Sin duda lo es para los noticieros, periódicos y furores de Trump, pero quienes trabajamos en la industria financiera sabemos que no es más que una gran distracción para ocultar la verdadera guerra: la de la supremacía tecnológica y del dominio mundial.
En el corriente mes fuimos todos testigos de ver cómo, mientras industrias y economías a nivel mundial se deshacen y luchan por no colapsar, las principales empresas tecnológicas de EE.UU. presentaban positivos resultados y, como si fuera poco, se posicionaban por primera vez en la historia como las top 5 más grandes compañías del índice S&P 500 (Microsoft, Apple, Amazon, Google, y Facebook).
Sumado a lo anterior, en un año tan especial como éste, vemos cómo post el ajuste tremendo de los mercados en marzo, el índice Nasdaq rebota subiendo más de un 50% desde su punto más bajo, rompiendo récords históricos en sus valorizaciones, al punto que ya muchos hablan de una posible burbuja, del tipo de la que vivimos en el 2001.
En definitiva, la tecnología parece ser “el tema” de hoy y de los próximos años.
Para quienes venimos de un mundo donde empresas de industrias completamente diferentes, como es el caso de Exxon, General Electric y Philip Morris, lideraban el empresariado americano y por qué no decir también el mundial, ha sido toda una revolución vernos frente a este nuevo orden, donde son las empresas tecnológicas las que toman la delantera.
Si bien las empresas tecnológicas chinas siguen aún con cierta distancia a las americanas, algunas como Alibaba y Tencent han crecido ferozmente y ya ascienden al top 20 corporativo mundial. Y hay varias más de la misma industria, entre otras JD.com, Meituan, PDD, Baidu, que siguen estos pasos y ganan cuotas de mercado, sobre todo en el mercado doméstico chino, que como bien sabemos no es para nada despreciable.
¿Recuerdan cuando hace algunos pocos años era recurrente escuchar hablar de China como “la fábrica del mundo”, al punto de que sarcásticamente se decía que trabajaban por “un plato de arroz” y era por tal motivo que cada vez teníamos más productos en nuestras manos “Made in China”?. Pues bien, esa ya no es la realidad de hoy.
La mano de obra en China se ha ido encareciendo, basta con ver a muchas multinacionales mudándose a Asia Emergente, migrando sus operaciones a países como Vietnam, Indonesia o Camboya.
A una más actualizada lectura del país asiático de hoy le agregaría el dato que en el 2019 hubo más egresados de doctorados en tecnología chinos que americanos, así como también el e-commerce en China, en términos dolarizados, triplicó al de EE.UU..
Así es, ya no trabajan por ese plato de arroz que muchos siguen creyendo.
Pero sigue habiendo una tremenda diferencia entre ambos países y es la que considero hoy debemos aprovechar: se trata de las divergentes características de sus mercados accionarios.
Por su parte EE.UU. sigue siendo la Bolsa más desarrollada del globo, es aún el centro financiero mundial, el mercado al cual todos acceden. Máquinas y algoritmos funcionan sin cesar haciéndolo tremendamente eficiente, por ende muy difícil de vencer para los administradores de fondos en su labor de elección de empresas a comprar.
Como contracara, en China el mercado está sumamente influenciado por personas naturales, personas comunes y corrientes, quienes desde aplicaciones varias en su celular acceden a la Bolsa y participan activamente en la compra y venta de acciones.
Y esto se traduce en un mercado sumamente ineficiente, ya que personas sin conocimientos ni estudios apropiados son quienes a diario mueven en masa las valorizaciones de las empresas.
Es por este motivo justamente que, a diferencia del americano, se hace mucho más factible para equipos preparados o “asset managers” obtener resultados mejores al índice como un todo.
¿Cómo seguirá esta guerra? Imposible de predecir, pero dado lo presentado, mi invitación es:
- A cambiar la forma de ver a China. Su poderío tecnológico es inmenso, ya no es un país agricultor / productor.
- A creer que puede tener sentido apostar por empresas chinas de este rubro.
- Y ligado al punto anterior, a elegir con cautela equipos bien preparados que logren entregarnos ese retorno donde, posiblemente superen a quienes compran acciones en el tren camino a su trabajo.