En la industria financiera llega el momento de hacer tabla rasa para comenzar un año nuevo. Los mensajes no difieren mucho de los de años anteriores, nada de escenarios rupturistas o estridentes.
La desconexión entre la realidad económica y los mercados financieros es cada vez mayor. Los fundamentales parecen perder importancia ante la ausencia de alternativas a la hora de buscar rentabilidad y contar con el apoyo de los bancos centrales. Un apoyo que se ha traducido en un escenario de tipos de interés casi cero distorsionando el precio de los activos financieros
En nuestra opinión, 2021 será un año con volatilidad. Las incertidumbres del escenario siguen siendo elevadas, pese al optimismo reinante en torno a las vacunas. Hoy en día, no es posible determinar cómo impactarán las mismas en el escenario, o si pudieran existir problemas logísticos o la existencia de efectos secundarios no contemplados. Y desde un plano geopolítico, no está claro la dirección que podrá seguir la política norteamericana teniendo en cuenta la estructura final que pueda tener el senado. Como tampoco lo está en Europa, las implicaciones que puedan derivarse del Brexit en el plano económico en el corto plazo. Y eso por no hablar de las tensas relaciones entre China y EE. UU. (aunque la Administración Biden posiblemente sea un término intermedio entre lo visto con Obama y lo visto con Trump).
Por ello, nuestra visión sigue siendo una posición neutral en lo que a la ponderación de la renta variable se refiere en los diferentes perfiles de riego de nuestros clientes. Es cierto que en el mundo de la renta fija las oportunidades son muy escasas. Tan sólo acudiendo a los segmentos de deuda subordinada, bonos high yield o renta fija de países emergentes se puede encontrar algo de rentabilidad. Y en muchos casos esa rentabilidad no siempre compensa el riesgo que se asume. De hecho, dentro de esa terna de productos, actualmente donde más cómodos nos encontraríamos sería en la renta fija emergente.
Pero 2021 será un año largo, y estamos convencidos que ofrecerá oportunidades, y no creemos que haya que comenzar el año con cierta sobre ponderación. Queremos que nuestros clientes tengan margen de maniobra ante las fluctuaciones de mercado. Además, no podemos olvidar que esa neutralidad en renta variable, en parte se ve compensada con la exposición a productos de renta fija que tienen un cierto “proxy” a la renta variable como los bonos híbridos o subordinados, sobre todo si lo comparamos con la renta fija soberana.
Igualmente, el denominado “asset allocation” o asignación por tipo de activos volverá a ser determinante. Terminamos 2020, y muchos se quedan con la sensación de que al final ha sido un buen año en el plano de la renta variable. Pero el comportamiento ha sido muy desigual. El S&P500, índice de referencia de la renta variable norteamericana, registra una revalorización superior el 10% en lo que llevamos de año. Mientras tanto la bolsa europea registra todavía pérdidas. En emergentes, Asia (con China a la cabeza, si es que se le puede llamar emergente) se ha comportado mucho mejor que Latinoamérica. Como también se puede decir que los sectores o valores denominado de crecimiento han registrado mucho mejor comportamiento que los sectores “value”. Y creemos que dentro de la volatilidad del 2021, esas divergencias volverán a existir, y será importante tener las carteras bien posicionadas.
Y en este escenario, la inversión sostenible seguirá cobrando un mayor protagonismo y mostrando una mayor resiliencia que la nos sostenible. Por ello, la creciente importancia de temáticas como educación, transición energética, ciberseguridad, bienestar, economía circular, desarrollo de ciudades sostenibles, etc, en las carteras de nuestros clientes. Sostenibilidad, rentabilidad y riesgo han de ser el trinomio sobre el que giran las carteas patrimoniales.
Con todo lo dicho, lo cierto es que marcamos un punto de partida para una nueva carrera de doce meses. Entonces, cuando volvamos la vista atrás, posiblemente nos encontremos con un camino recorrido que en poco o nada se pueda parecer al que hoy estamos dibujando. Será el momento de “echar por tierra” los pronósticos actuales. Lo inevitable rara vez sucede, es lo inesperado lo que suele ocurrir. Por ello, en cualquier caso, hay que tener una hoja de ruta que nos permita movernos en diferentes escenarios, y siempre teniendo la gestión del riesgo como soporte. Es cierto que los vaivenes del mercado pueden provocar ciertos sustos temporales, pero una cartera bien posicionada obtiene su recompensa en el medio y largo plazo.
Tribuna de Miguel Puertas, director de gestión discrecional en Portcolom AV