Las buenas compañías están ahora más caras que en el pasado, pero, irónicamente, son mucho más valiosas en el contexto actual. La razón es simple: en un mundo carente de oportunidades de crecimiento, quien consigue crecer lleva en su precio una prima. Durante lo que consideramos ciclos normales, los mercados registran altas tasas de crecimiento económico, que es bueno para las rentabilidad de la mayoría de las empresas. También crean oportunidades para que los beneficios empresariales sean más altos. Sin embargo, este ciclo que atravesamos dista de ser normal y requiere un pensamiento diferente para lograr retornos significativos, más allá de las estrategias que funcionaron en el pasado.
En diciembre de 2008, cuando el mundo ya no podía escapar de la gran recesión, la rentabilidad del bono a 10 años de Estados Unidos cayó al 2,12%, un mínimo no visto desde hacía más de 70 años. Excepto algunos banqueros centrales que estudiaron los efectos de la Gran Depresión, en aquel momento muy pocos captaron el riesgo de deflación al que se arriesgaba el mundo. Ahora, más de ocho años después y a pesar de que las bolsas registran niveles más altos que entonces, todavía tenemos unos tipos de interés a plazo en Estados Unidos del 2,03%.
¿Por qué han permanecido las rentabilidades tan bajas cuando el mundo está en modo de recuperación?
Esta pregunta sigue siendo desconcertante para los economistas y ha ocupado, en el intento de responderla, a las mentes más brillantes. Parte del enigma podría entenderse mejor si consideramos el actual panorama del precio de las materias primas y los precios del petróleo, que se sitúan en niveles vistos por última vez en 2008. Creemos que los bajos precios de las materias y los bajos rendimientos de los bonos confirman los deprimidos niveles de actividad económica a nivel macro, junto con el riesgo intrínseco del modelo de negocio a nivel de activos.
La cuestión de fondo es si debemos considerar las inversiones en activos de crecimiento en un entorno mundial de crecimiento bajo si la Reserva Federal no eleva los tipos de interés. En este caso las acciones de calidad pueden ayudar. Las empresas de calidad son más propensas a producir niveles consistentes de crecimiento en tiempos de incertidumbre económica. Ellos pueden:
- Proporcionar valor convincente: No ha habido mucha inversión nueva en estrategias de renta variable de calidad en los últimos doce meses. Esto nos anima. A pesar de que nuestros fondos han registrado una evolución sólida, seguimos viendo valor en la inclusión en el portfolio de compañías que tienen tasas de crecimiento de un dígito alto, sin apalancamiento y con un pay out del 75% del efectivo producido.
- Orientar sus negocios para diferentes entornos comerciales: Las empresas que generan flujos de caja estables en sectores consolidados tienen la capacidad de manejar sus estructuras de precios mejor que otras industrias. También pueden reducir los costes optimizando la distribución y comercialización, allanando el camino para obtener mayores márgenes en los buenos tiempos o proteger los flujos de efectivo en los malos.
- Ser más activos en el mercado de fusiones y adquisiciones: South African Breweries es un buen ejemplo de esto. Nuestros portfolios han disfrutado de una propuesta más elevada de Anheuser-Busch InBev. Es de esperar que se produzcan más operaciones corporativas de este tipo.
Clyde Rossouw es co-responsable de las estrategias de Calidad de Investec Asset Management.