El sentimiento del mercado sobre los grandes bancos centrales ha experimentado una reversión completa desde 2018. La pretendida normalización tendrá que esperar. Tan solo unos meses atrás, el debate era cómo reducirían la Reserva Federal y el BCE sus balances, inflados hasta un grado extremo tras la crisis financiera; ahora, la Fed ha abierto la puerta a posibles recortes en la tasa de fondos federales, que actualmente se encuentra entre el 2,25% y el 2,5%.
Aunque la esperanza de los mercados en una recuperación en la economía global no ha desaparecido todavía, creemos que resulta prudente tener en cuenta el deterioro de la actividad económica y actuar en consecuencia. Bajo nuestro punto de vista, es tiempo de cautela.
La progresiva debilidad económica se une al creciente ruido de la beligerante política comercial del presidente de EE.UU., Donald Trump, y su duelo al atardecer con China por el liderazgo mundial. El mercado está observando estos movimientos con creciente nerviosismo: la volatilidad ha llegado para quedarse.
Creemos que los mercados experimentarán vaivenes vertiginosos, con bruscas entradas hacia los activos percibidos como refugio seguro (tales como la deuda soberana triple A), pero también a la inversa, , selectivamente, hacia los bonos high yield, en la medida en la que la caza de rendimiento aumente.
Frente a la potencial volatilidad, creemos que mantener una visión sólida a largo plazo con robustos análisis fundamentales es un enfoque sensato para evaluar el riesgo-recompensa en tiempos inciertos.
Columna de Ariel Bezalel, responsable de estrategia en Renta fija y gestor del fondo Jupiter Dynamic Bond de Jupiter Asset Management.