La transición energética ha pasado a un segundo plano este año con respecto a la seguridad y la capacidad energética debido a la guerra en Ucrania. Los responsables políticos están reaccionando de diferentes maneras a la reducción del suministro de energía a Europa por parte de Rusia, unas respuestas que incluyen la importación de gas natural licuado (con el doble de impacto ambiental que el gas natural), la puesta en marcha de centrales eléctricas de carbón y la reanudación de la exploración y producción de combustibles fósiles.
Somos conscientes de la reacción en contra de los criterios ASG en algunos sectores, y de cómo se ha dado prioridad a ciertos factores geopolíticos y económicos sobre la acción climática en los últimos meses. Sin embargo, aún pensamos que la transición energética será posible.
La situación actual supone un revés a corto plazo, pero el reconocimiento formal de las deficiencias del mix energético actual puede potenciar una respuesta que se asemeje a una curva en forma de “J” en 2023. Esto conducirá a un desarrollo acelerado de los programas de energías renovables y de las tecnologías necesarias, en las que los inversores podrán invertir y aprovechar estas oportunidades.
Después de todo, 2022 ha demostrado que la crisis climática es una amenaza real y seria. A la advertencia “ahora o nunca” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el clima en abril le siguió otro verano de fenómenos meteorológicos extremos. El aumento de la frecuencia y la gravedad de estos fenómenos se puso de manifiesto con la peor sequía que Europa ha vivido en siglos, grandes inundaciones en Pakistán y temperaturas récord en Europa e India. Además de provocar un enorme sufrimiento, cada vez se reconocen más los importantes riesgos financieros y económicos de estos fenómenos meteorológicos extremos.
Además, los acontecimientos de este año han reforzado la interacción de la transición climática con la biodiversidad y la transición justa. Un enfoque más exigente de la medición de la sostenibilidad conducirá a la consecución de resultados de impacto positivos y concretos.
Prueba de fuego
La sostenibilidad se ha enfrentado a su primera prueba real en 2022 y entra en 2023 tocada, pero mejor posicionada para lograr posiblemente una transición factible. La necesidad de soluciones en todos los ámbitos de la sostenibilidad nunca ha resultado tan patente, y por eso debemos colaborar en la transición hacia un futuro mejor.
La disminución del papel de los combustibles fósiles exige que el consumo de carbón y petróleo se reduzca hasta un 80%. La energía solar y la eólica tendrían que multiplicarse por 20 y por 10, respectivamente, con respecto a los niveles de 2020, y tendrían que contar con el apoyo del aumento del hidrógeno, la bioenergía y la captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS).
En las últimas décadas se ha dado un déficit sostenido de inversión en infraestructuras energéticas, especialmente en Europa. El informe IRENA World Energy Transitions Outlook 2022 prevé unas necesidades de inversión anuales de 5,7 billones hasta 2030.
Oportunidades de inversión
Desde el punto de vista de la inversión, el aumento previsto del gasto en energías limpias podría crear interesantes posibilidades en el potencial de crecimiento tanto de los beneficiarios como de las empresas que facilitan la transición energética. Invertir en soluciones que aborden los patrones de consumo energético y la evolución de la dinámica de la demanda son solo dos de las diversas vías de apoyo a la transición energética.
En Allianz Global Investors, tratamos de identificar, medir e invertir en empresas de todo el mundo que ofrezcan soluciones en toda la cadena de valor, e incluir la generación de energía limpia, el almacenamiento eficiente de energía y el consumo de energía sostenible, con el fin de contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Algunas de estas oportunidades pueden estar en su fase inicial y necesitar inversiones para alcanzar escalabilidad. Dichas oportunidades podrían incluir tecnologías innovadoras, como el suministro de energía basado en el hidrógeno, nuevas formas de almacenamiento de energía e innovaciones que reduzcan las emisiones.
Una prioridad clave para nosotros es que la información y los datos de las empresas estén en consonancia con una progresión “real” a cero emisiones. Queremos ver pruebas de compromisos y acciones con respecto a una verdadera descarbonización o perfil de carbono que cumpla el objetivo de 1,5 grados.
Tribuna de Matt Christensen, director global de Inversión Sostenible y de Impacto de Allianz Global Investors.