En los tiempos en que vivimos, los mercados financieros recogen al microsegundo toda la información que les afecta. Miles de analistas comentan en tiempo real cientos de datos, cada suspiro de cada banquero central está perfectamente recogido. La revolución digital realmente se ha apoderado del sector financiero. Con esta dinámica, los mercados descuentan a la perfección su futuro inmediato. Todo está en el precio.
Muy de vez en cuando, hay acontecimientos que rompen este equilibrio. Se me ocurren situaciones como cuando la política monetaria se aparta bruscamente de lo que espera el mercado (un hecho ya muy raro dado la complacencia de las autoridades monetarias). O cuando ocurren eventos totalmente inesperados (el terrorismo ha dejado de tener este efecto), pero el miedo al ébola en octubre de 2014 causó pánico en los mercados. Otras veces, acontecimientos que aunque son esperados, por su incertidumbre, tienen el potencial de poder causar una rotura en esta dinámica de mercado donde todo se descuenta a la perfección en tiempo real.
El referéndum en el Reino Unido el próximo 23 de junio, la subida de tipos de interés por parte de Janet Yellen a mediados de junio o incluso las elecciones generales de España del 26-J podrían sorprender y romper el equilibrio. Un resultado negativo o inesperado tendría un efecto devastador.
Los meses de junio y julio suelen ser propicios para que tengamos un cóctel nada apetecible. No debemos asustarnos, seguro que después de algún que otro susto y movimiento lateral en las bolsas, las aguas no correrán turbias. Los mercados volverán a su perfecto equilibrio y el verano, espero, por fin llegará, aunque tardío a estas latitudes.
Columna de David Levy, de la EAFI DiverInvest.