Continuamos en el escenario de un repunte económico a nivel mundial, confirmado por los datos económicos de las principales regiones. Aunque los bancos centrales se dirigen hacia políticas monetarias menos acomodaticias, actuarán de una manera gradual y cautelosa. Los fundamentales positivos que han impulsado la renta variable en los últimos meses continúan, aunque han sido eclipsados por las tensiones en torno a Corea del Norte y, una vez más, las declaraciones de Donald Trump. El malestar en los mercados financieros frente a las tensiones geopolíticas fue breve pero produjo un ‘regreso a la calidad’ que benefició a los activos seguros, como los bonos, el franco suizo y el oro.
La renta variable sufrió varias sesiones débiles, rompiendo la inusual ausencia de volatilidad de los últimos meses. Algunos indicadores técnicos provocaron cierta cautela respecto al mercado estadounidense, como la contradicción en el hecho de que los negocios evolucionaron mejor de lo previsto durante la última temporada de resultados pero no se produjo una respuesta en los precios. Aunque los mercados estadounidenses en conjunto están cerca de niveles récord, las acciones de muchas compañías han tocado mínimos.
La apreciación del euro provocó incertidumbre entre los inversores hacia la renta variable europea y podría convertirse en un obstáculo para el crecimiento. Tras un periodo de consolidación en torno a 1,18 dólares, el euro superó a finales de agosto la cota de los 1,20 dólares. La libra cayó de nuevo después de que el Banco de Inglaterra rebajara sus previsiones de crecimiento. Esta revisión ha retrasado de finales de 2017 a la segunda mitad de 2018 las previsiones de una subida de tipos en Reino Unido. Además, la falta de claridad respecto al Brexit sigue lastrando la divisa.
En cuanto a la renta fija, los rendimientos de los bonos a diez años en Estados Unidos y Japón retrocedieron hasta los niveles más bajos del año, mientras que los países periféricos de la zona euro se desmarcaron de la tendencia descendente de los países core, ampliando los diferenciales. El rendimiento del bono español a diez años aumentó después del ataque terrorista en Barcelona, en un clima en el que la actitud de los inversores ya era de aversión al riesgo. Este entorno también contribuyó a ampliar los diferenciales de la deuda corporativa, llevándose por delante gran parte del retroceso del mes de julio. En Alemania, se da por segura la victoria de la actual canciller, Angela Merkel, en las elecciones del 24 de septiembre y no se espera un impacto en los mercados.
A pesar de los comentarios evasivos de sus miembros, los inversores esperaban que la Fed redujera sus balances. Mientras tanto, los mercados contemplan una probabilidad de en torno al 33% de una subida de tipos en diciembre. En cuanto al BCE, se espera que anuncie la reducción del programa de compra de bonos en octubre, cuando las nuevas previsiones de crecimiento e inflación estén disponibles.
La mejora de las economías emergentes, el regreso del precio de los metales industriales a niveles que no se habían visto en varios años, las restricciones chinas a la producción para reducir la contaminación y la fortaleza del dólar sirvieron de impulso a la renta variable emergente, que sigue mostrando el mejor rendimiento. El precio del petróleo permaneció relativamente estable pese a la suspensión de las plataformas de perforación en el Golfo de México y de varios yacimientos en Texas tras el paso del huracán Harvey, ya que las reservas siguen siendo elevadas.
Tribuna de Johan Gallopyn, responsable de inversión de Bank Degroof Petercam