Como gestora activa, y tal y como podéis consultar en la web de Wellington Managment, desde hace tiempo creo en el poder del diálogo activo para favorecer la administración responsable (stewardship). La participación continua constituye un elemento central de nuestra estrategia en este campo que viene avalado por las cifras: en 2021 llevamos a cabo 143 acciones de compromiso en el 95 % de las posiciones de nuestro fondo Global Stewards. A continuación les ofrezco algunas lecciones que hemos aprendido con los años.
¿Por qué nos implicamos?
En nuestra opinión, las empresas con mayor capacidad para armonizar su impacto sobre las personas y el planeta con la búsqueda de beneficios pueden desarrollar una ventaja a largo plazo. Como equipo, procuramos invertir en estos «administradores responsables», pues consideramos que esta cualidad está correlacionada con la rentabilidad de la inversión. Además, seguir normas exigentes en materia de gobernanza y sostenibilidad puede impulsar la resiliencia y la rentabilidad a lo largo del tiempo.
Creemos que las conversaciones periódicas con la dirección y el consejo de administración nos permiten evaluar la cultura corporativa, las capacidades de adaptación y de respuesta de la empresa, así como garantizar que los incentivos estén alineados con los objetivos de sostenibilidad a largo plazo, pero sobre todo nos permiten exigir a los equipos directivos y consejos que rindan cuentas de su actuación.
Principalmente nos implicamos en aquellos asuntos más importantes que con mayor probabilidad puedan repercutir financieramente en las empresas o afectar a su actividad, como la diversidad de la plantilla, la esclavitud moderna en las cadenas de suministro, el aumento de la resiliencia frente a los riesgos físicos asociados al cambio climático y el establecimiento de objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los riesgos de la transición climática. Asimismo, tratamos de conocer la estrategia a largo plazo de las empresas y de compartir nuestros puntos de vista sobre temas tan decisivos como la asignación de capital, la gestión de riesgos y los criterios ASG, además de ocuparnos de cuestiones relativas a la ética y la cultura corporativa. A mi juicio, el estrecho vínculo entre la administración responsable y la rentabilidad del capital a largo plazo convierten a los factores ASG en un área especialmente relevante en la que implicarse activamente para contribuir al éxito duradero de la empresa.
Maximizar los beneficios del diálogo activo
Como gestores activos, creo que el diálogo activo nos brinda una valiosa oportunidad para complementar nuestro conocimiento sobre las empresas en las que invertimos y aumentar nuestra influencia en su éxito a largo plazo. Nuestras prácticas de diálogo activo se centran en varios aspectos: obtener información diferenciada; evaluar los riesgos y las oportunidades a los que se enfrenta la empresa e influir en ellos; fomentar la mejora de la transparencia; e impulsar cambios en el comportamiento que puedan afectar, en nuestra opinión, a la rentabilidad y la resiliencia de la empresa en el futuro.
Para maximizar el impacto del diálogo activo y generar valor en las empresas, considero fundamental poder actuar como un socio fiable e informado ante los consejos de administración y los equipos directivos, aportando una amplia gama de perspectivas e ideas. En este sentido, sacamos un enorme partido de la cultura colaborativa de Wellington y del intercambio de ideas entre nuestros equipos especializados en inversión, análisis, administración responsable, delegación de voto y criterios ASG.
En mi opinión, para que el diálogo activo fructifique también debe adoptarse un enfoque que esté verdaderamente orientado al largo plazo. Las empresas son organizaciones complejas, de modo que necesitan tiempo para introducir cambios duraderos. Al seguir una estrategia de inversión a largo plazo —procuramos mantener las posiciones más de diez años—, tenemos mayor capacidad para dar a conocer cuestiones que nos importan como fiduciarios de los activos de nuestros clientes y para impulsar el cambio.
Con todo, es conveniente que este «paciente» método vaya acompañado de una rendición de cuentas transparente. Por ello, en nuestras carteras nos proponemos utilizar de forma activa los derechos de voto que tenemos como representantes de nuestros clientes para transmitir nuestros puntos de vista al consejo de administración y exigirles responsabilidades sobre asuntos relevantes. Si el proceso de escalada mediante acciones de diálogo privadas no da frutos, los inversores podrían recurrir a herramientas de carácter público, como manifestar en la prensa su preocupación sobre un tema en que estén implicados o realizar una campaña de envío de cartas a otros accionistas. Somos de la opinión de que establecer una colaboración constructiva y sincera con las empresas participadas genera resultados óptimos a largo plazo, y por eso valoramos detenidamente y de forma individual cualquier posible decisión sobre una intervención pública. En ocasiones, creo que también es importante reconocer los límites del diálogo activo, pues el hecho de ser gestores activos nos permite desinvertir cuando juzgamos que, en definitiva, nuestra implicación no ha sido satisfactoria.
Alinear el diálogo activo con la experiencia real de las empresas
Bajo mi punto de vista, debemos reconocer que las empresas desarrollan sus actividades en un contexto determinado. Aunque tenemos un conjunto claro de prioridades en materia de diálogo activo, personalizamos las estrategias aceptando que cada empresa se enfrenta a sus propios desafíos y respetando las diferentes normas sociales y culturales. A la hora de desarrollar nuestra estrategia, podemos recurrir a nuestros analistas expertos en los sectores de renta variable, renta fija y análisis ASG, que aportan un gran conocimiento sobre las industrias y unas relaciones consolidadas con los miembros de la dirección y el consejo de administración. Además, para facilitar la evaluación, agrupamos a las empresas en seis sectores generales que, en nuestra opinión, tienen prioridades similares en materia de criterios ASG (gráfico 1): bienes de consumo; finanzas; salud; industria; energía; y tecnología, medios de comunicación y telecomunicaciones. En el de bienes de consumo, por ejemplo, nuestras acciones de diálogo activo se centran en la capacidad de adaptación, la conducta y la reputación, la satisfacción del cliente, la seguridad de los productos y la gestión de la cadena de suministro. En este proceso, además, contamos con una ficha de evaluación propia que nos ayuda a comparar empresas con características similares.
Gráfico 1. Importancia de la administración responsable: prioridades generales en materia de ASG por sectores
Consumo
| Servicios financieros
| Sanitario
|
Industrial
| Energía
| Tecnología, medios y telecomunicaciones
|
Con fines meramente ilustrativos. La lista de cuestiones relacionadas con la administración responsable se muestra a título meramente enunciativo y no limitativo. A la hora de tomar una decisión de inversión, deben considerarse todas las características y objetivos que se detallan en los documentos de oferta. Consulte las declaraciones referidas a la sostenibilidad para obtener información sobre los compromisos adoptados por la cartera.
Diálogo activo en la práctica: cadenas de suministros y cambio climático
• Cadenas de suministro
Dada su complejidad y falta de normas de revelación de información, las cadenas de suministro son un punto ciego para el mercado. A menudo nos llama la atención la cantidad relativamente escasa de empresas que de verdad conocen la cadena de suministro en toda su extensión y se hacen responsables de ella, si bien las actuales perturbaciones han evidenciado las debilidades que han surgido por llevar al límite la eficiencia en las estrategias de abastecimiento y la gestión del inventario.
En este ámbito, los administradores responsables deben contar con una estrategia sostenible que contemple una logística fiable, abundancia de mercancías y un flujo estable de insumos de producción, junto con un conocimiento preciso de la huella de carbono de todas las actividades de sus proveedores, así como de sus prácticas de recursos humanos. Muchas empresas están dando sus primeros pasos hacia la resiliencia y presentan grados de preparación muy dispares.
En las cadenas de suministro el riesgo medioambiental es elevado, porque a menudo generan una gran proporción de las emisiones totales de una empresa. Para hacer frente a este riesgo, trabajamos con las empresas en el marco de nuestro compromiso de lograr cero emisiones netas de carbono. Los riesgos sociales de la cadena de suministro también son cruciales. Por más que las empresas suelan mantenerse muy alejadas de la extracción y el cultivo de sus materias primas, deben rendir cuentas por la mano de obra empleada a lo largo de la cadena. El abuso o la explotación laboral son fáciles de ocultar, pero cada vez hay más pruebas de que están generalizados en las cadenas de suministro internacionales. Mitigar los riesgos de la esclavitud moderna tiene un efecto financiero directo, ya que mejora la resiliencia de la empresa, reduce los posibles trastornos en el abastecimiento, limita el riesgo de protagonizar noticias negativas y de causar daño a la marca, y disminuye la probabilidad de afrontar gastos o multas inesperados.
• Cambio climático
El cambio climático también es un componente fundamental del diálogo activo para nosotros y, por ello, en todas las empresas participadas fomentamos el compromiso con el objetivo de cero emisiones netas de carbono establecido en el Acuerdo de París. Las empresas con bajas emisiones directas no dejan de ser responsables de las emisiones indirectas de las actividades previas y posteriores a las suyas, en concreto de los costes de carbono de los bienes que adquieren, así como de los relativos al transporte, la energía y los residuos derivados del uso de los productos que venden. Los administradores responsables se anticipan a los cambios en la normativa, se adaptan y sacan partido de los incentivos que van surgiendo, y se implican en satisfacer las preferencias del cliente en cada momento. En la medida de lo posible, animamos a las empresas participadas a emprender mejoras como innovaciones en los procesos para reducir los insumos que consumen combustibles fósiles, cambios hacia una logística con menos emisiones de carbono, ciclos de vida más largos de los productos para reducir los residuos o iniciativas para limitar la intensidad energética.
Aunque el cambio climático conlleva riesgos y costes, también ofrece oportunidades. Las empresas con una sólida estrategia medioambiental pueden ser las primeras en adaptarse y beneficiarse de la transición energética hacia una economía baja en emisiones de carbono. Gracias a la colaboración de Wellington con el Centro de Investigación Climática Woodwell y el Programa Conjunto sobre Ciencia y Política del Cambio Global del Instituto Tecnológico de Massachusetts, hemos podido reforzar nuestro compromiso con las cuestiones relacionadas con el clima y evaluar mejor los riesgos y las oportunidades tendiendo un puente entre la climatología y las finanzas.
Añadir valor a través del diálogo activo
Esperamos que el intercambio de los conocimientos y análisis de Wellington ayude a las empresas a gestionar la cada vez más exigente lista de riesgos a la que se enfrentan los equipos directivos y los consejos de administración. De igual modo, el desarrollo de relaciones sólidas con las empresas a través de acciones periódicas de diálogo activo nos da la oportunidad de defender y favorecer la visión a largo plazo y cuestionar el pensamiento aislado.
Para saber más de Wellington Management visite su página web
Los puntos de vista expresados en el presente documento son los de sus autores en el momento de su redacción. Otros equipos pueden tener diferentes puntos de vista y tomar diferentes decisiones de inversión. El valor de su inversión puede pasar a ser mayor o menor con respecto al momento de la inversión original. Aunque los datos externos utilizados se consideran fiables, no se garantiza su exactitud. Destinado exclusivamente a inversores profesionales, institucionales o acreditados.