Los exchange-traded funds (ETFs) representan una alternativa de inversión interesante para los fondos de deuda (FID) y de renta variable (FIRV). Constituyen una opción de diversificación tanto por tipo de activo (deuda, renta variable, mercancías, divisas) como por sectores económicos o regiones geográficas.
En el mercado financiero mexicano, se puede apreciar que había 749 ETFs al cierre de junio del 2017, entre los que destacaban los referenciados al dólar de Estados Unidos (dólar). El hecho de que solo 26 fueran denominados en pesos mexicanos reflejaba una oportunidad para las instituciones que los crean y administran.
La inversión de los 607 fondos (FI) mexicanos en este tipo de valores se incrementó paulatinamente. En junio de 2013, representaba 1,55% del valor total de los portafolios de los FI y, a junio de 2017, había aumentado a 4,74%, con los ETFs orientados a renta variable como los más representativos durante el período. No obstante que se elevó, su participación representa un porcentaje pequeño del portafolio total, lo que puede deberse a varios factores.
Están diseñados para estrategias pasivas y los gestores de fondos los emplean para portafolios activos.
Hay pocos ETFs en pesos mexicanos. La mayoría está denominada en dólares.
Su adquisición conlleva riesgo cambiario, que pocos FID pueden asumir.
Influye el costo que representa su adquisición, que repercute en el público y eleva la comisión a pagar.
Si se divide el portafolio total de los FI, se aprecia que los FIRV poseen un porcentaje más representativo (16,5%) que los FID (0,2%). Ello se debe a que los primeros pueden aprovechar los vehículos de moneda extranjera más los de diferentes tipos de activos, mientras que los segundos solo pueden adquirir los referidos a deuda y, entre esos fondos, el reducido grupo que está en condiciones de asumir riesgo cambiario, los de divisas.
En la tabla previa se observa que, de junio de 2013 a junio de 2017, los portafolios de los FI incrementaron en 70,4% el número de ETFs adquiridos. Su participación porcentual en los FID subió; sin embargo, es menor que la de los de FIRV. Al 30 de junio de 2017, 32,3% de los ETFs listados en la Bolsa Mexicana de Valores (242 de 749) formaba parte de las carteras de los FI, cifra que refleja la alternativa de diversificación que representan.
En la tabla siguiente se enlistan los 10 principales ETFs seleccionados por los FI a junio de 2017, de cuyo portafolio total representaban 39,8%. Si bien la mayoría es de conformación accionaria sobre distintas regiones, como el NAFTRAC, orientado al mercado accionario mexicano, el más aprovechado es uno sobre títulos gubernamentales norteamericanos. Con su utilización, se observa el objetivo de los FI de diversificar sus portafolios, con el atractivo de invertir en instrumentos a través de administradores con experiencia en múltiples sectores o zonas geográficas. Una herramienta adicional en la toma de decisiones de administradores e inversionistas, en general, es que los de deuda son sujetos a calificación (misma naturaleza que los fondos de inversión), como los dos listados en la tabla.
Una muestra de carteras de 71 FI evidencia proliferación de estrategias activas, orientadas a diversas clases de instrumentos. En dos casos se aprecia concentración en uno o dos vehículos. Se refuerza la idea de que los administradores complementan sus propuestas con ETFs para abarcar distintos sectores, mercados o monedas.
Las conclusiones son interesantes. Por un lado, se avizora un alza en el uso de ETFs por parte de los FIRV, derivada de la tendencia mostrada en los cuatro años recientes, mas no se prevé que alcancen un porcentaje relevante del portafolio total debido a que están diseñados como estrategias pasivas. Por otro lado, su uso por parte de los FID continuaría bajo mientras no se amplié la oferta de vehículos en moneda nacional o haya más FID orientados a divisas. Por último, su costo debe ser compensado y bien argumentado sobre el objetivo de diversificación y acceso a diversos mercados.
Columna de Fitch Ratings escrita por Bertha Cantú