Sell in May and go away? Wall Street apresuró el tropezón por decisiones de Trump. Pero era difícil que siguiera en ascenso luego de que en cuatro meses hizo apenas dos zonas de respiros. Para el resto del año, más allá del ajuste, se palpa potencial. Los índices, espoleados por factores fundamentales, se reencauzarían al alza.
En la colaboración de diciembre “¿Pasó la tempestad? ¿Cuánto durará la recuperación?” señalaba que “los problemas no son del tamaño ni entrañan la dificultad extrema que los de hace diez años…” y como conclusión pronosticaba que “…la escalada podría conformarse entre diciembre y mayo”. Así ha sido para Estados Unidos. Europa y Latam vienen rezagadas, con subidas espaciadas, sin inspirar el mismo grado de confianza.
El riesgo global tundió por igual a todas ¿Por qué el rebote no es generalizado?
La debacle del IPC se atribuyó entonces a las decisiones gubernamentales locales. La verdad es que el riesgo sistémico se materializó en porcentajes similares en los diversos mercados. Véase incluso que Russell 2000 se hundió en proporciones mayores; por contra, el IPSA de Santiago cayó un tercio menos que el promedio. COLCAP, de Bogotá, había alcanzado su techo en enero de 2018; por eso está apuntado que tardó más en recobrarse y que en mayo descendía a sus niveles de octubre. El rebote de S&P, DJI y Nasdaq fue la validación de que en efecto los problemas no eran ni son de la dimensión de hace una década y de que la economía y las empresas, sobre todo las empresas, tienen fortalezas y presagian avances.
Los gigantes se desfondaron: AMZN, -32%; FB, -43%; AAPL, -35%; AXP, -19%… A fines de abril, sus precios ya fluctuaban en sus umbrales históricos. FB era la dilatada (a 12% de su marca) por desórdenes legales. En cambio, AXP había subido 7% más allá de su techo anterior. Nadie duda de sus posibilidades de alza por factores fundamentales.
El problema intrínseco de la BMV
RUSELL 2000, -27% en la crisis, dilataba su regreso. El 21 de mayo estaba aún a 8% de su techo, sin dirección en los dos meses recientes. BNED, uno de sus componentes, que se recuperó entre diciembre y febrero, cotizaba 55% abajo de su máximo de julio. VW, el ícono alemán, -27%, estaba todavía a 19% de su marca de 2018. ENTEL, de Chile, se precipitó -25% apenas iniciado el período negro; en enero había vuelto a su cotización de octubre y en marzo se daba vuelo con repunte de 40%. Se trata de destellos, pues arrastra pérdidas de 33% desde enero de 2013.
GFNORTE, -38% en aquellos días malos, rebrotó a poco menos de 10% de su techo de septiembre. WALMEX, -18%, trepó a $56,86, a un tris de $57,87, su cumbre del año pasado.
Lo preocupante es que hay tres grandes entre las grandes que ilustran con precisión las condiciones de nuestra bolsa:
- AMX, -30% en la turbulencia, resurgió en dos meses con 22%. Sucumbió. Volvió en abril a la zona de sus mínimos de diciembre. En diez años no traspasa su techo de $18.
- CEMEX, -36% (hasta $9,07), siguió perdiendo no obstante el enderezamiento generalizado. El 21 de mayo cotizaba a poco más de la mitad ($8,37) de su precio pre-crisis. Lo malo es su declive desde enero de 2017 ($19,12), que ya es de 56%.
- TLEVISA es un caso más drástico: acumula pérdidas de 54% respecto su techo de 2018 y de 72% desde 2015. ¿Podría caer más?
El riesgo sistémico y la búsqueda de refugio (fly to quality) se materializaron en su momento con subidas del M10 a 9,30%, del dólar a $20,60 y caída referida del IPC de 22%. Asentado el MBono en la línea de 8,00%, y el tipo de cambio entre $18,80 – $19,20, que eran los rangos anteriores a octubre, se infiere que el problema de BMV proviene de otra vertiente: la fragilidad fundamental de sus emisores. Es similar al de las bolsas de Europa y Latam, en medida diferente. Tal vez más fuerte. Lo lamentable es que mientras a los corporativos europeos se les visualiza espacio de crecimiento, a los locales parece que no se les ve recomposición. ¿Mejorarán?
Columna de Arturo Rueda