“Haciendo bien lo ordinario, podemos alcanzar logros extraordinarios. Haciendo mal lo ordinario, podemos alcanzar fracasos extraordinarios” (anónimo)
En la medida que el tiempo corre en una vertiginosa inercia de acontecimientos y cambios exponenciales que se suceden e incluso se superponen y nos impactan en ámbitos diversos tales como, políticos, sociales, económicos y financieros, resulta más evidente e incontrastable aquella definición que a manera de cita, fue expresada por el filósofo Nicholas Rescher (1928-2024) y que textualmente comparto aquí:
“El hombre es una criatura condenada a vivir en una zona crepuscular de riesgo y oportunidad”.
Si hacemos foco en los sistemas previsionales vigentes en el mundo en general, todos por igual sufren el impacto demográfico expresado en dos extremos bien opuestos, menor natalidad y mayor longevidad, o acaso la rareza de ayer con personas alcanzando los 100 años, no se muestra hoy ya como habitualidad.
Para cualquier persona joven que se encuentre iniciando su etapa laboral y profesional activa, preguntarle si tiene idea del significado de la “tasa de sustitución” que deberá asumir al momento de iniciar su etapa de retiro/jubilatoria, es poco menos que un viaje a lo desconocido. Sin embargo, sea que trabajemos en relación de dependencia, por cuenta propia, en sucesivas etapas más o menos regulares de aportes previsionales, sería menester poder tener claridad para entender que la “tasa de sustitución” será aquel porcentaje del salario que se recibirá en etapa jubilatoria, respecto al que teníamos como trabajadores activos.
Esa brecha entre el ingreso como haber previsional y el salario como trabajador seguramente nos represente un impacto de una merma notoria. Será del 50%, será del 60%…. será del 65%? ¿Y entonces? ¿Tomaremos debida nota de ello recién al jubilarnos?
Es un riesgo enorme no ocuparnos de cubrir dicha brecha con ahorro personal, es decir, ex ante, el antídoto para no quedar anclados en una tasa de sustitución imposible de mejorar al jubilarnos, es el ahorro voluntario y para ello hay instrumentos y herramientas específicas a tal efecto: el seguro de vida con ahorro y el seguro de retiro, en ambos casos permite crear un capital con mecanismo de ahorro por goteo, mes a mes.
Debemos entender que, además al llegar a la etapa de incorporación a la economía plateada, si bien podremos reinventarnos y procurar nuevos horizontes e intentar emprender y generar nuevos ingresos para complementar los aquellos previsionales. También sabemos que ingresaremos a una etapa con posibles nuevos requerimientos por cuestiones inherentes a:
Gastos de salud
Gastos en medicamentos
Gastos en cuidados
Gastos de vivienda
Gastos en recreación
Gastos en capacitaciones
Una parte fundamental de toda alfabetización financiera es, cuanto antes y a temprana juventud lograr mucha claridad respecto al significado e impacto en nuestras finanzas personales de aquella “tasa de sustitución” que nos corresponda, como a todos y cada uno de aquellos que ingresemos a la etapa de pasividad o retiro.
Nos quedará, si no hacemos nada desde la mirada ex ante alguna oportunidad de, enajenación en licuación patrimonial, ya como única vía ex post al jubilarnos y se trata de abandonar aquella mirada o expectativa sucesoria y analizar aquellos instrumentos tales como:
Nuda propiedad, que es una manera de venta de una propiedad, con usufructúo de por vida, generando un ingreso de stock de capital, quizás alguna parte en cuotas iguales y sucesivas, pero tiene como aspecto central el ingreso de stock de capital.
Existen otros dos instrumentos que son generadores de flujos de capital, es decir, cuotas que mejoran el haber jubilatorio mensual, a través de Bancos e Instituciones financieras, se trata de Hipoteca inversa y Vivienda inversa. Todos estos instrumentos requieren un detallado análisis patrimonial, financiero, presupuestario y también desde lo emocional.
Lo que creo evidente y es aquello que intento advertir en mi presente columna de opinión es que, es muy alto el costo financiero que debemos asumir si no nos ocupamos a tiempo de entender y tomar decisiones proactivas en materia de ahorro personal y voluntario para no quedar expuestos al alcanzar nuestra etapa de retiro de una “tasa de sustitución” que sea irremediable de mejora, salvo a través de la posibilidad de enajenación en licuación patrimonial.
El mismo autor que te mencionaba en párrafos precedentes en su libro “La suerte” expresa: “es bueno estar alertas y buscar oportunidades, pero es muy poco sabio correr toda clase de riesgos esperando que la suerte acuda en nuestro auxilio”
En finanzas personales la mejor suerte es una amplia alfabetización financiera de base y desde nuestra juventud, sin esperar que alguna magia o alquimia financiera nos permita lograr una ansiada independencia financiera, siendo que somos dependientes emocionales.
Ernesto Scardigno
Productor de seguros matriculado SSN
Mg. en Políticas Públicas
Financial Coach