Son tiempos difíciles para los gestores de inversiones activas. La regulación, la transparencia y la relevancia de los costos han conspirado para transferir billones de dólares de estrategias de inversión activa a indexación pasiva. De acuerdo con la opinión general, el panorama para la inversión activa es sombrío, a medida que los inversionistas pierden la paciencia ante la prolongada racha de bajos rendimientos de los gestores activos contra los principales índices.
Además, la mayoría de dichos gestores continúan cobrando comisiones significativamente más altas que las inversiones pasivas alternativas. Después de más de 35 años de retornos impulsados por beta que generan márgenes de beneficio anormalmente elevados en toda la industria, la mezcla de más cobros y menos retornos parece insostenible.
Lo anterior representa un panorama negativo. Si bien los gestores activos siempre han competido entre sí, nunca han tenido que enfrentar una amenaza de esta magnitud. Pero irónicamente, las presiones que emergen de las estrategias pasivas baratas pueden, al final, salvar al sector de la gestión activa.
Como lo demostró Darwin, las especies más adaptables son las que sobreviven. En este caso, la inversión pasiva obliga a realizar cambios en la gestión activa que hace mucho debían haberse realizado. Hay cinco tendencias que beneficiarían a los gerentes activos que se mejor se adapten en los próximos años.
En primer lugar, evidentemente, la indexación está forzando a los gestores activos a reevaluar la competitividad de sus comisiones. A futuro, los gestores activos deberán alinear mejor sus comisiones con su capacidad de generar mayores retornos. Estos ajustes a la baja mejorarán el rendimiento neto. Los cambios regulatorios también juegan su papel. Directrices como RDR en el Reino Unido y las nuevas reglas fiduciarias en Estados Unidos están obligando a los compradores de fondos a comprar clases de acciones de menor costo con la eliminación de muchos costos extremos.
Desaparición de productos caros
En EEUU, las acciones B con altas comisiones desaparecieron hace años, mientras que las ventas de las otrora populares acciones C están por acabar. Lo cierto es que muchas de estas clases de acciones tenían cocientes de gastos totales suficientemente altos como para que el rendimiento a largo plazo fuera improbable. El giro del sector hacia menores costos parece estar en camino. Un estudio reciente de FUSE Research Network señala que las comisiones promedio para fondos activos de renta variable han caído de 0,94% a 0,75% en la última década, o 20%. A la vez que los gestores activos continúan reduciendo comisiones y los inversionistas demandan más reducción en las clases de acciones, hay menos rezagos estructurales en el universo de la gestión activa.
Más que un rendimiento mejorado, más atención en los costos podría aportar beneficios adicionales. Creemos que menos ingresos por comisiones resultarán en una era de mayor disciplina y eficiencia para los gestores activos. Con los años, los altos márgenes de ganancias en toda la industria han permitido que se disperse el enfoque de los gestores activos en el tema. Muchos sobreinvirtieron en áreas del negocio no relacionadas con la generación de alfa, pero con márgenes menores, es probable que los días de ventas masivas y bonos estén contados.
Generar alfa
Las presiones por generar ganancias obligarán a los gestores activos a optimizar y centrarse totalmente en las actividades que generan alfa. Recurrirán cada vez más a la tecnología promovida por gestores pasivos para reducir costos laborales y aumentar la constancia del rendimiento. Las negociaciones inteligentes y el uso eficiente de las técnicas cuantitativas pueden conducir a menores gastos y retornos más competitivos.
Un mayor enfoque en la generación de mayores retornos naturalmente impulsará a los gestores a conformar portafolios más diferenciados. Ya en la década de los 80, las instituciones comenzaron a reconocer que los portafolios podrían ser más eficientes al separar beta barato del alfa más caro. Hoy, incluso los inversionistas minoristas entienden la amenaza de acaparar y pagar de más por beta, y están forzando gradualmente a los indexadores de closet a salir del negocio.
Dado que los inversionistas fluctúan entre beta con una comisión baja y alfa con comisiones más altas, los fondos activos que queden estarán más concentrados y con menos superposición con los puntos de referencia. Si bien esta «participación activa alta» puede por si sola no bastar para generar mayor retorno, sin duda es una condición necesaria. En consecuencia, menos estrategias estructuralmente incapaces de superar su carga de gastos permanecerán en las bases de datos. Al igual que las comisiones más bajas, esta tercera tendencia también mejorará el desempeño relativo de los gestores activos en comparación con sus puntos de referencia.
Otra consecuencia del aumento de la inversión pasiva es una deficiente asignación del capital. Contrario a la intuición, la indexación puede estar generando más oportunidades para los gestores activos a medida que se añade más capital al piloto automático sin considerar la calidad de los activos. Actualmente, la mayoría de los activos indexados se asignan simplemente en función de la capitalización del mercado (para acciones) o del tamaño de la emisión (para bonos). No se diferencia entre los fundamentales de las empresas, valoraciones, riesgo o prácticas de gobernanza. Si bien los inversionistas pueden esperar que los mercados sigan siendo razonablemente eficientes, el aumento de los activos indexados generará mayores focos de valores con precios erróneos. De nuevo, no hay garantía de que la mayoría de los gestores activos puedan aprovechar sistemáticamente estas cotizaciones.
Beta puro
Por último, las estrategias activas pueden beneficiarse de una de las debilidades inherentes a la indexación: la incapacidad para gestionar el riesgo. Los índices de mayor capitalización de mercado y de emisión ponderada están totalmente invertidos en todo momento y proporcionan beta puro, que genera todo lo que el mercado puede ofrecer, bueno y malo. Desde 2009, esto ha sido benéfico para las estrategias pasivas, a la vez que las acciones globales han subido y las tasas de interés han caído. Pero en algún momento la tendencia bajista regresará, y entonces los inversionistas redescubrirán el lado más oscuro de mantener activos en piloto automático.
Si bien nada garantiza que las estrategias activas excedan en promedio a los índices en la próxima venta masiva, estos gestores tienen al menos la oportunidad de eliminar el riesgo durante los períodos problemáticos. Para el próximo mercado bajista, muchos inversionistas que resultaron beneficiados por la participación total al alza se darán cuenta del impacto de la exposición total a la baja. Al igual que los aviones y autos de conducción autónoma, el entusiasmo por el piloto automático puede disminuir después del primer choque. Esto puede ocurrir cuando los inversionistas adquieran más respeto por las estrategias activas que pueden ofrecer una protección a la baja que los índices, por su propia naturaleza, no pueden proporcionar.
Ninguno de estos factores, individualmente o en su conjunto, asegura que el gestor activo promedio superará al índice o al neto de sus comisiones. Sin embargo, las presiones ejercidas por la indexación pasiva están forzando a los gestores activos a enfrentar fuentes prolongadas de bajo desempeño. Al establecer comisiones más razonables y descartar índices de closet, las estrategias activas aumentarán en los rankings de competitividad. Además, la llamada de atención del próximo mercado bajista forzará a los inversionistas a ser más exigentes con la calidad de los activos que poseen, llevando a muchos hacia estrategias que puedan gestionar mejor los riesgos. En vez de quejarse, los gestores activos deben aceptar los cambios del sector de la gestión de activos. A la larga, las presiones competitivas de la indexación pasiva pueden salvar a la gestión activa.
Columna de Natixis Global Asset Management escrita por David Lafferty.