La temática de la inversión sostenible ha ido ganando terreno en las últimas décadas. Centrarse en compañías que registran elevados criterios ESG está habitualmente asociado con la inversión en acciones, pero este enfoque también puede aplicarse a la renta fija. Es posible moverse de la inversión tradicional en renta fija hacia una cartera más sostenible, manteniendo las mismas características y buscando los mismos rendimientos financieros.
¿Buscar rentabilidad o evitar pérdidas?
En renta fija, integrar aspectos sostenibles al proceso de inversión es ligeramente diferente de la forma en la que se hace en renta variable. Dado el perfil de riesgo más conservador de los bonos y, por tanto, su más reducido potencial alcista, el primer y principal objetivo es evitar el riesgo de pérdidas. Tener en cuenta aspectos ESG amplía el alcance de los riesgos potenciales que pueden afectar a la sostenibilidad del modelo de negocio de una compañía y, de hecho, analizar estos factores de riesgo está estrechamente relacionado con los análisis tradicionales de las compañías.
Tener en cuenta una gama más amplia de riesgos puede resultar en exclusión, lo que habitualmente es visto como el primer paso hacia una cartera más sostenible. Hay diversas formas de excluir inversiones: por sectores o países, basándose en normas concretas o abordando determinados comportamientos o actividades. Esto genera un importante punto de partida, ya que define con qué tipo de compañías o actividades no quieres involucrarte de ninguna manera. Pero todavía no apunta a esas compañías en las que sí quieres invertir basándote en la convicción de que sus modelos de negocio pueden contribuir positivamente a una economía más sostenible.
Por eso creemos que también debería ponerse un énfasis especial en la inclusión. Encontrar esas compañías que registran elevados niveles de sostenibilidad, añadir valor al mundo en el que vivimos y captar los factores de crecimiento financiero del futuro es clave en nuestro proceso de inversión. Es importante que esto lo hagamos no solo a través de proveedores de datos externos, sino también utilizando la visión y el talento de nuestros gestores de cartera. De esta forma, logramos un análisis interno exhaustivo y, al mismo tiempo, añadimos valor al proceso de inversión.
Es importante que, además de identificar a los ‘líderes ESG’, encontremos esas compañías que están convirtiendo su actual modelo de negocio en uno más sostenible. Puede que todavía no tengan una puntuación alta en ese sentido, pero son los catalizadores que nos ayudan a avanzar hacia, por ejemplo, un transporte más ecológico.
Un paso más allá
Si profundizamos más en la cartera, podemos estudiar cómo se utiliza un bono determinado y su impacto en aspectos medioambientales y sociales. Es aquí donde entran los bonos verdes, sociales y sostenibles, de los cuales el primero es el que mayor presencia tiene en el mercado. Estos bonos se dirigen especialmente al impacto positivo y medible en el medioambiente. El mercado de bonos verdes está creciendo rápidamente, tanto en las empresas como en los Estados, generando nuevas oportunidades de inversión. Creemos que es esencial realizar una buena evaluación que no se base únicamente en datos externos de forma que podamos elegir la inversión más adecuada para generar una contribución positiva.
¿Mantener la estructura tradicional o ir hacia un nuevo universo?
Es posible trasladar tu cartera tradicional hacia inversiones más sostenibles sin tener que cambiar características de esta como son la calidad crediticia, la duración y la diversificación (a no ser que ese sea tu objetivo, claro). Nuestras estrategias de inversión en créditos sostenibles y bonos verdes demuestran que invertir con un foco puesto en la sostenibilidad no compromete los beneficios y, si acaso, proporciona una visión más amplia de los riesgos potenciales. De hecho, en los últimos años, los resultados de nuestros fondos sostenibles han superado los índices de bonos tradicionales.
Entonces, ¿qué papel puedes jugar como inversor?
Puedes financiar las compañías adecuadas, que contribuyan a una economía más sostenible y a una sociedad próspera. Existen muchas oportunidades en el mercado de bonos para excluir determinadas inversiones y, además, incluir a aquellas empresas que sí actúan positivamente. El universo es amplio y suficientemente diverso para mantener la calidad crediticia, la duración, el rendimiento esperado y la diversificación. Y aquellos que quieran ir un paso más allá, pueden inclinarse por invertir en bonos verdes.
Tribuna de Ana Gasca Elósegui, Executive Director Iberia en NN IP