El término trabajo líquido viene del sociólogo Baumann quien, en 1999, hizo referencia a la sociedad líquida, sociedad en cambio continuo que se caracteriza por un desconocimiento del futuro en cuanto a lo que la economía y el mercado laboral se refiere. Con el término trabajo líquido se pone en valor lo que aporta un profesional mediante sus conceptos y habilidades con una mentalidad flexible y cambiante adaptándose al entorno.
Otro concepto relacionado es el de “nómada del conocimiento”, término atribuido a John Moravec. Lo que subyace es el cambio de paradigma al que nos enfrentamos en el mercado laboral, pasando de un modelo de sociedad industrial a un modelo de sociedad de información, donde la adecuada combinación de datos y conocimiento, adecuadamente equilibrados por la tecnología, son las claves del futuro.
Es cierto que un cambio tan rápido y radical da miedo y puede surgir la sombra o la duda acerca de la precarización del trabajo: se estima que el 12% de los trabajos actuales desaparecerán y serán sustituidos por la tecnología. Pero bajo mi punto de vista, valorar a un profesional por sus habilidades y fomentar la flexibilidad pone en valor más el conocimiento, la flexibilidad, la innovación, la colaboración entre equipos, la capacidad de adaptación a entornos cambiantes y tiende a provocar un aplanamiento de las jerarquías.
Por otro lado, permite a los profesionales ir desarrollando su carrera profesional de una manera más dinámica, sin encasillamiento en un puesto de trabajo porque su currículum fije que tiene experiencia en una actividad.
Para los países emergentes es una oportunidad aún mayor: tener la capacidad de dar servicio desde Pakistán a una empresa del sector financiero en Madrid ayudándoles a desarrollar una herramienta de gestión de inversiones es una realidad que sin la puesta en valor del conocimiento y el uso de la tecnología sería impensable. Este nuevo concepto del trabajo puede dar a cerrar la brecha laboral entre países emergentes y desarrollados.
Quizá la pregunta que yo me haría es si el trabajo en general está bien regulado de cara al futuro: ¿protege a un empleado el que se le indemnice por antigüedad o se le debería apoyar en formación continua para poder desarrollar todo su potencial?
Por supuesto no hay un modelo de trabajo perfecto o que sea aplicable a todas las industrias, situaciones e incluso personas: lo importante es que surjan nuevas formas de trabajo y relación que ayuden a desarrollar el potencial a aquellos profesionales que buscan poner en valor sus capacidades y que tengan un perfil más flexible, y que se mantengan oportunidades para aquellos perfiles con una mayor necesidad de estructura y organización, porque ambos suman.
Tribuna de opinión de Ana Guzmán, directora de Impacto de Portocolo