Hubo un presentador del tiempo británico llamado Michael Fish, que adquirió notoriedad en 1987, en la víspera de lo que se convertiría en una de las mayores tormentas que han azotado el Reino Unido, al abrir su parte meteorológico de la siguiente manera: «Hace unas horas, parece ser que una mujer ha llamado a la BBC diciendo que había escuchado que se estaba aproximando un huracán… Pues bien, si están viendo este programa, no se preocupen, no es un huracán…».
Aunque estos comentarios no llegaron a ser un suicidio profesional, ciertamente nos dieron una lección sobre ser enfático ante la incertidumbre. Existe una abrumadora tentación de evitar ser enfático a la hora de realizar predicciones sobre los mercados de renta variable. Además, el hecho de desear que llegue el nuevo año sugiere implícitamente que lo que nos espera será diferente a lo que hemos vivido. No obstante, puede que éste no sea el caso para los inversores en renta variable en 2014: actualmente nos encontramos en medio de una expansión económica mundial sincronizada —aunque algo tibia— y, en nuestra opinión, todo apunta a que es probable que esta tendencia continúe. En la zona del euro, 2013 ha sido el año en el que las condiciones han cambiado de forma decisiva, pasando de un deterioro continuo a ser, como mínimo, «menos dañinas». Por su parte, en el Reino Unido la recuperación del mercado de la vivienda ha sido clave para el regreso de la confianza de los consumidores. En Estados Unidos, aunque es cierto que las ineludibles reducciones del gasto público han afectado a las tasas de crecimiento, en general, la recuperación económica del país está cada vez más asentada.
No obstante, creemos que para que los mercados de renta variable experimenten un crecimiento significativo, sería necesario que se materializaran las expectativas de crecimiento de los beneficios de las empresas. Aunque en Estados Unidos los márgenes de beneficio registran récords históricos, en Europa y Japón tienen suficiente recorrido de recuperación. Prevemos que tras cinco años de agresivos programas de reducción de costes en Europa —y aún más prolongados en Japón—, cualquier recuperación de los ingresos serviría como base para obtener unos beneficios más cuantiosos. Esto podría sorprender positivamente no sólo a los inversores, sino también en algunos casos a los equipos directivos, teniendo en cuenta el agresivo y tan necesario énfasis en los costes que aplicaron durante las últimas dificultades económicas. No obstante, dado que las valoraciones ya han aumentado anticipando todo esto, cualquier decepción en este sentido podría acarrear consecuencias negativas.
Y es que pronosticar el tiempo es una profesión complicada. Sin embargo, basándonos en lo que vemos y en los cientos de reuniones que mantenemos con directivos de empresas en todo el mundo, creemos que el tiempo será apacible. Hay quien alerta sobre la llegada de una tormenta llamada deflación. Aunque, por el momento, no se preocupen, no es una tormenta…
Columna de opinión de Matthew Beesley, director de renta variable global, Henderson Global Investors