El presidente venezolano, Hugo Chávez falleció el martes, 5 de marzo, a la edad de 58, después de un largo período de enfermedad. Uno de los líderes socialistas más influyentes del mundo, Chávez deja tras de sí un legado complejo que con seguridad polarizarála opinión, y su muerte plantea cuestiones importantes acerca de lo que depara el futuro para el estado rico en petróleo de América Latina.
Chávez tomó medidas fuertemente nacionalistas para redistribuir la riqueza y mejorar el nivel de vida de los pobres. Entre 2002 y 2010, la pobreza en Venezuela se redujo del 48,6% al 27,8% (Fuente: Comisión Económica para América Latina), mejorando las condiciones financieras para una quinta parte de la población. Estas acciones vinieron a un costo, sin embargo, con el control del gobierno centralizado erosionando la democracia y la libertad de expresión.
Chávez jugó un papel decisivo en el aumento de los ingresos petroleros de Venezuela. En 1998, el año antes de que Chávez llegara al poder, el petróleo representaba el 77% del total de las exportaciones anuales del país (ABC News, enero de 2013). El otro 23% provenía de un rango de empresas de bienes y servicios, de los cuales la mitad era de propiedad privada. En 2011, el petróleo representó el 96% de las exportaciones – lo que significa que la economía venezolana dependió casi en su totalidad del precio del petróleo y la generación de ingresos petroleros para apoyar el gasto del gobierno.
Mientras que Venezuela tiene las mayores reservas mundiales probadas de petróleo (unos 296.000 millones de barriles), la economía, caracterizada por una inflación excesiva, una moneda sobrevaluada, un elevado déficit y los niveles de deuda en aumento, necesita urgentemente reequilibrio. Pero esto no es algo que se puede corregir fácilmente. La política de Chávez de la repatriación de los activos de propiedad extranjera aseguró el apoyo de inversores nacionales, pero alienó a los inversionistas y dio lugar a disputas de compensación prolongadas. La decisión de expropiar los activos incluyó a jugadores importantes de la industria petrolera como Exxon Mobil y ConocoPhillips, que perdieron control en campos de petróleo significativos en la cuenca del Orinoco.
A pesar que esto aseguró que el control primario de los recursos naturales de Venezuela fuera devuelto al Estado, a través de Petróleos de Venezuela (PDVSA) – la compañía petrolera nacional – se eliminó el acceso a la tecnología, la maquinaria, el equipo y la experiencia que fue vital para el desarrollo de reservas de petróleo de Venezuela. En consecuencia, no ha habido una importante inversión extranjera en el sector petrolero en los últimos años, y la producción de petróleo se mantiene muy por debajo de su pico en 1997.
La muerte de Hugo Chávez es poco probable que resulte en cambios rápidos, pero podría finalmente dar lugar a un cambio de política que vuelva a abrir la industria energética del país a la inversión extranjera. Como heredero de Chávez, el vicepresidente, Nicolás Maduro, quien tiene el apoyo de los militares del país, tratará de aprovechar un fuerte viento de popularidad socialista, tanto, a nivel nacional y en otras partes de América Latina, Europa del Este y Oriente Medio. La muerte de Chávez podría, en su defecto, allanar el camino para la oposición, liderada por Henrique Capriles (que perdió frente a Chávez en las elecciones presidenciales de octubre de 2012) para ganar poder e introducir más políticas favorables al mercado.
En caso de ganar Maduro parece probable que mantendrá la postura popular de Chávez en contra de los EE.UU. y sus aliados, sin dejar de ofrecer a Cuba petróleo a precios preferenciales (Venezuela actualmente provee aproximadamente la mitad de la demanda cubana de gasolina). Él tendrá también que proporcionar seguridad a China, que ha desarrollado una fuerte relación con Venezuela en los últimos años, entregando préstamos al gobierno a cambio de petróleo.
Hasta ahora, PDVSA no ha entregado indicios de ningún plan para abrir las puertas a la inversión extranjera – no es de extrañar dada la falta de instrucciones claras sobre la política futura. Se necesitarán años para aumentar la producción y las exportaciones, pero sea cual sea el partido que establezca un nuevo gobierno, tendrá un fuerte incentivo económico para darle una alta prioridad.
¿Qué significa esto para nuestros fondos? Nos hemos esforzado en los últimos años para controlar la exposición a las economías conflictivas (como Venezuela y Argentina). Como era de esperar, debido a la naturaleza incierta del mercado de valores del país no tenemos posiciones directas en acciones en Venezuela y hemos tenido cuidado para asegurar que sea muy limitada la exposición indirecta. El alto riesgo de devaluación de la moneda, los desequilibrios fiscales continuos, un legado de nacionalización de activos privados y la falta de convertibilidad de la moneda persistirá mientras los líderes de Venezuela se comprometan a mantener las poco ortodoxas políticas económicas del ex – presidente Chávez.