Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, dijo una vez: “Los mercados adoran la volatilidad”. En lo abstracto, tiene razón, pero ahora mismo los inversores en renta variable china sin duda les gustaría mucho registrar un poco menos volatilidad.
Es probable que 2016 sea un año de volatilidad en China. Aparentemente, el gobierno parece dispuesto a continuar interviniendo en el mercado de acciones de clase A, por lo que podemos esperar que la volatilidad continúe. Dado que se espera que los sectores de fabricación y construcción crezcan más lentamente, habrá volatilidad macroeconómica. Y a medida que las empresas privadas consigan más cuota de mercado que las empresas de propiedad estatal, este será un factor que también contribuya a la volatilidad. Además, ya que el gobierno sigue adelante con la reforma estructural en el sector estatal, la reducción de capacidad será otro factor a tener en cuenta.
Podemos, sin embargo, apuntar a dos áreas donde es probable que haya menos volatilidad: el floreciente sector de consumo y los servicios de China y lo relacionado con el estrechamiento de las relaciones entre Estados Unidos y China, que se prepara para acoger su primera cumbre del G-20.
Esta volatilidad puede, sin embargo, crear oportunidades para los inversores, especialmente cuando los titulares asumen incorrectamente que los malos resultados de los índices de las bolsas implican señal de un aterrizaje forzoso de la economía del gigante asiático. Hay que tener en cuenta que la volatilidad producida por la puesta en marcha de las necesarias reformas, como la reducción del papel de las empresas de propiedad estatal (EPE), es algo bueno para el largo plazo.
De lo que sí sufre China es de un serio caso de ‘enfermedad de la deuda’, pero el tratamiento y los efectos secundarios podrían no ser tan graves como algunos esperan, y no es probable que asistamos a un dramático endurecimiento del acceso al crédito. La deuda se concentra en las empresas del Estado, mientras que las empresas privadas –que generan la mayor parte de los nuevos puestos de trabajo– y la inversión de China ya han reducido su apalancamiento.
Como he explicado anteriormente, la medicina para este problema está en otra ronda de reformas, que incluya el cierre de las más sucias, ineficientes y endeudadas empresas estatales como son las del acero y el cemento en lugar de provocar un desapalancamiento generalizado, dejando las empresas privadas más saludables con espacio para crecer. Al final del año pasado, el gobierno anunció que estaba finalmente preparado para comenzar a reducir la capacidad de la industria pesada relacionada con la construcción. Frente a los sucedido en Occidente después de la crisis financiera mundial, la cura para el problema de deuda de China en realidad debería mejorar el acceso al capital para las empresas privadas que impulsan el crecimiento de los puestos de trabajo y de la riqueza.
En lo que respecta a las relaciones entre Estados Unidos y China, seguirán siendo complicadas y ruidosas este año, pero los dos países continuarán participando productivamente en las cuestiones más importantes.
Las disputas territoriales en los mares de China meridional y oriental volverán a dominar los titulares, pero hay dos factores que merece la pena tener en cuenta. Estados Unidos no reclama nada de los territorios en disputa, y China parece resignada al hecho de que la Marina estadounidense continuará ejerciendo su derecho a patrullar esas aguas. El riesgo de accidentes se mantiene, pero ninguno de los jugadores parece estar buscando una excusa para iniciar un conflicto militar.
Por último, China se prepara para ser anfitriona por primera de una cumbre de líderes del G-20 en septiembre y es probable que se comporte de manera más conservadora durante los tres primeros trimestres de este año.
Entonces, ¿cómo pueden los inversores lidiar con toda esta volatilidad?
Lo más importante es reconocer que la renta variable china no refleja la salud de su economía, y que hay que esperar cierto grado de volatilidad en el mercado. En segundo lugar, hay que reconocer que los índices de los mercados representan insuficientemente a las partes más fuertes de la economía: las empresas de propiedad privada, y el sector de consumo y servicios. Es por esto que creemos en un enfoque activo para invertir en China, en lugar de una estrategia basada en ETFs.
Andy Rothman es estratega de inversión y autor del blog Sinology que publica Matthews Asia.