Al final, las implicaciones del Brexit serán más profundas para Reino Unido y Europa que para el mundo emergente. Pero esto no quiere decir que no vaya a afectar al universo de activos de los mercados en desarrollo.
En primer lugar, si se produce una prolongada aversión al riesgo en los mercados globales, esto con el tiempo afectaría en mayor grado a los eslabones más débiles. Grandes partes del mundo emergente siguen sufriendo por la debilidad del crecimiento, por el excesivo apalancamiento acumulado en los últimos años que limita el espacio para una recuperación de la demanda interna, por la alta dependencia de los capitales extranjeros y por un mayor riesgo político.
En segundo lugar, el Brexit ha aumentado la probabilidad de que se produzca un período prolongado de fortaleza del dólar. Esto nunca es bueno para los mercados emergentes porque sus divisas son propensas a depreciarse y las salidas de capital aumentan. Además, un índice de dólar más fuerte, normalmente significa que el precio del petróleo y otras materias primas disminuye. Esto afecta a los países exportadores de materias primas, que en general son las economías más débiles.
En tercer lugar, la incertidumbre causada por Brexit debería dar lugar a un ajuste en las expectativas de crecimiento para el Reino Unido y Europa. Esto perjudica a Europa Central y Asia, zonas de las que la eurozona es el principal socio comercial. A esto hay que añadir que el comercio mundial ya era débil, aunque se ha recuperado un poco en los últimos meses, de -3% en enero a + 2% en abril, pero el Brexit cuestionará ahora la sostenibilidad de este repunte. En este contexto también es relevante el debilitamiento del euro. Esto ciertamente no ayuda a los exportadores asiáticos.
Y por último, con la tendencia a la globalización sufriendo en los últimos años, el Brexit podría llegar a ser un nuevo factor negativo. Es probable que el comercio entre el Reino Unido y Europa resulte afectado en los primeros años después de Brexit y que haya más vientos en contra para el comercio mundial tras las elecciones en Estados Unidos.
Las economías emergentes tienen pobres perspectivas de crecimiento de la demanda interna debido principalmente al peso de la deuda después de muchos años de crecimiento excesivo del crédito. Como consecuencia, el comercio mundial se ha vuelto aún más importante para una posible recuperación. La globalización a la inversa justificaría un ajuste en las expectativas de crecimiento a más largo plazo para los países emergentes en su conjunto.
Willem Verhagen es economista senior, Pieter Jansen es estratega senior de multtiactivos y M.J. Bakkum es estratega senior de los mercados emergentes de NN Investment Partners.