El actual entorno de bajos tipos de interés y bajas rentabilidades hace más necesario que nunca que los inversores tengan exposición a la renta variable. Sin embargo, no todos los inversores tienen el mismo perfil de riesgo y son capaces de soportar el mismo nivel de volatilidad. Una alternativa para este tipo de inversores es el enfoque smart volatility.
El factor investing y el smart beta se han hecho «populares» durante los últimos años. El interés de los inversores por este tipo de estrategias es obvio y está motivado principalmente por su deseo de obtener rentabilidad y al mismo tiempo gestionar el riesgo. Normalmente, el objetivo de estas estrategias es obtener rendimientos ajustados al riesgo más eficientes que los índices de referencia tradicionales construidos por capitalización de mercado.
En un contexto como el actual, en el que los mercados de renta variable están muy cerca de sus máximos históricos y es muy probable que la volatilidad aumente debido a que la incertidumbre es cada vez mayor, el enfoque smart volatility puede ser muy útil. No en vano, existe incertidumbre por ejemplo por las cuestiones geopolíticas, como la guerra comercial. Aunque todo apunta a que la situación es mejor ahora que hace unos meses, la incertidumbre sigue siendo elevada y además el desarrollo de los aspectos políticos es muy difícil de prever.
Máxime en un año de elecciones presidenciales en EE.UU. A ello hay que añadir, entre otros factores, que por primera vez en cinco años estamos viendo cierta desaceleración en los beneficios corporativos.
Por tanto, existen elementos que podrían dar lugar a cierta corrección en los mercados de renta variable, aunque el sentimiento de los inversores se mantiene positivo. En este sentido, el enfoque smart volatility constituye una de las mejores maneras de ganar exposición a los mercados de acciones, ya que es una idea alternativa que permite invertir en bolsa reduciendo el riesgo de mercado frente a los índices tradicionales y mejorar la eficiencia de la cartera en caso de que se produzca una posible corrección del mercado.
Estas estrategias ya lo hicieron muy bien en el 2018, en un entorno de mercado muy complicado, y también están teniendo un buen comportamiento este ejercicio, con un mercado al alza.
No obstante, conviene distinguir entre el factor low volatility y el factor smart volatility. En mi equipo utilizamos este segundo, ya que no minimizamos la volatilidad de la cartera, sino que nuestro objetivo es reducirla empíricamente para evitar que los principales factores de riesgo afecten a la rentabilidad final de la cartera. Buscamos aumentar la eficiencia respecto a los índices tradicionales.
Para ello, utilizamos un enfoque cuantitativo optimizado, con un modelo de análisis de riesgo propio y específico para cada uno de los fondos que siguen este enfoque, que permite obtener esa menor volatilidad en comparación a los índices de referencia, pero al mismo tiempo limita la exposición a otros factores de riesgo, como el sesgo país, sector u otros factores risk premia.
Con esta estrategia, confiamos en que a medio- largo plazo bajaremos la volatilidad y nos permitirá mejorar la rentabilidad de la cartera. La mejor manera de analizar estos productos es atender al binomio rentabilidad- riesgo. Nosotros buscamos mejorar la remuneración por unidad de riesgo. Nuestro objetivo es no tener una visión discrecional de mercado y ofrecer a los inversores diversificación respecto a los índices tradicionales.
Tribuna de Luigi Antonaci, responsable de Renta Variable en Eurizon Capital S.A.