América Latina, al igual que la mayoría de los mercados mundiales, está mostrando signos positivos de recuperación tras la pandemia. En particular, los mercados privados han tenido un éxito significativo, sin signos de desaceleración. Esto se debe en parte a la resistencia del espacio alternativo, que a pesar de la caída de los tipos de interés y la liquidez reservada, destacó su capacidad de adaptación y reimaginación, para mantener a los inversores comprometidos y positivos con el fin de recuperarse.
Desde el punto de vista del capital privado, algunos gestores de activos de la región tienen previsto asignar hasta el 14% de sus activos al sector del capital privado* en los próximos 12 meses, ya sea en mercados globales o locales. Esto también indica un apetito no sólo de los gestores alternativos, sino un creciente interés de los gestores tradicionales por aprovechar esta oportunidad de mercado.
Por países, Brasil representa más del 40% de las inversiones de capital privado y de riesgo en América Latina, México algo más del 20% y, en tercer lugar, Colombia alrededor del 9%**. Brasil, en particular, es un punto caliente para los inversores internacionales, debido a las favorables tasas de impuestos sobre las ganancias de capital, de manera similar a como el Reino Unido y los Estados Unidos ofrecen beneficios fiscales para las inversiones en pequeñas y medianas empresas para impulsar el desarrollo empresarial. Sólo en Brasil, la posición total de los administradores de fondos y de los gestores de activos en capital privado y capital riesgo es de 519.000 millones de reales (105.000 millones de dólares), lo que supone casi el doble que el año anterior.
En el caso de México, la historia es ligeramente diferente: en los últimos años hemos asistido a una ralentización debido a la normativa local -la Ley del Impuesto sobre la Renta de México-, que ha hecho que el mercado sea menos atractivo para los inversores institucionales. Pero, a su vez, esto atrajo la inversión hacia otras regiones de América Latina y animó a los gestores de activos a adaptarse y diversificar sus carteras.
Dando la bienvenida al inversor de «todos los días»
Aunque históricamente el acceso a los alternativos ha sido un juego de inversores institucionales, esto está cambiando. Ahora hay más transparencia en el mercado, lo que lo hace menos complicado y, por lo tanto, menos intimidante para los inversores, pero también, en general, el capital privado se ha vuelto más «corriente». Este tipo de cambio exige que los gestores de activos -tanto tradicionales como alternativos- se adapten o salgan perdiendo.
A nivel mundial, ha surgido el término «minorización», en referencia a la necesidad de los gestores de activos de consolidar, ampliar, diversificar su oferta y, lo que es más importante, invertir en tecnología para satisfacer las demandas del inversor cotidiano. Y cuando se trata de América Latina, esto no podría ser más importante. Si los gestores de activos locales no adoptan el capital privado y la venta minorista, los Blackrock y los Vanguard del mundo seguirán dominando este espacio.
Back office: el lugar que la innovación olvidó
Aunque los mercados son fuertes y el sentimiento de los inversores es positivo, aún queda mucho camino por recorrer para que la región latinoamericana alcance todo su potencial. En el frente tecnológico, muchos gestores de activos siguen confiando en sistemas heredados dispares, o en procesos manuales, lo que limita su capacidad para aprovechar plenamente el mercado de capital privado.
Por ejemplo, los distribuidores no necesitan mantener la inversión, pero sí la capacidad de informar sobre los factores móviles del fondo, como el seguimiento de los compromisos o la capacidad de calcular y distribuir a diferentes niveles. En la actualidad, esto es un proceso extremadamente complicado y que requiere mucho tiempo.
Pero esa historia no empieza ni termina con el capital privado. Para América Latina, este es el caso de casi todos los gestores de activos. El back office es el lugar que olvidó la innovación.
Los gestores de activos deben estar preparados para la nube y revisar cuidadosamente todas las nuevas tecnologías, incluyendo la Inteligencia Artificial (IA) para reconstruir sus operaciones, y reimaginar su oferta a los inversores. Imagine las posibilidades si pudiera ejecutar sus operaciones, para todos los tipos de activos, en una única plataforma. ¿Y si pudiera mejorar significativamente el procesamiento directo y reducir sus costes operativos generales? ¿Y si pudiera ofrecer nuevos niveles de transparencia en toda la operación, para mejorar los servicios a sus inversores y a los reguladores?
Lo curioso es que este mundo no está tan lejos. Pero si los gestores de activos no actúan ahora, la situación no hará más que empeorar. Ya estamos experimentando las limitaciones a los fondos de capital privado, pero ¿qué ocurre cuando lo unimos a los cambios que se avecinan para los fondos ESG? ¿O para las criptomonedas?
En el caso de los ESG, se necesita un nivel de estandarización del mercado para que los gestores de activos puedan hablar todos el mismo idioma y etiquetar e informar fácilmente sobre los factores ESG. Pero una vez que esto ocurra, ¿se dispone de un sistema que pueda hacerlo sin una importante intervención manual?
Los gestores de activos deben estar preparados con una plataforma tecnológica que pueda apoyarles ahora y en el futuro, para atraer al inversor cotidiano de hoy, así como a las generaciones futuras.