Eduardo Déniz, nuevo responsable de Negocio Institucional de BBVA AM

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Pixabay CC0 Public DomainEduardo Déniz, responsable de Negocio Institucional de BBVA AM.. Eduardo Déniz, nuevo responsable de Negocio Institucional de BBVA AM

Nuevos cambios dentro de BBVA Asset Management. La gestora ha nombrado a Eduardo Déniz responsable de Negocio Institucional de BBVA Asset Management Europa, para sustituir a Luis Vadillo que, recientemente, ha sido nombrado director de Negocio de BBVA AM Europa. 

Desde este cargo, Déniz se encargará de la relación con los inversores institucionales, es decir, fondos de pensiones de empleo, aseguradoras, mandatos de inversión, entidades gestoras y plataformas, principalmente. 

Déniz, licenciado en la Universidad Comercial de Deusto, ha desarrollado su carrera fundamentalmente en el Grupo BBVA, donde se incorporó en 1999 al área de Tesorería/CIB y en 2007 a BBVA Asset Management.

Dos tercios de los family offices aprovecharon la crisis del COVID-19 para hacer una rotación estratégica en sus carteras

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Pixabay CC0 Public Domain. Dos tercios de los family offices aprovechó la crisis del COVID-19 para hacer una rotación estratégica en sus carteras

El comienzo de 2020 fue un momento de «optimismo cauteloso» para los family offices mundiales. Según un estudio realizado por UBS, en el que se analizaron 121 de las mayores firmas a nivel global, el 69% no tenía planes de cambiar la asignación de activos de 2019. Eso sí, un 55% reequilibró sus carteras entre marzo y mayo para mantener su asignación estratégica a largo plazo. 

Está claro que el primer y segundo trimestre de 2020 han sido complicado para el mundo de inversión. Según el informe, los family office no tenían intención de hacer grandes cambios en sus estrategias, pero el entorno les ha obligado a ello. El año empezó con una fuerte asignación en activos tradicionales del 59% de su cartera -principalmente renta variable (29%), renta fija (17%) y cash (13%)- y un 35% de activos alternativos, en especial private equity (16%) y real estate (15%).  “Más de la mitad, un 56%, de las familias siguen participando estrechamente en la asignación estratégica de activos, por lo que es una prioridad para los family offices y una piedra angular de la preservación del patrimonio”, matiza el informe sobre esta asignación de activos. 

Como aspecto relevante, destaca el peso que han tenido los hedge funds, que presentaban un 5% de la asignación en activos alternativos. En este sentido, el documento explica que la experiencia no ha sido negativa: “El 73% de los family offices que invirtió en hedge funds afirma que su desempeño estuvo en línea con sus expectativas”.  

También es llamativo el porcentaje que ha supuesto el cash, lo que ha estado muy en línea con el resto de inversores del mercado. “Las asignaciones de efectivo estaban en el lado más alto, en el 13%, lo que indica la cautela de algunos family offices. La exposición a la renta fija era baja en un mundo en el que los tipos de interés ya estaban cerca de cero o eran negativos en algunos países. La mayor ponderación de la asignación estratégica de activos antes de la crisis se daba en renta variable”, resume el informe sobre las principales asignaciones de la cartera. 

Rotación estratégica

A pesar de que el año empezó con esa “optimismo prudente”, que cita el informe, la realidad es que el coronavirus obligó a los family offices a reequilibrar sus carteras. Dos tercios de las firmas optaron por no hacer ajustes estratégicos, sino por realizar una rotación táctica. “A pesar de las asignaciones favorables al crecimiento de las carteras de los family offices a principios de 2020, una combinación de estrategias de mitigación de riesgos ayudó a protegerlas durante la rápida y profunda caída de los mercados de valores en marzo”, matiza el informe en sus conclusiones.

Sin embargo, en las encuesta que realizó UBS en mayo, más de tres cuartas partes (76%) de las family offices señaló que sus carteras habían tenido un rendimiento igual o superior a sus respectivos objetivos de referencia para el año hasta la fecha. Durante uno de los momentos de mayor prueba en la historia de los mercados financieros, la máxima contracción de los participantes en la encuesta fue de aproximadamente un 13% en promedio. «La diversificación definitivamente ha ayudado. En marzo, los mercados líquidos cayeron al mismo ritmo: las acciones y la renta fija cayeron juntas”, señala un miembro de la familia y jefe de inversiones de Hong Kong. 

En este contexto, los family offices optaron por “reequilibrar para preservar, proteger y aumentar la riqueza” de sus carteras. “No es de extrañar que la profunda caída de los mercados financieros llevara a las carteras a desviarse de sus asignaciones estratégicas de activos. Más de la mitad (55%) de los family offices rebalancearon sus carteras en marzo, abril y mayo para mantener su asignación a largo plazo”, apunta el informe. 

Informe UBS sobre family offices

También reconoce que aún es demasiado pronto para que los family offices hagan ajustes fundamentales en sus marcos de asignación. Es probable que lo hagan en los próximos meses, a medida que digieren las implicaciones de lo que parece ser un importante punto de inflexión económica con muchas ramificaciones en los mercados financieros.

Aun así, dos tercios (67%) de las family offices afirma que su visión a medio plazo no ha cambiado. Este comentario implica que los supuestos fundamentales en los que se basan sus asignaciones de activos pueden no cambiar de manera significativa. Aunque, la velocidad y la contundencia de la crisis desencadenada por la pandemia hizo que casi la mitad de los encuestados (45%) revisara sus procedimientos para gestionar el riesgo.

Factores ASG en acción: el problema del plástico

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Naja Bertolt Jensen Plastic Bag and Fishes
Pixabay CC0 Public DomainNaja Bertolt Jensen. Naja Bertolt Jensen

En uno de sus últimos estudios, MFS Investment Management analiza el problema de los residuos plásticos. Se trata de un significativo asunto ASG (ambiental, social y de gobierno corporativo) que podría resultar aún más relevante en los próximos. El documento describe cómo una compañía, Danone, está abordando este reto y cómo MFS investiga e interactúa con la empresa para promover un cambio a largo plazo.

Las prácticas ASG no consisten exclusivamente en gestionar los riesgos. Aquellos con un profundo entendimiento de los asuntos ASG pueden hallar oportunidades mediante la evaluación de cómo las empresas prevén afrontar dichos desafíos. Por medio de una eficaz participación activa y un continuo diálogo, los inversores pueden trabajar con las compañías en todo un abanico de asuntos, en lugar de centrarse en un único cambio.

Esto cobra relevancia, habida cuenta de la complejidad y la frecuente interconexión de los asuntos ASG. Por ejemplo, el plástico representa un problema de contaminación, pero también un factor del cambio climático y un considerable reto social.

El problema del plástico

En los últimos años, se ha adquirido mayor conciencia del impacto del plástico en las personas y en el planeta. Ocho millones de toneladas de residuos plásticos acaban en los océanos cada año. A este ritmo, en 2050 habrá más plástico en el océano que peces (1). Un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) reveló que cada persona consume el equivalente a una tarjeta de crédito cada semana (2).

Pese a estas preocupaciones ambientales, el plástico sigue siendo uno de los materiales más utilizados debido a su reducido coste y su elevado nivel de conveniencia. En efecto, no cabe duda de que el plástico es el material más versátil jamás inventado. El plástico está plenamente integrado en nuestra sociedad y en nuestra economía. Se utiliza para fabricar un amplio abanico de productos, como bolsas de la compra, bolsitas de té, pajitas, ropa, juguetes y envases para alimentos y bebidas. Se prevé que la producción mundial de plástico se triplique de aquí a 2050 —y los envases representarán un 40% de la demanda (3). La pandemia de la COVID-19 ha provocado un repunte del consumo de plásticos de un solo uso, lo que supone un obstáculo para la adopción de productos más sostenibles por parte de la sociedad.

MFS IM

Si los consumidores se preocupan, los inversores también deberían preocuparse

Históricamente, la economía del reciclaje no ha dado resultado. El plástico virgen es más barato. La tecnología, la infraestructura y la capacidad de reciclaje han sido insuficientes, y apenas han existido incentivos para mejorar la situación. Por lo tanto, no sorprende que los consumidores y las autoridades reguladoras ya sitúen el problema del plástico en el punto de mira. Y, en la opinión de MFS Investment Management, los inversores también prestarán mayor atención a este asunto en los próximos años.

En efecto, los consumidores intentan evitar cada vez más los productos relacionados con el plástico en la medida de lo posible y las autoridades reguladoras de todo el planeta están adoptando medidas para reducir el consumo de plásticos de un solo uso. Esto ya ha provocado un descenso de la demanda de plástico virgen, lo que puede incidir negativamente en los beneficios, las cotizaciones y las calificaciones crediticias. En consecuencia, las compañías podrían verse perjudicadas desde una perspectiva ASG, de valoración y de crédito a largo plazo.

Participación activa en Danone

Dada la naturaleza de su negocio, Danone, empresa de consumo básico que figura ampliamente en las carteras de MFS, recurre enormemente a los envases de plástico. Los envases plásticos se encuentran en gran parte de su línea de productos, como el agua embotellada, que representa casi una quinta parte de sus ingresos. Danone afronta un aumento estructural de los costes, a medida que los gobiernos adoptan mecanismos de fijación de precios de carbono, prohíben los plásticos de un solo uso (p. ej., las bolsas de la compra y las pajitas), y aplican leyes relativas a la responsabilidad ampliada del productor e impuestos sobre los envases de plástico.

MFS IM

En la actualidad, las puntuaciones ASG no penalizan a las compañías por la utilización de plásticos, así que Danone recibe de los organismos de calificación ASG una elevada puntuación. ¿Cómo se ha abordado el asunto con la compañía? MFS podría haber desinvertido, pero decidió que debería mantener su posición, interactuar con Danone y evaluar con detenimiento su plan para gestionar el problema de los residuos plásticos.

El enfoque fundamental de MFS con respecto a la compañía se ha traducido en un profundo entendimiento de su situación actual y de sus planes para abordar el desafío de los residuos plásticos, lo que les ha ayudado a ir más allá de los titulares de prensa. Esto les ha permitido obtener un mejor conocimiento de la sostenibilidad a largo plazo de los ingresos de Danone y de los posibles efectos en la valoración.

Análisis en profundidad

Mediante un exhaustivo proceso de participación activa, los analistas de MFS han logrado evaluar en profundidad los esfuerzos de Danone para reducir los envases plásticos. Los equipos de inversión y asesoramiento han celebrado múltiples reuniones con la compañía. Entre los temas tratados se incluyen la forma en que Danone aborda la sostenibilidad de los envases, su cultura corporativa y la participación de los empleados. Las conversaciones han girado en torno al énfasis de la empresa en la sostenibilidad para generar resultados financieros más elevados y constantes (lo que incluye la aplicación de procesos de diligencia debida para compras responsables y una nueva política de envasado), con los siguientes fines:

  • Lograr que todos los envases sean 100% reciclables, reutilizables o que puedan convertirse en compost antes de 2025.
  • Recoger y reciclar residuos en sus principales mercados.
  • Crear envases con materiales distintos del plástico, como cartón, vidrio o sistemas rellenables.

Para conseguir una efectiva participación activa en empresas como Danone, resulta esencial comprender la cadena de suministro del sector de los envases de plástico, con el fin de evaluar los riesgos primarios para cada eslabón de la cadena de valor.

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¿Qué camino seguirán a partir de ahora?

MFS continuará abordando esos temas con Danone. Las últimas conversaciones sugieren que la empresa podría tener que hacer un mayor hincapié en los asuntos más importantes que afronta su negocio. Pese a las preocupaciones al respecto, MFS sigue manteniendo su posición en el título. Creen que Danone presenta un precio atractivo, habida cuenta de las categorías en las que opera la compañía, así como su voluntad y énfasis en la creación de envases más sostenibles.

El mundo está cambiando más rápidamente de lo que muchas compañías y muchos inversores creen, o a un ritmo más acelerado del que son capaces de mantener. En lugar de optar por una mera exclusión o desinversión, en MFS creen que la mejor manera de invertir responsablemente consiste en obtener un profundo conocimiento de la naturaleza del negocio de una compañía e interactuar con ella para construir un futuro más sostenible para nuestro planeta y sus habitantes.

 

Anotaciones:

(1) Fuente: Foro Económico Mundial, «The New Plastics Economy: Rethinking the Future of Plastics», enero de 2016. http://www3.weforum.org/docs/WEF_The_New_Plastics_Economy.pdf

(2) Fuente: WWF, «Naturaleza sin plástico: Evaluación de la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza», junio de 2019 https://wwfeu.awsassets.panda.org/downloads/plastic_ingestion_web_spreads_1.pdf

(3) Fuente: CIEL, «Plastic & Climate: The Hidden Costs of a Plastic Planet», mayo de 2019 https://www.ciel.org/wp-content/uploads/2019/05/Plastic-and-Climate-FINAL-2019.pdf

 

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China, un futuro verde y la resistencia del value: las tres lecciones de la pandemia

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Pixabay CC0 Public Domain. Análisis, inversores minoristas y la Generación Z: tres factores que impulsan la inversión ESG

En esta vida, no todas las lecciones son agradables y tras la experiencia de la pandemia del coronavirus, qué mejor que sacar conclusiones constructivas. En opinión de Fabiana Fedeli, responsable global de activos fundamentales de Robeco, en los últimos tres meses los inversores han aprendido tres cosas: nunca hay que descartar a China; el futuro es más verde, especialmente en lo que a inversión se refiere; y el value no ha muerto.

La experta de Robeco cree que la crisis del COVID-19 no ha terminado. “En términos globales, estamos alcanzando nuevos picos de contagio. Por ello, es evidente que no estamos ante una recuperación económica en forma de V. Por ahora, creemos que es más probable que adopte forma de U. Existe la posibilidad de que termine por describir una trayectoria en W, es decir, una recesión de doble caída, pero consideramos que esa posibilidad es limitada. Las autoridades y los médicos de todo el mundo parecen haber aprendido a lidiar mejor con estos brotes, y puede que la vacuna esté cerca”, apunta Fedeli. 

Ahora bien, ¿qué implica todo esto para la construcción de las carteras? Hasta que el virus esté bajo control, desde Robeco seguirán apostando por los países que han podido lidiar más eficazmente con el virus, en términos de preferencia geográfica. Esto supone dirigir la mirada hacia el Norte de Asia y Europa. Y desde el punto de vista de la selección de valores, la gestora reconoce que ha recogido beneficios en algunos de los “acumuladores de calidad” (compounders) que mejor evolución han tenido, y ampliado posiciones en cíclicos y en ciertas acciones que han registrado resultados comparativamente inferiores pero que siguen teniendo fundamentales sólidos.

“Estos valores pueden haberse visto perjudicados por el coronavirus, pero esperamos que se recuperen. Sin embargo, hemos continuado mostrándonos selectivos en cuanto a la calidad de estas posiciones menos defensivas, debido al riesgo de que la recuperación sea más lenta. Teniendo en cuenta la polarización que muestra el mercado, existen bastantes oportunidades para mostrarse selectivo sin descender demasiado en la escala de calidad”, añade Fedeli.

Lecciones aprendidas

Un posicionamiento que la gestora defiende en parte por las lecciones que considera nos ha dejado este COVID-19. En concreto, Fedeli apuntaba tres: China, un enfoque sostenible e inversión value. Sobre la primera argumenta que China está destinada a convertirse en una posición fundamental. 

“Nuestras buenas previsiones para la renta variable china, y en especial las acciones A, no son compartidas por la mayoría. China es la segunda economía más grande del mundo y su mercado de renta variable se encuentra significativamente infrarrepresentado en las carteras de los inversores. Esto se debe, por un lado, a la desconfianza de los inversores y a la preocupación sobre la transparencia y, por otro, a la escasa inclusión de empresas chinas en los índices de renta variable”, explica.

Considera que el mercado chino de renta variable debería verse respaldado por la mejora de los datos macroeconómicos y las reformas que están realizándose en el mercado de capitales. Además, incluso después de su reciente repunte, las acciones A no cotizan muy lejos de sus mínimos históricos, en términos de valoración frente a la renta variable estadounidense.

En segundo lugar, Fedeli advierte que esta pandemia ha dejado claro que el futuro será verde y sostenible. “La sostenibilidad es cada vez más importante para la opinión pública y para un creciente número de gobiernos a nivel mundial. Si bien es cierto que el gobierno corporativo lleva años siendo un aspecto clave para los inversores, cada vez es más evidente para ellos que el impacto ambiental de las empresas va a representar un papel todavía más importante en relación con sus perspectivas financieras. Y el COVID-19 ha servido de catalizador para ello. El apoyo de los gobiernos a través de sus compromisos de gasto público claramente ha puesto el foco en la creación de un mundo más sostenible de cara al futuro”, argumenta.

La vuelta del value

Por último, la experta defiende que el estilo value volverá a las carteras de los inversores, en parte impulsado por la polaridad que existe en el mercado. En su opinión, la disparidad que hay podría sentar las bases para un retorno del value, aunque son todavía insuficientes

“Para que el value regrese de forma duradera, se precisa una mejora de las perspectivas macroeconómicas. Así ha quedado patente en la breve transición hacia el value registrada en el segundo trimestre. Su duración estuvo asociada a la mejoría de las perspectivas sobre los datos macroeconómicos y, por lo tanto, sobre los valores cíclicos. A medida que el COVID-19 fue mostrándose difícil de contener, sobre todo en EE.UU., las acciones value volvieron a caer. Sin embargo, han experimentado un resurgimiento en China, donde la mejoría de los datos macroeconómicos también va a resultar clave”, argumenta. 

Pero también advierte de que los compradores deben tener cuidado: aunque las eventuales subidas de las mareas en el mercado, asociadas a futuras mejoras, puedan reflotar a muchos barcos value, algunos de ellos están destinados a no salir nunca del puerto, y unos pocos, a naufragar. “La noción del value tiene que evolucionar. El concepto de reversión a la media podría ser cierto para algunas empresas, pero no para muchas otras”, concluye.

Por qué la recuperación mundial no debería suponer un coste para el planeta

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¿Cambiará la crisis del coronavirus nuestra forma de abordar los desafíos sociales y medioambientales? La respuesta dependerá de nuestra capacidad para aprender de los errores cometidos tras la crisis financiera mundial de hace una década.

Cuando el mundo se recuperaba de esa crisis, la dependencia exclusiva de las fuerzas del mercado y los préstamos baratos solo logró agravar los problemas en muchos casos; se perdió, en gran medida, la oportunidad de lograr una recuperación económica más inclusiva y centrada en los beneficios a largo plazo de abordar las cuestiones sociales y medioambientales más urgentes.

Si bien la llegada de la expansión cuantitativa (QE) en 2008 contribuyó a la recuperación económica, los gobiernos perdieron la oportunidad de introducir incentivos en el sistema para promover el flujo de capital hacia áreas necesitadas, en lugar de para engrosar los beneficios corporativos, a menudo a expensas de los retos sociales y medioambientales. Ahora que empezamos a dejar atrás la pandemia mundial, el plan de recuperación verde de la UE proporcionará un paquete de estímulos centrados en la renovación de edificios, la movilidad sostenible, el hidrógeno y las energías renovables. 

Aunque todavía estamos a la espera de conocer más detalles, este plan demuestra la ambición de algunos gobiernos de aprovechar la crisis para acelerar la transición energética hacia un mundo neutro en carbono y de reconocer la importancia de compartir recursos sociales como hospitales, escuelas, viviendas sociales y transporte público.

Adoptar “la economía del donut”

La ciudad de Ámsterdam es un ejemplo de que un crecimiento más inclusivo y más sostenible puede formar la base de la recuperación del daño económico y social causado por la pandemia del COVID-19. La ciudad ha adoptado oficialmente el marco de desarrollo sostenible creado por la economista de Oxford, Kate Raworth, conocido como “la economía del donut”. Ámsterdam se ha propuesto salir de la crisis equilibrando las necesidades de las personas sin dañar el medioambiente: un compromiso ambicioso, y una especie de experimento, pero precisamente el tipo de pensamiento nuevo que creemos que es necesario para no volver a caer en los errores del pasado.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

Una parte central del modelo de la economía del donut de Raworth es la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para 2030. Se trata de un ambicioso conjunto de objetivos creados para alcanzar prosperidad compartida y salvaguardar el bienestar del planeta que pone el énfasis en las necesidades sin atender.

Los ODS se lanzaron por primera vez en 2015 con el objetivo de poner fin a la pobreza mundial. En principio, los 17 ODS fueron diseñados para que los gobiernos colaborasen con la sociedad civil para mejorar la salud y la educación, reducir la desigualdad y estimular el crecimiento económico inclusivo, combatir el cambio climático y preservar la salud de nuestra biosfera. Estos objetivos representan un conjunto verdaderamente ambicioso de metas universales, que ya han firmado 193 países.

Coste elevado

Considerar los ODS desde la óptica de la crisis del COVID-19 subraya su papel decisivo para lograr una recuperación económica que aporte beneficios duraderos para el bienestar de las personas y del planeta. Sin embargo, el gasto necesario para cumplir con estos objetivos asciende a billones de dólares.

Para muchos, el coste original representaba una carga poco rentable que los países no podían permitirse en un momento en el que todavía se resentían por los años de austeridad sufridos tras la crisis financiera mundial. Los optimistas veían esta oportunidad de otra manera: lograr el objetivo general de poner fin a la pobreza mundial y garantizar la salud del planeta crearía mercados más grandes y resistentes de una manera en la que podrían estar de acuerdo tanto los activistas sociales y medioambientales como los inversores y las empresas. En nuestra opinión, el enorme coste humano de la crisis del COVID-19 muestra claramente que alcanzar estos objetivos representa una visión de la recuperación alternativa a la mentalidad del mercado libre –por la que “el ganador se lo lleva todo”– que ha imperado durante los últimos cuarenta años.

Satisfacer futuras necesidades

Dada la magnitud de los paquetes de estímulo puestos en marcha para sacar adelante la maltrecha economía mundial, obtener la financiación necesaria para cumplir los ODS de pronto parece mucho más factible. En un momento en el que los tipos de interés rozan niveles negativos de forma casi universal, las autoridades tienen ante sí la oportunidad de adoptar el desarrollo sostenible como la piedra angular de una recuperación económica generalizada al coste de financiación más bajo de la historia.

Aspiraciones como el fin de la pobreza (ODS 1), salud y bienestar (ODS 3), trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), ciudades sostenibles (ODS 11) y producción y consumo responsables (ODS 12) forman los pilares de un sistema económico fuerte y dinámico, capaz de adaptarse a nuestras necesidades futuras y de resistir los inevitables shocks que sufriremos de forma periódica. Creemos que cualquier sociedad civil que aspire a gozar de paz, justicia e instituciones sólidas (ODS 16) debe aspirar también a contar con un plan económico que abarque estos objetivos.

A lo largo de la historia hemos sufrido graves situaciones económicas que se convirtieron en crisis sociales. La Gran Depresión de los años treinta y la recuperación tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial requirieron una acción coordinada entre naciones y entre la sociedad civil y las empresas. En mayo de 1932, durante el peor momento de la Gran Depresión, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt pronunció en la Universidad de Oglethorpe un histórico discurso de graduación que marcó el comienzo de su «New Deal». Una frase de ese discurso presagiaba la importancia de los ODS y del desarrollo sostenible para hacer frente a una crisis económica: “Para inyectar vida en nuestro debilitado orden económico, no podremos hacer que dure mucho tiempo a menos que logremos redistribuir de forma más justa y equitativa la renta nacional”.

La importancia del activismo

Defender la sostenibilidad no es nada nuevo: el transcendental Informe Brundtland, publicado en 1987[2], sigue siendo el punto de referencia de un enfoque científico, revisado por pares, para alcanzar una economía sólida basada en los principios reflejados casi tres décadas después en los ODS de la ONU. Cada vez más, el término «capitalismo de los grupos de interés» (stakeholder capitalism) se considera el sucesor del modelo centrado en los accionistas (shareholder capitalism) que surgió tras la crisis económica de los años setenta. Si queremos lograr esta transición, los gobiernos, los reguladores y las empresas deben aprovechar plenamente la oportunidad que plantea la definición de sostenibilidad de Brundtland: “Desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medioambiente y bienestar social”.

La crisis de la COVID-19 es una experiencia muy humana, que ha alterado la vida de cientos de millones de personas en todos los continentes. La pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad de muchos sistemas sanitarios, incluso en las economías desarrolladas más prósperas, algo que ha socavado la salud y el bienestar futuros de muchas personas (ODS 3) y que probablemente dejará secuelas que durarán años.

Aunque los inversores no pueden abordar fácilmente las deficiencias de los sistemas de salud individuales, sí pueden influir en que se obtengan mejores resultados en todos los países colaborando activamente con las empresas para reconocer los beneficios de contribuir al bienestar de sus empleados. Para muchos trabajadores, la falta de acceso a atención médica, ya sea a través del sistema público o como un beneficio corporativo, ha tenido un coste personal considerable, especialmente entre los trabajadores peor remunerados.

¿Una recuperación sostenible?

Al final, el concepto de desarrollo sostenible, e incluso los ODS de la ONU, hacen referencia a una forma de capitalismo “bueno” que despliega capital en áreas que aborden las necesidades desatendidas de la sociedad global –una especie de “opción de compra” de la prosperidad futura– identificando así áreas estructurales de crecimiento.

Teniendo en cuenta que decenas de millones de personas probablemente perderán sus empleos, su medio de vida y, potencialmente, su bienestar como resultado de la pandemia, tenemos que apoyar conjuntamente una recuperación intolerante con la pobreza (ODS 1) que se vea respaldada por la idea de que la sostenibilidad es una visión de un futuro posible que ofrece múltiples beneficios para la sociedad y el mundo en el que vivimos. Para que esta visión se haga realidad es necesario que la sociedad civil valore las aspiraciones que plantean los 17 ODS y reconozca los beneficios compartidos, tanto presentes como futuros, que presenta este enfoque.

Formar alianzas (ODS 17) será decisivo para alcanzar este resultado, si queremos garantizar un futuro mejor para todos. En nuestra opinión, los ODS, junto con las consideraciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), no son una etiqueta para señalar la virtud, sino aspiraciones para el futuro que requieren que actuemos ahora.

Es posible que no todas las sociedades evolucionen con estas aspiraciones en mente, ya que, en momentos de crisis económica, existe una tendencia a intentar aprovecharse de los demás y a darle prioridad al interés propio. Sin embargo, vemos señales esperanzadoras que apuntan a que está surgiendo una manera mejor de gestionar nuestro destino, que solo requiere que intentemos liberarnos de los lastres del pasado.

Tribuna de Andrew Parry, responsable de inversión sostenible en Newton, parte de BNY Mellon IM.

AXA IM, seleccionada como la gestora europea con mayor compromiso ESG por el índice RIBI de H&K

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Pixabay CC0 Public Domain. AXA IM, seleccionada como la gestora europea con mayor compromiso ESG por el índice RIBI de H&K

AXA Investment Managers ha logrado por segundo año consecutivo el primer puesto en el índice Hirschel&Kramer (H&K) de marcas de Inversión Responsable (RIBI, por sus siglas en inglés). El índice, que destaca a las gestoras que están liderando el camino ESG gracias a su compromiso con los valores socialmente responsables, ha realizado el estudio entre 284 gestoras europeas para evaluar su capacidad para integrar enfoques de inversión sostenible y las ha clasificado en función de dos aspectos: su desempeño y compromiso con el desarrollo sostenible y la comunicación que hacen de ello.

En el aspecto relacionado con el compromiso se miden acciones concretas emprendidas por las gestoras, como la participación en iniciativas colectivas sobre desarrollo sostenible, la calidad de la votación de acciones cotizadas, la estrategia y la gobernanza de la inversión responsable. Por su parte, en el relacionado con la comunicación se evaluaron ocho criterios cualitativos, incluidas las declaraciones de propósitos y cómo expresan los sistemas de valores que tienen como objetivo crear un impacto positivo y tangible en la sociedad.

La valoración que de ambos aspectos ha hecho RIBI ha llevado a AXA IM a revalidar su posición líder por segundo año consecutivo entre las gestoras europeas estudiadas. Este puesto la convierte, además, en una de las únicas cinco gestoras de fondos que han alcanzado las diez primeras posiciones del índice durante cada uno de los últimos tres años. “Mientras que el número de gestoras que vincula sus propósitos centrales a objetivos sociales prácticamente se ha duplicado en el último año, solo unos pocos transmiten genuinamente su compromiso con la Inversión Responsable a través de su marca”, explican desde Hirschel&Kramer.

Desde la gestora destacan su convicción de que la integración de ESG es parte integrante de una gestión de inversiones más sólida. Durante más de 20 años, ha habido una tradición de inversión responsable en la empresa desde que ganó su primer mandato. En 2001 se creó un equipo dedicado de RI y en los últimos tres años, el número de empleados se ha más que duplicado para ser cerca de 30 personas dedicadas a la integración de ESG, ubicadas dentro del Centro de Experiencia de RI, así como dentro de las plataformas de inversión. “Como gestores de inversión activa, nuestras decisiones pueden conducir a un cambio positivo. Estamos profundamente comprometidos en abordar el impacto de los riesgos relacionados con el clima y, como gran inversor, tenemos un papel clave que desempeñar para limitar el calentamiento global”, declara Beatriz Barros de Lis, directora general de AXA IM España.

De hecho, la sostenibilidad es una de las claves del entorno actual, marcado por la irrupción de la pandemia del coronavirus y sus efectos económicos en Europa, como explica Lise Moret, head of Climate Strategy-Impact and Responsible Investment: “La recuperación económica europea nos dará la oportunidad de integrar los cambios industriales y sociales en el apoyo a la transición energética. Creemos que la irrupción del coronavirus debería reforzar el pensamiento político sobre el cambio climático y la acción colaborativa para afrontar amenazas existenciales, así como impulsar el estímulo político para las iniciativas ecológicas y la implicación de los inversores. Para nosotros como inversores, esto significa una continua implicación con las compañías y con las oportunidades de inversión sostenible”.

Este reconocimiento llega un mes después de que AXA IM fuera anunciada como uno de los 36 líderes entre los 2.400 firmantes del PRI en el informe climático. Sólo el 1% de las sociedades gestoras signatarias, entre las que se encuentran dos francesas, formarán parte en 2020 de este grupo que reúne a las empresas más avanzadas en el ámbito de la inversión responsable.

Marco Morelli, CEO de AXA Investment Managers, destaca que “haber sido reconocidos como la gestora con mayor compromiso ESG significa que se está reconociendo la importancia y valor de estas inversiones y de su importancia para generar un impacto real y medible en la sociedad. Estamos muy orgullosos de este logro. La inversión responsable está en el corazón de la estrategia de AXA IM y nos esforzamos por asumir un papel más activo en impulsar la transición global hacia un modelo más sostenible y equitativo. Este premio reconoce nuestro compromiso constante con los ESG y refleja aún más nuestro propósito como empresa. Seguimos profundamente comprometidos con nuestro papel pionero como inversor responsable y administrador a largo plazo de las inversiones de nuestros clientes”.

La sostenibilidad, a prueba: los factores ESG protegen durante las fases de volatilidad en los mercados

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Frans Vledder
Pixabay CC0 Public DomainFrans Vledder. Frans Vledder

Los primeros nueve meses de 2020 se han caracterizado por la crisis de la COVID-19, que ha provocado fuertes sacudidas en los mercados, grandes cambios en las políticas monetarias y presupuestarias y unas perspectivas económicas particularmente sombrías. Este periodo ha albergado el primer hundimiento generalizado —y posterior recuperación— de los mercados en la era de la inversión sostenible y, por tanto, brindado un terreno propicio para analizar la relación entre sostenibilidad y rentabilidad.

En un reciente estudio, Fidelity International ha evaluado las rentabilidades de la inversión atendiendo a sus propias calificaciones ESG, comparándolas con el índice MSCI All Country World. Los resultados muestran que las empresas en la parte alta de nuestra escala de calificaciones ESG (A y B) superaron a las que poseen calificaciones más bajas (D y E) todos los meses entre enero y septiembre de este año, exceptuando abril. La diferencia acumulada en las rentabilidades relativas de los dos grupos se amplió hasta el 17% durante ese periodo.

Analizando en mayor profundidad los resultados, hemos visto que los grupos con calificaciones más altas cayeron menos cuando los mercados se hundieron, pero también subieron menos que los valores con calificaciones ESG más bajas cuando se produjo la recuperación en abril. Este mejor comportamiento relativo durante una caída acusada y peor comportamiento relativo durante un fuerte rebote de los mercados sugiere que los valores con calificaciones ESG más altas también tienen un factor de beta baja y alta calidad, además de ser menos propensos a sufrir la volatilidad del conjunto del mercado.

También observamos una relación lineal entre los grupos formados por las calificaciones ESG, de tal modo que cada grupo batió al de calificación inferior desde la A hasta la E en el periodo de nueve meses analizado. Este hecho confirma la hipótesis de la que partíamos, a saber, que las empresas con buenas características de sostenibilidad cuentan con directivos más prudentes y demostrarán una mayor resistencia ante una crisis.

Comparamos la evolución de 2.659 empresas cubiertas por nuestros analistas de renta variable, además de 1.450 en renta fija, usando el sistema propio de calificaciones ESG de Fidelity International. Descubrimos que la sólida correlación positiva entre el comportamiento relativo de una empresa en los mercados y su calificación ESG se sostenía claramente en el periodo más largo de nueve meses.

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Las empresas en la parte alta de nuestra escala de calificaciones ESG (A y B) superaron a las que poseen calificaciones más bajas (D y E) todos los meses entre enero y septiembre, exceptuando abril. En el periodo de nueve meses, los valores con calificación A batieron al MSCI AC World, mientras que la relación lineal entre los grupos formados por las calificaciones ESG del estudio anterior -en la que cada grupo batió al de calificación inferior desde la A hasta la E- también se sostuvo en el periodo de nueve meses.

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En general, pudimos constatar la relación entre las calificaciones ESG elevadas y las rentabilidades durante un hundimiento y posterior recuperación de los mercados, lo que apoya la idea de que el énfasis de una empresa en la sostenibilidad es un indicio fundamental de la calidad de sus órganos de administración y dirección.

  • Renta variable

La súbita caída de los mercados entre febrero y marzo fue impactante por su gravedad y se sintió en todo el mundo. Por ejemplo, en EE. UU. solo hicieron falta 16 sesiones para que el S&P 500 cayera un 20% desde los máximos de febrero, dando lugar al mercado bajista más rápido de la historia estadounidense.

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La recuperación ha sido igual de impresionante y ha dejado el índice MSCI All Country World en el mismo nivel al que empezó el año. Durante este periodo, las cotizaciones de las empresas con una calificación de sostenibilidad de Fidelity elevada (A) se anotaron una rentabilidad equiponderada positiva del 0,4%, superando así al índice de referencia internacional, mientras que las empresas con calificaciones entre B y E se depreciaron. Aunque cada grupo superó al grupo inmediatamente inferior en la escala de calificaciones, es importante señalar que la mayoría de los grupos se comportaron peor que el índice MSCI debido a las abultadas ganancias del sector tecnológico durante 2020. Los valores tecnológicos se encuentran dispersos entre nuestras diferentes calificaciones ESG, desde la A hasta la E, de ahí que las cinco categorías no hayan podido moverse a la par que el índice de referencia.

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Abril rompe la racha ganadora de los valores sostenibles

Realizamos un análisis mensual de las rentabilidades durante los nueve primeros meses de 2020 comparándolas con el índice MSCI AC World. Observamos que los valores con mejores calificaciones ESG (A y B) presentaban mayores ganancias que los valores con peores calificaciones todos los meses, exceptuando abril.

Los grupos con calificaciones más altas cayeron menos cuando los mercados se hundieron y subieron menos que los valores con calificaciones ESG más bajas cuando se produjo la recuperación en abril.

Los grupos con calificaciones más altas cayeron menos cuando los mercados se hundieron y subieron menos que los valores con calificaciones ESG más bajas cuando se produjo la recuperación en abril. Eso sugiere que los valores con calificaciones ESG más altas también tienen un factor de beta baja y alta calidad, además de ser menos propensos a sufrir la volatilidad del conjunto del mercado.

Ajustes por calidad

Además de la dispersión de rentabilidades coincidente con las categorías de calificaciones ESG, observamos una correlación similar con la rentabilidad sobre recursos propios (RoE). Eso indica que aquellos valores con una calificación ESG más alta también tienden a ser valores de mayor calidad, lo que da pie a extraer conclusiones sobre la dimensión ESG a partir de la calidad del negocio de una empresa.

Con esta idea en mente, calculamos un promedio a cinco años de la RoE de nuestras empresas, clasificamos el universo en orden descendente, lo dividimos en cinco segmentos promedio y después analizamos el comportamiento de los valores para identificar mejor la dimensión ESG como factor a la hora de evaluar las rentabilidades de mercado.

En el cómputo global, la dispersión observada anteriormente se sostiene en este nuevo análisis. Los valores con calificaciones ESG de A y B siguieron batiendo a los valores integrados en las categorías inferiores (D y E) en los cinco niveles de RoE promedio, lo que indica que la calificación de sostenibilidad se sostiene como factor de rentabilidad con independencia de esta definición de calidad.

Además, descubrimos que la evolución de las empresas con las calificaciones más bajas (D y E) en un segmento de RoE elevado fue en muchos casos peor que la de los valores con calificaciones A y B de empresas con una RoE relativamente más baja. Eso sugiere que, en general, el mercado ha recompensado los rasgos de sostenibilidad de una empresa frente a la simple rentabilidad sobre el capital en 2020.

La tendencia de las calificaciones: peor comportamiento relativo de las empresas cuyas perspectivas en materia de sostenibilidad se deterioran

A la hora de asignar a las empresas una calificación ESG, nuestros analistas también indican si creen que el desempeño de una empresa en los factores ESG está mejorando, deteriorándose o se mantiene estable. Nada menos que el 31% de las empresas está mejorando sus perspectivas, mientras que solo el 4% parece estar empeorándolas, lo que demuestra la seriedad con la que los consejos de administración de las empresas están tomándose la dimensión ESG.

Fijándonos en las rentabilidades, las empresas cuyas perspectivas se deterioran se comportan peor que sus homólogas con perspectivas estables o al alza en la mayoría de niveles de calificación.

Tomadas en conjunto, sus acciones perdieron una media del 11% durante los nueve primeros meses de 2020, frente a la caída del 6,8% que se anotaron las empresas con una perspectiva estable y el descenso el 6,3% que registraron los títulos que mejoran. De nuevo, esto viene a refrendar la hipótesis de que las empresas con equipos directivos que se implican en cuestiones ESG registran un mejor comportamiento en los mercados. El mismo efecto del sector tecnológico se evidencia de nuevo aquí.

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  • Renta fija

En la renta fija, las conclusiones son similares a las que se obtienen en la renta variable. De media, los títulos de empresas con calificaciones ESG más altas se comportaron mejor que sus homólogas con peor calificación desde el 2 de enero hasta el 30 de septiembre (en tasa no ajustada). Los bonos de las 154 empresas con calificación A rentaron alrededor de un -0,5% de media, frente al -1,5% de las 557 empresas con calificación B y el -4,6% de las 225 empresas con calificación D. Existe cierta concentración entre las empresas con calificaciones D y E, lo que puede explicarse por el reducido tamaño de la muestra de estas últimas (únicamente 24).

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Ajustes por calidad crediticia

No todos los bonos nacen iguales. Observamos que las empresas con una calificación ESG elevada también tenían un diferencial medio de partida (diferencial ajustado a la opción) más bajo, lo que indica que son títulos de alta calidad y cabría esperar que superaran a sus homólogos de peor calificación en mercados volátiles.

Cuando controlamos el nivel de partida de la beta de crédito de cada emisor, la evolución en los diferentes niveles de calificación ESG de Fidelity es persistente y los bonos de empresas con calificaciones más altas siguieron comportándose mejor que sus homólogos de calificaciones más bajas.

Fidelity International

Para este cálculo, separamos los títulos por su diferencial de crédito de partida en quintiles y calculamos la rentabilidad media para cada combinación de quintil y calificación ESG, promediando de nuevo por los segmentos de diferencial para conseguir una única cifra para cada calificación A-E. Suprimimos del análisis todos los títulos con calificación E y todos los títulos en el quintil de calidad crediticia más baja, debido al bajo número de los dos.

Desglose mes a mes

En nuestro último análisis, desglosamos las cifras de conjunto por meses para obtener más detalles sobre el comportamiento de los títulos durante los diferentes periodos de un 2020 volátil. Los datos ajustados por calidad muestran que los bonos de empresas con calificaciones más elevadas batieron a sus homólogas de inferior calificación durante el hundimiento de marzo y la recuperación de abril.

Mayo fue el único mes en el que los títulos C y D lo hicieron mejor que sus homólogos más sostenibles, pero incluso entonces, la diferencia fue escasa.

Conclusión

La volatilidad que han sufrido los mercados en 2020 recuerda a la de 2008, a pesar de las diferencias en las circunstancias. Una reacción natural en un periodo de incertidumbre sería reducir los horizontes de inversión y postergar inquietudes a más largo plazo como la sostenibilidad medioambiental, el bienestar de las partes interesadas y el buen gobierno.

Sin embargo, nuestros estudios sugieren que, de hecho, el mercado discrimina entre las empresas en función de su atención a las cuestiones de sostenibilidad, tanto en los desplomes como en las recuperaciones, y eso demuestra por qué la sostenibilidad es un importante pilar de la gestión activa de carteras.

Fidelity International

 

Estudio realizado por Jenn-Hui Tan, responsable mundial de supervisión e inversión sostenible en Fidelity International.

 

 

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Publicado por FIL (Luxembourg) S.A., entidad autorizada y supervisada por la Comisión de Vigilancia del Sector Financiero de Luxemburgo (CSSF). 20ES0226 / ED20-279.

Los fondos españoles recuperan casi 10.000 millones gracias a los mercados y reducen las pérdidas anuales

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: Bluesnap. g

El volumen de activos de los fondos de inversión nacionales aumentó en casi 9.700 millones de euros en noviembre por lo que, con datos provisionales de Inverco, el patrimonio total se situó a finales de mes en 271.952 millones de euros, un 3,7% más que en el mes anterior.

La aparición de los resultados asociados a la efectividad de la vacuna por parte de las grandes compañías farmacéuticas ha permitido una rebaja sustancial de las tensiones asociadas a la evolución negativa de la pandemia en los mercados financieros desde principios del mes de noviembre. En este contexto, los mercados financieros han aportado la totalidad del incremento de patrimonio en los fondos, permitiendo recuperar casi la totalidad de lo cedido en el primer trimestre del año. Sólo en noviembre los fondos presentan un crecimiento del 3,7% frente al mes anterior, y dejan el balance acumulado del año en tan solo una caída del 1,7% en términos patrimoniales.

Desde el mes de marzo (mínimo anual), los fondos incrementan su volumen de activos en casi 24.500 millones de euros, destaca Inverco.

En cuanto a flujos, los fondos mantuvieron en noviembre el comportamiento plano de meses anteriores, registrando reembolsos netos por valor de 160 millones de euros y situando la cifra en lo que llevamos de cuarto trimestre en 210 millones de reembolsos netos. En el acumulado del año, esta cifra se sitúa en el entorno de los 970 millones de euros.

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En noviembre, las categorías de renta fija, renta variable internacional y gestión pasiva registraron flujos netos positivos. Así, los primeros presentan suscripciones netas en torno a los 200 millones de euros, centradas en la renta fija a largo plazo, que experimenta más de 300 millones de euros de flujos netos positivos, y la deuda internacional (más de 100 millones de entradas netas positivos) frente a los más de 200 millones de euros de reembolsos netos producidos en los fondos de renta fija a corto plazo.

En sentido opuesto, tanto los fondos garantizados como los globales registraron salidas patrimoniales.

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Rentabilidades positivas

Los fondos han experimentado en el mes una rentabilidad media del 4,19%, lo que supone el mejor registro de la serie histórica, con rentabilidades muy positivas en todas las categorías, sobre todo en aquellas con mayor exposición a acciones.

Ello permite revertir el sentido del rendimiento medio acumulado anual y colocar la media de rentabilidad en el año en positivo, en un año con una extrema volatilidad. Destacan la categoría de renta variable internacional, cuyos fondos ya ofrecen un rendimiento medio en el año superior al 2,8%.

En aquellas categorías con exposición exclusiva a renta fija, la nueva reducción en las TIRes de la deuda pública a largo plazo, situándola muy cerca de su mínimo histórico, permite presentar rendimientos positivos a los fondos de renta fija de mayor duración.

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Los accionistas de Bankia aprueban la fusión con CaixaBank

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Foto cedidaJosé Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, durante la Junta General Extraordinaria de Accionistas de Bankia . Los accionistas de Bankia aprueban la fusión con CaixaBank

La Junta General Extraordinaria de Accionistas de Bankia aprueba el proyecto de fusión por absorción de Bankia por CaixaBank, que dará lugar a una franquicia de servicios financieros de con más de 20 millones de clientes.

La ecuación de canje fijada es de 0,6845 acciones ordinarias nuevas de CaixaBank por cada acción de Bankia y el precio incluye una prima del 20% sobre la ecuación de canje a cierre del 3 de septiembre, antes de la comunicación al mercado de la existencia de negociaciones sobre la operación. Además, supone una prima del 28% sobre la media de ecuaciones de canje de los últimos tres meses. La nueva entidad mantendrá la marca CaixaBank y está previsto cerrar la operación durante el primer trimestre de 2021, una vez recibidas todas las autorizaciones regulatorias pertinentes.

“La incidencia del COVID-19 y la previsible persistencia en el largo plazo de tipos de interés en el terreno negativo hacen que nuestro camino para los próximos años sea un camino que debemos recorrer acompañados. Acompañados por el mejor compañero de viaje que podíamos tener para iniciar esta nueva etapa, que es CaixaBank”, explica el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri.

La entidad combinada superará los 660.000 millones en activos totales, un volumen que le convertirá en el banco de mayor tamaño del mercado doméstico y una capitalización bursátil superior a los 16.000 millones de euros.

Goirigolzarri, que será presidente ejecutivo del nuevo grupo, ha afirmado que “tenemos a día de hoy grandes incertidumbres sobre cómo será el futuro, pero, de lo que estamos seguros es de que ese futuro será mejor en esta nueva entidad que se conforma tras la fusión de Bankia y CaixaBank, que el futuro de cada una de las entidades de forma individual, por separado”.

El nuevo grupo busca reforzar su liderazgo en banca retail en España, con más de 20 millones de clientes y la primera posición en la cuota de mercado en varios productos: depósitos (24%), créditos (25%) y ahorro largo plazo (29%), que incluye los seguros de ahorro, los fondos de inversión y los planes de pensiones.

“Esta operación constituye un proyecto de creación de valor para clientes y accionistas, mejorando los niveles de eficiencia y de rentabilidad, a partir de una excelente base de clientes, muy diversificada en actividades y geográficamente con acceso a una plataforma de distribución única y la mejor oferta de productos y servicios”, subrayan desde la entidad.

Además, esta transacción generará nuevos ingresos por la renegociación de los acuerdos suscritos por Bankia en el ámbito de seguros y por la capacidad de ofrecer un porfolio de productos y servicios más amplio y de alta calidad a una base mayor de clientes. En un horizonte de cinco años, las previsiones del banco apuntan a unos ingresos por sinergias de ingresos de 290 millones de euros anuales.

Por otro lado, la entidad espera conseguir ahorros recurrentes de costes de 770 millones de euros anuales (de forma plena a partir de 2023), que mejorarán la ratio de eficiencia hasta situarla “en niveles muy competitivos” (ratio de eficiencia proforma a 2019 del 47,9% incorporando el 100% de las sinergias).

Además, con la generación de sinergias el banco también espera mejorar la rentabilidad esperada, con un RoTE estimado a partir del consenso del mercado que se situará en niveles superiores al 8% en 2022. Asimismo, “la sólida posición de capital de Bankia y CaixaBank permitirá absorber los costes de reestructuración y los ajustes de valoración, resultando en una ratio CET1 de la entidad combinada del 11,6%, manteniendo un amplio margen (310 puntos básicos) sobre el nivel exigido regulatoriamente”, según explican desde el banco.

Accionariado de la nueva entidad

Los accionistas de CaixaBank representarán, inicialmente, el 74,2% del capital de la nueva entidad, y los de Bankia, el 25,8%. CriteriaCaixa, entidad controlada al 100% por la Fundación Bancaria la Caixa, se mantendrá como accionista de referencia de CaixaBank, con alrededor del 30% del accionariado, mientras que el FROB alcanzará el 16,1%.

La estructura accionarial de la entidad combinada se completa con un 54% de free float (acciones cotizadas en el mercado de valores), un 37% que corresponde a inversores institucionales y un 17%, al mercado minorista.

“Iniciamos un nuevo proyecto que es tremendamente ilusionante, y que nos llena de orgullo, pero también de responsabilidad. Para afrontar esta gran responsabilidad contamos con la experiencia e ilusión de dos grandes equipos”, añade Goirigolzarri.

Oportunidades post-coronavirus y cómo posicionarnos para 2021 en renta fija

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Pixabay CC0 Public Domain. Oportunidades post-coronavirus y cómo posicionarnos para 2021 en renta fija

Durante el confinamiento, un gran número de compañías y sectores sufrían una presión considerable en sus cotizaciones, presión que se vio especialmente acentuada en sectores como el de las aerolíneas, compañías de cruceros, duty free, fabricantes de maletas, hoteles e industrias relacionadas con el consumo. Este año, hemos puesto el foco en esos ángeles caídos (fallen angels) y, de forma gradual, hemos ido tomando posiciones en compañías altamente golpeadas.

Muchos de estos sectores se recuperaron significativamente tras los últimos anuncios relativos a la disponibilidad de la vacuna. Sin embargo, siguen cotizando con grandes descuentos respecto a la época pre-COVID-19, y aquellas compañías sólidas y de buena calidad podrían experimentar una recuperación más continuada. Asimismo, tienen más flexibilidad para gestionar los desafíos económicos a través de, por ejemplo, la emisión de acciones o la venta de activos para levantar capital.

No obstante, reconocemos que los problemas de crédito se mantendrán durante los próximos seis meses, ya que la recuperación podría llegar demasiado tarde para algunas empresas con dificultades para encontrar financiación o reestructurarse. Esto nos lleva a continuar centrándonos en negocios sólidos, aunque podemos empezar a mirar hacia un entorno más normalizado a mediados del próximo año.

También tenemos una pequeña posición en asset-backed bonds emitidos por aerolíneas y respaldados por sus activos subyacentes -en este caso, los aviones-, cuyo valor ha caído con la pandemia. Esta situación ha generado buenas oportunidades. El motor clave a la hora de invertir en estos bonos es centrarse en la calidad de los activos subyacentes -en nuestro caso, aviones nuevos de fuselaje estrecho- que ahora tienen más demanda.

Encarando el 2021: foco en el carry

El año que viene será el año del carry, donde pondremos el foco los próximos meses. El carry es el beneficio de los bonos que poseemos. Dado que la mayor parte de la apreciación de capital ya ha tenido lugar este año, deberían ser los ingresos los que impulsen los retornos. Esto significa que buscaremos bonos con cupones atractivos en compañías sólidas donde el call de esos bonos, especialmente en high yield, se produzca en 2024/2025. En estos bonos, el rendimiento en 2021 y 2022 será el propio cupón. Esto nos dará la oportunidad de obtener cupones altos, frente a la liquidez, a medida que se produce el roll-down de los bonos.

Creemos que 2021 será un año de fortaleza para algunas áreas de la renta fija. Será más un año de carry, dado que gran parte de la recuperación de los precios de los bonos ya ha tenido lugar. Con los tipos de interés a cero, a los bonos soberanos y la mayoría del investment grade les costará igualar el importante rendimiento de los últimos años a medida que los tipos de interés bajan cada vez más. Si se produjera una depresión o una recaída económica significativa, entonces los bonos de mejor calidad crediticia tendrán un mejor comportamiento, especialmente si vemos un movimiento hacia tasas de interés negativas en los EE.UU.

Si los resultados de la vacuna son igualmente buenos, se debería consolidar el mercado a estos nuevos niveles. En ese caso, añadiríamos más riesgo de crédito ante cualquier retroceso.

Tribuna de Andrew Lake, director de renta fija de Mirabaud Asset Management

 

Andrew Lake es el gestor del fondo Mirabaud Global Strategic Bond I cap. USD. Se trata de un fondo de renta fija global que, gracias a su estrategia basada en un modelo de gestión activa y flexible, permite detectar las mejores oportunidades a lo largo del ciclo. El fondo invierte en bonos soberanos, bonos corporativos, investment grade, high yield, deuda de mercados emergentes y convertibles. Esa variedad de tipologías de activo también es una protección frente a los movimientos en los mercados. El fondo se caracteriza frente a otros de su categoría por su atractivo binomio rentabilidad/riesgo. A 30 de octubre, la cartera registraba un YTM del 2,9% y una duración de 4,41 años.

A 25 de noviembre de este año, la estrategia contaba con cerca de 600 millones de dólares bajo gestión y acumulaba una rentabilidad del 4.38%*. Ha sido merecedora de cuatro estrellas Morningstar y clasificación Citywire +.

* Clase I Cap USD. Rentabilidad 2019 +7.1%, 2018 -2.3%, 2017 +5.42%. Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Para más información sobre rentabilidades históricas y riesgos asociados a este Subfondo, consulte la Sección la web www.mirabaud.com/es