Cuando lanzamos nuestro fondo de bonos corporativos sostenibles para mercados emergentes UBAM – EM Sustainable Corporate Bond el 28 de febrero de 2018, huelga decir que nos enfrentamos a cierto escepticismo. El universo de inversión suele estar repleto de actividades «marrones», con grandes proveedores de petróleo y gas, centrales de carbón, minería de metales, productores de carne de vacuno asociados a la deforestación en Brasil, empresas cuasi-soberanas en las que la gobernanza independiente no siempre está garantizada… y, por supuesto, una buena cuota de escándalos de corrupción.
Sin embargo, en aquel momento creíamos que algunas empresas en los mercados emergentes ya estaban tomando conciencia de su impacto en el medio ambiente y la sociedad, o de la necesidad de cuidar mejor a sus empleados. Las autoridades soberanas de los mercados emergentes también estaban prestando cada vez más atención a las cuestiones medioambientales o sociales, comprometiéndose a reducir las emisiones de carbono en consonancia con el Acuerdo de París, endureciendo la normativa contra la contaminación o promoviendo las energías renovables. Normativas que, a su vez, repercutirían en las empresas de estos países. Asimismo, los inversores internacionales comenzaban a prestar cada vez más atención a las prácticas ESG de los emisores.
Pensamos, por tanto, que estas tendencias habían llegado para quedarse y que era el momento de lanzar una estrategia que no sólo pretendiera ofrecer un sólido rendimiento financiero adaptado al riesgo, sino que también proporcionara mejor calidad ESG y una menor huella de carbono en comparación con el mercado de bonos corporativos de los países emergentes en su conjunto.
Tres años después, cada vez más inversores parecen estar convencidos y los activos gestionados del fondo han alcanzado cerca de 135 millones de dólares.
¿Qué ha cambiado en el mercado de bonos corporativos de los países emergentes en tres años?
El movimiento hacia una mayor sostenibilidad en el universo de los bonos corporativos de los mercados emergentes ha progresado.
En general, los emisores de bonos corporativos de los mercados emergentes son más conscientes de las cuestiones ESG y han mejorado considerablemente la divulgación de información. Puede que esto no esté todavía en línea con los estándares de los mercados desarrollados, pero el progreso ya es medible. De hecho, según MSCI ESG Research, la cobertura de los emisores de los mercados emergentes ha aumentado y su calidad promedio en aspectos ESG ha mejorado.
Fuente: MSCI ESG Research, JP Morgan
La emisión de bonos corporativos sostenibles de los mercados emergentes ha aumentado. En primer lugar, el número de bonos verdes en el índice JP Morgan CEMBI Diversified ha pasado de 11, en febrero de 2018, a 26 emisiones, en febrero de 2021. Asimismo, se ha iniciado la emisión de bonos sociales y de sostenibilidad; con 11 y 3 bonos en el índice, respectivamente, a fecha de febrero de 2021. El resultado es que la proporción total de bonos verdes, sostenibles y sociales se ha multiplicado por más de 4 durante ese período. Es cierto que sigue siendo muy modesta, con tan solo un 3,99%, pero creemos que la tendencia de aceleración vivida el pasado año ha llegado para quedarse.
Fuente: JP Morgan, Bloomberg Finance L.P.
El fondo ha aprovechado la aparición de estos bonos sostenibles y está sobreponderado en el segmento. Sin embargo, somos conscientes de la reducida liquidez de algunos de estos bonos. Gestionamos nuestra exposición con cautela, seguimos diversificando y tratamos de captar nuevas oportunidades cuando surgen en el mercado primario, siempre y cuando también cumplan nuestros criterios en términos de calidad crediticia y valor relativo.
Fuente: UBP, JP Morgan, Bloomberg Finance L.P., a fecha de 26.02.2021
Se han introducido más oportunidades de inversión sostenible en el mercado de bonos corporativos de los mercados emergentes. Los proveedores de energía renovable, los edificios verdes, la educación, la digitalización… Estos emisores representan actualmente una pequeña parte del mercado de bonos denominados en dólares, pero esperamos que aumente. Estos emisores deberían beneficiarse de las tendencias a largo plazo, del creciente apoyo público al desarrollo de proyectos verdes y de la mayor demanda de los inversores.
Atribución de la rentabilidad financiera
Desde su creación hasta finales de febrero de 2021, el fondo ha obtenido una rentabilidad** del 17,9% sin comisiones (clase de acciones IC USD). En términos brutos, su rentabilidad fue inferior a la de su índice* en 91 puntos básicos. Tres razones principales explican este rendimiento.
El fondo estaba sobreponderado en emisores corporativos turcos con buena calificación ESG en el verano de 2018, cuando el mercado sufrió una venta de activos a raíz de la crisis económica en el país. Estos emisores fueron rebajados a la categoría de high-yield siguiendo la rebaja de la calificación soberana. Esta circunstancia desencadenó una venta forzada con precios devaluados, ya que en ese momento el fondo solo podía invertir en bonos investment grade. Los efectos sobre el diferencial atribuidos a Turquía costaron 132 puntos básicos a lo largo de 3 años, de los cuales 105 puntos básicos solo en 2018.
La orientación del fondo hacia emisores con vocación ESG tiende a dar lugar a una mayor calidad y un menor carry que el del índice. En este sentido, la rentabilidad relativa del fondo se redujo en 90 puntos básicos a lo largo del periodo.
El fondo tiende a estar infraponderado en promedio en sectores de materias primas de baja calidad ESG (combustibles fósiles, o minería), los cuales tuvieron un rendimiento superior durante los últimos tres años.
Como aspecto positivo, fuera de Turquía, el rendimiento relativo de nuestras participaciones en comparación con el índice fue positivo. El fondo se benefició principalmente de su selección en Sudáfrica, la infraponderación en Kuwait, la sobreponderación en Chile y la selección en México e Israel. A nivel sectorial, nuestra selección en industriales y financieros fue valiosa. Por último, nuestro posicionamiento respecto a la duración también contribuyó positivamente.
Es importante destacar que nuestro enfoque de sostenibilidad demostró su capacidad para proteger la cartera en caso de fuertes caídas del mercado, como la provocada por la pandemia en marzo del año pasado: la caída* del fondo fue sólo del -8,55% cuando el índice perdió el -10,90%, lo que puso de manifiesto la confianza de los inversores en la mejor capacidad de las empresas responsables para capear la crisis.
Si bien la primera razón del bajo rendimiento puede atribuirse a nuestro error de juicio sobre la gravedad de la crisis turca, las otras dos son inherentes a la estrategia. Creemos que esto se compensa en parte gracias a las mayores credenciales de sostenibilidad del fondo, lo que debería permitirnos obtener una mejor rentabilidad ajustada al riesgo en comparación con nuestro universo a lo largo del tiempo.
Rendimiento ESG además del financiero
Las credenciales generales medioambientales, sociales y de gobernanza de la estrategia siguieron siendo sólidas. De hecho, la puntuación de calidad ESG del fondo mejoró a lo largo del tiempo (6,1 a finales de febrero de 2021 frente a 5,6 a finales de marzo de 2018) y sigue siendo muy superior a la del índice* (4,0 a finales de febrero de 2021 y 4,0 a finales de marzo de 2018). Es importante destacar que el fondo rinde mejor que su universo en los tres segmentos E, S y G.
Fuente: @2021 MSCI ESG Research LLC – a fecha de 26.02.21 – informe realizado el 07.03.21
La huella de carbono del fondo también es mucho mejor que la del índice, atendiendo a distintas métricas:
Fuente: @2021 MSCI ESG Research LLC, ISS, a fecha de 26.02.21 – informe realizado el 07.03.21 y el 05.03.21. Las emisiones pueden ser estimadas cuando no se publican.
En resumen, han sido tres años positivos desde el punto de vista de la sostenibilidad en los mercados emergentes de renta fija corporativa, así como para nuestro fondo UBAM – EM Sustainable Corporate Bond, al que se le concedió a finales de 2020 la distinción francesa relativa a la sostenibilidad «ISR» (o «SRI» en inglés, Socially Responsible Investment).
Ahora, continuamos con la mirada puesta en los próximos tres años y más allá.
Tribuna de Karine Jesiolowski, especialista en inversiones senior de Renta Fija Emergente en Union Bancaire Privée
** El fondo invirtió únicamente en emisores investment grade desde su creación hasta el 08.06.20, cuando las pautas de inversión se ampliaron para permitir la inversión en high yield. El índice era el JP Morgan CEMBI Diversified High Grade, con anterioridad al 08.06.20, y el JP Morgan CEMBI Diversified, a partir de entonces. El índice se ofrece únicamente con fines comparativos e ilustrativos. El fondo no tiene un índice de referencia oficial. La rentabilidad pasada no constituye un indicador de los resultados actuales o futuros.