Las percepciones erróneas de los inversores acerca de lo que afecta a sus resultados a menudo les hacen pasar demasiado tiempo midiendo lo que no importa y no analizan suficientemente lo que sí. Es hora de empezar a mirar lo que realmente cuenta al elegir un gestor de inversiones.
El trabajo de los inversores es hoy más duro que nunca. Están adoptando más riesgo que en décadas pasadas para lograr rendimientos similares. Y lo hacen en un contexto de incertidumbre geopolítica y de mercado, cosas que no pueden controlar, pero que aún así deben tomar en consideración. Es comprensible que esa sensación de incertidumbre, junto con la necesidad de asumir más riesgos, esté llevando a los inversores a centrarse en lo que es tangible y fácil de medir, en un esfuerzo por ganar cierto sentido de control.
Vemos que los inversores gastan mucho tiempo anclados en el desempeño pasado a corto plazo –la rentabilidad de tres años domina la toma de decisiones por ejemplo– así como el seguimiento de los índices de referencia tradicionales que apuntan más a los cambios en los precios que al valor verdadero a largo plazo. Pero estas métricas no importan tanto a los resultados de la inversión.
Así que es hora de tener una conversación disruptiva. Desde MFS queremos ayudar a los inversores a volver a gastar tiempo en lo que saben que siempre ha contado más: en las personas, los procesos y la filosofía, pero también una dosis saludable de honestidad en torno a los horizontes de tiempo.
Sin embargo, en un mundo centrado tan a corto plazo, eso es un obstáculo significativo. La falta de claridad en torno a los horizontes temporales parece ser una convención creciente, y es difícil romper con el sentimiento popular, especialmente en un momento de angustia máxima. Los mercados son más complejos y encontrar retornos es más difícil. Pero aquí hay una verdad importante. Si miramos lo que es fácil de medir sólo creamos una ilusión de control y alimenta a la aversión a la ambigüedad: un sesgo de comportamiento conocido que se activa porque no nos gusta la incertidumbre.
Además, la micro-medición a corto plazo no ayuda a predecir el futuro, generar rendimientos o cumplir con los objetivos a largo plazo de los inversores. Por el contrario, provoca un comportamiento pro-cíclico (de pastoreo) entre los inversores, que, como señaló el Fondo Monetario Internacional en un documento sobre la inversión anticíclica, los aleja de su «ventaja intrínseca como inversores de horizonte largo».
Aunque los inversores pasan mucho tiempo evaluando los los atributos clave más difíciles de medir de los portfolio managers durante su proceso de búsqueda, tienden a dejar de lado esas métricas en las evaluaciones posteriores a la contratación, especialmente a corto plazo. Podría ser una práctica común volver a medir el rendimiento, pero existe el peligro de depender demasiado de lo que no persiste.
Como se puede ver en los gráficos de abajo, incluso los gestores con mejores resultados no repiten en ese pedestal período tras período.
El personal, el proceso y la filosofía de un gestor, que reflejan la fortaleza de su inteligencia colectiva, su cultura y la gestión de su talento y sus negocios, tienden a ser mucho más constantes. ¿Por qué eso importa tanto a los inversores? Debido a que estas cualidades pueden reflejar la capacidad de un gerente para a contracorriente cuando es necesario y aplicar su visión en la búsqueda de oportunidades que otros gestores se pueden estar perdiendo y reconocer los riesgos que otros no ven. En resumen, los inversores quieren ver señales de que el poder de un manager sea contracíclico.
La gestión pasiva típicamente no integra factores los factores ESG (medio ambiente, sociales y de gobierno), y sin embargo creemos que estas consideraciones son más importantes que nunca para «hacer lo correcto» para los inversores para los que trabajamos. Pero hacerlo bien depende de ambos. El horizonte temporal de los inversores tiene que alinearse con cómo sus encargados de la inversión toman decisiones dentro de sus carteras, de lo contrario podría dañar las expectativas y los resultados. Por ejemplo, la rotación de la cartera es una consideración importante al alinear los horizontes de los inversores y la toma de decisiones de los managers. Cuando los inversores ven a un gestor activo con baja rotación de la cartera (es decir, un enfoque a más largo plazo), pueden entender mejor por qué ese portfolio manager necesitaría un ciclo de mercado completo para generar alfa.
El trabajo que hacemos como industria para juntar el horizonte temporal de los inversores y la toma de decisiones de los gestores se basa realmente en la mejora de la confianza. Porque en última instancia, los inversores necesitan confiar suficientemente en la habilidad de un gestor como para permitir que funcione.
Carol W. Geremia es presidenta de MFS Institutional Advisors, Inc. y coresponsable de distribución global de la firma.