Hasta ahora ha sido un año excelente para los mercados emergentes. El crecimiento se está acelerando en la mayoría de los países, la inflación está en el nivel más bajo registrado, las tasas de interés están disminuyendo y sus bolsas están superando de forma evidente a las de los mercados desarrollados. La rentabilidad de las acciones de los emergentes supera en más de 10 puntos porcentuales a las de los mercados emergentes en lo que va del año. Gran parte de este éxito se debe a dos factores: la percepción de un menor riesgo sistémico en China y los persistentemente bajos tipos de interés en Estados Unidos y Europa.
En años anteriores, China planteó los mayores retos a los mercados emergentes: una sorpresiva desaceleración del crecimiento junto con la fuga de capitales y un rápido aumento de la deuda. En 2015 y principios de 2016, el temor de una posible crisis sistémica en China alcanzó niveles tan altos que afectó a los mercados financieros a nivel mundial. Los mercados emergentes, en particular, se vieron seriamente afectados por las salidas de capital y las fuertes devaluaciones de la moneda.
Desde entonces, las autoridades de Pekín han logrado aliviar gran parte de las preocupaciones. China introdujo amplios controles de capital para restringir las salidas, mientras que las medidas de estímulo puestas en marcha han abordado la desaceleración de su crecimiento económico. Especialmente la mejora del mercado de la vivienda ha desempeñado un papel importante en la restauración de la confianza. Desde finales de 2016, una regulación más estricta de los bancos en la sombra, que son responsables de la mayor parte del crecimiento del crédito de los últimos años, ha ayudado también.
En general, la percepción de los inversores hacia el riesgo sistémico chino ha mejorado significativamente. Esto se refleja claramente en los diferenciales de los CDS del gigante asiático, que han caído fuertemente desde febrero de 2016 y han vuelto a los niveles anteriores a 2014. Sin embargo, todavía hay muchas preguntas sobre la sostenibilidad del modelo de crecimiento impulsado por el crédito chino. Pero siempre y cuando el riesgo chino siga estando descontado, los mercados emergentes tendrán una buena carrera en el horizonte.
BCE y Fed
Hay otro factor que ha ayudado a la reciente recuperación de los mercados emergentes: la postura persistentemente acomodaticia de la política monetaria en Estados Unidos y Europa. A lo largo de este año, las expectativas del mercado sobre el endurecimiento de las políticas se han ido postergando gradualmente. Esto significa que los tipos de interés en EE.UU. y Europa apenas están aumentando, si es que aumentan, y los inversores todavía están dispuestos a buscar retornos en los mercados emergentes.
El resultado: fuertes entradas de capital, apreciación de divisas y caída de los tipos de interés. Este efecto se refleja en un mayor crecimiento del crédito y en un rápido aumento tanto del consumo como del gasto de inversión. Las últimas cifras de inflación en Estados Unidos y Europa y el tono de las declaraciones de la Fed y del BCE no parecen indicar que este entorno favorable para los mercados emergentes está a punto de cambiar.
Dada la percepción en el mercado de que la economía china puede mantener su alta tasa de crecimiento y dado que hay pocas razones para preocuparse por los tipos en los mercados desarrollados, los mercados emergentes siguen disfrutando de un viento a favor.
Maarten-Jan Bakkum es estratega senior del equipo de multiactivos de NN Investment Partners.