Los datos macro que se van conociendo muestran un nuevo buen trimestre para la inversión. El crecimiento anual de la inversión es ahora de un 6%, lo que supone el mayor nivel desde 2007 y un nivel históricamente elevado.
Tras haberse apoyado principalmente en el consumo, la recuperación económica en la zona euro ahora también se ve impulsada por la inversión. Se trata de una evolución importante, ya que la inversión contribuye a incrementar el PIB potencial de la economía, lo que genera círculos virtuosos. De hecho, el crecimiento del PIB de la zona euro del primer trimestre se revisó al alza situándose en el 2,3% frente al 1,8% anualizado.
Por otro lado, los indicadores de negocios siguen mejorando y son consistentes con un alto nivel de actividad.
Según los últimos datos de PMI adelantado, la actividad del sector privado de la eurozona se mantuvo en mayo en máximos de los últimos seis años, situándose por segundo mes consecutivo en 56,8 puntos, lo que sugiere una expansión del PIB de la región de entre el 0,6% y el 0,7% en el segundo trimestre.
Las buenas perspectivas de crecimiento y un incremento de los beneficios de las empresas deberían permitir que continúe esta tendencia.
Además, con este impulso en la inversión y el consumo, algunos sectores que todavía se habían quedado retrasados por la crisis, ahora están mejorando, como es el caso de la construcción. Esta ampliación de la recuperación es importante para mejorar la calidad de este ciclo de crecimiento.
Confiamos en una próxima normalización de la política monetaria europea, que debería conllevar una apreciación duradera del euro. Tras haber pasado ligeramente por debajo de los 1,05 dólares a finales del año 2016, el euro osciló entre 1,06 y 1,08 antes de subir a partir de mediados de abril hasta estabilizarse alrededor del 1,12 desde hace algunas semanas. De este modo, el euro/dólar se sitúa en la parte alta de la senda en la que evoluciona desde hace cerca de dos años.
La esperanza de nuevas medidas de relanzamiento tras la elección de Donald Trump llevó a los inversores a prever un endurecimiento más rápido de la política monetaria de la Fed y, por lo tanto, unos tipos a corto plazo más elevados. Sin embargo, el cambio de esta perspectiva, las cifras de inflación inferiores en Estados Unidos y una convicción algo mayor sobre la cercanía de la normalización de la política monetaria en la zona euro, han terminado por debilitar el dólar frente al euro.
Julien-Pierre Nouen es jefe economista-estratega de Lazard Frères Gestion.