Puede estar sucediendo: la depreciación del peso colombiano frente al dólar puede no impulsar el aparato industrial, lo cual tumba la teoría de que la solución a los problemas de la industria era la tasa de cambio. No sería discusión nueva, porque incluso cuando el precio de la divisa se encontraba por debajo de 1.800 pesos colombianos, se avizoraba como altamente probable que al momento de que el dólar norteamericano subiera, se iba a descubrir una realidad que quizá no fuera la que quisiéramos saber.
Muchos lectores de hace tiempo, quizá con buena memoria, recordarán que habíamos dicho que el problema de la industria era que se estaba marchitando, como lo mostró durante mucho tiempo las cifras de producción industrial, que eran negativas trimestre tras trimestre. Una industria que se marchita, no necesariamente resucita con una tasa de cambio más alta; porque sencillamente el dólar alto iba a coger a una industria resentida, sin capacidad para ajustarse tan rápidamente a la nueva tasa cambiaria. En ese orden de ideas, se advertía, que era necesario un programa de impulso a la reconversión industrial, aprovechar los bajos precios del dólar para importar maquinaria y, sobre todo, mantener algún tipo de salvavidas mientras las condiciones cambiaban, es decir, mientras efectivamente el dólar subía de precio.
Eso, específicamente, era lo que garantizaba que una vez el dólar fuera alto, podríamos aprovechar las condiciones de exportación que se estaban generando. Pero lo triste sería un escenario en el cual el aprovechamiento de la tasa de cambio a 1.800 pesos colombianos fuera mayor endeudamiento no destinado a un tema positivo, es decir, deuda por el simple hecho de endeudarse. Pero incluso, si el endeudamiento en moneda extranjera hubiera sido aprovechado para mejorar el aparato industrial, se empiezan a equilibrar varias fuerzas, la más importante, si la subida absoluta de la deuda en pesos es compensada por el aumento de las ventas al exterior. Si sube más la deuda traída a pesos que las ventas traídas a pesos, financieramente se va a formar un hueco que incrementará la presión financiera sobre balances que, por temas de conversión a normas internacionales de contabilidad y de la carga tributaria de este año, ya están resentidos en algunos casos.
Dicen los neurocientíficos que no existe el deja vu, sino que el mismo es una construcción mental que toma elementos de la memoria episódica muy parecidos a situaciones actuales, y que nuestro cerebro tiende a equiparar los dos momentos, pensando que era una situación ya vivida. Pero las palabras expresadas durante todo este artículo, vuelven a mi memoria una y otra vez, pues si la industria no responde, el problema no era la tasa de cambio.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor, y no representan necesariamente la posición de Old Mutual sobre los temas tratados.
Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual.