Axesor ha analizado el sector vinícola español y le ha otorgado un rating de B+. La situación actual de la industria se distingue por un gran nivel de atomización y un elevado número de bodegas, con ausencia de compañías líderes en precios. Todo ello en el contexto de un mercado doméstico a la baja, lo que está provocando que un número importante de empresas se vean abocadas a la quiebra o la venta del negocio. Es significativo que, según estimaciones del Observatorio Internacional del Vino, el consumo por habitante se haya reducido en España más de un 40% en el transcurso de la última década para situarse en 19,9 litros por año, la mitad que en países como EE.UU., Italia, Francia o Portugal.
La actividad vitivinícola tiene dos líneas claramente diferenciadas: caldos con o sin denominación de origen y productos envasados o a granel. Y lo que se observa en el mercado español, tanto en el consumo de los hogares como en las exportaciones de la industria, es una apuesta creciente de los clientes hacia la calidad frente a la cantidad. Así, los vinos con denominación de origen ya supusieron en 2012 el 51% del total del consumo de hogares, según cálculos de la consultora Nielsen. De igual modo, ninguno de los principales importadores de vino español en términos de facturación (Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Suiza, Bélgica e Italia) ha disminuido el valor de sus compras en los últimos años. Es sintomático de esta dinámica el hecho de que, con datos a noviembre de 2013 (los últimos publicados), el valor de facturación de las exportaciones españolas de vino registraba un incremento en términos interanuales del 7,2%, mientras que medidas en litros las ventas acumulaban un descenso del 12,2%, de acuerdo con estadísticas del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV).
En el sector vinícola intervienen diferentes actores que se encuentran en situaciones dispares. Así, los grandes comercializadores, como Freixenet, J. García Carrión, Codorníu o Félix Solís, están utilizando la fortaleza de su capacidad industrial para posicionarse en el exterior y adaptar su oferta de productos a los gustos de los consumidores extranjeros. Es ilustrativo el caso de Freixenet, que ya obtiene el 80% de sus ventas del exterior. Al mismo tiempo, estos grandes jugadores también diversifican su red de marcas en España más allá de sus denominaciones de origen tradicionales, entrando en nuevos territorios.
Por debajo de ellos hay una pléyade de bodegas que tratan de lograr valor enfocándose en mercados-nicho muy específicos, pero que en muchos casos están atravesando verdaderos problemas. Por otra parte, la situación de los productores de uva también es muy delicada: muy fragmentados y con escaso poder de negociación, están a expensas de los grandes distribuidores que aprovechan los bajos costes asociados al cambio de proveedor y la abundancia de oferta para presionar a la baja los precios de la compra de materia prima. Una situación que seguramente se ha visto agudizada con la extraordinaria cosecha de 2013, que situó a España como mayor productor mundial de vino con un 50,5 millones de hectolitros, un 41% más que en 2012, según cifras divulgadas por del Ministerio de Agricultura. A pesar de que la superficie de viñedo ha descendido un 15% en el transcurso de los últimos 10 años, España sigue teniendo la mayor extensión plantada en todo el mundo, con cerca de un millón de hectáreas.
En todo caso, la clave para el futuro de la industria nacional está en la exportación, habida cuenta de las expectativas de crecimiento económico en España. Y el hecho es que las tres firmas del sector analizadas por Axesor Rating, Bodegas Riojanas, CVNE (Compañía Vinícola del Norte de España) y Barón de Ley, se caracterizan por concentrar la mayor parte de sus ingresos en España.
Bodegas Riojanas, cuyo target de negocio es el segmento de vinos de alta calidad, supone el caso más representativo de esta situación, con más de un 80% de su facturación registrada en España. Desde Axesor valoramos positivamente la apuesta asumida por la dirección de impulsar el negocio en el exterior, que se ha materializado en la reciente apertura de oficinas comerciales en China y Alemania. A esta compañía le otorgamos un rating de B+ con tendencia estable. Esperamos que los niveles de facturación se mantengan estables, sin que la progresiva internacionalización pueda traducirse de momento en un incremento significativo de la facturación, dado el patente descenso del consumo dentro del mercado doméstico. Desde un punto de vista de su perfil financiero, Bodegas Riojanas cuenta con un nivel de capitalización que consideramos adecuado. Los recursos propios representaban al cierre del primer semestre de 2013 el 52% de las fuentes de financiación. Pero la relación entre la deuda financiera neta y el Ebitda es muy elevada, en perjuicio de la calidad crediticia del grupo, ya en 2012 alcanzaba las 6,6 veces. La deuda está concentrada en el corto plazo (más del 50% vence en un año) y es eminentemente financiera (más del 70%). Adicionalmente, el 95% del activo corriente está compuesto por deudores y existencias, con el previsible riesgo de tensiones de liquidez si el stock no se materializa en las ventas esperadas, o aumenta la morosidad entre los deudores.
En el caso de CVNE, la representatividad de España en la facturación asciende al 77%, si bien se observa un crecimiento reciente de las exportaciones. El rating con el que calificamos a CVNE es de A con tendencia estable y nuestra previsión es que los niveles de generación de caja serán, en principio, suficientes para atender las obligaciones de pago así como posibles necesidades de inversión, sin que anticipemos potenciales tensiones de liquidez. CVNE se encuentra muy lejos en términos de cuota de las compañías líderes del sector, aunque su nicho de mercado es el de la alta gama, no el del vino de mesa, como sucede con los grandes de la industria. Eso sí, la bodega se ha procurado una exposición a clientes y proveedores lo suficientemente distribuida como para que no se perciban riesgos significativos de crédito, a lo que se añade un grado relevante de autoabastecimiento que diluye el poder de negociación y dependencia de proveedores externos. En términos financieros, CVNE se distingue por una estructura financiera saneada, donde el patrimonio neto cubre el 90% de las necesidades de financiación. La deuda financiera neta está en saldo negativo, mientras que su holgado fondo de maniobra (de unos 80 millones de euros) y unos cómodos niveles de liquidez inmediata ponen a la compañía en condiciones de acceder con facilidad a financiación ajena si fuera preciso.
Barón de Ley es la empresa de las tres analizadas que tiene una mayor exposición internacional, dado que el peso de España es solo el 57% del total de facturación. La bodega se ha enfocado en explotar los mercados de Europa y EE. UU. La nota que le damos a la entidad es de BBB con tendencia estable. Nuestro pronóstico es que la facturación del grupo podría sufrir ligeros descensos en los próximos ejercicios, dada la situación en España. Es destacable, no obstante, la situación financiera del grupo, saneada y con una excelente posición de tesorería que le permitirá atender sus compromisos de pago sin que se anticipen tensiones de liquidez. La compañía adolece, eso sí, de un significativo incremento de la deuda financiera. Así queda de manifiesto en la evolución del ratio de deuda financiera neta sobre Ebitda, que al término del primer semestre de 2013 se situó en 6,56 veces, frente a las 4,06 del mismo periodo de 2012. El perfil financiero del grupo se ve fortalecido por unos niveles positivos de rentabilidad económica y financiera. Esta dinámica se ve impulsada por una gestión empresarial con una clara apuesta del crecimiento orgánico del grupo y una cartera de clientes y proveedores correctamente diversificada.
A pesar de la presión que genera la madurez y atomización del mercado doméstico, el negocio vinícola español juega con la ventaja de que no solo los proveedores tienen poco poder de negociación, también la capacidad negociadora de los clientes es relativamente moderada, al estar igualmente dispersos; el canal horeca (Hostelería, Restauración y Cafeterías), que puede presionar más al negociar habitualmente compras al por mayor, representa poco más de un tercio del consumo doméstico total. Más del 70% de los caldos que exporta España son vinos tranquilos sin denominación de origen, mayoritariamente a granel. Los productos con mayor valor económico, como el vino tranquilo con denominación de origen envasado o el cava, englobado en la categoría de vinos especiales, representan respectivamente el 14% y el 7% del total. El reto ahora es fortalecer el peso exportador de los productos que aportan más valor para la industria.