A menudo, basta decir «infraestructuras» para atraer la atención del inversor más experimentado. Las infraestructuras son el elemento vital de las economías modernas y ofrecen una variedad cada vez mayor de oportunidades de inversión tanto en los mercados cotizados como en los privados. Mientras que los mercados privados han crecido considerablemente, creemos que el mercado cotizado, con su mayor accesibilidad, debería seguir siendo la puerta de entrada para la mayoría de los inversores. ¿Por qué? El universo de las infraestructuras cotizadas ofrece una amplia gama de oportunidades atractivas en diversas industrias y regiones, muchas de las cuales no están disponibles a través de los mercados privados. Aunque la inversión en infraestructuras coincide intrínsecamente con un objetivo más a largo plazo, los inversores no tienen por qué renunciar a la liquidez ni a la transparencia de precios, como sucede en los mercados privados.
Lo que nos resulta especialmente atractivo de las infraestructuras cotizadas es la capacidad para invertir en lo que denominamos «activos duraderos», es decir, empresas que:
• poseen activos físicos duraderos que son fundamentales para las economías de todo el mundo;
• cuentan con posiciones muy competitivas relativamente inmunes a la disrupción tecnológica en sectores tan diversos como la generación de energía, el transporte o la infraestructura de datos;
• gozan de un nivel de protección contractual o normativa.
Otra característica importante de estos activos duraderos es su exposición estructural a las tendencias seculares —como el auge de los datos o la descarbonización— con potencial para transformar sociedades y economías enteras.
Exposición efectiva a la descarbonización
Sin duda, la más importante de estas tendencias transformadoras es el impulso hacia la descarbonización como respuesta a la aceleración del cambio climático. Invertir en infraestructuras de energías renovables (p. ej., solar o eólica), es la vía más lógica para obtener exposición a este cambio sistémico, pero creemos que los inversores deben tener presente que las valoraciones ya reflejan gran parte del consiguiente potencial alcista. Además, el crecimiento de la generación de energías renovables solo refleja parte de las oportunidades actuales. Creemos que las compañías eléctricas reguladas constituyen una alternativa interesante para invertir en la transición energética, dado el papel fundamental de las redes eléctricas en la nueva economía, donde todo, desde el transporte a la calefacción y el almacenamiento de datos, funcionará con electricidad. Por definición, las empresas de infraestructuras requieren mucho capital. Por tanto, en igualdad de condiciones, cuanto mayor sea la futura inversión en bienes de equipo, mayor será el potencial de crecimiento futuro. En el caso de la electricidad, la magnitud de la futura inversión en bienes de equipo es extraordinaria, puesto que habrá que gastar billones de dólares durante los próximos 20 años para modernizar la red eléctrica y lograr que no dependa de combustibles fósiles. En particular, la Agencia Internacional de la Energía calcula que, en los próximos 20 años, las redes eléctricas y las energías renovables requerirán inversiones globales anuales de 517.000 y 585.000 millones de dólares, respectivamente (gráfico 1).
Dado que esperamos que esta tendencia de mayor inversión sea secular, no cíclica, esto podría traducirse en unas mayores tasas de crecimiento de los beneficios para las compañías eléctricas durante muchas décadas. En nuestra opinión, las valoraciones actuales de las acciones de empresas de suministro eléctrico son una buena puerta de entrada para los inversores que desean beneficiarse de este futuro potencial de crecimiento y contribuir a la descarbonización tanto de sus carteras como del mercado en general. Como comentamos en nuestras perspectivas para la renta variable en 2022, creemos que los inversores activos experimentados pueden aprovechar este potencial para ir un paso más allá, identificando las empresas de suministro eléctrico que actualmente parecen rezagadas, pero que tienen mucho margen para acelerar su transición.
Tribuna de Tom Levering, Fund Manager y Global Industry Analyst, y Ken Baumgartner, Investment Director de Wellington Management.
Los puntos de vista expresados corresponden al autor y pueden variar. Aunque los datos externos utilizados se consideran fiables, no se garantiza su exactitud. Las declaraciones de proyecciones futuras no deben considerarse una garantía o predicción de eventos futuros. Los resultados anteriores no son un indicativo fiable de cara a resultados futuros. Este comentario se ofrece exclusivamente con fines informativos y no debe considerarse una recomendación actual o pasada ni pretende constituir asesoramiento de inversión ni una oferta de venta u ofrecimiento para la compra de acciones u otros valores.
La inversión implica riesgos y una inversión puede perder valor. Exclusivamente con fines de promoción comercial. No debe considerarse una oferta ni una solicitud a cargo de ningún individuo en relación con la suscripción de participaciones o acciones del Fondo. Las posiciones varían y no hay ninguna garantía de que la cartera haya mantenido o vaya a mantener ninguno de los valores indicados. Consulte los documentos de oferta del Fondo para conocer otros factores de riesgo, la información útil previa a la inversión, el último informe anual (y el semestral) y el documento de datos fundamentales para el inversor (KIID) más reciente antes de invertir. El folleto y el resumen de los derechos de los inversores en inglés, así como el KIID en inglés y en otros idiomas oficiales, pueden consultarse en www.wellington.com/KIIDs Wellington Management Funds (Ireland) plc está autorizada y regulada por el Banco Central de Irlanda. El Fondo puede poner fin a las disposiciones de comercialización de las acciones/participaciones siempre y cuando lo notifique con 30 días hábiles de antelación.