Los bonos de catástrofes desempeñan un papel esencial como fuente de capital en áreas donde, de otro modo, no habría disponibilidad de recursos. Desde el punto de vista de los inversores, ofrecen una fuente útil de diversificación.
El propósito del capitalismo es dar a los que tienen dinero la oportunidad de invertirlo en quienes lo necesitan. Indudablemente, después de los huracanes que han golpeado recientemente a EE.UU. y el Caribe, existe una necesidad de capital, y no solo entre las aseguradoras.
Huelga decir que la inversión no es una obra de caridad; un principio básico de las finanzas es que las rentabilidades de la inversión deben ser lo suficientemente elevadas para compensar el consumo al que se renuncia. En términos prácticos, eso significa que el precio de los bonos de catástrofes ha descendido.
Los bonos de catástrofes son instrumentos emitidos por aseguradoras que pagan a los inversores un cupón mientras un fenómeno natural (huracán, inundación, terremoto, etc.) no se materialice. Si el fenómeno se produce antes del vencimiento del bono, entonces la aseguradora se queda con el principal para pagar a sus asegurados.
No soy meteorólogo y, por tanto, determinar si estos instrumentos son atractivos en estos momentos resulta complicado, pero estoy leyendo que el impacto del huracán Irma desde el punto de vista asegurador no es tan grave como se esperaba. No obstante, resulta difícil encontrar alguna clase de activos financieros que se haya depreciado de forma significativa. Siempre que estos títulos no estuvieran sobrevalorados antes de los huracanes, en estos momentos podrían ser atractivos.
Correlaciones bajas
Constantemente me preguntan qué clase de activos está barata en estos momentos. Hasta esta semana me parecía que ninguna, pero tras estos huracanes el mercado de bonos de catástrofes podría estarlo. Obviamente, existe el riesgo de que se declaren más siniestros, lo que provocaría nuevas caídas de los precios de los bonos de catástrofes, pero en un mundo de activos caros, este hecho me atrae.
Lo que está claro es que estos títulos compensan un riesgo que no guarda correlación con el riesgo de los mercados financieros. Dado que este último representa un elevado porcentaje de todas nuestras carteras de inversión actualmente, resulta grato identificar un riesgo diversificador y, cuando este activo diversificador se deprecia, me interesa.
El mercado de bonos de catástrofes podría no ser lo suficientemente líquido para muchos inversores, pero sus beneficiosos efectos de diversificación hacen que estos activos puedan desempeñar un papel útil en las carteras multiactivos. También estaré atento a lo que ocurre con la próxima ronda de primas en noviembre/diciembre, cuando el sector se prepare para el próximo año.
Mis pensamientos están con todos los afectados por las tormentas. Puede que los mercados financieros nos hayan dado la doble oportunidad de hacer una inversión diversificadora y aportar capital allí donde se necesita.