Los efectos del cambio climático son cada vez más notorios y tanto la sociedad como los gobiernos están haciendo más presión al respecto, por lo que esperamos que la transición hacia una economía con cero emisiones netas suba de ritmo. Los inversores tienen que formar parte de la solución, y coincide que es justo lo que quieren. Así lo demuestran iniciativas como la Net Zero Asset Managers Initiative, en la que Wellington es miembro fundador, y el hecho de que haya subido la demanda de estrategias climáticas.
Sin embargo, una cosa es tener buenas intenciones y otra muy distinta es ponerlas en práctica. En este artículo, analizamos algunas opciones para invertir y marcar un «triplete»: 1) conseguir un potencial de rentabilidad atractivo; 2) descarbonizar las carteras y la economía, y 3) apoyar económicamente las soluciones climáticas, de modo que haya menos posibilidades de que los riesgos climáticos se extiendan en el tiempo.
Un gran riesgo, una gran oportunidad
El cambio climático se ha convertido en un riesgo existencial. Incluso aunque consigamos descarbonizar la economía a toda velocidad, las consecuencias adversas del cambio climático ya son irremediables, lo que deja muchos activos expuestos al riesgo físico. En nuestra opinión, las valoraciones de muchos activos no se ajustan a la realidad, ya que la falta de información clara sobre el cambio climático impide que los inversores detecten los riesgos y las oportunidades correspondientes. Asimismo, los sesgos de comportamiento también merman la capacidad para asignar cotizaciones adecuadas, ya que los mercados tienden a proyectar los patrones históricos sobre el contexto presente y futuro. Esta fijación provoca que subestimemos demasiado tanto la frecuencia de los eventos meteorológicos como la magnitud de la demanda de soluciones que puedan servirnos para abordar los riesgos climáticos.
Descarbonización
La transición integral hacia un mundo de cero emisiones netas puede acelerar el riesgo de transición. Por ejemplo, los activos de aquellas compañías que no se esfuercen por reducir las emisiones o que no puedan hacerlo serán objeto del llamado brown discount (descuento marrón), ya que podrían incurrir en mayores costes de capital, de inversión en activos fijos y de tarifas de carbono, y también podrían quedar expuestos a litigios. En consecuencia, los mercados ejercerían una presión bajista y, en última instancia, podrían convertirse incluso en activos varados. Dar prioridad a las empresas que lleven a gala la descarbonización y entablar un diálogo activo con aquellas menos proactivas puede servir de aliciente para que el mercado adopte prácticas recomendadas a la hora de gestionar el riesgo de transición, y no solo permite mitigar este riesgo a nivel de la cartera, sino que ayuda a descarbonizar sus exposiciones.
Cabe destacar que para lograr la descarbonización no es necesario desinvertir a gran escala ni reducir la exposición a las empresas con elevadas emisiones; creemos que el diálogo activo acerca de la gestión de riesgos de transición y la fijación de objetivos de reducción de emisiones con base científica puede traducirse en niveles de descarbonización similares a lo largo del tiempo sin perjudicar la rentabilidad ni otros objetivos económicos. Asimismo, la implicación activa puede ayudar a acelerar la transición de la economía a nivel global.
Abundancia de soluciones
El cambio climático ya está generando una gran demanda de soluciones, que esperamos que siga creciendo a buen ritmo, ya que los efectos nocivos se están empezando a notar. Destinar fondos a las empresas que ofrecen soluciones no solo contribuye a maximizar sus capacidades y a recompensar el talento, sino que permite limitar los riesgos climáticos a más largo plazo. Por si fuera poco, también ofrece a los inversores exposición a grandes rentabilidades potenciales a largo plazo. Hay una amplia oferta de soluciones que podemos dividir en tres categorías generales:
• Mitigación: productos y servicios que reducen el consumo energético.
• Transición: productos y servicios que aprovechan fuentes energéticas verdes.
• Adaptación: productos y servicios que refuerzan la resiliencia ante las amenazas que presentan los riesgos físicos del cambio climático.
Estimamos que el conjunto de oportunidades de renta variable global en estas tres categorías incluye aproximadamente 850 compañías, con un valor de mercado de 13,6 billones de dólares. En cuanto al capital privado, la innovación va tomando forma como una clase de activo propia, y ya hay más de 3.000 start-ups tecnológicas limpias. Se trata de un segmento que atrae grandes sumas de capital: por ejemplo, en la primera mitad de 2021, 600 start-ups tecnológicas de este sector acumularon 60.000 millones de dólares, lo que supone un aumento interanual del 200%.
A nuestro modo de ver, un método sin fisuras para conseguir los tres objetivos es invertir en varias soluciones climáticas, especialmente en aquellas con gestores que se comprometan a dialogar activamente con las compañías participadas acerca de sus planes de transición. Con este enfoque, las carteras disponen de un amplio catálogo de oportunidades climáticas, pueden adelantarse a las tendencias climáticas seculares y se descarbonizan orgánicamente de manera gradual.
Vamos a analizar cómo se llevaría a cabo esta estrategia con dos posibles exposiciones en el segmento de renta variable cotizada de una cartera de soluciones climáticas. Ambos componentes permiten que los inversores se centren en las oportunidades asociadas a la mitigación del cambio climático y a la adaptación al mismo, al tiempo que se reduce el riesgo de transición. Sin embargo, presentan distintas características que pueden interesar más a unos inversores que a otros.
1. Soluciones climáticas de alto crecimiento
Según nuestro análisis, muchas de las compañías que ofrecen soluciones climáticas registran un crecimiento sostenido y superior al previsto. Un porcentaje significativo de estas compañías son compañías de pequeña y mediana capitalización, pero no todas lo son.
En la figura 1 se muestran algunos ejemplos en los que esperamos encontrar soluciones climáticas con elevado crecimiento:
Confiamos en que la innovación siga creando nuevas oportunidades de alto crecimiento, pero somos conscientes de que la transición hacia un mundo menos intensivo en carbono puede sufrir altibajos. Todavía es necesario poner a prueba numerosas tecnologías, y puede que muchas de ellas no sirvan a gran escala. Por tanto, los inversores deberían hacerse a la idea de que este tipo de exposiciones de alto crecimiento pueden ser volátiles y generar menos rentas.
2. Soluciones climáticas con un crecimiento constante
Los inversores que prefieran rentabilidades más consistentes pueden beneficiarse de un enfoque diversificado que invierta tanto en alto crecimiento como en crecimiento consistente. Algo que puede resultar sorprendente es que hay numerosas compañías de soluciones climáticas con flujos de ingresos muy sólidos. De hecho, muchas de ellas serán cruciales para que la transición al cero neto tenga éxito, como las compañías de servicios públicos o de infraestructura, que tendrán una contribución vital en la transición.
Si se incorporan estas exposiciones a una estrategia de soluciones climáticas, los inversores pueden participar de rentabilidades más consistentes, generadas por la necesidad continuada y cada vez más acuciante de adoptar una economía menos intensiva en carbono.
En la figura 2 se ve la magnitud de esta oportunidad en las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía sobre inversiones para distintas formas de energía. Así, vemos que las redes eléctricas recibirán cuantiosas inversiones, incluso más que las renovables.
Algunas de estas inversiones pueden introducir emisiones de GEI de alcances 1 y 2 en las carteras a corto y medio plazo, pero muchas de estas compañías están bien posicionadas para ayudar a reducir las emisiones de alcance 3 a largo plazo en toda la economía y contribuir a acelerar la transición a la neutralidad en carbono. Por consiguiente, ganar exposición a estos tipos de activos puede facilitar que los inversores descarbonicen sus carteras y reciban flujos de ingresos relativamente estables.
Como guinda del pastel, estas asignaciones básicas pueden complementarse con una exposición accesoria al creciente mercado de empresas privadas que están desarrollando soluciones climáticas factibles.
Adopción de medidas concretas
Descarbonizar la economía es un proceso a largo plazo, y lo más probable es que haga falta tiempo para reposicionar las carteras. Sin embargo, creemos que es importante que los inversores reaccionen inmediatamente para aprovechar las atractivas oportunidades de rentabilidad asociadas a este cambio secular. Los inversores que reequilibren el perfil de rentabilidad de las soluciones climáticas de alto crecimiento y de crecimiento constante pueden estabilizarlo en mayor medida y dar un paso significativo en la descarbonización de sus carteras, pero no es el único. Además de seguir una estrategia diversificada de soluciones climáticas, nuestro marco de asignación estratégica y climática de activos sirve como guía para que los inversores descubran nuevas formas de gestionar los riesgos climáticos en las exposiciones de sus carteras.
Tribuna de Joy Perry, Investment Director; y Ken Baumgartner, CFA, Investment Director de Wellington Management