Hace un año, las acciones de mercados emergentes tenían buenas perspectivas para firmar un 2020 fuerte, pero la pandemia acabó dejando a los mercados globales sumidos en el desconcierto. Sin embargo, tras este annus horribilis, ahora los emergentes están posicionados incluso más favorablemente para el año que está por delante.
Los motores estructurales que están soportando a las acciones emergentes siguen intactos, al tiempo que los vientos de cola cíclicos son ahora más fuertes de lo que eran antes del ‘cisne negro’ de la Covid-19. El comportamiento del índice MSCI Emerging Markets en los últimos meses refleja este sentimiento alcista, superando a las acciones de países desarrollados, pero un vistazo por debajo de la superficie revela que se están gestando rotaciones a nivel regional, sectorial y por estilos. Un acercamiento equilibrado entre factores growth y value puede ayudar a exprimir más de una recuperación amplia, aunque desigual, del mercado.
En las bolsas emergentes suelen ser frecuentes las rotaciones entre el value y el growth
Source: Bloomberg
La renta disponible al alza y la expansión de la clase media en el mundo en vías de desarrollo están alimentando modelos de crecimiento cada vez más poderosos, basados en el consumo interno. Al mismo tiempo, la expansión de los índices PMI refleja una recuperación de los sectores más sensibles al ciclo, incluyendo energía y materiales. Esto es favorable para los países emergentes exportadores de materiales industriales y productos manufacturados en medio de la tendencia mundial hacia la recuperación del stock.
Las inyecciones de liquidez masivas a nivel global, las tasas altamente acomodaticias en todo el mundo, un dólar más débil, la aceleración del crecimiento global y, claramente, el desarrollo y distribución de vacunas son todos factores positivos para las acciones emergentes este año.
En el frente de las divisas, desde la Crisis Global Financiera de 2008, el ‘billete verde’ ha ganado terreno. Europa tuvo que lidiar con la crisis de la deuda soberana entre 2010 y 2012, por lo que la Fed no dio pistas de que quería endurecer su política monetaria hasta 2013, desatando el “Taper Tantrum”. La Fed empezó a reducir su balance pocos años después y a finales de 2016 empezó a subir los tipos de interés lentamente, hasta tocar techo en el 2,5% en 2019. Pero ahora los tipos están cerca de cero, donde la Fed dice que se mantendrán al menos hasta finales de 2023. El Dollar Index ha caído un 13% desde su máximo de marzo por debajo del umbral de 90 puntos, mitigando significativamente el riesgo de depreciación de divisas emergentes para los inversores en dólares.
En respuesta al impacto deflacionario de la pandemia, los bancos centrales de países desarrollados y emergentes han recortado sus tipos de interés. Aunque muchos también han aprobado estímulos fiscales, las economías desarrolladas han impulsado un mayor déficit. De hecho, la combinación de estímulos monetarios y fiscales solo en EE. UU. supone más de 10 billones de dólares, cerca del 50% de su PIB. Como las economías emergentes no tienen el estatus de divisa reserva, no pueden permitirse tener unos déficits fiscales tan profundos. Pero eso significa que muchos se han adentrado en la pandemia con déficits más pequeños y un endeudamiento más bajo, por lo que no tendrán que portear la pesada carga de deuda que pesa sobre las economías avanzadas.
No hay dudas de que la acción sincronizada de política monetaria global y los estímulos fiscales crean un entorno poderoso para el crecimiento global. Pero se espera que los mercados emergentes se recuperen más rápido. Según estimaciones del consenso de Bloomberg, tras caer un 0,8% en 2020 se espera que los mercados emergentes se expandan un 5,1% en 2021 y que China, la segunda economía mundial, se alce un 8,2%. Se calcula que las economías desarrolladas avancen un 3,2% este año, insuficiente para recuperarse de la contracción estimada en el 3,5% de 2020.
El crecimiento de los beneficios debería ser robusto globalmente en 2021 gracias a la citada recuperación de la demanda, recuperación del stock y la comparativa extremadamente fácil con respecto al año anterior en muchos sectores. Pero el crecimiento de los beneficios debería ser especialmente fuerte en los mercados emergentes, al permitir un dólar más débil que brillen los beneficios con divisa local subyacente, y que en muchos casos superen las ganancias previstas en economías desarrolladas.
El crecimiento estimado de beneficios en la mayoría de los países emergentes supera al de índices internacionales
Basado en el BPA estimado por Bloomberg (next annual) a 18/12/2020
Fuente: Bloomberg
Al mismo tiempo, las reformas estructurales y las inversiones realizadas para mejorar la producción hechas en países emergentes en los últimos años también son contribuidores materiales a la recuperación. Por ejemplo, India implementó una largamente necesitada reforma sobre el impuesto a bienes y servicios, un Código de Insolvencia y Quiebra crucial, la liberalización de la inversión directa de extranjeros y un montón de iniciativas para la inclusión financiera. Brasil reformó la fiscalidad de su sistema de pensiones y la desregulación redujo los onerosos costes corporativos. China ha tomado las riendas para frenar los desequilibrios de su balanza fiscal y el shadow banking, y ha contenido el uso de estímulos financiados con deuda.
Cientos de millones de personas de países emergentes ascenderán a la clase media en 2021. Se espera que esta movilidad social crezca un 6% anual, si no más. La demanda de bienes y servicios de clase media, desde vivienda a electrodomésticos de marca blanca, educación y ocio, tiene una proyección de crecimiento mucho más larga que la de los mercados desarrollados, más maduros. La digitalización significa que pueden saltarse el gasto en infraestructuras costosas, por ejemplo, eligiendo banda ancha wireless en vez de cable.
Para realizar una gestión del riesgo segura y sensata, creemos que se necesita un acercamiento basado en el análisis fundamental, caso por caso, que esté equilibrado estadísticamente y que sea disciplinado. Esto proporciona protección frente a caídas del mercado para cuando se producen desplomes o aparece un cisne negro. Por tanto, ayuda a generar interés compuesto, lo que permite partir de una base más elevada una vez que regresa la recuperación, o que se produce una rotación de estilos entre el growth y el value, como suele pasar en mercados emergentes.
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