Un tira y afloja entre fuerzas alcistas y bajistas está evitando ver tendencias direccionales claras en los mercados. La renta variable se está moviendo en un amplio rango, por debajo de los máximos desde principios de año y, en general, hemos entrado en un régimen de menores rendimientos. La sensibilidad al flujo de noticias es, y seguirá siendo, muy alta a medida que los mercados intentan adaptarse a las nuevas condiciones financieras y económicas.
¿Cómo deberían los inversores navegar esta nueva fase?
En primer lugar, deberían ser consciente de un escenario a medio plazo cada vez con mayores desafíos (es decir, riesgo de recesión, riesgo de errores políticos), jugando al mismo tiempo tres temas principales a corto plazo. En primer lugar, las perspectivas económicas siguen siendo sólidas, pero con el pico de la aceleración económica, creemos, ahora por detrás de nosotros.
Un mayor precio del petróleo y las conversaciones sobre proteccionismo apoyan esta hipótesis, pero sin grandes disrupciones, pues nuestro escenario central ve aún que el precio del petróleo se mantiene estable en torno a los niveles actuales y no se materializa una guerra comercial a gran escala. Se espera que el crecimiento global del PIB se sitúe alrededor del 4% en 2018, y ligeramente por debajo del 4% en 2019, pero aún por encima de potencial para las principales economías.
Además, la narrativa del crecimiento global sincronizado está perdiendo impulso, con Estados Unidos aún a la cabeza (y probablemente acelerándose) entre los mercados desarrollados, gracias a la extensión del ciclo respaldado por el impulso fiscal.
En segundo lugar, los bancos centrales continuarán dejando atrás sus políticas de relajación excepcional, aunque sea de manera lenta y gradual, al no verse la inflación como una gran amenaza. En la zona euro, la inflación está lejos de ser un problema, y la desaceleración actual de la economía, incluso minimizada por el BCE y probablemente temporal, podría ralentizar aún más el ritmo del ‘tapering’ por parte del BCE. En EE.UU., el camino de la normalización parece más claro y la Fed parece interesada en aceptar un modesto exceso de la inflación por encima de objetivo, a la espera de que el crecimiento salarial del pleno empleo finalmente se active.
En tercer lugar, podemos ver fases de apreciación del dólar, pero deberían ser transitorias como consecuencia de una percepción de divergencia temporal en la normalización de políticas de los bancos centrales y un mejor sentimiento de riesgo, mientras que las fuerzas a largo plazo (mayor déficit y deuda de Estados Unidos, diversificación en las reservas internacionales de bancos centrales) debería funcionar a favor de un dólar más débil. Esta apreciación del dólar no debe verse como una gran amenaza para los mercados emergentes.
Las condiciones actuales son más difíciles (dólar más fuerte, mayores tipos americanos, temas idiosincrásicos), pero a medida que estos ajustes se absorban a través de mayores spreads y divisas más débiles, las oportunidades en emergentes pueden volver a aparecer, con una mayor selectividad y concentración en impulsores (petróleo, ciclo electoral, vulnerabilidad externa).
En este entorno, los inversores deberían continuar tácticamente dando un paso más, jugando los ajustes actuales (fuerte crecimiento, pero en máximos, baja inflación, bancos centrales todavía acomodaticios y no sincronizados) a través de jugadas de valor relativo, selección bottom up y diversificación de estrategias y estilos.
La volatilidad en las próximas semanas podría considerarse una oportunidad para volver a examinar las clases de activos más impactados. Al mismo tiempo, los inversores deberían estar preparados para girar (progresivamente) el barco (en exposición al riesgo), en medio de una posible corrección real y / o financiera a medio plazo, impulsada por fuerzas endógenas/exógenas.
En este período de transición, la gestión de la liquidez seguirá siendo clave para que los inversores ajusten y roten rápidamente las carteras, así como la preservación del capital.
Pascal Blanqué es CIO del Grupo Amundi y Vincent Mortier es director adjunto de Inversiones.