El año 2015 terminó con una caída en los precios de las materias primas, que debilitó el crecimiento de los mercados emergentes y aumentó las preocupaciones sobre las salidas de capital en estos países. El avance de la crisis política en Brasil, Sudáfrica y Turquía provocaron nerviosismo adicional a los mercados en las últimas semanas del año. La combinación de expectativas de endurecimiento de la política monetaria estadounidense por un lado, y las preocupaciones acerca del desapalancamiento en los emergentes, los riesgos financieros y el avance de las crisis políticas en los países con problemas debería mantener al alza la presión sobre el mundo emergente también en el 2016. La cuestión más importante sigue siendo la situación de decrecimiento de China, el mayor apalancamiento, las políticas económicas menos eficaces y la aceleración de la salida de capitales.
La fuente más reciente de la aversión al riesgo de los mercados emergentes ha sido la depreciación del renminbi chino. Desde la mini-devaluación llevada a cabo el pasado mes de agosto, las autoridades de Pekín han estado gestionando la tasa de cambio del renminbi con respecto a una canasta de divisas pertenecientes a sus principales socios comerciales. Después de que el tipo de cambio efectivo nominal se haya apreciado un 30% desde 2011 (cuando la mayoría de las divisas de los mercados emergentes comenzó a depreciarse), durante la mitad de 2015, lo hemos visto estabilizarse. A partir de los agudos movimientos frente al dólar vistos recientemente –algo que los chinos siempre habían tratado de evitar– ahora podemos deducir que Pekín se ha comprometido firmemente a evitar la apreciación frente a la cesta de sus principales socios comerciales.
Esta decisión tiene mucho sentido dada la debilidad del sector de las exportaciones de China y la importancia de este sector para el empleo del país. Incluso más debido a las salidas de capital que, en gran medida, han sido consecuencia de la percepción de que el renminbi sigue estando sobrevalorado.
El problema para los mercados financieros, sin embargo, es que el rápido debilitamiento del renminbi significa que un de las anclas más importantes para las divisas de los mercados emergentes ha desaparecido. Es probable que ahora que el renminbi puede debilitarse frente al dólar mantenga el ritmo de las otras monedas de los países emergentes y del euro. Esto último es particularmente relevante dado los esfuerzos del BCE para debilitar al euro. Hay que recordar que Europa es el mayor socio comercial de China.
Otra razón por la que los últimos grandes movimientos del yuan han creado nuevos disturbios en los mercados financieros sugiere que los problemas económicos en China podrían ser demasiado grandes para el enfoque gradual de la política monetaria.
M. J. Bakkum es estratega senior de mercados emergentes en NN Investment Partners.