detectar la presencia de seres humanos en las proximidades del robot y ajustar su comportamiento para garantizar la seguridad humana; esto reduce en la práctica el equipo de seguridad necesario durante el proceso de integración, como, por ejemplo, las jaulas que delimitan sus movimientos.
En tercer lugar, la mejora de las pinzas y su menor coste están aumentando la cantidad de aplicaciones que pueden tener los robots. La impresión tridimensional y la estandarización de piezas para pinzas permiten producir pequeños volúmenes con menores costes. Combinado con sensores que proporcionan información sobre la fuerza requerida para manipular correctamente un objeto, la nueva generación de pinzas ofrece un nivel de destreza más preciso que sus predecesoras y puede realizar una mayor variedad de tareas.
¿Por qué es disruptivo?
En conjunto, estos tres avances reducen los costes de implementación y amplían el mercado objetivo para los robots más allá de la mera fabricación de grandes volúmenes con poca variabilidad de producto. Están habilitando nuevas categorías de robots que sirven a un conjunto más amplio de sectores. Por ejemplo, los robots colaborativos (“cobots”), que no existían hace 10 años, son el segmento de más rápido crecimiento (+70% en 2017) (3) en el mercado de la robótica. Los cobots están diseñados para trabajar con personas y no es necesario ubicarlos en espacios delimitados. El menor coste y la facilidad de implementación están impulsando la adopción a pesar de las limitaciones, como su incapacidad para levantar grandes pesos. La mayoría de sus clientes son empresas medianas que no han implementado sistemas de robótica anteriormente.
Además de los cobots, estamos asistiendo a la producción de robots móviles autónomos que pueden utilizarse para entregas en todo el mundo, desde fábricas hasta hospitales. Esta nueva generación de robots utiliza tecnología de sensores y mapas para orientarse a sí mismos en lugar de confiar en referencias externas, cuyo coste era elevado y dificultaban su adaptación a los procesos existentes. En el sector sanitario, se ha producido un desarrollo de la cirugía robótica impulsada por sistemas robóticos que permite a los cirujanos realizar operaciones mediante unas pocas incisiones de tamaño reducido. Durante la última década, el número de cirugías robóticas efectuadas con estos sistemas se ha multiplicado por seis (4). Al impulsar esta tendencia se han mejorado los resultados quirúrgicos gracias a la mayor precisión y control que ofrecen los robots. Estos dos beneficios son posibles gracias a las mejoras en el software, los sensores y las pinzas. Estos sistemas robóticos brindan al cirujano una visión tridimensional del campo quirúrgico y traducen los movimientos que efectúa el cirujano en precisos movimientos a escala de los brazos robóticos. Las pinzas ubicadas en el extremo de los brazos, denominadas endomuñecas, destacan por su mayor movilidad en comparación con la muñeca humana, lo que les permite realizar tareas que son imposibles con los métodos tradicionales. A medida que la robótica se expande más allá de su base tradicional en el ámbito de la fabricación, la logística ha pasado a ser uno de los sectores que más rápidamente la están adoptando.
En 2017, solo el 5% de los almacenes y centros de distribución se calificaban como “altamente automatizados” (5). En un centro de distribución tradicional, los operarios caminan de 19 a 24 kilómetros al día para recoger artículos de las estanterías a fin de completar los pedidos que luego empacan y envían a los clientes finales. Esto no solo es ineficiente desde el punto de vista de la utilización de la mano de obra, sino que, por lo general, las empresas experimentan una alta rotación de operarios, a los cuales no les agrada el esfuerzo físico y la naturaleza solitaria del trabajo. En 2012, la principal cadena minorista de Estados Unidos adquirió una compañía líder en sistemas de logística robótica móvil por 775 millones de dólares. Con su sistema, los artículos ubicados en un centro de distribución se almacenan ahora en estanterías que son robots móviles.
En lugar de que los operarios caminen para buscar el artículo, estos robots móviles acercan los artículos necesarios a los operarios. Esta solución proporciona varias ventajas: acelera el tiempo de ejecución, aumenta la satisfacción laboral del operario y reduce la superficie del centro de distribución. La cadena minorista estima que estas ventajas han reducido sus costes operativos en los centros de distribución automatizados un 20% aproximadamente (5). Con el tiempo, estas tecnologías (pinzas, sensores y software mejorados) tienen el potencial de desbloquear nuevas aplicaciones como la selección y la clasificación, lo que podría expandir aún más el mercado objetivo. En la actualidad, los robots tienen problemas para diferenciar entre tamaño, forma y color. La mejora en las capacidades de visión podría resolver este desafío. Combinado con una mejora en el agarre, los robots podrían comenzar a trabajar en la recogida de contenedores y expandir su creciente función en áreas como la logística.
Al aumentar la productividad laboral, la robótica puede reducir el coste de la mano de obra en numerosos sectores, aunque particularmente en el ámbito de la fabricación. A medida que la importancia de los costes laborales se reduce, cambian las dinámicas relativas a la ubicación de las fábricas. A principios de este siglo, muchas fábricas se situaban en Asia para aprovechar el menor coste de la mano de obra. Hoy en día, con la mejora de los sistemas robóticos, las compañías pueden determinar la ubicación de los centros de producción basándose en otros factores. Por ejemplo, las fábricas pueden situarse cerca de los clientes finales para reducir los tiempos de entrega, agilizar los cambios de diseño en respuesta a las tendencias del mercado, reducir los costes de transporte y minorar el capital circulante vinculado al inventario. Acercar la fabricación a los ingenieros puede mejorar la capacidad de innovación y posibilitar un mejor control sobre la propiedad intelectual. Las compañías también pueden ubicar las fábricas para aprovechar un marco regulatorio más favorable o un régimen fiscal más ventajoso.
Desafíos
Una de las principales amenazas para la adopción de la robótica es una creciente regulación. Preocupa en especial la posible destrucción de puestos de trabajo a causa de los robots. En los últimos años, se ha hablado de aplicar un “impuesto a los robots”. Los defensores argumentan que el impuesto compensaría las consecuencias sociales negativas de una mayor automatización, incluida la pérdida de empleos y de ingresos fiscales. Dicho esto, los niveles crecientes de automatización se han producido casi de forma continuada desde la época de la Revolución Industrial y las personas han podido adaptarse a estos cambios. En 1900, el 38% de la población estadounidense trabajaba en la agricultura (6). En la actualidad, el porcentaje que trabaja en dicho sector es inferior al 2% y, sin embargo, la tasa de desempleo general sigue estando por debajo del 4% (7).
Conclusión
A pesar de estar presentes desde la década de 1960, los robots actuales están atravesando un período de rápido desarrollo. Estas mejoras permiten que los robots se expandan más allá de su mercado histórico, el sector automovilístico, hacia sectores como la electrónica de consumo, la logística e incluso los servicios. En los próximos años, es probable que aumente el número de tareas que serán objeto de automatización mediante sistemas robóticos. Nos mantendremos al tanto de estos cambios para determinar el impacto a largo plazo de la robótica en el conjunto de oportunidades de inversión.
Columna de Dennis Lynch, director general y responsable del equipo de Growth Investing, y Stan DeLaney, director general e investigador en el campo de cambios disruptivos en Morgan Stanley Investment Management.
(1) Lesser, A. (25 de enero de 2015). Declining Sensor Costs Open up New Consumer Applications. Extraído de https://gigaom.com/2015/01/25/decliningsensor-costs-open-up-new-consumer-applications/.
(2) Bélanger-Barrette, M. (3 de febrero de 2016). What is an Average Price for a Collaborative Robot? Extraído de https://blog.robotiq.com/what-isthe- price-of-collaborative-robots.
(3) Berglund, S. (7 de marzo de 2017). Cobot Market Boom Lifts Universal Robots’ Fortunes in 2016. Extraído de https://www.roboticsbusinessreview. com/ manufacturing/cobot-market-boom-lifts-universal-robots-fortunes-2016/.
(4) Schwitzer, G. (28 de agosto de 2018). New Questions About the $3B/Year Robotic Surgery Business. Extraído de https://www.healthnewsreview. org/2018/08/new-questions-about-the-3b-year-robotic-surgery-business/.
(5) McCrea, B. (31 de marzo de 2017). Automation Study: The State of Automation. Extraído de https://www.mmh.com/article/automation_study_the_state_of_automation
(6) Historical Timeline – Farmers & the Land. (2014). Extraído de https://www.agclassroom.org/gan/timeline/farmers_land.htm
(7) Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, porcentaje de empleo en agricultura en Estados Unidos. Extraído de FRED, Banco de la Reserva Federal de St. Louis; https://fred.stlouisfed.org/series/USAPEMANA, 18 de octubre de 2018.
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. Rentamarkets: "Son momentos para pensar con frescura y de manera independiente, y de ir en contra del consenso”
Desde Rentamarkets afirman que 2018 pasará a la historia como uno de los peores años en términos de retornos para los activos financieros debido al aumento de las correlaciones, que acabaron haciendo mella en todas las carteras y perfiles de inversión a nivel global.
En un estudio presentado recientemente por el departamento de análisis institucional de Deutsche Bank, se estimaba que más del 90% de los activos financieros terminaron el año en números rojos. Este porcentaje es el mayor desde 1901, y supera al vivido durante la crisis financiera de 1920. Tal y como se advertía desde Rentamarkets a finales de 2017 y comienzos de 2018, las más que excesivas valoraciones, unidas a un sentimiento generalizado de optimismo, suponían un desafío ante la normalización del precio del dinero.
A pesar de este entorno tan complicado, se empazarían a vislumbrar ciertos destellos de optimismo que permiten afrontar 2019 con mayor confianza y un espíritu oportunista dadas las distorsiones que presentan numerosos activos. Y es que, para invertir con éxito, la clave es mantener un pensamiento original e independiente y apostar prudentemente contra el consenso, aseguran desde Rentamarkets. «Son momentos para pensar con frescura y de manera independiente, y de ir –con mucha prudencia y cuando las circunstancias lo favorezcan– en contra del consenso”, razona Ignacio Fuertes, socio y miembro del comité de inversión de Rentamarkets.
Renta fija: las oportunidades están ahí
“La narrativa del mercado al comienzo de 2018 se centraba en la euforia. No en vano, vivíamos un crecimiento global ‘coordinado’ que se apalancaba en un comportamiento soberbio de los activos en 2017, donde vivimos mínimos históricos de volatilidad. En 2019 la historia es otra. Actualmente vivimos en una coyuntura de falta “aparente” de alternativas de inversión, observamos la entrada de la economía en una desaceleración augurada por una “siempre- inminente” inversión de la curva de tipos americana y las tensiones geopolíticas a nivel global son cada vez mayores”, señala Fuertes.
Fuertes indica que, visto desde este prisma, no es de extrañar que los activos de riesgo estén sufriendo, y que, dada la falta de alternativas conservadoras, los inversores hayan perdido la paciencia y el sentimiento de mercado sea de pesimismo absoluto.
Gran parte del resultado de 2018 vendría condicionado, según Fuertes, por un exceso de optimismo unido a unas valoraciones más que exigentes. «Como advertíamos entonces, esta narrativa, junto a un entorno regulatorio cada vez más complicado que drena de liquidez los mercados, iba a suponer un desafío ante la normalización del precio del dinero”, explica el socio y miembro del comité de inversión de la compañía. “Ha sido en este entorno donde en Rentamarkets hemos favorecido la liquidez, situación harto complicada en Europa al encontrarse penalizada en el Viejo Continente, y los activos líquidos, así como la calidad crediticia, permitiéndonos afrontar posibles correcciones con un espíritu más constructivo”, añade el directivo.
Escenario central
Desde Rentamarkets niegan que la situación económica esté tan mal. Señalan que las valoraciones no son tan extremas, en especial tras las correcciones que ha habido en numerosos activos. “De hecho, gran parte de los movimientos récord que hemos visto durante 2018 han sido producidos por el aumento de la iliquidez (consecuencia de la excesiva regulación) y el auge de los algoritmos en la toma de decisiones y ejecución, con un sesgo brutal hacia estrategias de momentum. Estos algoritmos llegan a representar en torno al 90% del volumen diario del S&P 500 según diversos estudios”, resalta Fuertes.
Estas circunstancias habrían representado un cambio en la estructura de mercado, que habrían convertido en frecuentes los episodios de varias sigmas de volatilidad. “Como consecuencia, las cámaras de compensación han elevado las garantías requeridas. Es por ello que consideramos fundamental un entendimiento profundo del entorno regulatorio y un conocimiento de estos algoritmos para optimizar los procesos de inversión y poseer un mayor control sobre la información que afecta a los retornos y riesgos de nuestras inversiones”, reflexionan desde Rentamarkets.
Riesgos a este escenario
En Rentamarkets consideran que el mayor riesgo que ven factible es el aumento de las expectativas de inflación, sobre todo tensionadas por el alza de los costes laborales. “Es sin duda alguna uno de los factores desestabilizadores para los cuales el mercado no está preparado, y definitivamente desinflaría la burbuja de bonos gubernamentales a nivel global. No en vano, la velocidad y magnitud del ajuste de expectativas en las curvas de tipos de interés, magnificado por la desaceleración de datos y la abrupta corrección del precio del petróleo, ha situado a la inflación subyacente por encima de la general por primera vez en dos años”, apuntan desde la entidad financiera.
Incremento de oportunidades
Para Fuertes ha sido la combinación de consenso e iliquidez la que ha obligado al mercado a buscar su nuevo punto de equilibrio de una manera abrupta y ha presentado nuevas oportunidades de inversión dada la magnitud de las distorsiones.
“El ajuste de expectativas de inflación –las posiciones cortas de bonos del tesoro americano se han hundido desde máximos históricos y se han ajustado en casi 100 puntos básicos las subidas esperadas a un año– ha distorsionado la estructura de la curva de volatilidad, donde por primera vez desde 2010 hemos observados anomalías que apuntan hacia un agotamiento de las alzas del precio de los bonos”, explica.
Las anomalías no se limitarían sólo al mercado de bonos. En el mercado de divisas, los costes de obtener dólares en el mercado interbancario se habrían vuelto negativos por primera vez desde que se recuerda en Rentamarkets. “Esta abundancia de dólares ha llevado a las entidades financieras extranjeras a superar por primera vez en la historia a las domésticas como mayores tenedores de bonos del tesoro japonés. Esto sucede a pesar de que el bono japonés rinde a un -0,15% a un año. El motivo es la prima que se consigue invirtiendo en yenes y cambiando los flujos a dólares: a 1 año se obtienen 40 puntos básicos por encima del Tesoro americano al plazo (2,95% contra 2,55%)”, destacan desde la empresa.
La receta para moverse en la actual coyuntura
Con un análisis de crédito exhaustivo y el conocimiento profundo de la estructura de capital, unidos a una actitud oportunista, se tendría la fórmula necesaria para afrontar el nuevo entorno de retirada de estímulos por parte de los bancos centrales.
“Las estrategias que primen la preservación de capital y a la vez permitan aprovechar las oportunidades serán necesarias para navegar por el nuevo régimen de volatilidad con éxito. Para ejecutarlas, es necesario buscar el equilibro entre experiencia y conocimiento en combinación con buenas herramientas para detectar más eficazmente estas oportunidades”, apunta Fuertes.
Renta variable: bienvenidos a la guerra
Para José María Díaz, gestor de renta variable y del Fondo Rentamarkets Narval, veníamos de un 2017 bastante bueno para las bolsas y se auguraba un 2018 excelente. Estas buenas expectativas se harían notar, pues durante las primeras tres semanas de 2018 el Stoxx 600 se revalorizaba casi un 4%.
“En una coyuntura así, hay dos clases de activos especialmente útiles: la liquidez y las coberturas y protecciones compradas. Buena parte de la resistencia del fondo durante los peores meses de 2018 se debió a la gestión conjunta de una cartera de acciones, liquidez y coberturas. No había demasiadas buenas oportunidades ahí fuera y nuestro posicionamiento fue moderado, comprando compañías atractivas y cubriendo los crecientes riesgos del mercado, hasta entrado el tercer trimestre del año”, relata Díaz.
“En ese momento las condiciones del mercado empezaron a cambiar. Aunque los índices permanecían estables, estaban soportados únicamente por los valores que más pesan en su composición. Sin embargo, gran número de compañías estaban sufriendo fuertes descensos. En términos generales, las valoraciones de las bolsas habían mejorado. Los datos macro seguían siendo positivos y, por primera vez en muchos años, escuchábamos las palabras ‘inflación de costes’ en los resultados trimestrales de las empresas”, añade el gestor.
La navaja suiza de la gestión de riesgos
Adaptando el posicionamiento a las nuevas condiciones, a lo largo del año se ha ido reduciendo la concentración media de la cartera y el peso de las empresas pequeñas. Las coberturas de riesgo de mercado, aunque costaron dinero durante la primera mitad del año, protegieron al fondo de una parte significativa de la caída de las bolsas durante el cuarto trimestre. Las coberturas de divisas fueron también efectivas.
“Evitar pérdidas mayores es el objetivo de nuestra estrategia de control de riesgos. Damos por hecho que en el futuro tomaremos decisiones de inversión incorrectas, pero éstas sólo serán soportables si limitamos las pérdidas que causen. Las buenas estrategias de gestión del riesgo no son las que simplemente lo eliminan, pues esto afectaría negativamente al retorno potencial de la cartera, sino las que controlan el riesgo dentro de los límites de lo recuperable y de lo soportable para el inversor. Teniendo en cuenta que al cierre del tercer trimestre el nivel de inversión del fondo era del 96%, la estrategia de control de riesgos del fondo ha sido correcta en 2018”, resalta Díaz.
Perspectivas y posicionamiento para 2019
En Rentamarkets siguen viendo dos mercados muy diferentes dentro de la renta variable europea. “Por un lado, vemos sectores como alimentación, consumo no discrecional y tecnología con valoraciones excesivas, con bajas rentabilidades por dividendo y envueltas en un entorno de peligrosa complacencia; por otro, vemos sectores como automoción, distribución y ciertos nichos del sector químico, por nombrar algunos, que ofrecen valoraciones atractivas y altas rentabilidades por dividendo. Terminamos el año firmemente posicionados en los segundos y así continuamos entrado 2019”, señalan desde la compañía financiera.
. Urban View Development Spain Socimi comienza a cotizar en el MAB
El Consejo de Administración del MAB ha aprobado la incorporación de la compañía Urban View Development Spain Socimi tras analizar la información presentada por la empresa y una vez emitido el informe de evaluación favorable del Comité de Coordinación e Incorporaciones.
El inicio de la negociación de la sociedad tendrá lugar el viernes, 25 de enero.
El código de negociación de la compañía será “YUVS”. Renta 4 Corporate es el asesor registrado de la compañía y Renta 4 Banco actuará como proveedor de liquidez.
El Consejo de Administración de la sociedad ha fijado un valor de referencia para cada una de sus acciones de 7,20 euros, lo que supone un valor total de la compañía de 38 millones de euros.
El documento informativo de Urban View Development Spain Socimi se encuentra disponible en la página web del MAB, donde se podrán encontrar todos los datos relativos a la compañía y su negocio.
Wikimedia CommonsCourtesy photo. Juan San Pío Joins Amundi as ETF, Indexing & Smart Beta Sales Director
Amundi anuncia la incorporación de Juan San Pío como director comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latinoamérica.
Juan San Pío reportará a Marta Marín Romano, directora general de Amundi Iberia; y a Gaëtan Delculée, responsable global de Ventas de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta.
Juan San Pío se incorpora a Amundi desde Lyxor, donde era responsable de ETF e Indexados para Iberia y Latinoamérica. En 2008, San Pío se unió a Société Genérale como responsable de ventas institucionales para España.
Entre 2005 y 2008, Juan San Pío trabajó en Santander Asset Management, donde fue director del equipo de redes externas y negocio institucional.
Con anterioridad, San Pío desarrolló su carrera profesional en Morgan Stanley como asesor financiero en el área de banca privada y en Banco Guipuzcoano en Madrid como responsable de Banca Privada.
Es licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Skitterphoto. Perspectivas 2019: todas las miradas puestas en el comercio
La renta variable ha experimentado un notable deterioro en el transcurso de lo que resultó ser un decepcionante 2018. A pesar de un crecimiento de los beneficios superior al 20% en Estados Unidos (1) (y de en torno al 10% en el resto del mundo desarrollado), el mercado de renta variable estadounidense ha revelado básicamente una trayectoria plana, mientras que otros mercados desarrollados han registrado en general un descenso cercano al 10% en dólares estadounidenses. Esto ha contrarrestado los excelentes resultados observados en 2017.
¿Por qué? En el fondo de estos resultados se encuentran temores a varias cosas: una guerra comercial en toda regla, el repunte de los rendimientos, la desaceleración en China y los mayores riesgos geopolíticos, entre los que se incluyen cuestiones localizadas, como el rifirrafe por el presupuesto italiano y el Brexit. La conjugación de todos estos factores ha desestabilizado los mercados y ha provocado el retroceso de la renta variable.
Si alguno de estos acontecimientos se materializara finalmente, pondría en peligro nuestras expectativas de crecimiento para 2019-2020, apuntando a que una situación de final del ciclo, plenamente compatible con la caída de la renta variable. No obstante, todo esto nos lleva a formularnos el principal interrogante: ¿qué creemos en realidad que ocurrirá en 2019?
Desmontando los factores del miedo:
Comercio
El comercio se perfila como la principal de nuestras preocupaciones, y guarda una estrecha relación con el resto de los factores. Si se resuelve la actual pugna comercial, la perspectiva general mostrará un tono más positivo, y viceversa. El peor de los escenarios sería una continua escalada y ampliación de los aranceles, y no cabe duda de que los mercados están descontando un desenlace bastante áspero.
En todo caso, ¿es lo que sucederá? Resulta inútil realizar predicciones con una personalidad tan volátil al frente de la Casa Blanca. Sin embargo, el presidente Trump ya ha sugerido en el pasado que preferiría no aplicar aranceles, o hacerlo en una medida reducida, antes que incrementarlos, aunque sus medios para lograr un acuerdo satisfactorio para Estados Unidos se han basado en las amenazas, táctica que ha aplicado con consecuencias muy reales. Ahora bien, tal y como sucedió con la reactivación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un acuerdo de última hora rubricado por Estados Unidos, México y Canadá para crear el denominado «T-MEC» (USMCA, por sus siglas en inglés), cuando nadie lo veía posible, sigue siendo muy factible que se llegue a una resolución similar con China y otras naciones.
Somos conscientes de que los comicios presidenciales en Estados Unidos tendrán lugar a finales de 2020 y de que Trump no querrá arriesgarse a una ralentización o una recesión económica acusada cuando esté encarando el ciclo electoral. Esto no significa que Trump tenga que resolver los enfrentamientos comerciales de forma inmediata, pero tal vez deba garantizar que la situación no empeora durante 2019.
Nuestro escenario base asigna menores probabilidades al peor de los escenarios posibles, y asume que es probable una solución rápida, si bien ponerle una fecha determinada es difícil.
Tipos de interés
Los rendimientos de los bonos en EE.UU. subieron hasta cotas superiores al 3% este año, y el miedo en este aspecto radica en que presenciaremos nuevas subidas en 2019 (2). Los estímulos fiscales que se aprobaron en Estados Unidos a finales de 2017 y se implementaron este año (en un momento del ciclo en el que no se requiere un empujón adicional) implicarían que todavía hay un margen de subida en los rendimientos.
Esta medida debería ser inflacionista, especialmente si se aúna a una cifra de desempleo en Estados Unidos en mínimos de 49 años (2), lo que podría derivar en la demanda de mayores salarios y un repunte de la inflación. De hecho, ya estamos siendo testigos de aumentos salariales en Estados Unidos y Japón. Sin embargo, todos los demás factores de miedo están operando de freno en la economía, lo que unido a los problemas estructurales como el envejecimiento de la población, la tecnología y la disrupción, han hecho que los rendimientos no hayan fluctuado en la dirección que habríamos esperado.
De resolverse los conflictos en torno al comercio, las perspectivas de un crecimiento más sólido podrían hacernos temer un ligero repunte en el rendimiento de los bonos a lo largo de los próximos doce meses, pero en caso de no hallarse una resolución, descartaríamos sinceramente que los tipos suban.
China y los mercados emergentes
Los rifirrafes comerciales han desembocado en una desaceleración en ciertos ámbitos de la economía basada en el consumo de China, si bien seguimos apreciando un crecimiento bastante robusto. El Gobierno del gigante asiático ha inyectado estímulos fiscales en cierta medida, aunque estos tienen como objetivo sostener la economía más que imprimirle una quinta velocidad. En el caso de resolverse los problemas comerciales, cabría esperar otro periodo de endurecimiento en China o, al menos, una reversión de los estímulos. No obstante, si persistiese el conflicto, es de esperar una continua relajación para apuntalar la situación. En todo caso, somos de la opinión de que, aunque tendrá repercusiones, esto no desestabilizará de manera notable la economía mundial en este preciso momento.
Los mercados emergentes en especial se han visto castigados durante el pasado año. Esto se debe en parte a la fortaleza del dólar estadounidense, si bien esto podría estar quedando atrás a medida que los efectos de los estímulos fiscales de Trump se desvanecen, lo que volverá a beneficiar a la renta variable de los mercados emergentes en general de cara al futuro.
Geopolítica
Estamos atravesando un periodo en el que varios países tienen a líderes dominantes al frente de su jefatura: desde Trump a Vladimir Putin, pasando por Xi Jinping e incluso Shinzo Abe muestran tendencias más nacionalistas. Cuando se tienen líderes fuertes que persiguen lograr sus objetivos a base de amenazas, las tensiones aumentan de forma inevitable, y cobra sentido que exista una prima de riesgo de renta variable más elevada como consecuencia de esto.
Ahora bien, insistimos en que una resolución de los problemas comerciales liberaría a buen seguro algunas de estas tensiones. No obstante, sigue siendo muy posible que emerjan otros problemas imprevistos a lo largo del próximo año, que podrían proceder desde ámbitos como la ciberseguridad o unas elecciones disruptivas, lo que vendría a agravar aún más las tensiones entre los países.
En el Viejo Continente, hay dos problemas en particular que siguen latentes y que podrían desestabilizar los mercados, aunque no en la misma proporción que una guerra comercial a nivel global. En Italia, el conflicto en torno al presupuesto podría intensificarse, aunque sería innecesario llegar a este punto en nuestra opinión, puesto que los márgenes sobre los que discrepan Italia y la Comisión Europea son nimios. Mientras tanto, el Brexit es una decisión «enmadejada». En otras palabras, hay un amplio abanico de desenlaces y posibles finales en esta historia. Pero, en general, creo sinceramente que no se trata de un problema global, sino de un bache para Europa y un problema para el Reino Unido. No obstante, podría deparar resultados perjudiciales a escala local.
La síntesis de todos los miedos
Teniendo en cuenta todos estos factores, el tema común que seguiremos más de cerca en 2019 es el del comercio. Consideramos que una mejora en esta área podría resultar muy positiva para los mercados de renta variable. Ahora bien si, por el contrario, la situación comercial empeora, arrastrará consigo a los mercados y el panorama mundial se deteriorará.
Aunque nuestra hipótesis central es que nos hallamos en una fase avanzada del ciclo, no creemos que el final de dicho ciclo se encuentre a la vuelta de la esquina. Admitimos que el crecimiento ha sido bajo en Europa y en Japón en este ciclo, y pese a que ha sido un poco más elevado en Estados Unidos, nos resistimos a decir que hemos tocado techo teniendo en cuenta los comicios que se celebrarán en 2020 y el hecho de que al presidente le interesa entrar en ese ciclo electoral con el país norteamericano en un periodo de crecimiento.
Si los conflictos comerciales se gestionan de una manera que se evite el peor de los escenarios —y sin lugar a dudas está en manos de los líderes mundiales aportar una solución—, las perspectivas para 2019 podrían revelarse más benévolas y podrían desembocar en unas rentabilidades positivas para los mercados de renta variable.
Columna de William Davies, director global de renta variable para EMEA en Columbia Threadneedle.
(1) FT.com, US 10-year bond yield hits 3% ahead of Fed decision, 1 de agosto de 2018
(2) BBC, US jobless rate hits 49-year low of 3.7%, 5 de octubre 2018
Foto cedidaEdouard Carmignac. Edouard Carmignac Leaves his Company's Day-to-Day Operations
El fundador y presidente de la conocida gestora Carmignac, Edouard Carmignac, ha anunciado que se retira de la gestión de su fondo insignia Patrimoine tras 29 años de actividad. La gestión del fondo de 16.000 millones de dólares quedará en manos de Rose Ouahba, directora de renta fija y David Older, director de renta variable, como cogestores.
Su salida parece que responde a un plan de sucesión que se inició el pasado mes de septiembre cuando cedió la gestión del fondo Investissement, de 3.000 millones de dólares, a David Older, actual responsable de renta variable, y fue nombrado gestor del Fondo Carmignac Investissement y cogestor del Fondo Carmignac Patrimoine, tarea que desempeñará junto con Rose Ouahba, directora de renta fija y cogestora del fondo Patrimoine desde 2007. La salida de Edouard Carmignac no supondrá cambios en la filosofía de inversión del fondo, según ha querido destacar la gestora.
Carmignac seguirá vinculado a la compañía como CIO (Chief Investment Officer) y como miembro de comité de estrategia de inversiones. «Este comité, compuesto por los cinco miembros con mayor experiencia del equipo de inversión, contribuirá a la identificación de convicciones inequívocas y estratégicas a largo plazo, cimentadas sobre nuestros análisis macroeconómicos, en todas las clases de activos y para todos nuestros fondos», explica la gestora.
Sobre estos cambios, Carmignac ha declarado que “ treinta años después de la creación de Carmignac, me complace confiar a Rose y David la gestión de Carmignac Patrimoine. Asimismo, me enorgullece haber logrado constituir un equipo de inversión que destaca por su experiencia, su talento y su gran capacidad para apoyarles en la gestión de nuestro fondo estrella”.
“Estoy encantado de seguir gestionando nuestro fondo insignia en colaboración con Rose y asumo plenamente este papel clave con el objetivo de reforzar la generación de alfa y prestar una atención especial a la gestión del riesgo en este complejo contexto internacional”, declara David Older, responsable de renta variable.
Guillermo Hermida estará al frente de la nueva división de Inversiones y Jorge Colomer dirigirá la nueva Dirección de Products & Services. Fotos cedidas. CaixaBank Asset Management crea dos nuevas direcciones para potenciar la visión global en la estrategia de inversiones
CaixaBank Asset Management, la mayor gestora de España, ha creado una nueva Dirección de Inversiones para el mercado ibérico que agrupará la actividad en Estrategia de Inversión, Asset Allocation, Inversión Socialmente Responsable e Innovación en España y Portugal. Al frente de la misma, la gestora sitúa a Guillermo Hermida Lazcano, hasta ahora director general de Inversiones en España, cuyo cargo pasa a ser Chief Investment Officer Iberia.
Con la nueva área, CaixaBank AM quiere articular su actividad en estrategia de inversión desde un punto de vista global, que involucre bajo una misma perspectiva a los equipos de España y Portugal.
Guillermo Hermida se incorporó en 2005 a CaixaBank AM como máximo responsable de inversiones, tras su paso como responsable de renta variable europea en la gestora del Banco Santander y, anteriormente, como especialista del departamento de brokeraje y trading de posición propia de BBVA. Hermida es licenciado en Economía por la Universidad de Santiago de Compostela y Diplomado en Hautes Études Européennes por el College d’Europe de Brujas (Bélgica).
Nueva Dirección de Área de Products & Services
Asimismo, con el objetivo de potenciar la independencia entre las decisiones estratégicas y su aplicación en productos, CaixaBank AM ha creado una nueva Dirección de Products & Services, que estará liderada por Jorge Colomer García, con el cargo de Chief of Products & Services Officer. Colomer era hasta ahora director de la división de Investment Solutions.
Jorge Colomer posee una amplia experiencia como directivo en entidades de la gestión de inversiones. Se incorporó a CaixaBank en 2017 como director de Investment Solutions, cargo desde el que ha sido responsable de coordinar soluciones de inversión de CaixaBank AM para los clientes de Banca Privada y Banca Premier de CaixaBank. Anteriormente, Colomer había desempeñado responsabilidades directivas en UBS, Banco Sabadell y Banco Santander.
Guillermo Hermida y Jorge Colomer reportan a la dirección general de CaixaBank AM y son miembros del comité de dirección de la gestora.
CaixaBank Asset Management es la gestora líder en España, con más de 49.000 millones de euros bajo gestión y asesoramiento y una cuota de mercado del 17,01% en fondos de inversión. Ocupa la primera posición del ranking, tanto por patrimonio como por número de partícipes.
CaixaBank Asset Management, filial 100% de CaixaBank, dispone de una plantilla de más de 185 profesionales con un equipo de más de 66 gestores dedicados exclusivamente a analizar e identificar oportunidades de inversión. La gestora diseña y gestiona productos que cubren las expectativas de rentabilidad del cliente, en función del riesgo asumido, dando simplicidad y transparencia a la gestión. La actuación estratégica de CaixaBank Asset Management se sustenta en sus valores identificativos y convicciones, características también de su matriz, CaixaBank: la creación de valor añadido para el cliente, calidad de producto, cercanía, transparencia, flexibilidad, responsabilidad, eficiencia y seguridad.
Foto: blickpixel. Lecciones y límites de las políticas monetarias
Decir que los banqueros centrales han pasado de “héroes a ceros” puede sonar algo fuerte, pero el aura de inviolabilidad de la que una vez disfrutaron ya es definitivamente cosa del pasado. Antes de 2008 los bancos centrales eran los campeones indiscutibles de la Gran Moderación. Habían anclado firmemente sus expectativas de inflación a sus objetivos inflacionarios, lo que les dio un amplio margen para reducir la volatilidad del ciclo económico. No es de extrañar que los mercados financieros, a los que les encanta un entorno de alta rentabilidad y bajo riesgo, se convirtiesen en sus mayores “cheerleaders”. El hecho de que Alan Greenspan pudiese cortar de raíz el riesgo de una crisis financiera en más de una ocasión no hizo más que sumar a ese entusiasmo. Cuando el mundo estaba al borde del colapso financiero en 2008, los banqueros centrales volvieron a evitar el desastre.
Sin embargo, no pudieron evitar recuperaciones lentas y dolorosas en los mercados desarrollados ni varios periodos en los que la divergencia entre los desarrollados y los emergentes desencadenó un ligero bache global. Es más, para alcanzar estos magros resultados, los bancos centrales tuvieron que aventurarse a entrar en un territorio inusual empujando los tipos de interés a corto plazo por debajo de cero, aplanando las curvas de mercado y eliminando las primas. Todo ello llevó a algunos expertos a preguntarse si esta situación iba a conllevar un mayor riesgo de una asignación inadecuada en los mercados y de otros efectos secundarios adversos.
Al nivel más elemental, todas estas acusaciones pueden remitirse a dos cuestiones básicas: o bien hay muchas expectativas en torno a las políticas monetarias, o bien estas se encuentran sobrecargadas porque otros actores no han estado a la altura de sus responsabilidades. Un ejemplo del primer caso es el requisito de que las políticas monetarias deben buscar la estabilidad financiera junto a la estabilidad de precios. Al final, su labor consiste en generar una senda de crecimiento estable y predecible para el PIB nominal que pueda servir de referencia para las decisiones del sector privado. Bajo la premisa de que las políticas monetarias no pueden afectar de forma sistemática a la economía real (lo que podría discutirse), todo se reduce a aportar una inflación estable y ajustada a los objetivos. Como los activos financieros son un reclamo hacia los ingresos nominales futuros (o PIB), esta también es la mejor manera para que la política monetaria promueva la estabilidad financiera. Cualquier esfuerzo adicional para prevenir una burbuja del precio de los activos puede resultar contraproducente porque puede empujar a la baja el camino del PIB nominal de forma permanente y/o hacerlo más volátil. Por ello, para alcanzar la estabilidad financiera necesitamos un instrumento adicional con características más prudentes a nivel macroeconómico.
Durante los últimos 10 años, las políticas monetarias en Estados Unidos y la Eurozona han estado claramente sobrecargadas. Hasta cierto punto, la culpable en ambos casos podría ser la política fiscal. Tras el impulso inicial en 2009-2010, en los años posteriores, la política fiscal estadounidense se volvió considerablemente restrictiva debido a las peleas fiscales entre la mayoría republicana en el Congreso y la Administración de Barack Obama. Este endurecimiento tuvo lugar en un contexto de alta inactividad y ralentizó la expansión de forma considerable. Como respuesta ante los riesgos inherentes de caídas en la inflación, la Fed fue forzada a adentrarse en territorio extraño a través de un mayor aumento en el balance y manteniendo los tipos bajos durante más tiempo.
Suele debatirse que estas políticas generaron efectos secundarios negativos en forma de una búsqueda excesiva de rendimiento y una caída en la rentabilidad de los fondos financieros y de pensiones. Aunque esto puede ser cierto, debe compararse con el riesgo de que una postura más estricta en las políticas empuja el camino del PIB permanentemente hacia abajo.
En los últimos años, la política fiscal ha dificultado una vez más el trabajo de la Fed al darle a la economía estadounidense un gran impulso cuando ya se encontraba en terreno de sobrecalentamiento. Las políticas proteccionistas de Trump dañaron más esta lesión fiscal. Durante gran parte de 2018, esta mezcla forzó a la Fed a ser más dura de lo que lo habría sido, ya que la economía crecía bien, por encima de su potencial, y al mismo tiempo se relajaban las condiciones financieras. Aun así, la mezcla de unos costes de financiación del dólar altos con el proteccionismo demostró ser un gran obstáculo para el espacio de los mercados emergentes y, como consecuencia, para el comercio global. A finales de año, esto desató un fuerte aumento en la aversión al riesgo de los mercados financieros y el presidente Trump eligió culpar a la Fed de esta turbulencia, lo que, por supuesto, solo lo empeoró.
En la Eurozona, el Banco Central Europeo también tuvo que enfrentarse a una política fiscal demasiado estricta durante años y a instituciones fiscales y bancarias incompletas. Esta mezcla fue en gran parte responsable de la segunda parte de la recesión de la Eurozona en 2011-2013. Si se hubiesen evitado los errores en las políticas que llevaron a la recesión, la inflación, la rentabilidad de los bonos y la tasa de interés del BCE podrían ser más altos de lo que lo son hoy en día. Además, el BCE ha tenido que compensar la falta de mecanismos fiscales y bancarios para compartir riesgos aportándolos por la puerta de atrás en la forma de herramientas como las operaciones monetarias de compraventa (OMC) o la expansión cuantitativa (EC). Algunos expertos dicen que, al hacer esto, el BCE podría haber beneficiado a derrochadores soberanos periféricos al castigar a los principales ahorradores con la bajada de tipos, lo que podría haber impulsado el populismo. Nosotros creemos que los ahorradores tendrían que echarse la culpa a sí mismos y a sus propios políticos por los tipos bajos.
Es más, si el BCE no hubiese intervenido, la Eurozona podría haberse roto, en cuyo caso podríamos haber visto una cara mucho más desagradable del populismo. Esto no quita el hecho de que sería altamente deseable que otros actores encargados de articular las políticas en la Eurozona empezasen a estar a la altura de sus responsabilidades, en concreto, a la hora de generar un marco institucional sólido para que la unión monetaria continúe con reformas estructurales que hagan que las economías individuales sean más flexibles.
Antes de 2008, muchos países creían que habían encontrado el santo grial de la articulación de políticas monetarias al hacer que los bancos centrales fuesen independientes y encargarles la gestión del ciclo económico. La lección más importante que hemos aprendido en la última década es que las políticas monetarias no funcionan en el vacío. Su éxito depende mucho de que otros actores se involucren en el proceso. Por ello, lo deseable es que exista una coordinación entre las políticas monetarias, fiscales y estructurales.
Tribuna de Valentijn van Nieuwenhuijzen, jefe de inversiones en NN Investment Partners, y Willem Verhagen, economista senior