La condena de dos ex asesores del presidente Donald Trump hace algunas semanas hace que sea más urgente analizar las elecciones legislativas del Congreso de mitad de mandato, programadas para el 6 de noviembre. Desde Lombard Odier observamos tres posibles escenarios, así como la repercusión de inversión para cada uno.
Tradicionalmente, las elecciones de mitad de mandato de los Estados Unidos ofrecen un referéndum sobre el presidente en el cargo. El Partido Republicano tiene mayorías tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, y dentro de diez semanas los votantes decidirán 35 de los 100 escaños del Senado y los 435 escaños en la Cámara.
Es posible que hace unos días se haya producido uno de los mayores hitos en la presidencia de Trump. Por primera vez, un tribunal lo vinculó a condenas por fraude tributario y por romper las leyes de financiación de campaña por parte de su abogado personal y su entonces gerente de campaña. Siete de los antiguos ayudantes y asesores de Trump han confesado su culpabilidad o han sido declarados culpables de crímenes vinculados a su campaña en una investigación que busca vínculos con funcionarios rusos.
En este contexto, las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos, que se celebran cada cuatro años, pueden otorgarle al Partido Demócrata el control de la Cámara de Representantes, cambiando el equilibrio político de poder y las perspectivas para los mercados estadounidenses. Esto es importante porque, suponiendo que continúen las actuales revelaciones legalmente incriminatorias, los demócratas tienen más posibilidades de presionar para que se destituya al presidente.
A continuación se muestran los tres escenarios que vemos, con sus respectivas probabilidades, basados en las encuestas y modelos1 actuales:
- Un Congreso dividido es nuestro escenario base. Utilizando los resultados de consenso de las encuestas y los modelos, esperamos que los demócratas ganen la mayoría en la Cámara y los republicanos mantengan el control del Senado (55% de probabilidad)
- Sin cambios: el Senado y la Cámara continúan siendo controlados mayoritariamente por los republicanos (35% de probabilidad)
- Barrido democrático: con ambas cámaras del Congreso cambiando el control (10% de probabilidad).
Además, un número inusual de republicanos en puestos vulnerables han renunciado, se han retirado o han dimitido en los últimos dos años, lo que aumenta las posibilidades de que los demócratas ganen escaños en noviembre.
Honor y división
Antes de mencionar las consecuencias para la inversión en cada escenario debemos recordar que la acusación formal de un presidente estadounidense es un proceso político, no legal. Los redactores de la constitución de los Estados Unidos en el siglo XVIII suponían que un presidente que se enfrentase a un juicio renunciaría debido a una cuestión de honor. Esa fue una suposición válida hasta esta administración de los Estados Unidos. En 1974, Richard Nixon renunció cuando perdió el apoyo de su propio partido y antes de que se presentaran cargos y en 1999 el Senado absolvió a Bill Clinton, que cumplió su segundo mandato completo como presidente de Estados Unidos.
Aun así, en nuestro escenario base de un Congreso dividido, cualquier intento de los demócratas de acusar a Trump por mayoría simple en la Cámara de Representantes está destinado a fracasar en un Senado controlado por los republicanos. Una mayoría de dos tercios en el Senado respaldando un proceso de destitución es improbable, a menos que los republicanos vean repentinamente a Trump como un riesgo político para 2020.
El único caso donde la acusación parece algo más probable, con los republicanos posiblemente empujados hacia el abandono de Trump, es una barrida demócrata de la Cámara de Representantes y del Senado. Pero independientemente de todo esto, las calificaciones de aprobación de Donald Trump se han mantenido estables entre el 38% y el 43% este año, e incluso los escándalos más recientes han mostrado pocas señales de que impacten a sus seguidores.
Siguiendo el dinero
Veamos ahora las consecuencias de la inversión para cada uno de estos escenarios. En caso de que nuestra expectativa de un Congreso dividido se desarrolle, esperaríamos ver una administración estadounidense mucho menos eficiente, con más dependencia de la autoridad ejecutiva para lograr lo que se bloquearía a través de la legislación, similar a lo sucedido al segundo mandato de Barack Obama.
En este contexto, la política fiscal impulsaría el desempeño económico en menor grado, y la política monetaria tomaría la delantera en su lugar, con tasas de interés en alza y un dólar más fuerte. A medida que los recortes de impuestos se mantengan y la rentabilidad corporativa continúe avanzando en línea con las expectativas del mercado, no habrá nuevos catalizadores fundamentales para impulsar el desempeño del mercado de valores.
Un Congreso sin cambios con republicanos sosteniendo su doble mayoría sería el resultado más positivo para el mercado en el corto plazo. El gasto en infraestructura probablemente continuaría con posibles recortes fiscales y los grandes programas de gastos también apoyarían al dólar. Sin embargo, a más largo plazo, los continuos niveles de alto gasto tendrían serias consecuencias para la solvencia de la economía de Estados Unidos, además de ser de poco agrado para los inversores.
Por supuesto, si los republicanos ganaran ambas cámaras del Congreso en este escenario, sería lógico considerar las elecciones presidenciales de 2020 y la posibilidad de que Trump busque y gane un segundo mandato. En el corto plazo, eso puede tener consecuencias para la relación entre la Casa Blanca y la independencia de la Reserva Federal, a menos que el banco central logre ser visto para resistir todos los intentos de Trump de influir en sus decisiones de fijar las tasas de interés. Después de la crítica de Trump hace un par de semanas sobre la normalización de la tasa de interés de la Fed, cualquier percepción de interferencia continua tendría profundas implicaciones para el estatus de refugio del dólar.
El resultado más inmediato sería una ‘barrida’ demócrata. Las victorias de los Demócratas tanto del Senado como de la Cámara serían un resultado más negativo para los mercados financieros en el corto plazo. En primer lugar, porque los inversores asumirían que los recortes de impuestos y regulaciones que han ayudado a impulsar los mercados en los últimos dos años no se renovarían. En segundo lugar, socavaría las políticas pro empresariales de Trump. Finalmente, Trump también puede respaldar la legislación demócrata sobre controles de precios farmacéuticos y aumentar el salario mínimo. Sin embargo, no cambiaría la política de la Fed de subir las tasas y retirar el estímulo fiscal.
Stéphane Monier es jefe de Inversiones de Lombard Odier.