Ahora que nos encontramos en momentos de mercado con poca visibilidad, donde los inversores están teniendo serias dificultades para obtener no ya rendimientos positivos sino, simplemente, proteger el capital, creo que la respuesta toma aún más importancia. En un entorno donde la tasa libre de riesgo es negativa y donde a los clientes institucionales se les cobra por mantener sus depósitos, solo queda una alternativa para obtener un rendimiento positivo, y ésa es la de asumir algún riesgo en nuestras inversiones.
Y es aquí donde la gestión del riesgo y, por tanto, el modelo de gestión, adquiere más relevancia. Debemos buscar aquel modelo que pueda generar rentabilidad sin necesidad de asumir el mismo riesgo que los índices de referencia. Y éste es la gestión activa, no por definición, ni como contraposición a la gestión pasiva, sino como sistema de generación de alfa, siempre y cuando el gestor la genera de forma consistente y sostenida en el tiempo.
Usemos un ejemplo que creo que todos conocemos: el sector financiero. A principios de este año este sector se anotó una considerable subida basada en la recuperación económica europea, tanto en términos absolutos como relativos – respecto a EE.UU.-, en la esperada subida de tipos de interés, y apoyada en la buena evolución que había tenido el sector durante el 2017. Esto quedó reflejado en los índices de bancos europeos, el Euro Stoxx Banks – índice que comprende los principales bancos de la zona euro- y el Stoxx Europe 600 –que engloba los mayores bancos de toda Europa, incluyendo aquellos de países fuera de la zona euro-.
Este enero, como decía, ambos índices se anotaron más de un 5%, que se sumó al aproximadamente 7% del ejercicio anterior. Esto significaba que el conjunto de los principales bancos de mayor capitalización en Europa apuntaban alto….y sin diferencias. Sin distinguir entre bancos más o menos solventes, con mejores o peores carteras de crédito, con mejores o peores expectativas para sus márgenes de intereses… simplemente, invirtiendo en todos ellos a través del índice. Pero los vientos cambian…
Y llegaron los primeros síntomas de descorrelación entre las principales economías mundiales, el entorno político en Italia y en Turquía, y la guerra comercial adelantada a golpe de tuit. Y las dudas sobre la recuperación europea y la esperada subida de los tipos de interés en Europa emergieron a la superficie. ¿El resultado? en 2018 y hasta el cierre del mes de septiembre, estos mismos índices están sufriendo caídas severas de entre un 10% y un 15% (y en algún momento han alcanzado caídas del 17%); es decir, caídas de casi el 25% desde máximos.
¿Y qué ha hecho la gestión activa hasta ahora? Pues de todo, pero en el caso de Fidentiis Gestión, obtener rendimientos positivos. El Fidentiis European Financial Opportunities se ha anotado en lo que llevamos de 2018 un 2,9%, con una volatilidad inferior al 10%, por debajo de la de los índices. Aquí es donde se retratan los “gestores activos”. La selección de valores es fundamental.
Una cartera formada por aquellas entidades financieras con una mejor situación de balance, con una buena generación de negocio por comisiones que compense el actual estado de los tipos de interés; bancos bien capitalizados que puedan remunerar al accionista en un futuro; entidades con carteras enfocadas en su negocio principal, y no en actividades “alternativas”; o aquellas que sean capaces de enfocarse hacia el nuevo mundo de la digitalización financiera. Y por otro lado, una activa gestión de la exposición a mercado, tratando de minimizar los efectos negativos que en general influyen al sector financiero mediante una correcta cobertura. En definitiva, una gestión activa es lo que lleva fondo a estos positivos resultados.
El futuro se presenta interesante, aunque no exento de riesgos. Si el entorno político va minimizando el miedo infringido a los mercados y, políticamente, la guerra comercial se suaviza, no debemos olvidar que seguimos en una senda de crecimientos positivos, con unas entidades financieras con balances saneados, preparadas para aumentar sus ganancias con la esperada subida de tipos, y remunerar al accionista recuperando el terreno perdido. Y por ello, con una correcta selección de activos, puede ser un sector muy interesante.
Por lo tanto, la respuesta al título inicial es clara y categórica: Sí merece la pena la gestión activa… y seguirá mereciéndola.
Enrique Parra Sáez es responsable de Desarrollo de Negocio de Fidentiis.