Si usted es un inversor privado, un fondo de pensiones, un endowment o una aseguradora, puede obtener el perdón por sentir de vez en cuando que la búsqueda de income se parece mucho a buscar una aguja en un pajar. No tiene por qué ser así, pero es difícil negar la escala del reto o el impacto de la sequía.
A medida que avanzamos en 2017, más de 10 billones de dólares de bonos han ofrecido sólo rendimientos negativos, según la compañía de servicios financieros Tradeweb. La resaca de la crisis financiera, que está a punto de cumplir una década, persiste todavía. El crecimiento global sigue siendo lento, y los bancos centrales de todo el mundo han intervenido para ayudar a apuntalar la actividad económica, pero la represión financiera resultante ha hecho del income un producto escaso.
Si echamos uno ojo a las finanzas de los gobiernos de los mercados desarrollados, la lectura es bastante fea también. El aumento de las pensiones y los pasivos sanitarios significa que la situación sólo va a empeorar. El envejecimiento de la población occidental harán que la ecuación activo/pasivo sea mucho más difícil de resolver. En consecuencia, los gobiernos seguirán necesitando fuentes regulares de financiación o income para ayudar a satisfacer sus pasivos crecientes.
En el otro extremo del espectro, la necesidad de rentabilidad de los individuos aumentará a medida que se vean obligados a asumir una responsabilidad cada vez mayor por asegurar y administrar sus propios ingresos para la jubilación. Las empresas e instituciones tampoco escapan, una aseguradora se enfrenta, ni más ni menos a mayores requisitos de capital regulatorio, precisamente en el punto en que los bajos rendimientos sugieren que deberían buscar fuentes alternativas de ingresos.
Esta sería la evaluación sincera de dónde estamos hoy y por qué el income, que es una parte clave de las necesidades del inversor, es tan difícil de alcanzar.
Pero no todo es pesimismo. De hecho, hoy hay más fuentes de income que nunca. Por ejemplo, el universo de bonos de mercados emergentes se ha duplicado desde 2007, situándose actualmente en un mercado de 10,3 billones de dólares. Hasta hace poco, otras clases de activos, como la financiación de litigios y los bonos de catástrofes, apenas existían y sólo eran accesibles a los inversores más sofisticados.
Diversificar para sobrevivir
Al asignar activos a través de una gama más amplia de clases de activos (alternativos), más allá de las tradicionales renta variable, renta fija y real estate, y combinarlas juntas de una manera inteligente, los inversores pueden reducir el riesgo y aumentar los retornos esperados porque las correlaciones entre ellos y las fuentes más tradicionales de rentabilidad son a menudo bajas.
Los bonos de catástrofes y otros títulos vinculados a los seguros son buenos ejemplos de este tipo de inversiones. El mercado de bonos catastróficos ha pasado de menos de 1.000 millones de dólares en 1997 a más de 25.000 millones de dólares hoy, según el proveedor de datos Artemis.
Típicamente para estos instrumentos, el riesgo de falta de pago se basa en problemas que ocurren en el mundo natural en lugar de en los mercados financieros. Ciertamente no están «libres de riesgo», pero claramente están expuestos a un conjunto muy diferente de riesgos. El uso de algunas de estas clases de activos alternativos debería reducir la volatilidad de la cartera general. De hecho, si las clases de activos son fundamentalmente sólidas, cuántos más tipos se usa, menor es la volatilidad. El arrendamiento de aeronaves, los préstamos peer-to-peer y los préstamos globales son otras oportunidades convincentes. Por supuesto, como siempre, con el debido análisis.
En diversos grados, las clases de activos más tradicionales, como renta variable, renta fija y el real estate, aún tienen un papel importante que desempeñar.
La liquidez es buena, pero está pagando por ella
Más allá de la diversificación, que es una idea bastante bien entendida en estos días (aunque las estrategias y el enfoque pueda ser matizado), hay otro factor importante a considerar como parte de cómo resolver el desafío del income, y que muchos pasan por alto demasiado rápido: la liquidez.
El riesgo de liquidez, adaptado de manera eficaz, es algo que debe explorarse y adaptarse a diferentes inversores en diferentes momentos. En última instancia, sin embargo, al adoptar una visión a largo plazo, como la de los fondos de pensiones de beneficio definido, su cartera tiene más posibilidades de cumplir con sus objetivos generales.
En un nivel más profundo que eso, tiene sentido coordinar mejor los flujos de efectivo a corto, medio y largo plazo, identificar cuándo es posible aceptar cierta falta de liquidez dentro de la cartera global y aprovechar los beneficios asociados con el bloqueo de su dinero durante períodos de tiempo más largos. Vale la pena tomar el tiempo para hacerlo, ya que las oportunidades en clases de activos interesantes, como los préstamos privados a proyectos de infraestructura y a empresas, pueden aparecer de repente.
El mensaje no está dirigido sólo al cliente institucional. Incluso los inversores minoristas deben considerar si están primando la liquidez por encima de todo lo demás, incluyendo la probabilidad de perder un retorno decente una vez que los mercados se recuperen.
No podemos pretender que el entorno de mercado es fácil y que los activos con rentabilidades son fáciles de conseguir. Lo que podemos hacer, sin embargo, es reajustar nuestras expectativas y mentalidades en torno a algunos conceptos erróneos de larga historia. La liquidez puede ser nuestra amiga, y lo desconocido no es necesariamente igual a arriesgado.
La diversificación no garantiza beneficios ni protege contra pérdidas en un mercado en declive.
Los valores vinculados a seguros (ILS, por sus siglas en inglés) son activos financieros, cuyo valor varía en función de la cobertura a eventos de pérdidas.
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Gregg McClymont es responsable de Retirement en Aberdeen AM.