2016 ha sido un año difícil para España. Después de dos elecciones y diez meses sin gobierno, el Partido Popular de centro-derecha, encabezado por Mariano Rajoy, pudo finalmente tomar las riendas del poder. La fragilidad del gobierno, que no tiene la mayoría parlamentaria, hace que incluso podría llegarse a convocar una tercera llamada a las urnas. A pesar de este tumultuoso contexto político y sin hacer mucho aspaviento, la economía española ha conocido una auténtica expansión. El FMI estima que su crecimiento en 2016 ha sido del 3,1%, convirtiendo a España en la envidia del mundo desarrollado.
La recuperación de su economía desde la profunda recesión financiera de 2008 se debe en parte al fuerte impulso del mercado de private equity. El país registró un récord de 72 acuerdos en esta industria en 2015, por un total de 2.000 millones de dólares, según el servicio de investigación Preqin.
Sin embargo, aunque el número de transacciones alcanzó un máximo histórico, el volumen en dólares fue el más bajo de los pasados cinco años, lo que refleja que ahora son las pequeñas y medianas empresas las que invierten en private equity. También son justamente estas compañías las que hoy ofrecen las oportunidades de crecimiento más atractivas.
Los inversores están empezando a prestar atención. En 2015, se obtuvo una cifra récord de 1.270 millones de euros con el cierre de nuevos acuerdos de private equity, siempre según Preqin. Hoy por hoy España cuenta con 25 fondos de capital riesgo que suman 3.600 millones de euros de capital objetivo.
Aun así, el mercado es pequeño comparado con su potencial. Esos 3.600 millones de euros representan sólo el 0,3% del Producto Interno Bruto (PIB) de España, mientras que los 1.340 billones de dólares de capital objetivo en EE.UU. corresponden aproximadamente al 7% de su PIB.
Si tuviera que nombrar qué inversiones de private equity me parecen más prometedoras, encabezarían mi lista aquellas empresas que pueden ser consideradas como disruptivas, bien por sus novedosos productos o por su manera de hacer las cosas. Y el hecho es que muchas de dichas compañías se ubican en España.
¿Cuáles son? Es más fácil que las empresas de pequeño tamaño, más ágiles, puedan crear disrupción. Aparte de ofrecer mayores perspectivas de crecimiento, estas empresas suelen ofrecer valoraciones más atractivas que las grandes y a menudo no son tan perseguidas por los principales fondos de inversión.
Los sectores de la economía española donde la disrupción ha florecido incluyen las telecomunicaciones, el transporte, la tecnología médica, la biotecnología, la educación y el sector inmobiliario.
En lo que se refiere a las telecomunicaciones, veo especiales oportunidades en jóvenes empresas cuyos servicios complementan la oferta tradicional de operadores de cable y satélite.
En el ámbito de la tecnología médica, hay dos factores decisivos en la prestación innovadora de servicios sanitarios. El primero es el aumento de los costos de la atención médica. El segundo es la preocupación por la seguridad del paciente. En ambos casos, la tecnología juega un papel clave.
He aquí algunos ejemplos recientes de inversiones de private equity en pequeñas y medianas empresas disruptivas españolas de las dos industrias que arriba mencionaba:
· GPF Capital adquirió una participación mayoritaria en la empresa de telecomunicaciones Acuntia que se dedica al diseño, integración y mantenimiento de redes de comunicación, lo que incluye arquitectura de red, colaboración en video, seguridad y movilidad, y centros de datos
· Magnum Capital compró una participación en el capital de Orliman, fabricante y distribuidor de dispositivos ortopédicos no invasivos para las extremidades y el torso, productos que se utilizan en la prevención de lesiones, tratamiento de enfermedades crónicas y recuperación de lesiones postquirúrgicas u otras
· Eneas Alternatives Investments, de la que soy socio, se hizo con el control de Lug Healthcare Technology, una empresa de tecnología médica que ha desarrollado un proceso trazable y sin igual destinado a evitar el error humano tanto en la prescripción, la administración como la gestión del inventario de fármacos en hospitales.
En España hay incontables empresas similarmente disruptivas de industrias en crecimiento. Además, se combinan en este pais dos hechos procipios. Por un lado muchas de estas compañías están deseando contar con un capital que la prolongada recesión ha hecho difícil circular. Por otro lado si se compara con EE.UU., entre las empresas españolas de private equity, la competenciaes reducida.
Si a ello añadimos el hecho de que España cuenta con una población de casi 50 millones de habitantes con un buen nivel educativo, más grande que la de California por ejemplo, que su PIB de 1,4 billones de dólares es el cuarto más grande de Europa y que alberga a algunas de las mejores escuelas de negocios del mundo, nos encontramos con un campo de juego atractivo para el private equity.
Columna de Ed Morata, socio y cofundador de Eneas Alternative Investments.