Los abogados están verdes
| Por Dina Zelaya | 0 Comentarios
El corrector ortográfico me acaba de sugerir sustituir el término abogados por el inglés “avocados”. Normal, si la máquina identifica el color de los aguacates… Ciertamente es una combinación muy extraña e intrigante. ¡Abogados y aguacates! Una interesante pareja con roles muy diferentes, una mezcla muy divertida pero que se aparta de lo que realmente quería escribir.
La intención era reflexionar sobre lo verdes que podemos estar los abogados ante un escenario desconocido, pero en el que podemos estar percibiendo que nuestro papel puede ser muy secundario si no contamos con una preparación adecuada. Como la fruta, pudiéramos no estar maduros en algunos aspectos clave de la actualidad del planeta. Podría decirse que estamos al principio del principio de una ciclogénesis explosiva de la profesión que nos arrastrará muy rápidamente, y de manera intensísima, ante nuevas realidades. Ciertamente creo, comparto con muchos otros compañeros, y sufro, el hecho de que las profesiones jurídicas, y la abogacía entre ellas, se podrían encontrar en un momento de transformación significativa, donde la sostenibilidad y la tecnología desempeñan un papel crucial.
La integración de la inteligencia artificial (IA), la tecnología jurídica (los poliglotas también la llaman legal tech) o, por supuesto, la omnipresente sostenibilidad o la responsabilidad social son solo algunas temáticas, casi permanentes, de conversación de muchas profesiones. En el caso de los profesionales del Derecho, basta leer cualquier informe sobre la materia para observar los elevados porcentajes de individuos, y de firmas, que piensan integrar la IA generativa en su trabajo durante los próximos meses, o que están convencidos de que la tecnología es esencial para impulsar la productividad y la eficiencia en el sector legal, o que, con algo de retraso respecto del resto de operadores, comienzan a pensar que la sostenibilidad, en cualquiera de sus facetas, pueden resultar cuestiones clave sobre las que los abogados deben estar informados, y formados.
Esta realidad se acentúa en el caso de los abogados que nos dedicamos al mercado financiero, a un sector también inmerso en una transición que exige, como mínimo, estar preparados para un presente que se confunde con el futuro. Mal no hará, y seguro ayudará a los participantes en los mercados a mejorar su posición en una nueva realidad que no para de arrojar nuevos retos y exigencias para todos.
Todos los grupos de interés en los mercados financieros, las entidades, desde las de crédito a las empresas de inversión y sus auxiliares, las gestoras de fondos, los asesores financieros, los accionistas, los empleados, los clientes, los inversores, los proveedores, o los supervisores no permanecen ajenos al transcendental papel del sector jurídico -y este en relación con el bancario y financiero- en la sociedad y en la transformación de la economía global hacia nuevos parámetros muy influenciados por conceptos relacionados con el clima, el medioambiente, los retos de la sociedad y la necesidad de una revisión de los criterios tradicionales de gobierno corporativo.
Comparto, como reiteran entre otros los supervisores, que la evolución del sistema financiero se basa en tres pilares, la sostenibilidad, la digitalización y la ciberseguridad. Tres pilares cada vez más poderosos, y construidos a base de crisis económicas y escándalos financieros, pérdidas de reputación, y la incorporación de nuevos y sofisticados productos financieros, unido a una intensa y extensa irrupción de la tecnología.
Tres pilares aderezados por los ya habituales “tsunamis” normativos, aunque dada la actual intensidad del fenómeno, podríamos elevarlo a la categoría de naufragio legislativo. Solo en esta semana se me acumulan en mi bandeja de entrada, entre otras, (i) la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE, (ii) el informe de impacto global del Banco Europe de Inversiones 2023-2024, centrado en el objetivo Global Gateway, y las grandes necesidades de financiación climática y los retos de adaptación, así como en la conectividad y las asociaciones estratégicas, y (iii) el último informe de ESMA sobre el lavado verde. Un informe que sólo incorpora recomendaciones a los Estados miembros, pero que marcará una tendencia jurídica mundial en el ámbito de la supervisión y el lavado verde.
El informe se publica en un contexto europeo marcado por las recientes elecciones en las que es muy probable que Ursula von der Leyen repita como presidenta de la Comisión, pero introducirá cambios en el programa de gobierno, especialmente reduciendo la intensidad de la aplicación del Green Deal, adoptará un mayor proteccionismo industrial y agrícola, y en general promoverá una menor intervención reguladora en las políticas nacionales.
A pesar de esto último, todos esperan contar con un colectivo de profesionales preparados adecuadamente para unos cambios que están ya afectando a las actuales políticas laborales y a la creación de empleos de calidad que exigirán una adecuada capacitación para estar a la altura de las circunstancias. Una formación que aborde la intersección crucial entre el ámbito jurídico y el sector bancario y financiero mediante una aproximación global, jurídica, económica y tecnológica al panorama universal actual, y en transición.
Conocer solo los aspectos esenciales del Derecho de un mercado financiero, ahora sí, sin duda en transición hacia una transformación radical, puede resultar insuficiente si las partes contratantes (el abogado y la entidad del mercado financiero) apuestan por el talento, por el futuro, la tecnología, por la formación continua, por la diversidad unida a la equidad y la inclusión. En definitiva, la adaptación a las nuevas demandas son esenciales y no podemos estar verdes.
Tribuna elaborada por Jesús Mardomingo*, socio director del departamento bancario y financiero de Dentons en España
*Jesús Mardomingo, junto con José Ramón Couso, dirige el Curso de especialización en Derecho de un mercado financiero sostenible del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid. Una iniciativa formativa que aborda la intersección crucial entre el ámbito jurídico y el sector bancario y financiero mediante una aproximación global, jurídica, económica y tecnológica al panorama socioeconómico actual, y en transición.