La renta variable ha avanzado en las últimas semanas, siguiendo la línea de nuestras previsiones favorables para el crecimiento. Seguimos creyendo que el entorno macroeconómico global continuará respaldando la confianza económica de los inversores e impulsará las valoraciones al alza durante el próximo año.
No obstante, sigue existiendo el riesgo de que se produzcan decepciones a corto plazo, ya que es posible que el mercado de la vivienda chino y la economía industrial se estén ralentizando más de lo que asumen los inversores. Además, el índice ISM de fabricación de Estados Unidos se ha visto impulsado por la debilidad del dólar estadounidense y es probable que retroceda algo. Por su parte, la renta variable mundial registra un exceso de demanda, al menos en el corto plazo.
La temporada de resultados ha sido excelente en Estados Unidos, pero ha decepcionado un poco en Europa. Para que los beneficios sigan creciendo se necesitan algunos nuevos catalizadores. La política fiscal estadounidense podría añadir algo de combustible al motor de la economía, pero aún no se conocen ni la fecha final ni su resultado completo. Los senadores republicanos han presentado recientemente un plan fiscal que difiere en varios aspectos clave de la versión de la Cámara de Representantes.
Es justo decir que, si los rendimientos se mantienen sin cambios, la renta variable se verá plenamente beneficiada de las perspectivas de fuerte crecimiento y los precios de las acciones subirían gracias a los sólidos beneficios y una reducción del coste de producción. Pero ahora los rendimientos podrían verse bajo presión de forma gradual. La necesidad de desapalancamiento de la economía global se ha reducido sustancialmente en los últimos años.
El resultado es que países desarrollados (sobre todo europeos) ya no empañan la actividad económica global y que el pulso desinflacionista pierde fuerza. Algo que muchos inversores optan por ignorar y que
deja margen para sorpresas. En el terreno de la política monetaria, se espera que el sustituto de Janet Yellen, Jerome Powell, sea fiel a la línea anterior y suba los tipos al menos tres veces el año que viene, mientras los bancos centrales asiáticos (Corea, Malasia, Tailandia y, en cierto modo, China) han pasado a inclinarse por más subidas.
La ola de desinflación de este año en Estados Unidos responde principalmente a varios factores específicos no relacionados con el ciclo económico, entre los que destaca la guerra de precios de las telecomunicaciones. Sin estos factores, la caída de la inflación de los precios al consumo y el crecimiento salarial en 2017 no se notarían. Y lo que es más importante, los factores que provocan la caída de los precios en varios sectores no fueron resultado de un debilitamiento de la demanda interna. En todo caso, son una fuente de reflación y sirven para justificar nuevas subidas de los tipos.
Nuestra recomendación para los inversores a largo plazo es que permanezcan conectados. Para inversores más activos y por razones tácticas, el consejo es recoger beneficios de la renta variable (sobre todo en Estados Unidos) y en parte del crédito. Limiten su exposición a la duración. No hay mucho que ganar y sí mucho que perder. Apostar porque la inflación no resurja parece muy audaz en estos momentos.
Nicolas Chaput, consejero delegado mundial y consejero adjunto de Inversiones de ODDO BHF AM