Muchos inversores son pesimistas sobre la economía de China, en gran parte debido a que no se dan cuenta de lo mucho que ha cambiado. Las bolsas se desploman y hay incertidumbre, pero vale la pena señalar que una de las razones de que la caída de las bolsas no haya afectado a los consumidores chinos es que aunque el mercado ha caído considerablemente desde sus recientes máximos, la historia no es tan mala como algunos creen.
Hasta el 15 de diciembre 2015, el índice compuesto de Shanghái había caído un 32% desde el máximo marcado el 12 de junio. Pero en cifras absolutas, el índice sube un 9% desde principios de año, y lo hace en más de un 20% desde el año pasado. Así, el índice compuesto de Shanghái está superando al S&P 500 en una base interanual.
Es cierto que la vieja economía china parece débil. Las exportaciones se han reducido en un 3% hasta noviembre, frente al aumento del 6% registrado hace un año. La producción industrial ha subido un 6%, frente al 8% de hace un año. La inversión en activos fijos se ha incrementado un 10%, frente a una tasa de crecimiento del 16% vista durante el mismo período del año pasado. Pero, ¿son esas partes de la economía en la que desea enfocarse o invertir?
Las exportaciones, por ejemplo, no han contribuido al crecimiento del PIB durante los últimos siete años. Estimo que sólo alrededor del 10% de los bienes producidos en las fábricas chinas se exportan. Esto es así porque China consume gran parte de lo que produce.
La industria manufacturera se caracteriza por ser lenta, especialmente las industrias pesadas como la del acero y el cemento, y sobre todo ahora que China ha superado su máximo de infraestructuras y viviendas. Pero la fabricación no se ha derrumbado; de hecho, una encuesta privada revela que los salarios de las fábrica son hasta un 5%-6% más altos este año, lo que refleja un mercado laboral bastante fuerte. Otro dato a tener en cuenta es que el año pasado se vendieron más de 10 millones de nuevas viviendas.
Y lo que es más importante aún, pocos inversores reconocen que casi seguro éste será el tercer año consecutivo en el que el peso de la fabricación y construcción tendrá menor peso en la economía que la parte del consumo y servicios. China ha reequilibrado su economía alejándose de las exportaciones, la industria pesada y la inversión, y se ha convertido en la mayor historia de consumo mundial.
Comprender este importante cambio es clave para evaluar el impacto de China en la economía mundial, y en su cartera.
Al final, todos somos inversores en China
Incluso aunque nunca haya tenido acciones de compañías chinas, es efectivamente un inversor en el país. China representa alrededor de un tercio del crecimiento global, por encima de la suma de las bolsas de Estados Unidos, Europa y Japón. Esto ayuda a explicar por qué las exportaciones estadounidenses a China se han incrementado en más de un 600% desde que el país se uniera a la Organización Mundial de Comercio, mientras que las exportaciones estadounidenses al resto del mundo han aumentado menos del 100%.
Más PIB para el consumo
El cambio de modelo en la economía del gigante asiático está impulsado por los consumidores chinos, cuyo gasto representó el 58% del crecimiento del PIB durante los tres primeros trimestres del año pasado. Ignorando la caída vista a mediados de junio en las bolsas chinas, las ventas minoristas (ajustadas a la inflación) aumentaron hasta el 11% en octubre y noviembre, el ritmo más rápido desde marzo.
El crecimiento de los ingresos sin precedentes es el factor de respaldo más importante del consumo. En los tres primeros trimestres de este año, la renta real disponible per cápita aumentó más del 7%, mientras que en la última década, la renta urbana repuntó un 137% y la rural lo hizo en un 139%. Parte de ese aumento se debió a la política del gobierno: el salario mínimo en Shanghái, por ejemplo, aumentó 187% en los últimos 10 años (en Estados Unidos, la renta per cápita aumentó en un 8% en los últimos 10 años).
El cambio de modelo necesita tiempo
Como inversores, tenemos que aceptar y entender, sin embargo, que la necesaria reestructuración y el reequilibrio de la economía china, junto con los cambios en la demografía suponen que la economía, continuará creciendo a un ritmo más lento año tras año en el futuro más inmediato. El fuerte consumo puede mitigar el impacto de la desaceleración en la industria manufacturera y la inversión, pero no puede devolver el crecimiento a tasas del 8%.
Así, mientras que es probable que las tasas de crecimiento de la mayoría de las partes de la economía china continúen desacelerándose gradualmente, hay que tener en cuenta que este año el «lento» ritmo de crecimiento significa un 6,9%, lo que es aproximadamente 300% más de lo que era hace una década.
Mayores oportunidades
En otras palabras, la tasa de crecimiento más baja está generando oportunidades mayores para las empresas que venden bienes y servicios a China, y para los inversores en esas empresas.
Andy Rothman es estratega de inversión y autor del blog Sinology que publica Matthews Asia.