Tanto las personas como las empresas cuando van a realizar sus presupuestos, lo primero que hacen es calcular cuánto van a ser sus ventas o ingresos para determinar después como van a utilizar esos recursos. En el caso de las empresas tienen que evaluar cómo se van a comportar sus ventas en función de las condiciones del mercado que prevalecerán el siguiente año. Una vez que saben sus ingresos, determinan la cantidad que desean ahorrar o pedir prestado durante el año y de esa manera resulta el gasto que pueden realizar. Si en sus cálculos sobreestiman sus ingresos, a lo largo del año, cuando se den cuenta que sus ingresos no van a ser lo que esperaban, tendrán que ajustar sus gastos para lograr la meta que se hayan establecido respecto al ahorro o endeudamiento del año. Por ello es importante que la estimación de los ingresos sea lo más certera posible.
En el caso del gobierno la situación es similar. Primero calcula sus ingresos, define su meta de ahorro y a partir de ahí los gastos que puede realizar. Los ingresos del gobierno provienen de los impuestos y de lo que generan las empresas públicas. Así como las condiciones del mercado es la clave para estimar los ingresos de las empresas, las perspectivas de la actividad económica son determinantes para estimar los ingresos.
Para 2020 el gobierno está estimando que sus ingresos presupuestarios sean 21% del PIB, ligeramente por debajo del año anterior. Su estimación depende del tamaño del PIB. El gobierno está calculando que en 2019 el PIB va a crecer 0,8% y en 2020 va a crecer 2%, sin embargo, la realidad es que en 2019 la economía no va a crecer y en 2020 lo hará cuando mucho en 1%, por lo que el valor del PIB de 2020 va a ser inferior a lo que estima el gobierno y por lo tanto sus ingresos en pesos van a ser menores a los que está estimando. Otro factor que afecta a los ingresos es la producción y precio de petróleo; en la parte de precios se está considerando un escenario bastante realista, 49 dólares el barril de petróleo, pero estima que se producirán 1.951 millones de barriles diarios, lo que representa un incremento de 14% respecto a 2019 lo cual no va a suceder. Por lo tanto, hay factores que indican que los ingresos están sobreestimados.
La meta del gobierno para 2020 es que sus ingresos totales superen a los gastos, excluyendo la inversión, en 0,7% del PIB, ligeramente inferior al excedente de este año que será 1% del PIB. Pero si los ingresos medidos en pesos van a ser menores a los estimados, los gastos en pesos también tendrán que ser menores a los que se pretenden realizar para lograr la meta antes mencionada. Por lo tanto, nuevamente el gasto del gobierno no va a ser un motor de crecimiento de la economía. En 2020 la política de austeridad en los gastos será muy similar a la de este año para poder cumplir las metas. En el caso de 2019, se argumentó que la contracción en el gasto se debió a un proceso de aprendizaje de la administración pero que con el tiempo el gasto aumentaría. Las estimaciones lo que indican es que aun cuando se haya superado ya la etapa de aprendizaje la restricción presupuestaria se mantendrá en 2020 y el gobierno no contará con más recursos para alcanzar sus metas. Sin una reforma fiscal a fondo no habrá recursos suficientes para financiar de manera sostenida los gastos en salud, educación y bienestar social que desea llevar a cabo la actual administración.
Columna de Francisco Padilla Catalán