Pixabay CC0 Public Domain. ¿Hay ganadores de la crisis del COVID-19?
El número de víctimas humanas es elevado. Tanto física como moralmente, los sistemas sanitarios se han visto llevados al límite. El número de empresas en quiebra ha aumentado y se han perdido millones de puestos de trabajo. Esta crisis afecta a miles de millones de personas en todo el mundo en lo que parece será una gran recesión, la primera en doce años.
El alcance de los acontecimientos que estamos viviendo va mucho más allá de los aspectos económicos, y la profundidad y las múltiples ramificaciones de esta crisis implican cambios, tal vez estructurales, en nuestro estilo de vida. Sin embargo, puede que no todo sea tan negativo, ya que algunos sectores y algunas temáticas de inversión podrían beneficiarse de la salida de la crisis.
En primer lugar, desde el punto de vista individual, el confinamiento crea nuevas necesidades, tanto a nivel social y lúdico como para el teletrabajo. Nos estamos dando cuenta de la importancia de un equipo informático de alta calidad, una red segura y rápida, o un ancho de banda suficiente. La seguridad de nuestra salud se ha convertido en una prioridad, la entrega a domicilio de productos es crítica en algunos casos, y la situación de bloqueo crea una mayor necesidad de actividades físicas o intelectuales. Estos ejemplos muestran que nuestros hábitos de consumo se han visto afectados. Además, la incertidumbre económica tiende a fomentar una actitud cautelosa y un aumento del ahorro preventivo.
En la actualidad, los precios de las acciones de las empresas activas en la consigna «quédate en casa» no sólo están superando los índices de referencia, sino que también están alcanzando nuevos máximos. Internet y la tecnología están a la cabeza, incluyendo el comercio electrónico, las plataformas de medios, los videojuegos, las redes sociales y las conexiones seguras. Es probable que se trate de un pico en la demanda y el interés temporal de los inversores debido al bloqueo, ya que la vuelta a la normalidad hará que este interés se dirija lógicamente a los servicios relacionados con la recuperación, una vez que se conozcan los términos y condiciones. Dicho esto, no es seguro que volvamos completamente a la situación anterior, ya que nuestros hábitos han cambiado y se podrían acelerar las tendencias ya existentes. Por lo tanto, la necesidad de conexiones rápidas al gran volumen de datos podría apoyar la adopción de 5G. Los problemas de ciberseguridad son más visibles y más frecuentes, y la protección de los datos personales se ha convertido en un tema sensible, incluso crítico. Después de la recopilación de datos, su utilización en primer plano en los próximos años será clave para rastrear, por ejemplo, la proximidad de los usuarios de teléfonos inteligentes. En el ámbito de la salud, también prestaremos más atención a nuestro cuidado, lo que apoyaría a este sector. Como resultado, en general, los sectores tecnológico y sanitario deberían seguir impulsando la rentabilidad de los índices bursátiles.
En lo que respecta a las empresas, también podemos sacar lecciones interesantes sobre el impacto de la crisis en los distintos modelos de negocio. El modelo de cadena de suministro global y el concepto de «just in time» con inventarios optimizados han revelado sus límites cuando el transporte de mercancías se vuelve problemático y la producción depende de muy pocos proveedores o de un intermediario clave. Una revisión de este modelo podría reforzar la tendencia a la regionalización que ya estaba en marcha, especialmente después de la guerra comercial que comenzó hace más de dos años. La repatriación de la producción podría conducir a una mayor automatización, en lugar de asumir una mano de obra local que en algunos casos podría ser costosa. Por lo tanto, la diversificación de las fuentes de suministro podría apoyar a las industrias nacionales y reducir el transporte de mercancías a larga distancia. La robotización podría reforzarse.
Cabe señalar también que las consecuencias financieras de la crisis han puesto de relieve la vulnerabilidad de algunas empresas, en particular las que han optimizado en exceso sus balances aumentando su coeficiente de endeudamiento. Aunque la Reserva Federal está comprando ahora bonos estadounidenses de menor calidad, la cantidad de deuda de baja calidad al límite de la condición bono basura es muy elevada, lo que demuestra la vulnerabilidad de los balances de estas compañías en caso de una recesión prolongada o de un aumento de los tipos de interés, aunque sea poco probable en estos momentos. Las empresas con un balance sano, con reservas de liquidez y que no se enfrentan a problemas de refinanciación a corto plazo deberían ser lógicamente las favoritas de los inversores, que buscan valores seguros capaces de capear esta crisis. El sesgo de los inversores hacia la calidad y el crecimiento seguirá ganando importancia.
La fuerte interrupción de la actividad económica también ha puesto de relieve un ganador: el medio ambiente. La visibilidad del impacto industrial sobre la contaminación es significativa, tanto en lo que respecta a la fauna y la flora como a la calidad del aire, y podría llevar a ciertos gobiernos, empresas y ciudadanos a prestarle más atención. Nos estamos dando cuenta de que algunos cambios en el comportamiento o en las medidas medioambientales podrían tener un efecto positivo en nuestra calidad de vida. También en este caso, un cambio de hábitos, con más teletrabajo y menos viajes, podría conducir a una transformación positiva duradera. Combinado con el interés en las empresas de calidad mencionadas anteriormente, es muy probable que aumente el interés en el tema de la inversión socialmente responsable.
En última instancia, las condiciones del levantamiento del confinamiento y la recuperación económica son todavía inciertas, pero como las empresas se valoran sobre la base del principio del descuento de los beneficios esperados, los inversores están empezando a mirar más allá de la caída y a buscar las acciones y los sectores que se recuperarán más rápidamente o que se beneficiarán de los cambios provocados por la pandemia. En el futuro, está claro que nos moveremos hacia una mayor digitalización y una menor globalización, pero también hacia unas existencias de calidad con unos balances sólidos, teniendo en cuenta sus impactos sociales y medioambientales.
Tribuna de Gilles Prince, CIO en Edmond de Rothschild, Suiza
El reciente periodo de volatilidad a causa de la pandemia de coronavirus ha impresionado por su intensidad pero, en contra de la percepción inicial, sí hubo discriminación durante las ventas generalizadas de acuerdo con los nuevos datos obtenidos por Fidelity International.
Cada nivel adicional (de la A a la E) del sistema interno de calificaciones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés) de Fidelity equivalió a 2,8 puntos porcentuales de comportamiento bursátil frente al índice durante la reciente fase de volatilidad, según el estudio (1).
Fidelity comparó la evolución de más de 2.600 empresas usando su sistema propio de calificaciones de sostenibilidad (3). Estas calificaciones prospectivas se obtienen del contacto directo con las empresas y aglutinan la información de aproximadamente 15.000 reuniones con empresas cada año.
Los datos revelaron que el comportamiento de una empresa en los mercados y su calificación ESG guardan una correlación positiva, incluso en una crisis. Los títulos de renta variable y renta fija emitidos por empresas en la parte alta de la escala de calificaciones de sostenibilidad de Fidelity (A y B) superaron en promedio a los que poseen calificaciones medias (C) y más bajas (D y E) en este breve periodo, observándose una relación lineal considerablemente fuerte.
En los 36 días transcurridos entre el 19 de febrero y el 26 de marzo, el S&P 500 cedió un 26,9%. Entretanto, la cotización de las empresas con una calificación ESG de Fidelity alta (A o B) cayó menos en promedio, mientras que las empresas calificadas entre C y E perdieron más que el índice de referencia. Durante el periodo analizado, las empresas con calificación A se comportaron de media un 3,8% mejor que el S&P 500, mientras que las empresas con calificación E se comportaron de media un 7,4% peor.
“Ningún activo se libró de las pérdidas cuando los inversores se percataron de la gravedad de la suspensión de la actividad económica para contener el brote de COVID-19. El mercado bajista de la bolsa estadounidense más rápido de la historia, entre febrero y marzo de este año, fue también el primer desplome bursátil generalizado de la era de la inversión sostenible”, comentó al respecto Jenn-Hui Tan, responsable mundial de Inversión Sostenible de Fidelity International.
“Cuando pusimos en marcha este estudio, nuestra tesis de partida era que las empresas con buenas características de sostenibilidad cuentan con mejores equipos directivos y, por lo tanto, debían comportarse mejor que el mercado, incluso en una crisis. Los datos que obtuvimos refrendaron esta opinión”.
“Aunque hay algunos factores que invitan a la cautela, como los ajustes por la beta, la calidad crediticia y la repentina recuperación de los mercados, acogemos con optimismo las pruebas de una relación general entre unos factores de sostenibilidad sólidos y las rentabilidades, lo que otorga aún más importancia al examen de la dimensión ESG dentro de un enfoque de análisis fundamental”.
Los bonos de las empresas con calificación A destacan
El estudio realizado por Fidelity International también puso de relieve que los títulos de renta fija de empresas con calificaciones ESG más altas se comportaron mejor en promedio que sus homólogas con peor calificación desde el arranque del año hasta el 23 de marzo (en tasa no ajustada).
Los bonos de las 149 empresas con calificación A rentaron un -9,23% de media, frente al -13,16% de las empresas con calificación B y -17,14% de las empresas con calificación C.
“El periodo reciente de volatilidad fue impresionante por su gravedad. Una reacción psicológica natural ante las crisis en los mercados es reducir los horizontes de inversión y centrarse en cuestiones a corto plazo como la supervivencia empresarial, postergando inquietudes a más largo plazo como la sostenibilidad medioambiental, el bienestar de las partes interesadas y el buen gobierno”, añadió Jenn-Hui Tan.
“Sin embargo, este cortoplacismo peca de miopía. Nuestro análisis sugiere que lo que inicialmente parecía una presión vendedora indiscriminada realmente sí que discriminó entre empresas en función de la atención que prestaban a las cuestiones ESG”.
(1) Fuente: Fidelity International, análisis de 2.689 empresas entre el 19 de febrero y el 26 de marzo.
(2) Fuente: Fidelity International, análisis de 1.398 empresas entre el 1 de enero y el 23 de marzo.
(3) Calificaciones propias de sostenibilidad de Fidelity: Las calificaciones de sostenibilidad se benefician de los potentes recursos de análisis de la compañía y su diálogo constante con los equipos directivos para ofrecer una evaluación prospectiva sobre el énfasis y la trayectoria de una empresa en cuestiones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés). Este marco de calificaciones divide el universo de inversión en 99 subsectores, cada uno de los cuales con criterios sectoriales específicos que sirven para evaluar al emisor frente a sus competidores en una escala de la A a la E.
Información importante
Por favor, recuerde que este documento no constituye una recomendación de inversión basada en sus circunstancias personales. El valor de las inversiones puede bajar o subir y el inversor puede recibir menos de lo que invirtió inicialmente. Las inversiones en los mercados emergentes pueden ser más volátiles que en otros mercados más desarrollados. El fondo invierte en un número relativamente pequeño de empresas, por lo que podría conllevar más riesgo que los fondos que están más diversificados.
El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas pueden bajar o subir y el inversor puede recibir menos de lo que invirtió inicialmente. Debido a las mayores probabilidades de impago, una inversión en un bono corporativo es generalmente menos segura que una en deuda pública. El énfasis del gestor de inversiones en los valores de empresas que presentan sólidas credenciales medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) podría traducirse en ocasiones en una rentabilidad inferior a la de otros productos que no presentan dicho énfasis.
Este documento es para uso exclusivo de periodistas y no está permitida su distribución a inversores particulares. La presente información no está dirigida a personas residentes en los Estados Unidos. Fidelity/FIL es FIL Limited y sus respectivas subsidiarias y compañías afiliadas. Fidelity, Fidelity International, el logo de Fidelity International y el símbolo F son marcas registradas de FIL Limited. Emitido por FIL (Luxembourg), S.A. 20ES0085 / ED20-125
Nos enfrentamos a una época sin precedentes. Los gobiernos han sumido las economías en una grave recesión deliberada y comprensiblemente o, en palabras del primer ministro australiano, en “hibernación”, con su combinación de medidas de distanciamiento social y confinamiento. El efecto para el producto interior bruto (PIB) resulta difícil de cuantificar, pero será ingente, incluso en comparación con los niveles de la crisis financiera: se habla de caídas del PIB superiores al 10% en el segundo trimestre y aumentos inauditos del desempleo.
Afortunadamente, numerosos gobiernos ya han comenzado a anunciar medidas de gran envergadura, tanto para proteger a las compañías como para brindar liquidez a los ciudadanos que la necesiten. El gobierno del Reino Unido pagará el 80% de los salarios de quienes no puedan ir a trabajar y Estados Unidos ha aprobado un paquete valorado en 2 billones de dólares. Lamentablemente, si bien los países europeos están actuando a título individual —destaca, Alemania—, está tardando en llegar una respuesta vigorosa de la Unión Europea.
Las reacciones de los gobiernos y los bancos centrales parecen haber calmado el pánico financiero y deberían contribuir a esquivar una crisis financiera. Los mercados han respondido favorablemente desde sus mínimos del 23 de marzo. Sin embargo, ni siquiera las medidas más extremas que tomen los gobiernos evitarán el desplome este año de los beneficios de las compañías ni el aumento del endeudamiento de personas físicas, compañías y gobiernos. Esa deuda tendrá que devolverse, condonarse o refinanciarse, con su consiguiente aumento en este último caso, y ninguna de estas opciones resulta especialmente favorable para el mercado bursátil. Centrándonos en las compañías, muchas ya presentaban un apalancamiento elevado al comienzo de esta crisis, hinchado tras una década de financiación barata. Es muy posible que se vean afectadas por dos frentes en sus cocientes de deuda neta con respecto al EBITDA según aumente el numerador y descienda el denominador. Ni siquiera las medidas más ambiciosas de los gobiernos evitarán una oleada de dificultades financieras.
Es posible que el sufrimiento no haya acabado para el mercado
Aunque la corrección del 35% del índice MSCI World desde su máximo del 19 de febrero hasta su punto más bajo del 23 de marzo fue estridente, si nos fijamos en el conjunto del primer trimestre, el mercado “solo” ha descendido un 21%. Si suponemos que los beneficios del mercado en 2021 terminarán siendo iguales que los de 2019 —es decir, dos años de crecimiento perdidos—, resultaría sencillo explicar un descenso aproximado del 20% desde comienzos de año, incluso sin reparar en los efectos a largo plazo de la disrupción y el aumento de la deuda. No somos estrategas top-down, pero unos beneficios que en 2021 se sitúen en el nivel de 2019 no parece un resultado particularmente conservador. El mercado parece haber pasado de una visión de rápido descenso en forma de V a una evolución algo más prolongada, pero aún no queda claro que haya descontado todo el potencial negativo de la crisis.
También es importante tener en cuenta que el mercado presentaba valoraciones elevadas a comienzos de año: el índice MSCI World multiplicaba por 17 las que por entonces eran las previsiones de beneficios para los siguientes 12 meses. Dudábamos al inicio del año de que fueran a alcanzarse esos beneficios y ahora resulta evidente que no se lograrán.
La crisis puede ser otro factor impulsor para los factores ESG
Es cierto que hay quien apunta que los factores ESG son una moda de los mercados alcistas, algo que está bien tener, pero que desaparecerán a medida que los inversores traten de apagar otros fuegos. No creemos que este sea el caso. Existen evidencias preliminares que apuntan que los fondos ESG han continuado recibiendo flujos a pesar de las salidas de capitales que ha registrado la renta variable en general. Además, los fondos ESG se han anotado recientemente rentabilidades relativas muy positivas. Creemos que los factores ESG no se diluirán, pues consideramos que son importantes. De hecho, pensamos que es más probable que la crisis actual lleve a los factores sociales (por ejemplo, el trato de las compañías a sus empleados, la salud y la seguridad, la remuneración y la seguridad en el puesto de trabajo) a escalar posiciones en la lista de prioridades y comience a definir un patrón económico y social más sostenible. Al fin y al cabo, los gobiernos están destinando ingentes cantidades de recursos a mantener las compañías a flote, por lo que es probable que exijan ciertas contrapartidas en los próximos años, en especial, habida cuenta de su reciente gusto intervencionista.
Las ventajas de la calidad
Afortunadamente, consideramos que nuestras carteras globales presentan una calidad muy superior al mercado, como ilustra su menor participación de las pérdidas de nuevo este trimestre, como ya hicieron en 2008, 2011, 2015 y 2018. En el trimestre, las carteras cayeron entre un 12,9% y un 14,1% en dólares, frente al 21% que cedió el índice MSCI World. Este rendimiento relativo positivo responde a la decente evolución también relativa trazada en los últimos años. Incluso tras el descenso de este trimestre, nuestra estrategia global principal generó un rendimiento compuesto en el entorno del 8% anual en dólares con respecto a los tres últimos años y al 9% frente a los cinco últimos años hasta el 31 de marzo de 2020. Por su parte, el índice solo ha logrado entre un 2% y un 3% en ambos periodos. Dada la solidez del dólar, las rentabilidades absolutas han sido más robustas en otras monedas.
Análisis de los efectos para la cartera
Nuestro constante hincapié en compañías con activos intangibles sólidos, en especial, marcas y redes, es indicativo de su capacidad para fijar precios y, al combinarse con ingresos recurrentes, el resultado son beneficios más resilientes en épocas complicadas. Sin embargo, esto no significa, lamentablemente, que las empresas de nuestras carteras sean inmunes a lo que está pasando. Como consecuencia, analizamos en tres claves los efectos de la crisis para los sectores y compañías concretas.
En primer lugar, las repercusiones directas de la COVID-19 y las medidas adoptadas para controlar su propagación, por ejemplo, la suspensión de los viajes y la hostelería o el aplazamiento de las operaciones no urgentes en los hospitales, así como el aumento de la demanda en ámbitos como la venta al por menor de alimentos, productos desinfectantes y software. También nos enfrentamos a los efectos de los cierres integrales —o hibernaciones— en algunos lugares.
En segundo lugar, tenemos las consecuencias indirectas del desplome económico resultante en todo el mundo.
En tercer lugar y podría afirmarse que con una menor prioridad de inmediato, cómo cambiará el mundo una vez se supere definitivamente la crisis y cómo afectará tanto a los sectores como a cada compañía. Si bien es demasiado pronto para albergar posturas definidas al respecto, debemos percibir que los nuevos emisores en que nos planteemos invertir no se verán comprometidos en la nueva era.
Siempre nos hemos concentrado en el segundo conjunto de efectos, asegurándonos de que nuestras posiciones presenten una resiliencia relativamente mayor en épocas complicadas. Así pues, buena parte de la nueva labor del equipo se ha centrado en los efectos directos concretos de la COVID-19, los primeros según los mencionábamos antes, suponiendo unos tres meses de confinamiento y un periodo más prolongado de distanciamiento social, combinándolos acto seguido con los efectos de una recesión profunda que llegue a 2021. Afirmaríamos que se trata de un supuesto bastante conservador. Cabe destacar que también hemos puesto a prueba la resiliencia de nuestros emisores ante situaciones de tensión mucho peores, por si se prolongan los confinamientos. Es crucial señalar que los balances de nuestras compañías se muestran resilientes incluso en los supuestos más complicados, algo que no creemos que vaya a ser el caso para el conjunto del mercado.
Por otra parte, es importante destacar que el dólar se ha revalorizado frente a todas las demás monedas, en especial, de la esfera emergente. Dicha evolución supondrá un obstáculo para aquellas compañías cuyos ingresos se encuentren expuestos a ámbitos depreciados, aunque también podría ofrecer una oportunidad a las compañías cuyas cotizaciones se hallen denominadas en monedas en proceso de devaluación.
Combinar la COVID-19 y la recesión incide en nuestra hipótesis conservadora y, ajustando las divisas a su valor de mercado, los valores razonables de la mayoría de nuestras posiciones caen entre un 0% y un 15% en USD. Se trata de caídas inferiores a los descensos de sus cotizaciones, lo cual significa que las carteras globales albergan un potencial alcista ligeramente mayor que a comienzos de año, incluso en caso de una recesión global profunda.
Análisis de sectores clave
El 80%-85% de nuestras carteras globales se centran en los sectores de consumo estable, tecnologías de la información o atención sanitaria. A continuación, abordamos más detalladamente cada uno de ellos.
Consumo estable
Los emisores de consumo estable han vuelto a demostrar su valía ante una recesión. No hay duda sobre la naturaleza defensiva del sector, por lo que el patrón de rentabilidad en este ámbito ha respondido a las circunstancias concretas y los efectos directos de la COVID-19, el primero de los conjuntos de repercusiones a los que nos referíamos más arriba. El comercio minorista de alimentos, un ámbito que evitamos dados los bajos márgenes y la falta de retorno sobre el capital operativo, ha salido bien parado del desenfreno en las compras. Esta positiva evolución también ha llegado a los fabricantes de alimentos, que no tenemos, así como a las compañías dedicadas a productos de higiene para el hogar y el cuidado personal, en las que sí invertimos.
En el otro extremo del espectro del consumo estable, hallamos el sector de las bebidas, naturalmente sometido a presión ante el cierre de bares y restaurantes en numerosos países. El negocio en locales representa el 40% de las ventas de las compañías de bebidas con alcohol y refrescos que poseemos. Por otra parte, el ámbito de la belleza es relativamente discrecional y, en su segmento de lujo, depende en parte del sector de los viajes, también afectado; sin embargo, la sólida plataforma de comercio electrónico con la que cuenta cierta compañía francesa de cuidado personal en que invertimos supone un buen contrapeso. Lo que sí resulta extraño es que el mercado haya tratado hasta la fecha el ámbito del tabaco de forma similar al de las bebidas, si bien consideramos que se encuentra mucho menos expuesto a las medidas de distanciamiento social en vista de los patrones de consumo.
Tecnologías de la información
Los servicios de software e informática dominan las posiciones de la cartera correspondientes a tecnologías de la información. Nuestra tesis en este sentido es que los parámetros económicos, concretamente, del ámbito de software deberían ser relativamente defensivos en una recesión. En la crisis financiera global, sus beneficios aguantaron tan bien como los de consumo estable y atención sanitaria.
Hay razones para creer que el ámbito de software debería mostrar incluso mayor solidez en este momento, dada el alza de ingresos recurrentes gracias a las suscripciones a “software como servicio” en la nube, con mayor fidelidad que las ventas de licencias. Como ejemplo, cabe destacar que la compañía de software multinacional europea en que invertimos encaró la crisis financiera global procediendo tan solo el 50% de sus beneficios brutos de negocio recurrente, llegando la mayor parte del resto de licencias de software, que cayeron un 25%. Este dato es actualmente hasta del 80%. El ámbito de software efectivamente salvó los muebles en el primer trimestre, cediendo tan solo un 5%, impulsado por el sólido comienzo del año antes del azote de la crisis. La tecnológica estadounidense multinacional en que invertimos no ha registrado variaciones desde comienzos de año, impulsada por el aumento de la demanda de sus productos en la nube.
El segmento de servicios informáticos (que cedió un 17% en el primer trimestre) es ligeramente más cíclico que el de software, pero menos que el resto de tecnologías de la información. Como es evidente, los proyectos de consultoría de la multinacional irlandesa de servicios profesionales en que invertimos son más discrecionales y de menor duración que los ingresos de software de la tecnológica estadounidense citada. Dicho esto, la compañía de servicios profesionales facilitó información reconfortante: prevé que sus ingresos evolucionen de forma prácticamente plana en términos interanuales durante los dos próximos trimestres y que sus márgenes no se vean afectados por la crisis. Todavía está por ver si esta perspectiva resultará demasiado optimista dado el reciente confinamiento de India, donde se encuentra una tercera parte de su personal, si bien las medidas para digitalizar y desarrollar herramientas de teletrabajo y colaboración para empleados y clientes resultarán positivas para la compañía.
Por otra parte, también en el ámbito de servicios informáticos, los negocios principales de las dos compañías de servicios financieros que mantenemos parecen perfectamente sólidos, si bien ambas se enfrentan a problemáticas específicas relacionadas con la COVID-19. La suspensión de los viajes internacionales está afectando al lucrativo negocio transfronterizo de la compañía de pagos, que supone el 30% de sus ingresos, si bien el viraje hacia las operaciones en línea puede resultar positivo; por su parte, el negocio de adquisición de comerciantes de la compañía de servicios financieros que mantenemos se enfrenta a riesgos de disrupción a corto plazo por las dificultades existentes en el comercio minorista no de alimentos. Cierto proveedor estadounidenses de servicios de gestión de nóminas se encuentra más expuesto a los riesgos cíclicos del segundo conjunto que mencionábamos antes, pues se ha visto afectado por los temores a que el empleo se desplome en Estados Unidos, al depender sus ingresos de las personas que trabajan en pequeñas y medianas empresas; así las cosas, la naturaleza y la magnitud del paquete de rescate económico en dicho país serán claves.
Atención sanitaria
Las carteras globales se concentran en los ámbitos de equipos médicos y ciencias de la vida del sector, que se enfrentan a menos riesgos políticos y a menos vencimientos de patentes. Como sucede con el ámbito del consumo estable, no se cuestiona el carácter defensivo del sector, que ha demostrado durante la crisis actual al caer solo un 11% frente al 21% del índice MSCI World.
El factor que complica la cuestión es el efecto directo de la COVID-19 en el sector hospitalario. Las operaciones no urgentes se están cancelando en numerosos países, en previsión de la presión por las infecciones por coronavirus. Esta evolución no resulta positiva para los partícipes del ámbito de los dispositivos médicos, pues ahora se sustituye un número menor de rodillas y otras partes del cuerpo. Afortunadamente, nuestras posiciones están escoradas hacia los consumibles, por ejemplo, agujas o bolsas estériles. Cierta compañía estadounidense dedicada a los dispositivos médicos y la atención sanitaria en que invertimos se muestra ligeramente más vulnerable, pues el 40% de sus ingresos proceden de los bienes de equipo u otras áreas aplazables, pero al menos el 20% de sus ingresos proceden del ámbito del diagnóstico, que es de esperar que sea vea impulsado por un gran número de ventas de su prueba rápida de COVID-19.
Conclusión
Nuestras carteras globales versan sobre resiliencia. Contamos con un equipo resiliente que trabaja con gran eficacia desde casa y con un proceso de inversión asimismo resiliente con el que comprobamos que las compañías incluidas en nuestras carteras serán capaces de seguir revalorizándose y evitar destrucciones permanentes de capital; también contamos con carteras resilientes, puede que lo más importante, que de nuevo han logrado registrar menos pérdidas en épocas complicadas.
Columna de William Lock, responsable del equipo International Equity, y Bruno Paulson, Managing Director, en Morgan Stanley Investment Management.
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La gestora value Magallanes ha reforzado su equipo con la incorporación de Santiago Domingo, que se une como analista de inversiones a Otto Kdolsky y Diogo Pimentel; un equipo que tiene a Iván Martín como director y a David López como trader.
El equipo de inversiones aumenta así a un total de cinco personas, según confirma la gestora a Funds Society.
Como Otto y Diogo, Santiago es analista generalista. Los tres cubren los tres fondos Magallanes European Equity, Magallanes Iberian Equity y Magallanes Microcaps.
Santiago es un apasionado del value investing, con más de cuatro años de experiencia en mercados financieros. Antes de unirse a Magallanes, trabajó en Solventis SGIIC, como analista y gestor del fondo de renta variable europea Solventis Eos y otros vehículos familiares.
Es graduado en Finanzas y Contabilidad por la Universidad de Zaragoza y Máster en Instituciones y Mercados Financieros por CUNEF (Madrid).
Foto cedidaDe izquierda a derecha: Susana Criado, directora de ca. La transición ecológica requiere un nuevo paradigma del sistema financiero
Las finanzas sostenibles no son una moda pasajera que ha llegado al sector financiero, sino que se trata de un elemento clave en su evolución. Esta ha sido la conclusión principal del debate entre tres de los integrantes del Foro Académico de Finanzas Sostenibles, un laboratorio de ideas (o think tank, en inglés), creado por Triodos Bank y Afi Escuela de Finanzas con el objetivo de avanzar hacia un sistema financiero resiliente y sostenible a través de la generación y difusión de conocimiento. El debate tuvo lugar antes de la declaración del estado de alarma ante la crisis del coronavirus.
El evento, moderado por Susana Criado, periodista especializada en economía y finanzas, ha contado con la participación de Ángel Berges, vicepresidente de Afi; Marcos Eguiguren, profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya y director de la Alianza Global para una banca con valores; y Mikel García-Prieto, director general de Triodos Bank.
El debate se centró en la necesidad de definir un nuevo paradigma del sector financiero hacia un sistema sostenible y resiliente y el papel de la banca y los mercados en esa transformación. Para ello, los expertos partieron de la información recogida en la monografía: “Las finanzas sostenibles. Estado de la cuestión y motivaciones para su desarrollo”. Un informe que ofrece una panorámica sobre el desarrollo de las finanzas sostenibles.
“Estamos asistiendo a un cambio incuestionable. En la COP25 el 95% de la banca que opera en España ha firmado un compromiso de acción por el clima y hay iniciativas muy interesantes en otras partes del mundo. Es el comienzo del camino hacia la descarbonización de las inversiones en España. Estamos determinados a que ese proceso dé resultados en la economía real”, aseguró Mikel García-Prieto.
Además, también se ha tratado el avance de las finanzas sostenibles como una oportunidad para el desarrollo económico de la próxima década. Si bien hasta la fecha se han llevado a cabo iniciativas del sector público y del privado por separado, ahora es necesaria una visión holística para dar mayor impulso y velocidad al proceso de transición. De lo contrario, y según los expertos, un ritmo más lento podría desembocar en desastres naturales y escenarios de alta inestabilidad. Asimismo, han apuntado a la transparencia, la coordinación entre las partes y la información como factores esenciales en su implementación, así como la gestión adecuada de los costes sociales y financieros del cambio.
“Presentar modelos de negocio compatibles con esa responsabilidad será exigido tanto por reguladores y supervisores, como por el propio mercado y los inversores. Las entidades deben adoptar estrategias claramente proactivas y, en definitiva, financiar de acuerdo con factores de sostenibilidad para hacer el sector financiero más sostenible”, subrayó Ángel Berges.
“El antiguo paradigma, el del cortoplacismo, la maximización del beneficio y el sistema lineal de producción está agotando los recursos y pone en riesgo la capacidad del planeta de mantener la vida como la conocemos”, concluye Berges, que resalta el papel que pueden desempeñar las finanzas para participar, de manera determinada, en la resolución de los desafíos ambientales y sociales.
Pixabay CC0 Public Domain. Buy & Hold vaticina rentabilidades de doble dígito en su cartera de renta fija de aquí a final de año
Buy & Hold SGIIC vaticina un recorrido de doble dígito para su estrategia de renta fija entre abril y diciembre de 2020. La firma, que gestiona dos fondos de inversión en este activo, el B&H Renta Fija FI y B&H Deuda FI, prevé obtener rentabilidades del 13% y el 11%, respectivamente, en los próximos tres trimestres para sus partícipes.
“La sobre reacción y la falta de liquidez han llevado a un desplome sin precedentes de los activos de renta fija con la pandemia sanitaria. En esta situación, hemos aprovechado las oportunidades para invertir, diversificando la cartera”, explica Rafael Valera, consejero delegado de Buy & Hold SGIIC.
“Hoy, la situación ha mejorado y los mercados van recuperando su normalidad. En gran parte, gracias a la intervención de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), que han actuado como compradores de última instancia. En concreto, la Fed ha incluido en su “lista de la compra” a los bonos de alta rentabilidad o high yield de empresas, lo que sin duda ha tranquilizado al mercado, añade Antonio Aspas, socio de Buy & Hold SGIIC.
Sector financiero y cíclicos
Buy & Hold SGIIC cuenta con un 30% de peso en su cartera situado en posiciones en renta fija del sector financiero. Además, Aspas asegura que los bancos están mejor capitalizados de lo que han estado en décadas, por lo que desde la gestora se mantienen convencidos en su posición como bonistas.
En los sectores más cíclicos, como líneas aéreas, hoteles, automóviles y restauración, el peso de la cartera varía entre el 13%, en el B&H Renta Fija FI, y el 30%, en el B&H Deuda FI, con bonos de compañías como Ryanair, Easyjet o IAG, en aerolíneas; Antolín y Gestamp, en componentes de automoción; y Volkswagen, Daimler, Ford o General Motors, en fabricantes de vehículos. Por último, en el sector de energía, con un peso del 7% en B&H Renta Fija FI, y del 3%, en B&H Deuda FI, la firma española apuesta por las petroleras Pemex, Repsol y Tullow Oil, y la firma de energías renovables participada por Acciona, Nordex.
TIR esperada del 7%
La duración media de los bonos en cartera de Buy & Hold en sus fondos de inversión y sicavs gestionadas en renta fija, es de 3,5 años, con una TIR (Tasa Interna de Retorno) esperada del 7%, en B&H Deuda FI, y del 9% en B&H Renta Fija FI. “Esto significa que, hasta final de año, y si no cambiase nada en nuestras carteras, obtendríamos un 6% de revalorización sólo por los cupones de los bonos en los que estamos invertidos en el fondo B&H Renta Fija FI; y un 5% en el fondo B&H Deuda FI”, explica Valera.
“Adicionalmente, por cada 100 puntos básicos que se reduzca la prima de riesgo actual, que consideramos en máximos, la rentabilidad del fondo B&H Renta Fija FI aumentaría en un 3,6% adicional, y en un 3,2%, en B&H Deuda FI”, subraya el consejero delegado de Buy & Hold SGIIC. Las rentabilidades de los fondos de la gestora hasta abril de este año han sido del -15,9% en BH Renta Fija FI y -14,6% en BH Deuda FI.
Foto cedidaJosé Manuel Ortiz de Juan, presidente del Comité de Acreditación y Certificación de EFPA España. José Manuel Ortiz de Juan: nuevo presidente del Comité de Acreditación y Certificación de EFPA España
José Manuel Ortiz de Juan se convierte en el nuevo presidente del Comité de Acreditación y Certificación de EFPA España, organismo encargado de gestionar todos los aspectos vinculados a la acreditación de programas formativos, exámenes de certificación y propuestas de concesión de los certificados que aprueba la Junta Directiva de la asociación.
Ortiz tomará el relevo de Alfonso Roa, que ha ocupado el cargo desde el año 2001, poco después de la fundación de EFPA España.
Ortiz se incorporó al Comité de Acreditación y Certificación de EFPA España en el año 2017. Además, es consejero de Cuatrecasas, dentro del Área Fiscal y de Conocimiento e Innovación de la firma, y profesor de Derecho en IE Law School y de Tributación de Operaciones Financieras en CUNEF. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, cuenta con un Máster en Asesoría Fiscal de Empresas por el IE Law School.
“Es un auténtico privilegio que José Manuel pase a dirigir el Comité de Acreditación y Certificación, uno de los pilares fundamentales del proyecto de EFPA. José Manuel cuenta con un recorrido impecable en el sector financiero y una amplia visión de la industria y sus profesionales, con especial foco en el ámbito de la planificación fiscal y patrimonial. Además, conoce muy bien EFPA España y está perfectamente identificado con la apuesta de la asociación por elevar el estandarte profesional de los profesionales del asesoramiento. Es momento también de agradecer a Alfonso Roa su trabajo y dedicación, sin la que hubiera sido imposible situar a EFPA como principal referencia en España como entidad certificadora y es muy importante para la asociación que continúe formando parte del Comité y que podamos seguir disfrutando de su experiencia”, asegura Santiago Satrústegui, presidente de EFPA España.
A lo largo de su trayectoria, José Manuel Ortiz ha adquirido una amplia experiencia en materia de fiscalidad aplicable a bancos, cajas de ahorro, cooperativas de crédito, instituciones de inversión colectiva, entidades de capital-riesgo, compañías de seguros y empresas de servicios de inversión, nacionales y extranjeras, tanto en lo relativo a su tributación institucional como en la fiscalidad de los productos y operaciones propios de estas entidades.
Además, está especializado en la planificación fiscal y patrimonial de inversiones y la formación de redes de banca personal y privada de bancos, cajas de ahorro y demás entidades financieras.
Pixabay CC0 Public Domain. El 66% de los gestores europeos de gran capitalización superaron a su índice de referencia
Los expertos de Aon consideran que para gestionar un plan de pensiones en un entorno tan excepcional como el actual es recomendable seguir los siguientes tres pasos: medir las necesidades de liquidez del sistema de previsión, revisar la cartera de inversión, para ajustar las ponderaciones al mandato estratégico, y reforzar la comunicación con los partícipes.
“En primer lugar, para determinar el porcentaje de liquidez tengo que atender al posible devenir de la estructura del colectivo de partícipes en el corto y medio plazo”, explica Ricardo Pulido, Head of Investments de Aon, a través de un webinar.Respecto al rebalanceo de carteras, Pulido señala que “mantenemos nuestra visión sobre los niveles centrales que hemos usado para el diseño de nuestra estrategia de inversión. Los movimientos en el mercado han modificado los pesos de esa asignación estratégica, ahora es el momento para volver a ese peso central”. Para Pulido, habría que haberlo hecho ya, pero “la buena noticia» es que continúa el periodo durante el cual podemos analizar cómo rebalancear la cartera.
Por último, la tercera acción que recomiendan los expertos es la de reforzar la comunicación con los partícipes. “Tenemos que comunicar al partícipe del sistema de ahorro en dos sentidos y con un solo objetivo. Darle información desde el propio sistema de ahorro-jubilación y darle información sobre el impacto que está teniendo y qué medidas se están realizando y analizando en el sistema”, añade. Para los expertos, el mensaje que se transmite desde el propio sistema de previsión social pone en valor que el promotor no solo está velando por las aportaciones, sino que también vela por el desarrollo y la evolución del propio sistema.
No olvidar que los objetivos son a largo plazo
Por su parte, Enrique Duarte Consultor, Investments, ha recordado que debemos partir de la idea de que hablamos de instrumentos diseñados para el largo plazo. “Lo más fundamental es que los sistemas de previsión tengan establecido un objetivo en el largo plazo, en términos de rentabilidad, de riesgo y de ratios de reemplazo, y en función de este objetivo tomar las decisiones tácticas”, aclara el experto. Para Duarte, en un entorno como el actual, las decisiones tácticas que se tomen deben ir encaminadas a la preservación de la cartera estratégica que se ha establecido, respetando al mandato de inversión que se ha definido para alcanzar el objetivo a largo plazo. “Debemos fijar un objetivo y a partir de ahí un mandato de inversión con una cartera estratégica en el largo plazo”, apunta.
“No es momento de diversificar si tu cartera no lo estaba”
A la hora de ajustar la cartera, Duarte considera que antes hay que analizar la situación económica que atraviesan los promotores de los sistemas de previsión, la elevada volatilidad diaria y las necesidades de liquidez.
Asimismo, desde Aon admiten que, actualmente, no son compradores mayoristas de riesgo. “Con la situación actual no vemos conveniente sobreponderar las carteras de renta variable aumentando los niveles de riesgo”, aclara Duarte. En cuanto a la diversificación, su visión es que para esta clase de instrumentos lo ideal es tener una cartera diversificada, con activos descorrelacionados y con mercados globales que mitiguen los riesgos que vivimos actualmente.
Sin embargo, en el momento en el que nos encontramos, no recomiendan diversificar la cartera. “Aquella cartera que estaba diversificada habrá pasado mejor este periodo de mercado y estará preparada para lo siguiente, pero para las que no lo estaban no es el momento de realizarla, debido a que podrían aflorar minusvalías y a los elevados costes transaccionales. Cambiar ahora la cartera para diversificarla no es un movimiento coherente”, opinan desde Aon.
Asimismo, recomiendan elevar la cautela en renta fija. “Principalmente en deuda gubernamental, por el hecho de que se están endeudando mucho, y deuda corporativa, por la situación que viven las empresas”.
En cuanto a oportunidades de inversión, Duarte señala que “en la categoría de renta fija marcamos un ratio alto de cobertura y recomendamos infraponderar duraciones de la cartera como una medida de cobertura y una posibilidad de aprovechar oportunidades durante el proceso de salida de la pandemia. Pero hay que tener en cuenta factores determinantes como la iliquidez de los mercados y que los precios están desproporcionados. Es cierto que las últimas semanas se ha modificado ligeramente, pero sigue existiendo esa iliquidez”, recuerdan.
Para los expertos de Aon, la volatilidad también da pie a que existan oportunidades para aquellas carteras con objetivos claros, bien diversificadas y que poseen liquidez. “Son oportunidades que hay que analizar de forma gradual para ir mitigando costes de operaciones y temas de volatilidad”, apuntan. “Este proceso, tanto analizando la situación que tenga el sistema de previsión como viendo el mandato de inversión, consideramos que hay dos categorías de activos que pueden dar oportunidades en la situación actual: la inversión de crédito y en renta variable. En crédito, lo vemos por la parte de alta calidad crediticia, por la renta variable no somos compradores de riesgo, pero lo vemos como una oportunidad para ir analizando poco a poco aquellos sectores en los que se pueda entrar y descorrelacionen nuestra cartera”, concluyen.
Ante la actual pandemia sanitaria, la Asociación de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri), reivindica el papel de la sociedad civil de las empresas y de la industria de venture capital & private equity. Así, las gestoras y empresas participadas ponen en marcha numerosas iniciativas solidarias encaminadas a paliar las necesidades derivadas de la emergencia sanitaria.
“Somos parte de la solución a esta crisis, tanto desde el punto de vista sanitario como económico. Con orgullo vemos cómo estamos reaccionando, no sólo con responsabilidad, sino también con solidaridad. Tenemos plena confianza en que superaremos la crisis sanitaria que, con vidas en juego, es la prioridad absoluta. Pero una vez que lo hagamos, necesitamos de todas las empresas para iniciar la recuperación y crear empleo de nuevo”, asegura Miguel Zurita, presidente de Ascri.
En este momento, la asociación centra su actividad en garantizar la supervivencia de estas compañías a través de planes de contingencia y continuidad y generación de liquidez. “El valor de nuestro sector, con una visión a largo plazo, gestión activa y la disponibilidad de recursos en los fondos, se pondrá de manifiesto en este momento. La alineación de intereses que ha caracterizado nuestra industria es la mejor garantía de unidad de acción entre inversores, gestores, asesores y trabajadores”, añade Zurita.
A raíz de la crisis del coronavirus, muchas empresas participadas por capital privado se han visto obligadas a detener su actividad desde el inicio del estado de alarma, otras, por su parte siguen operando en sectores clave. Desde Ascri aseguran que el objetivo es que puedan reabrir tan pronto como las condiciones lo permitan.
A través de donaciones de dinero o alimentos, fabricación de mascarillas y respiradores y material sanitario, financiación para la investigación científica del coronavirus, alojamientos gratuitos o productos de higiene gratuitos para residencias, estas empresas buscan combatir la emergencia sanitaria. Además, también se están poniendo en marcha programas solidarios como iniciativas de voluntariado online, plataformas de inteligencia artificial y modelos predictivos en la lucha contra el virus, webinars psicoeducativos o cesión de vehículos de transporte, entre otras.
Es el caso, por ejemplo, de Miura Private Equity que ha realizado una donación al Hospital Clínic de Barcelona para financiar respiradores, material sanitario y contribuir a la investigación científica del coronavirus. Por otro lado, una de sus participadas, Citri&Co, está cerrando una donación de fruta a Viena Capellanes (empresa certificada por IFEMA) para el suministro de comida a todo el recinto ferial.
Desde Ascri también subrayan el caso del fondo de inversión en startups Samaipata que, a través de la plataforma #StopCorona une a Amazon, Glovo, Google for Startups o MásMóvil y más de un millar de startups y empresas tecnológicas para luchar contra el coronavirus a través de la tecnología y el análisis de datos. Esta plataforma recoge las propuestas e ideas de cientos de empresas en materia de desarrollo tecnológico, impresión 3D o modelos predictivos para ganar la batalla sanitaria del COVID-19.
Sin embargo, no son estos los únicos ejemplos, Landon y Sercotel, Banc Sabadell y Carethy y Psious, All Iron y Aplanet, Altamar Capital, Oquendo Capital y HIG, junto a Único y Mr. Wonderful, SeedRocket 4Founders y Pigari, October, MCH Private Equity y Altafit, Aurica Capital y Delta Tecnic, Grupo Larrumba y Flex, GPF Capital junto a Quimi Romar y The Natural Fruit Company, Kibo Ventures y Bipi, Carto y Odilo, Bolsa Social, Corpfin Capital y El Fornet, Caixa Capital Risc y Psious, Validated ID, Sheetgo,Clevernet, Simple Cloud y Competia, Suma Capital, Nazca Capital junto a Foodbox y Phibo, Meridia Capital, Worldcoo y Hotel Barcelona o Repsol Corporate Venture y Recreus o Portobello Capital y Eysa también han puesto en marcha iniciativas solidarias para combatir el virus y sus efectos.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuál será el impacto en el mercado y en las carteras de la suspensión de los dividendos?
Las autoridades regulatorias están recomendando a las empresas cotizadas recortar o suspender el reparto de dividendos a los accionistas, con el objetivo de no poner en peligro su viabilidad futura. Esta decisión, que podría llegar a tomar el 80% de las firmas cotizadas, según los análisis más negativos, abre una gran pregunta para los gestores: ¿Qué futuro le espera a las carteras que invierten en compañías de dividendos?
En el último mes, ya hemos visto cómo algunos bancos europeos han decidido tomar este camino. “El recorte en los dividendos, apoyado públicamente por grandes compañías, se prevé que sea de un 25% menos en 2020 en comparación con 2019 en Estados Unidos y cerca de un 50% menos en el caso de Europa”, explican desde Tikehau Capital.
En este sentido, la decisión de recortar o eliminar los dividendos ha sido una consecuencia del COVID-19. Según Rory Bateman, responsable de Renta Variable de Schroders, “en Europa se ha desarrollado una cultura de dividendos. Las rentabilidades de los dividendos en el viejo continente pueden tardar mucho tiempo en volver al nivel del año pasado, ya que es probable que las empresas se vuelvan más conservadoras estructuralmente a la hora de establecer sus políticas de dividendos”.
En opinión de Tom Dorner, director de inversiones de Aberdeen Standard Investments, es probable que la reducción de los dividendos sea un fenómeno mundial, especialmente si la recesión que se avecina se mantiene durante algún tiempo. “En esa medida se podría argumentar que las empresas europeas han tratado de adelantarse a la debilidad económica. Es crucial que las medidas de contención del virus en Europa hayan empezado a mostrar algunos resultados prometedores y la recuperación de los niveles de actividad en China es alentadora”, defiende.
Impacto en el mercado
Las gestoras saben que este recorte de dividendos tendrá consecuencias para el mercado. En opinión de Tikehau Capital, afectará el mercado de renta variable pero también a los emisores que dependen del pago de dividendos. “En algunos países habrá umbrales para asegurarse de que estos recortes impacten exclusivamente en grandes compañías y que las empresas medianas puedan continuar beneficiándose del capital de private equity como una fuente de financiación. Pero en el caso de las grandes sociedades de capital riesgo, especialmente aquellas que tienen altos niveles de apalancamiento, el recorte de los dividendos podría suponer un problema. El recorte en los dividendos también podría tener impacto en los bonos cupón híbridos corporativos ya que algunos de estos cupones tendrán que dejar de ser emitidos si tiene lugar un recorte de dividendos”, explica la gestora.
Según la visión Schroders, como el rendimiento actual del mercado no refleja los dividendos que las empresas podrán pagar, es probable que empiece a caer en los próximos meses. La pregunta es ¿cuánto? Según apunta Bateman, con tanta incertidumbre, es difícil predecir lo que vendrá después. “Dependiendo del curso de la crisis podríamos ver desde una recuperación en forma de V hasta una depresión global. La crisis financiera mundial de 2008 a 2009 podría proporcionar una guía aproximada de lo que se puede esperar. Por ejemplo, los ingresos por dividendos cayeron un 18% a nivel mundial en dólares”, añade.
El equipo de Allianz European Equity Dividend comprende la medida, pero también considera que la presión política y social sobre los dividendos es mayor en comparación con la última crisis, pese a que consideran que los balances, en general, están “en mejor forma”.
Según su opinión habría que tener una mirada más amplia sobre este fenómeno. “En los Estados Unidos, las empresas están más comprometidas con los programas de recompra de acciones, y menos con los dividendos. Sin embargo, las recompras de acciones son aún más fáciles de cancelar que los dividendos, hay menos publicidad, ya que suelen ser decisiones menos vinculantes. Es de esperar que la recompra de acciones también se cancele de forma general. En el caso de compañías europeas, muchas tienen ambos compromisos, la recompra y el pago de dividendos, pero es de esperar que atiendan primero a su promesa de pagar los dividendos”, señalan.
En opinión de Bateman, “es posible que comencemos a ver cómo más empresas en todo el mundo adoptan políticas de dividendos más conservadoras, como las empresas asiáticas. Sin embargo, las secuelas de crisis pasadas sugieren que, si bien las empresas pueden cambiar su comportamiento durante un par de años, a menudo vuelven a los usos y costumbres anteriores”.
Y en las carteras
Estimar el impacto del recorte de dividendos en el mercado es solo la mitad de la tarea que tienen las gestoras por delante, la otra parte de su trabajo es valorar qué hacer con las estrategias centradas en dividendos. Lo que más llama la atención de esta situación es que justamente los inversores que han querido correr menos riesgos han optado por este tipo de estrategias porque, tal como explica Richard Carlyle, director de inversiones de Capital Group, los dividendos son normalmente menos vulnerables que los beneficios de las compañías, pero en la crisis actual hay algunos factores adicionales.
“En muchos casos, los gobiernos han impedido a las compañías pagar incluso los dividendos previamente declarados. Por ejemplo, Francia está exigiendo a las firmas que reciben asistencia gubernamental que los cancelen. El BCE ha pedido a todos los bancos de la Unión Europea que no los pongan en marcha y el Reino Unido ha seguido su ejemplo. En la mayoría de los casos, las compañías afectadas fueron capaces de repartir beneficios incluso en las circunstancias actuales. En toda Europa, los bancos representan alrededor del 15% de los dividendos, por lo que esto tendrá un impacto importante”, señala Carlyle como ejemplo.
Para Dorner una clave importante será qué empresas están en la cartera. Según explica es importante distinguir entre las empresas que han reducido los pagos debido a la debilidad de sus balances y entre aquellas que acaban de aplazar los pagos por una cuestión de prudencia, como ha ocurrido, por ejemplo, con varias compañías de seguros europeas. El sector bancario europeo ha sido el más afectado y por eso la gestora, Aberdeen Standard Investments, se ha mantenidodeliberadamente infravalorando este sector durante algún tiempo debido a su preocupación por la viabilidad de los modelos empresariales en un entorno de bajos tipos de interés, así como por la sostenibilidad de los dividendos
“Los mercados débiles han afectado a todo el mundo, pero gracias a nuestro enfoque en el análisis bottom-up y a nuestra preferencia por las empresas de mayor calidad, el rendimiento de nuestros fondos se ha mantenido bien durante los mercados difíciles. Creemos que las preocupaciones sobre los dividendos y los precios de los activos en alguna parte del mercado han sido excesivamente descontados. Por ejemplo, vemos atractivo el sector de los seguros europeos, ya que muchas empresas acaban de aplazar los dividendos y las posiciones de capital son muy resistentes a esta crisis”, apunta Dorner sobre sus posiciones de cartera.
Búsqueda de la calidad
El equipo de Allianz European Equity Dividend reconoce que han vendido algunas posiciones en las que el caso de la inversión inicial se construyó en torno a la recuperación. “El posicionamiento de nuestro fondo Allianz European Equity Dividend continúa guiándose por la sostenibilidad de los pagos de dividendos. Como siempre, el aspecto de la calidad de una compañía invertida se refiere a la capacidad y la voluntad de pagar un dividendo significativo de forma continua. Esta evaluación es el punto central en tiempos de baja visibilidad y de deterioro del entorno macroeconómico. Históricamente, un rendimiento de dividendos alto y seguro ha proporcionado un punto de anclaje significativo para los inversores. Estamos convencidos de que después del primer susto del mercado, los inversores empezarán a apreciar los dividendos estables. La fiabilidad y la visibilidad serán claves y se verán recompensadas en tiempos de incertidumbre”, defienden. Por último, en su opinión, en este contexto estamos viendo un gran solapamiento entre las estrategias de dividendos y las estrategias de valor en general.
En esta misma línea se mueve Amundi, quien señala que es importante diferenciar entre las compañías que no pueden pagar dividendos debido al deterioro de los fundamentales, y las compañías que deciden no pagar dividendos debido a la crisis actual, a pesar de su capacidad de pago. Por eso Kasper Elmgreen, director global de renta variable de Amundi, reconoce que no ha hecho cambios en su proceso de inversión y mantiene las carteras en una posición defensiva.
“Nos enfocamos incansablemente en nuestro análisis fundamental impulsado por un proceso bottom up. La volatilidad actual ofrece oportunidades para los inversores activos, ya que el valor intrínseco fundamental de las compañías no es tan volátil como el precio de las acciones. Nos centramos en empresas con balances sólidos y buenos modelos de negocio. En este entorno, hay un riesgo que debe evitarse especialmente: empresas con modelos comerciales débiles y con un alto apalancamiento financiero. En términos de posicionamiento, tenemos un posicionamiento defensivo en nuestro fondo global de dividendos, estando sobreponderados en utilities and telecomunicaciones, sectores con beneficios relativamente buenos y resiliencia en los dividendos. Hemos reducido nuestra exposición al sector energético, que históricamente ha sido un buen sector de dividendos, pero donde sentimos que la dinámica de la industria se enfrenta a importantes desafíos y riesgo – beneficio asumido no es lo suficientemente atractivo”, apunta Elmgreen.
Dorian Carrell, gestor del Schroder ISF Global Multi-Asset Income Fund, explica que dentro de la cartera del fondo Schroder ISF Global Multi-Asset Income las empresas han empezado a recortar, cancelar o suspender el pago de dividendos, y los mercados del Reino Unido y Europa se han visto especialmente afectados.
“En el caso del fondo Schroder ISF Global Multi-Asset Income, nuestra exposición a renta variable mantiene un sesgo hacia las empresas de alta calidad con modelos de negocio robustos, una fuerte dinámica de flujo de caja y una limitada interferencia gubernamental o reguladora. Esperamos que los dividendos de estas empresas sean más resistentes. Los sectores europeos que se han visto más directamente afectados por las suspensiones de dividendos hasta la fecha son los bancos y las compañías de seguros. El fondo sigue una estrategia multiactivo que le permite invertir también en renta fija. Dentro de los bancos, por ejemplo, el fondo tiene una inclinación hacia el crédito, favoreciendo la antigüedad o seniority y el pago de cupones fijos en lugar de depender del pago discrecional de dividendos”, explica. Según concluye Carrell, todo este fenómeno será mucho más problemático para los fondos de una sola clase de activos, específicamente para los fondos de renta variable.